Archive for the tag 'Grazalema'

PAISAJES CALIZOS EN LA SERRANIA DE RONDA: LLANOS DEL CHOPO Y DE ZURRAQUE

Andrés Rodríguez González Enero 9th, 2023

Un paisaje calizo: Llanos del Chopo y Llano de Zurraque


Quejigo en Llano de zurraque.

El Puerto de los Alamillos está situado en las cercanías de Grazalema, en el cruce de la carretera de Ronda con la que lleva desde Villaluenga a Grazalema. Iniiamos el paseo en una explanada junto a la Venta que allí se ubica.

El carril discurre entre paisajes humanizados con casas de campo y parcelas hasta un pinar situado sobre un pequeño cerro de rocas areniscas, el camino se bifurca, debemos tomar el carril de la derecha que nos lleva a un esplendido llano por donde discurre el río Gaduares o Campobuche, un curso de agua que marcha en dirección Este al contrario que la inmensa mayoría de los ríos y arroyos de esta parte de la Serranía de Ronda que discurren hacia el Oeste. Antes de pasar sobre el río nos detenemos para admirar la cercana y espectacular Chaparra de las Ánimas, un alcornoque con categoría de Monumento Natural Andaluz, su nombre se debe a que el dinero obtenido de la venta del corcho que de él se obtenía se destinaba a misas y a velas por las ánimas del purgatorio.


Chaparra de las Ánimas.

Seguimos el carril que pasa sobre el río con un pequeño puente, nos adentramos en un hermoso alcornocal de grandes ejemplares, por desgracia, alguno es víctima de perforadores y enfermedades como la pudrición de los troncos que llevan, junto a la potencia de los vientos, a lo que parecía imposible que ocurriera, el derribo y la muerte de alguno de estos gigantes.

Un pequeño puertecillo nos lleva hasta un gran “Llano” por donde discurre el arroyo del Chopo que va acompañado aguas arriba por un farallón calizo con multitud de encinas y chaparras. Estas zonas más o menos llanas se cultivaban de cereales hasta tiempos no muy lejanos, actualmente se destinan a la ganadería de ovejas y de vacas. Esos valles son las zonas agrícolas más productivas del proceso kárstico que explicaremos más adelante, según el tamaño se denominan dolinas, uvalas o poljes. La presencia humana ha debido ser importante desde tiempos remotos como lo atestigua el Dolmen del Chopo o de Patagalana, situado a pocos metros, en un pequeño llano en el otro margen del arroyo.

Abandonamos camino principal que traíamos y continuamos nuestro paseo siguiendo un camino que tiene el cauce del arroyo a su derecha. Pasamos dos cancelas metálicas y dejamos atrás un pozo de acumulación de agua y un pilón de piedra partido, fue una pila de lavar trabajada en piedra arenisca, iniciamos una leve subida entre hermosas encinas que nos acompañan hasta un farallón de rocas calizas donde encontramos una curiosa encina en cuyo tronco crece una hiedra. Con cierto atrevimiento y al desconocer si tiene nombre propio, la hemos llamado “la Encina Preñá”. Muy cerca veremos un espectacular y retorcido tronco cortado de una gran encina. En el murallón calizo crecen higueras, potentes hiedras y solitarias encinas que parecen hacer equilibrio en su supervivencia sobre el abismo. Multitud de pájaros nos acompañan, entre ellos es frecuente ver jilgueros, colirrojos tizón y tarabillas, hasta el muy raro por aquí martín pescador hemos visto en laguna ocasión. En el cielo sobrevuelan los cernícalos, algún águila y los grandes buitres leonados.


Tarabilla en espino majoleto

El camino inicia una descarada subida hacia la derecha hasta llegar a una alambrada donde debemos buscar una angarilla en escalera para pasar a otra finca ya en terrenos calizos. Allí aparece la vieja y retorcida vereda que debemos seguir, pronto nos deja ver por la izquierda un ejemplar enorme de encina derribado y muerto con el tronco partido y una lámina vertical de roca caliza de grandes dimensiones con una deteriorada pared de piedra a sus pies, en realidad servía como aprisco de ovejas, estamos en el Hoyo de la Matanza, un lugar donde ocurrieron unos terribles sucesos que culminaron con el asesinato de varios maquis después de la Guerra Civil. Los espinos majoletos o majuelos son abundantes por toda la zona y casi siempre están parasitados por muérdago. Los rosales silvestres se dejan notar con sus defensas en forma de espinas afiladas.


Encina en pared de roca caliza


Curioso tronco de encina


Llano de la Matanza

Continuamos el paseo por la vieja vereda hasta llegar a un recoleto y paradisiaco llano que nos sorprenderá por su belleza y la paz que allí se respira. Entramos en el Llano de Zurraque. El nombre hace referencia a Zumaque, una planta usada por los árabes para el curtido de cuero y tinción de tejidos. Son seiscientos metros de llanura rodeada de rocas calizas. Tiene una charca en medio del llano donde se supone que debe haber un sumidero taponado, la charca está rodeada por una alambrada para que no acceda el ganado vacuno que allí se pastorea. Por cierto se deben extremar las precauciones y no acercarse a las vacas sobre todo si tienen terneros. Si se sigue la dirección que marca la flecha formada por piedras en el suelo, se llega al otro extremo del llano que en total tiene unos seiscientos metros de diámetro. El camino se puede continuar hasta llegar a los Llanos de Libar y Montejaque. Una pequeña casa al fondo del llano a la derecha nos indica que estamos en una propiedad privada.


Llanos del Chopo con Sierras de Grazalema al fondo

Es el momento de descubrir que es y cómo se forma un relieve Karstico.

Se denomina Relieve (o Proceso) Karstico a los paisajes producidos por erosión del agua sobre rocas calizas. Su nombre proviene de una zona entre Italia y Eslovenia donde más representado se encuentra este paisaje.

Este tipo de relieves se origina por el arrastre o acumulación de materiales solubles y no solubles, como los que están constituidos por los carbonatos de rocas calizas y margocalizas atacados por el agua de lluvia. El relieve sólido y va disolviendo la roca en función de las condiciones del ambiente y por lo general se caracteriza por la ausencia de agua superficial debido a la filtración de la misma.

Este proceso genera variedad de formas como cañones, cuevas de estalactitas, sumideros, dolinas, torcales o poljés, entre muchas otras. Este tipo de formaciones representan la evolución geológica durante miles de años. El relieve kárstico puede darse externamente o y internamente.

El proceso de formación del modelado kárstico es relativamente lento, se produce en zonas calcáreas, donde las rocas calizas experimentan una variación en su composición química con la acción del agua. La disolución de las calizas se debe un proceso químico por el cual el dióxido de carbono de ciertas aguas ácidas  interactúa con la roca caliza creando bicarbonato cálcico, que es altamente soluble. Por tanto, cuando las aguas, tanto superficiales como las subterráneas penetran en las fisuras de estas mismas rocas, van disolviéndose hasta crear las formas tan características de este tipo de paisajes.

Por tanto, las alteraciones químicas de las que hablamos son las que forman elementos del paisaje kárstico, que pueden ser exokársticas (es decir, que se forman en zonas exteriores como los lapiaces) o endokársticas (es decir subterráneas como cuevas).

La forma más típica del relieve kárstico es el lapiaz o lapiaces . Se trata de grietas superficiales que pueden llegar a medir algunos metros, caracterizadas por estar separadas por paredes o tabiques de la misma roca. Por lo general se suele encontrar en zonas llanas, a veces en las partes altas de los macizos calcáreos, con grietas o fisuras por las que discurre el agua, y con el paso del tiempo algunos lapiaces terminan convirtiéndose en cañones y otros tipos de relieve kárstico.

Por su parte, las dolinas son depresiones circulares y cerradas que llegan a alcanzar grandes dimensiones. Se trata por tanto de una especie de valle redondeado con paredes inclinadas, que puede generar cuevas o terminar inundado. Esta formación también es conocida bajo el nombre de torca. En la zona de Grazlema se les llama Llanos, en zonas más próximas a Ronda se les llama de diversas formas, como Navas, Navetas, Navasillo, Navazo (dependiendo del tamaño). Si muchas dolinas terminan juntándose creando una sola forma kárstica, se denomina Uvala, y deja de ser circular para tener una forma alveolar.

Por su parte, los Poljés son las formas kársticas más grandes que podemos encontrar, llegando a medir hasta kilómetros, como los Llanos del Republicano y de Libar. Se trata por tanto de depresiones muy extensas caracterizadas por tener un fondo plano y que por tanto se encuentra cerrada por laderas muy escarpadas. En teoría se trata de una uvala (es decir, muchas dolinas juntas) muy extensa. Aún así, en el interior de un poljé podemos encontrar las formas kársticas anteriores.

A las Hoces, los Cañones o los Desfiladeros, en la Serranía de Ronda se les suele llamar Tajos. En realidad son valles estrechos y profundos que han sido creados por la acción de los ríos.

Formas endokársticas son manifestaciones del relieve kárstico en zonas subterráneas, dan lugar a cuevas, grutas y otros muy llamativos.

Las cuevas son las formas endokársticas más comunes, y se forman gracias a la filtración del agua por las rocas con fisuras. La forma kárstica más típica en estos casos son las estalactitas, que se forman a partir del agua y el carbonato cálcico; o las estalagmitas, que se forman gracias al agua del suelo.

Por su parte, las simas son grandes aberturas en la roca que se comunica directamente desde las galerías subterráneas a la superficie.

Por último, debemos hablar de sumideros, que son aperturas por donde fluye una corriente de agua superficial hacia un sistema de agua subterránea.


Enorme tronco de encina partido en el Hoyo de la Matanza.


Muerdago sobre majuelo.


Vaca

Bibliografía

https://biologia-geologia.com/

http://g3ol0.blogspot.com/

Video

https://youtu.be/7MgzKEsbguI

PLANTAS DE LA SERRANIA DE RONDA: CAÑAHEJA

Andrés Rodríguez González Mayo 12th, 2021

PLANTAS DE LA SERRANIA DE RONDA

CAÑAHEJA Ferula communis

Una hierba gigante venenosa

La cañaheja es una hierba gigante. Lo primero que llama la atención es su tamaño que la hace muy decorativa en jardines pero también debemos saber perenne que es altamente tóxica.

Es una hierba perenne dotada de una raíz tipo tubérculo, conocido en botánica como rizoma.

Pertenece a la familia de las umbelíferas. Puede alcanzar entre uno y algo más de dos metros de altura, posee unos tallos erectos y cilíndricos de hasta dos centímetros de espesor.

La planta cuenta con grandes hojas basales lanceoladas que se desarrollan en otoño y se mantienen en la planta hasta el verano, que se secan. Estas hojas se encuentran divididas en segmentos lineales, que renueva cada año, es decir se secan en verano y vuelven a salir en otoño e invierno. La inflorescencia, que aparece en primavera y se mantiene hasta mediados del verano, es realmente espectacular, puede mantenerse rígida muchos meses después de la dispersión de los frutos. Sus hojas tienen una cierta similitud a las del hinojo pero se diferencia fácilmente porque la cañaheja no desprende el fuerte olor a anis del hinojo y sus segmentos foliares son más gruesos.

Las flores se distribuyen en los extremos de las ramificaciones del tallo, es decir son terminales, están formadas por pétalos amarillos de unos 8mm de largo. Los frutos miden unos 15mm de largo, son aplanados y alados

Esta planta en abundante en toda la región mediterránea desde Asia Menor hasta la Península Ibérica y norte de África. En Ronda se puede ver con todo su esplendor en el cortado del Tajo, recortada sobre el fondo de las sierras de Grazalema es verdaderamente espectacular. En toda la Península Ibérica e Islas Baleares, es relativamente abundante, pero es rara o falta en las provincias atlánticas. Se ve también en la Serranía creciendo entre matorrales, herbazales, campos baldíos, bordes de caminos, cunetas. También en terrenos pedregosos o rocosos, siempre que no alcancen mucha altitud y siempre con buena insolación.

El nombre científico de esta planta “Ferula” hace alusión a su alto contenido en ácido ferúlico, un compuesto que ha sido usado desde la antigüedad como protector de la piel. Usado como cataplasma en contusiones y golpes por sus aplicaciones analgésicas y cuidando que este en contacto con la piel durante poco tiempo. Siempre bajo control médico. Es lo único uso recomendable de esta planta y ya que toda la planta es muy venenosa y de ningún modo se puede efectuar un uso interno de la misma, mucho menos el consumo humano, incluso los herbívoros silvestres la rehúyen y evitan su consumo, ya que les provoca hemorragias internas Esta es la causa de que la planta pueda alcanzar portes excepcionales, incluso en zonas con un fuerte pastoreo.

Se puede mantener en jardín con ciertos cuidados como colocarla a pleno sol, admite todo tipo de suelo siempre que tenga buen drenaje, se riegue unas 3 o 4 veces por semana en verano y algo menos el resto del año. Puede vivir en macetas y resiste heladas de hasta los menos siete grados.

Bibliografía

http://www.sierradebaza.org

https://www.jardineriaon.com/

ÁRBOLES NOTABLES DE LA SERRANÍA DE RONDA Álamo negro

Andrés Rodríguez González Enero 21st, 2021

ÁRBOLES NOTABLES DE LA SERRANÍA DE RONDA

Álamo negro (Populus nigra)

Con Juan Carlos Guerrero

El álamo negro  o chopo negro es un árbol de hoja perenne de la familia de las salicáceas (Familia salicaceae).

Crece muy rápido pudiendo llegar hasta los 35 m. y tiene el porte vertical, pero con los años se hace más irregular. El tronco a menudo presenta bultos suberosos. La corteza es oscura, agrietada con los años.

Poseé ramas ascendentes que nacen desde muy abajo y forman una copa espesa. Las hojas son alternas, anchas, triangulares o romboidales, acabadas en punta, con el borde aserrado y de color verde claro en las dos caras. Florece de marzo a abril, antes de la aparición de las hojas. Es dioico, las flores de cada sexo se dan en pies separados. Las flores son poco llamativas, nacen en amentos que cuelgan. El fruto es redondeado, con gran cantidad de semillas que son pequeñas, envueltas en una cubierta algodonosa que facilita su diseminación por el viento. Después de la floración los campos cercanos a las chopaledas suelen tener amplias “nevadas” algodonosa que pueden ser muy fastidiosas para personas alérgicas. En otoño las hojas adquieren un color amarillo muy vistoso.

Es un árbol que suele vivir a pleno sol o media sombra, es más rústico que el álamo blanco. Se desarrolla bien en todo tipo de suelos, húmedos y profundos,  pero siempre acostumbra a crecer cerca de cursos de agua.

No necesita especiales cuidados, suele cultivarse como árbol de pantalla o cortavientos. No es recomendable cultivarlo en pequeños jardines. No necesita poda en los árboles adultos pero es conveniente sanear la madera dañada para que no le afecten los hongos. Nunca se debe podar drásticamente aunque muchos jardineros lo hacen sobre todo en ciudades.

Se multiplica bien a partir de retoños enraizados, al comienzo de la primavera. Brota con abundancia desde la raíz.

Sus potentes y vigorosas raíces suelen dar problemas a las viviendas cercanas ya que afectan a desagües, pavimentos y cimientos.

Existen numerosas variedades, entre las más conocidas está el Populus nigra Italica, así llamado el Chopo lombardo o álamo italiano que tiene hojas estrechas y porte columnar muy estilizado. Otro es el Populus deltoides de América del Norte de copa ancha, tronco amarillento y hojas grandes. El Populus lasiocarpa o chopo chino de grandes hojas. El Populus trichocarpa de América del Norte de porte estilizado y hojas redondeadas.

Los Chopos que hoy traemos a esta colección de árboles notables están situados en la parte alta del arroyo del Cupil. Este arroyo recoge las aguas de una amplia zona más o menos llana al noreste de la ciudad de Ronda, desde la superación de la estrechura del Hondón hasta el Puerto de Montecorto que actúa como divisoria de aguas entre las que se dirigen hacia el río Guadiaro, las que vierten al río Campobuche penetrando en la Cueva del Hundidero y saliendo por Gato y las que vierten hacia el río Guadalete que viene de Grazalema.

En el curso alto del arroyo del Cupil existe una bien poblada chopaleda de álamo negro de la que aquí mostramos uno de sus más desarrollados ejemplares.

Bibliografía

Guía de Incafo de los árboles y Arbustos de la Península Ibérica. Ginés López González. Edita Incafo. 1982.

www.eljardinbonito.es/

Los bosques de la Serranía de Ronda. Una perspectiva espacio-temporal. Editores  José Gómez Zotano y José Antonio Olmedo Cobo. Editorial La Serranía. Colección Alforja. 624 páginas.

ÁRBOLES NOTABLES: CORNICABRO DEL PEÑÓN DEL MURES II

Andrés Rodríguez González Enero 10th, 2020

CORNICABRO DEL PEÑÓN DEL MURES II

El Cornicabro del Peñón del Mures también llamado Torvisco Macho del Mures es un árbol situado en una propiedad privada que tiene como pueblo más cercano Montejaque, pero pertenece la término municipal de Ronda. Está enclavado en el Parque Natural Sierras de Grazalema.

El Cerro Mures es una montaña de 839 metros de altitud situada al Oeste – Noroeste de la ciudad de Ronda, domina el Valle de Guadalcobacin y la zona de la Indiana. Presenta un entorno privilegiado,  y desde lo alto, es un mirador de singular belleza. Hacia el norte encontramos el cerro calizo donde se asientan las ruinas de Acinipo, algo más al Oeste se extiende un hermoso alcornocal llega hasta el pueblo de Grazalema, ya claramente al Oeste del Mures, el Embalse de Montejaque o de Los Caballeros se encuentra muy cercano, también los impresionantes cerros Tavizna y el Hacho de Montejaque, algo más alejados, las montañas del Parque Natural Sierras de Grazalema. Hacia el Oeste-Suroeste, la Sierra de Libar y el Jarastepar. Ya más al sur el Almola y la Sierra del Oreganal y cerrando la Meseta por el Este, la Sierra Hidalga y Blanquilla a cuya espalda se sitúa la Sierra de Las Nieves. El Mures es una fortaleza natural, especialmente limitada por el norte con el cortado por donde discurre el arroyo del Cupil un barranco tapizado de quejigos con un bosque en galería de fresnos y chopos.

La parte superior del Mures es una semillanura con abundantes afloramientos de rocas calizas muy meteorizadas con huecos rellenos de arcillas producto de la descomposición de las calizas.

La cobertura vegetal es escasa, tan solo algunas encinas, acebuches y cornicabras arbóreas que aquí son verdaderos arboles. Entre el matorral destacan las retamas y majuelos. Presencia de cardos y espárragos blancos. Es una zona tradicionalmente pastoreada de ovejas u cabras aunque en la actualidad también se ven vacas.

El Cornicabro tiene dos pies que surgen como independientes del suelo aunque debe tratarse de un único ejemplar, su altura máxima es de 10, 5 metros, copa circular con una proyección sobre el suelo de 113 metros cuadrados. El perímetro en la base del pie situado al este tiene 3,90 metros y el del pie al oeste 3,60 metros.

Siempre se ha pensado que el Cornicabro es un híbrido de Cornicabra, Pistacea terebinthus y Lentisco Pistacea lentiscus, pero ya en 2.004 en el libro “Árboles y Arboledas singulares de Andalucía”, editado por la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía, se identifica como perteneciente a la especia Pistacea lentiscus, es decir, un Lentisco. El hecho sumamente extraño de tener porte arbóreo y no de matorral que es lo usual puede deberse a la acción humana a base de podas parea conseguir altura suficiente,  y con ello sombra y cobijo para el ganado. Los excrementos del ganado que se guarnecía debajo sin duda contribuyeron a convertir un matorral en un hermoso árbol.

Bibliografía

Árboles y Arboledas singulares de Andalucía, editado por la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía. 2004.

Otros Naturalistas en la Serranía de Ronda. A. Barbey

Andrés Rodríguez González Julio 10th, 2018

Otros Naturalistas en la Serranía de Ronda.

A. Barbey

 La amputada década de los años 30 del siglo pasado supuso un gran desarrollo en la protección medioambiental de Andalucía en general y particularmente de la Serranía de Ronda.

Historicamente la visita de Barbey se enmarca en el final del reinado de Alfonso XIII y la Dictadura de Primo de Rivera, son “los años veinte” y  la “belle epoque”, un periodo de crecimiento económico en el que se tradujo en Andalucía algunos avances sociales como las comunicaciones, la educación pública o las primeras obras hidráulicas de cierta importancia como el Embalse de Montejaque construido entre 1930 – 1933. Pero con un efecto negativo muy importante, crecen considerablemente las cabañas ganaderas, en nuestra comarca vuelven a aumentar  especialmente las de caprino y ovino, que ramonean intensamente a sus anchas en las zonas montañosas, precisamente en los montes donde se desarrollan los pinsapos. En contraposición, la llegada de Boissier coincidió con uno de los periodos catastróficos en lo social, económico y medioambiental que han asolado España reiteramente.

En los años veinte y comienzos de los treinta se sentaron las bases de las políticas de protección que en las últimas decenas de años de la época actual se tradujeron en la amplia red de Espacios Protegidos que existe en la comarca y en Andalucía. Y no quiero decir con eso que yo me dé por satisfecho con lo que ahora existe; es necesario avanzar más sobre todo con los retos que el cambio climático nos  está planteando, concretamente como afecta a la conservación de nuestra joya botánica por excelencia: El Pinsapo.

En aquella época gloriosa para la protección ambiental de los referidos años treinta se publicaron diversos materiales que reactivaron el interés por la conservación delmedio. Precisamente unos años antes, la comarca de la Serranía de Ronda,  había levantado un gran interés en el ámbito científico y cultural con personajes como Simón de Rojas Clemente Rubio, Lagasca, Cavanilles, Charles E. Boissier, Antonio Laynez,  entre otros. En esos años treinta se publican artículos científicos fundamentales como los de Cuatrecasas y libros muy importantes como los de de Luis Ceballos sobre la vegetación forestal de las provincias de Cádiz y Málaga, para la primera provincia citada, escribió en colaboración con Manuel Martín Bolaños y para la provincia malagueña con Carlos Vicioso.

En 1931 se publica en Paris un libro fundamental titulado “A travers les forêts de Pinsapo d´Andalousie”, tal vez, a causa de que no fue traducido hasta muchos años después, es bastante desconocido incluso para el público iniciado en temas científicos o naturalistas de la Serranía. Es posible que el nombre de su autor A. Barbey,  no nos diga nada, pero si los europeos tuvieran la costumbre  tan española de respetar el apellido de las madres y colocarlo como segundo apellido, este señor desconocido ya sería otra cosa, porque su segundo apellido es “Boissier”. Efectivamente, fue nieto del descubridor científico del pinsapo. Y un nieto orgulloso y apasionado de su abuelo como demuestran las palabras escritas por él al comenzar la redacción de su obra a la que subtitula “Homenaje a mi abuelo”; también las continuas y cariñosas referencias que a su abuelo hace a lo largo de su obra, producto de que emprendiera una especie de viaje homenaje a Boissier que le llevó a los terrenos que su abuelo visitó e incluso a Grazalema, donde nunca llegó el famoso descubridor del pinsapo.

Barbey viene a la Serranía de Ronda siguiendo los pasos de su abuelo, pero no ese el único interés que le atrae, el autor del libro es especialista en Entomología, la ciencia que estudia los insectos; busca entrar en contacto con Manuel Aulló Costilla, director del Laboratorio de Fauna Forestal Española, Piscicultura y Ornitología, padre y primer presidente de la Sociedad Española de Ornitología. A este personaje dedica un insecto que descubre en los bosques de pinsapo, la Dioryctria aulloi, una mariposa parásita de nuestros abetos.

Como otros científicos de la época, Barbey es un hombre de ciencia muy completo, no sólo se preocupa por los insectos, o por la historia de su abuelo en la Serranía, también es un “forestal” importante. Comenta y se nota que le duele, los usos y abusos que del pinsapar se hace en la Andalucía de la época, la escasa consideración que de estos bosques se tiene traducida en un pastoreo excesivo que le obliga a hacer suya un frase de sus compañeros y amigos los científicos españoles Ceballos y Martín Bolaños cuando deja escrito en perfecto idioma español “son muchos los metros cúbicos de madera que las cabras han robado a los pinsapos”. Son las cabras, para Barbey, uno de los principales responsables del deterioro del pinsapar, su falta de continuidad y la ausencia de regeneración del bosque. Pero no sólo las acciones negativas de las cabras le preocupan, también la poda abusiva de ramas de los abetos para fabricar carbón, una práctica habitual y no sólo en los pinsapos, también en encinas y quejigos.  Además, en sus escritos, distingue perfectamente el carboneo anárquico y aniquilador que se realiza en los terrenos comunales de los Montes de Propios del Monte Pinsapar de la Sierra de Las Nieves, del “más regulado” que se practicaba en el pinsapar de Grazalema. Sin duda el que un monte fuera propiedad de la comunidad o de un particular influía poderosamente; desgraciadamente ya se sabe que el  carácter español castiga y esquilma las propiedades comunes  mientras los particulares cuidan lo propio. También analiza las causas naturales que dificultan el crecimiento y la regeneración del pinsapo como la sequía estival y los ataques de insectos, su conclusión es que si no se toman medidas urgentes para atenuar las agresiones humanas contra los pinsapos, estos bosques desaparecerían irremediablemente

Otras aportaciones importantes a resaltar son el aporte de fotografías que Barbey incluye en su libro, algunas han servido para comparar la evolución de los bosques de pinsapos desde su época a la actualidad y también los estudios que realiza sobre los insectos. No debemos  olvidar que Barbey fue un entomólogo de prestigio internacional autor de obras básicas de la materia como el “Traite d´Entomologie Forestière”, un estudio que mereció una mención especial de la Academia de Ciencias de Francia.

En el libro “A través de los Bosques de Pinsapo de Andalucía” despierta una especial emoción  el capítulo dedicado a Boissier y que lleva  por título “Homenaje a mi abuelo”; el autor aporta numerosas referencias personales y detalles enternecedores sobre la vida, el caracter, los viajes y los trabajos de Edmond Charles Boissier. Después Barbey describe los macizos montañosos con pinsapos y las poblaciones de la Sierra de Las Nieves, la Nava de S. Luis y la Sierra del Pinar en un extenso y documentado capítulo para el que, sin duda, le asesoraron Luis Ceballos y Carlos Vicioso.

En las conclusiones de su libro se encuentran propuestas tan contundentes como “el único medio, el más urgente, el más fácilmente realizable para asegurar la salvaguarda del pinsapar es alejar los rebaños casi nómadas de cabras, en cualquier caso más numerosos en las Sierras de Ronda”. También expresa el deseo de “crear, lo antes posible, en las Sierras Andaluzas, reservas forestales…”, y continúa “…es el deseo sincero que formula el nieto de Edmond Boissier, naturalista apasionado de la flora española”.

Sin duda un nieto que sería el orgullo de su abuelo, el gran Boissier y que contribuyo con su difcusión a la posterior llegada de la protección en forma de Espacios Naturales Protegidos para los pinsapares.

 

Bibliografía

A través de los bosques de pinsapo de Andalucía. “A travers les forêts de Pinsapo d´Andalousie”.  A. Barbey

Edita la Agencia de Medio Ambiente de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía.

Traducción de Fernando Díaz del Olmo sobre el libro original editado en Paris y en Gembloux en el año 1931

Sevilla 1996.

 

PLANTAS DE LA SERRANIA DE RONDA ORQUIDEA ABEJORRO, OSITOS Ophrys Bombyliflora

Andrés Rodríguez González Junio 15th, 2018

PLANTAS DE LA SERRANIA DE RONDA

ORQUIDEA ABEJORRO, OSITOS  Ophrys Bombyliflora

Esta pequeña y bella orquídea apenas alcanza los 35 cm con las flores incluidas. Presenta entre una y seis flores. Esta especie es inconfundible por el color pardo o verde amarillento del labelo

La complejidad el colorido y forma del labelo responde al mecanismo de polinización de la planta, que es mediante la imitación realizada por la flor de las hembras de ciertas especies de insectos. El proceso de polinización se produce por la seudocópula de Himenópteros (en este caso de Abejas solitarias), cuyos machos retiran los polinios.

Su distribución general es en toda la Región Mediterránea e Islas Canarias. En la Península Ibérica se encuentra en al Sur de la depresión del Guadalquivir, salvo dos citas aisladas de  Badajoz, y Lisboa. También está presente en las Islas Baleares. En Andalucía está presente en las provincias occidentales, especialmente en Cádiz, más rara en Málaga, Sevilla y Córdoba, parece ausente de Huelva. Está ausente en Jaén y Almería. En Granada sólo se conoce una ubicación que es la descubierta recientemente por Granada Natural.

Se muestra bastante indiferente en cuanto al tipo de suelo que prefiere. Vive en zonas aclaradas de bosques y matorrales, en prados, a no mucha altura sobre el nivel del mar.

El ejemplar del que se muestra la foto fue localizado en una ladera con fuerte pendiente con hierbas exclusivamente entre las localidades de Benamahoma y Grazalema. En pleno Parque Natural Sierra de Grazalema

Bibliografía

http://www.orquideasibericas.info

http://www.granadanatural.com

Pinsapo donado al pueblo de Ronda por El Glaucal de la Nava

Andrés Rodríguez González Abril 26th, 2018

Pinsapo donado al pueblo de Ronda por El Glaucal de la Nava

El Glaucal de La Nava es una asociación que nace de la necesidad que presentan nuestros bosques de pinsapos. Tiene su sede en la finca de La Nava (Parque Natural Sierra de Las Nieves) y en Clara Fürstenberg su cabeza visible.

Los pinsapos son abetos relícticos de la época fría del cuaternario copas tratan de permanecer vivos en los rincones y laderas más abruptas de las Sierras de Nieves, de Grazalema y Los Reales de Estepona. En un escenario de cambio climático, aprovechan el paso de las nubes para calmar su sed y el viento para asegurar su descendencia.

Nosotros los humanos, como parte del ecosistema sentimos la responsabilidad y la obligación de, con nuestras acciones responsables, transmitir a la sociedad el valor incalculable de esta joya forestal andaluza olvidada y de trabajar en dirección al equilibrio, la dinamización del bosque y su buen estado sanitario, así como el del resto de individuos que componen el ecosistema.

Los fines principales de la Asociación son los de conservación, mantenimiento del pinsapar, mejora del estado sanitario del área forestal, favorecimiento de la biodiversidad que caracteriza al entorno, potenciación de su valor ecológico, el estudio y control de la evolución de la masa forestal, la sensibilización de las personas ante el riesgo, peligro y daño que puedan llegar a producir los incendios forestales y otras perturbaciones. También generar un entorno en el que puedan desarrollarse actividades lucrativas y educativas relacionadas con el medio ambiente, transmisión de conocimientos de avifauna, prestación de servicios de turismo rural y fomento del desarrollo sostenible

Y para su consecución se desarrollan diversas actividades que van desde realización de inventarios, diseño de planos cartográficos a través de sistemas de información geográfica, planificación y ejecución de intervenciones selvícolas (tratamientos fitosanitarios y de prevención), visitas guiadas, jornadas de educación ambiental, desarrollo de estudios, artículos y publicaciones para el fomento de dichos fines, promoción de debates, seminarios y cuantas medidas contribuyan a la consecución de los objetivos de la asociación.

Dentro de nuestros objetivos se encuentra la difusión de los valores medioambientales y el acercamiento de la población al conocimiento de la enorme importancia que representan los pinsapos, por ello, puestos en contacto a través de Andrés Rodríguez González con el Ayuntamiento de Ronda, concretamente con el concejal de Medioambiente D. Francisco Márquez, hemos donado un pinsapo de los criados por nosotros en La Nava y se ha procedido hoy día 26 de abril a su colocación en la Plaza Duquesa de Parcent, asistiendo al acto la alcaldesa de Ronda Teresa Valdenebro.

Naturalistas en la Serranía de Ronda: Simón de Rojas Clemente y Edmond Boissier

Andrés Rodríguez González Abril 8th, 2018

Capítulo 5.-

Edmond C. Boissier, el botánico y Simón de Rojas Clemente y Rubio, el agrónomo: Dos científicos unidos por los pinsapos.

La referencia bibliográfica de García Guardia (1) es un ejemplo más del convencimiento del mundo botánico hispano hasta bien entrado el siglo XXI, que Simón de Rojas Clemente y Rubio había perdido la herborización realizada en “su viaje por la Serranía de Ronda y de sus observaciones hechas en el reino de Sevilla en 1.807, 1.808 y 1.809…”; pero no sólo fue García Guardia, casi todos los autores que escribieron sobre flora andaluza y española recogen la frase anterior de  Mariano de Lagasca y Segura, el botánico más ilustre de comienzos del siglo XIX, que además aseguró haber sufrido la destrucción de “lo más selecto de mi herbario y biblioteca y lo que es más, todos mis manuscritos, fruto de treinta años de observaciones”(2).Pero la transcripción del material elaborado por Simón de Rojas en sus viajes a Andalucía entre 1.804 y 1.809 para escribir una Historia Natural del Reino de Granada por parte de A. Gil Albarracín en el año 2.002 (3), han permitido una visión diferente a la que todos los investigadores y aficionados teníamos del tema.

Bien es cierto que la brutal represión desencadenada por Fernando VII en Madrid, extendió por toda España el ambiente antiliberal y anticientífico. En Sevilla, el 13 de Junio de 1.810,las turbas arrojaron al río Guadalquivir gran parte del conocimiento botánico de la época en forma de herborizaciones y de notas científicas del gran Lagasca.  Pero, contrariamente a lo que se ha pensado durante doscientos años, el material de Simón de Rojas no desapareció en el Guadalquivir, al menos la mayoría se salvó para  permanecer, olvidado y cubierto de polvo en los sótanos del Real Jardín Botánico de Madrid. El error parte de las palabras de Lagasca que escribió “…Sevilla es el sepulcro de varias producciones útiles de ciencias naturales. Allí perdió Clemente el resultado de su viaje por la Serranía de Ronda…”.

Clemente en sus viajes por Andalucía  para escribir la Historia Natural del Reino de Granada, había visto y nombrado el “pinsapo”. Concretamente, el 28 de agosto de 1.809 en la subida desde Grazalema al Pico de S. Cristobal, cita al Abeto como el árbol más común que todos juntos, llega hasta muy cerca de la cumbre.” .“El pinsapo sólo sirve  para tablas y vigas de casa y para leña”. “El guarda sólo custodia el quejigo, el alcornoque y la encina”. Más explícito es en sus manuscritos del 5 de septiembre de ese mismo año, al relatar en el tramo del camino entre Ronda y Tolox: “Entramos luego en el pinar en que hay algunos quejigos y todo lo demás pinsapos. Se parecen algo estos vistos a cierta distancia al ciprés por lo oscuro de su color y por su forma cónica, bien que el cono es de base más ancha y muy poco prolongado. Sus ramas salen casi horizontales y cuelgan por la punta arqueándose algo. Aquí se crían más altos (hasta más de 40 varas) que en el Pinar, al parecer por que a éstos del Pinar les cortan la guía de jóvenes para palas de hornos y otros usos, y los hay bastante gruesos. Uno de ellos, que llaman de las siete vigas, tiene en efecto siete ramas que suben muy altas y casi iguales muy perpendiculares, partiendo en cerco y con simetría alrededor del centro del tronco, que esta ileso; fenómeno hermoso que no deja de ser notable y que llama la atención cuantos pasan por este camino, hallándose por fortuna junto a él, a la izquierda, poco antes de llegar al Puertecillo de las Ánimas”. (3)

Así pues, Clemente, conoce y nombra el Pinsapo en 1.809, 28 años antes de la llegada de Boissier a Andalucía. Ya Calera y Montilla (4), en su estudio sobre el Pinsapar de Grazalema,  hablaron de esta posibilidad antes de la transcripción de Gil Albarracín, para ellos y cualquier conocedor de la personalidad de Simón de Rojas es imposible pensar que a una persona tan meticulosa, trabajadora y concienzuda como él se le escapara la presencia de un árbol tan llamativo como el pinsapo.

Una parte del material recopilado por Simón de Rojas Clemente si desapareció víctima de las revueltas populares, pero no el grueso del trabajo que Clemente guardaba celosamente, junto a otras cosas en su casa, Es el mismo Clemente quien escribe las siguientes palabras: “…los disturbios públicos me hicieron perder riquísimas colecciones fruto de una expedición hecha a tanta costa, así en Sevilla, como en toda la Andalucía Baja, y muchísimos apuntes importantes. (3).

Cuando muere Clemente, en 1827, diez años antes de que Boissier llegue a España, se ordena por medio de una real orden a la Directiva del Real Jardín Botánico (Institución de la que Clemente fue Bibliotecario y Presidente de la Junta Directiva entre otros cargos),“…se trasladen, sin pérdida de tiempo, de la casa mortuoria de Don Simón de Rojas Clemente los manuscritos, minerales y demás efectos pertenecientes a la Historia del Reino de Granada…“ . Sin embargo en el recibo no aparece referencia a los manuscritos que, doscientos años después fueron encontrados en los sótanos del Jardín Botánico apilado en ocho gruesos tomos encuadernados en pergamino.

 

 

Boissier, camino de regreso  a su tierra suiza después de su viaje por Andalucía, en octubre de 1837, descansa brevemente en Madrid, aprovecha para ver el Real Jardín Botánico y complementar algunas de sus observaciones botánicas, pero sobre todo, es la ocasión de visitar al venerable Lagasca, algo que le había encargado especialmente su maestro, Agustin-Pyrame de Candolle, profesor de la academia de Ginebra donde Boissier había realizado estudios. Encuentra Lagasca muy mayor y deteriorado; era un anciano que había vuelto de su exilio en Londres donde había partido con el regreso absolutista provocado por los Cien Mil Hijos de S. Luis, exilio desde 1823 hasta 1834. Tan sólo tres años antes de la llegada de Boissier, el venerable Lagasca había sido restituido a su puesto en el Jardín Botánico, y aún lamentaba la pérdida de su magnífico herbario y sus notas arrojados al río Guadalquivir, cosa de la que no se recuperó nunca. Boissier, no vio en Madrid el material del viaje de Clemente al que se la había perdido la pista al morir éste (3), tan sólo algunos pliegos con material botánico estaban en un armario del Jardín Botánico que estaban guardados bajo una llave que, los conserjes, según dijeron, no consiguieron encontrar. Al parecer, el “extravio” de notas, herbarios e investigaciones era frecuente y muchos de ellos acababan siendo presa de traficantes que los vendían a museos extranjeros. Escribe Boissier sobre Simón de Rojas: “…sus herbarios y sus manuscritos existen en parte en el Jardín Botánico de Madrid donde nadie ha pensado aún en desenterrarlos del polvo que los cubre. Nada se conoce de su viaje a excepción de algunas plantas descritas en el folleto de Lagasca…”. Boissier reconoció los méritos de Clemente al dedicarle una planta singularmente bella, la Linaria clementei.

Se ha especulado bastante, y yo mismo lo he llegado a creer en alguna ocasión, que Boissier se basó para su gran descubrimiento, la descripción científica del “Abeto del Sur”, el Pinsapo, en el material de Clemente que, evidentemente, conoció antes que Boissier, pero ahora estoy en condiciones de afirmar que el único conocimiento previo que Boissier pudo tener del Pinsapo fue alguna pequeña rama seca en el herbario de Haenseler. Y he aquí que la vida de Boissier, el gran botánico europeo, se vuelve a cruzar con  Clemente, el gran agrónomo español. Vidas que se cruzan en dos personajes con muchas cosas en común pero que no se conocieron nunca. En común tuvieron su pasión por las plantas, poseían gran capacidad de trabajo, el uso de metodología científica en sus investigaciones con la consulta de toda la bibliografía existente y de los eruditos locales, ambos eran de naturaleza bondadosa, personas humildes que conectaban perfectamente con las gentes del campo, ambos fueron viajeros incansables, científicos emprendedores,eran incansables si se trataba de buscar plantas hasta en las cumbres más inaccesibles o los abismos más peligrosos, apasionados del mundo musulmán (Boissier visitó Turquía y el norte de África varias veces, Clemente hablaba árabe y gustaba de usar atuendos árabes, por lo que popularmente se le conocía como “el sabio moro”), y sobre todo son dos científicos a los que unirá siempre el Abeto del Sur, el Pinsapo.

La ocupación francesa de Andalucía sorprendio a Clemente en su trabajo de profesor de Agricultura en el “Jardín Experimental y de Aclimatación de La Paz”, creado en Sanlucar de Barrameda por Godoy, viajo a Madrid y desde allí regresó a Andalucía para trabajar como secretario de Antonio de Zea, nombrado Prefecto de Málaga por las tropas francesas. Después de la recuperación del trono por parte de Fernando VII, sufre una depuración que le aparta de sus funciones en el Jardín Botánico de Madrid y le lleva, exiliado, pobre y desposeido de su sueldo, a su pueblo, Titaguas, en Valencía. En Málaga entabla amistad con el boticario Haenseler. Entre 1.812 y 1.815 busca desesperadamente que le rehabiliten en su puesto de trabajo y tiene que conseguir informes favorables con ese fin. Dice así una carta remitida por Antonio Cabrera (amigo de Clemente) a Lagasca: “…en Málaga, en la botica que llaman de la Espartería, cuyo dueño es un tal Santaella, se halla de oficial un suizo, que habiendo venido a servir al ejército, le dejo al principio de esta rebuxina y se puso a boticario, porque en su país había tenido algunos principios de eso. Se llama D. FelixHaenzeler. Cuando estuvieron en esa ciudad, Zea de Precefto y Clemente de Socio o Secretariosuyo, trabaron amistad. No hay duda que es aficionadísimo a la botánica, ellos me le hicieron conocer, o por decir mejor, fueron ocasión de que le conociese”. (5). La afición de Haenseler por la botánica se debe en gran parte a su amistad con Clemente, es muy probable que Clemente informará a Haenseler de la presencia del extraordinario abeto de la Serranía de Ronda. La explicación de como se hizo el boticario malagueño de una rama de pinsapo para su herbario, rama que posteriormente mostró a Boissier, es desconocida. En los intentos de Clemente de ser rehabilitado se conoce una carta que en 1.814 escribió a su amigo y colega Lagasca en la que le dice “…según me avisa el buen Haenseler mi justificación se hará en Málaga perfectamente, pero se necesita para ella algo de tiempo. No se ha pedido allí ningún informe para mí.Mívida allí fue tan retirada que, según dice Haenseler y yo me lo sabía ya, nadie me conoce allí ni mi nombre por mal y pocos me conocen por bien”. (5).

Podemos preguntarnos la razón por la cual Clemente nunca publicó sus manuscritos y actualmente, sería mucho más conocido de lo que es. Y otra pregunta que surge de inmediato es la razón de que no hubiera publicado la descripción del Pinsapo como nueva especie y los honores de tal hecho hubieran recaido en él y no en Boissier. Las razones pueden ser varias, Clemente era agrónomo y no botánico. Su obra cumbre es un fabuloso“Ensayo sobre las variedades de la vid común que vegetan en Andalucía” de 1.807 y magníficamente ilustrado; también es muy conocido por un inacabado amplísimo estudio sobre los cereales españoles “CeresHispanica”. Es decir, fue bastante más agrónomo que botánico. Por eso sin duda, confundió el abeto Pinsapo con el abeto de los Pirineos, Abies alba, que al ser el mismo que el europeo ya estaba descrito. Clemente sufrió la incomprensión, la brutalidad y la incultura de una época triste de la Historia de España, los últimos años de su vida intentó publicar su Historia Natural del Reino de Granada pero no obtuvo financiación para ello y, es una hipótesis muy personal mía, tampoco tuvo mucho interés por hacerlo. Fue rehabilitado en 1815 a su puesto en el Real Jardín Botánico de Madrid, pero en 1818 sufre su segundo proceso inquisitorial, tanto de este como del sufrido en 1805 salió absuelto pero, sin duda, con mucho miedo acumulado. La dureza de la vida de exiliado en su pueblo  y el proceso inquisitorial debieron pesar lo suyo para no querer meterse en más lios, además en esas fechas estuvo gravemente enfermo de Vomito Negro. Pero sobre todo ellos debio primar que en sus manuscritos para la “Historia Natural del Reino de Granada” muestra gran preocupación por las cuestiones sociales como el origen de la miseria de los pueblos que atraviesa y la pobreza e incultura de las gentes humildes de Andalucía. Frases como “ lo mal puestas que están las haciendas en manos muertas”, “la sobra de frailes y canónigos”, “los mayorazgos son la ruina de la felicidad pública”,  “la yegua es más protegida de la ley que la mujer misma” ,  “En Motril, a pesar de contar con unos 10.000 habitantes no hay escuela gratuita de leer y escribir, los muchachos van por las calles desnudos y andrajosos, no hay casa de expósitos, no hay hospital”,  “que dureza, que inhumanidad, que trastornos de ideas en los amos”, incluso llega justificar la violencia por razones de necesidad “¿de otro modo que habría de hacer esta infeliz gente sino tirarse sobre los que podían suministrarles el pan necesario de grado o por fuerza”. Con semejante manera de pensar no es de extrañar que Simón de Rojas tuviera cierto miedo a publicar su magnífico trabajo y que éste quedara oculto en el Jardín Botánico de Madrid tantos años.

El personaje central en el descubrimiento para la ciencia del pinsapo es Charles Edmond Boissier. En la época en la que llega a España, el conocimiento botánico de la nación es bastante escaso; y los pocos estudios que se tenían había sido destruido como con el caso Lagasca o almacenado sin más como el material de Simón de Rojas, dos ejemplos de la torpeza y miopía política de la que se ha hecho gala en este país respecto al conocimiento científico. Con esta situación y la importancia de sus descubrimientos, no es de extrañar  que a Boissier, se le considere como el padre de la botánica andaluza.

Uno de los motivos por los que Boissier vino a Andalucía era la investigación ya que las posibilidades de descubrir nuevas especies en Europa estaban muy agotadas, pero también la visión romántica que otros viajeros habían trasmitido en Europa (6); efectivamente, el ginebrelino Boissier, forma parte de un grupo de científicos y viajeros que atraídos por la Andalucía y las posibilidades de nuevas descripciones de especies, viajan a nuestra región (7). Por fortuna, actualmente se sabe mucho más de este personaje que hace unos años cuando, sólo unos pocos afortunados relacionados con el mundo de la botánica conocían su extraordinario trabajo (8).

Por su nieto Auguste Barbey (9) conocemos la excepcional personalidad de Boissier; en su libro, “A travers les forêts de pinsapo d´Anadalusie”, traducido en el año 1.996, nos muestra a un científico cariñoso y entrañable que poseía una extraordinaria capacidad de observación y sólidos conocimientos botánicos, un sabio alegre, sociable, que reía casi siempre, animoso, trabajador incansable, abierto a todo el mundo, en sus viajes infundía fuerza física y moral a sus acompañantes, pero a la vez, era persona de extraordinaria modestia e indulgencia. Todo ello retratado por Barbey con extraordinario cariño y devoción.

Boissier fue un incansable viajero que recorrió España, Argelia, Grecia, Egipto, Siria y Australia. Había sido discípulo de botánicos insignes como Agustin-PyrameDe Candolle en Ginebra y de Philip BarkerWebb en París, este último había recorrido Andalucía en 1.827, año de la muerte de Clemente. Entre 1831 y 1833 Boissierpermanece en París con su familia, conoce a personajes importantes como el general San Martín o el gran compositor F. Liszt, también a exiliados españoles (afrancesados, o colaboracionistas con las tropas invasoras) y suramericanos con los que aprende el idioma; sin duda animado por su maestros De Candolle (que estaba en contacto con Lagasca) y Webb, preparó metódicamente su viaje, estudiando todos los detalles y aprendiendo español.  Un primo de su madre había estado con las tropas francesas en la Península, en la Serranía de Ronda concretamente y también le anima en su idea de visitar España. El Duque de Feria en 1836, a quien había conocido en París unos años antes, le anima a emprender el viaje informándole que había escrito a los encargados de los cinco grandes puertos del sur de España para que no pongan obstáculos a su viaje. 

En 1.837, con 31 años de edad llega a Motril y por caminos costeros continua hasta Málaga, donde contacta con el boticario Félix Haenseler y su discípulo Pablo Prolongo.También conoce en Málaga a Rambur, entomólogo francés que residió en esa ciudad. Haenseler era de origen bávaro y tenía contacto con los botánicos europeos, a él venía recomendado por De Candolle. Los farmacéuticos malagueños colaboraron entusiástica y desinteresadamente con Boissier. En el herbario de Haenseler vio por primera vez ramas y acículas de pinsapo. La atención y ayuda que Boissier encontró debió ser importante puesto que le dedicó algunas especies nuevas de plantas que descubrió.

El día 11 de mayo sube a la sierra de Mijas y continua hasta Estepona para buscar, el pino, picea o abeto cuyas ramitas le habían enseñado los farmacéuticos malagueños. En Sierra Bermeja pudo ver los pinsapos pero no vio ninguna piña, por lo tanto no podía describir la especie ni tan siquiera el género de aquel curioso árbol al que los lugareños llamaban “Pinsapo” o “Pinzapo”. Desde Estepona se dirige a Ronda con la idea fundamental de conocer la belleza de la ciudad de la que le habían hablado y su famosa Feria de Mayo. De Ronda marcha a Gibraltar y  regresa a Málaga donde descansa y ordena su material, de nuevo se pone en marcha herboriza en Sierra Tejeda antes de llegar a Granada. A lo largo de 16 días realiza su esforzado trabajo en Sierra Nevada, tan sólo al alcance de montañeros con experiencia y con gran fortaleza y absolutamente entusiasta en su misión botánica. Desde Granada, ya a finales de septiembre, se encaminó de nuevo a Málaga y sube ahora a la Sierra de Las Nieves acompañado de Haenseler y Prolongo para tratar de identificar científicamente el pinsapo, tiene la suerte de hallar árboles con piñas con lo que ya puede definir el género y la especie como “Abies pinsapo”, tiene el detalle de mantener el nombre popular, cualquier científico engreído le hubiera puesto su nombre propio.  La colaboración con los boticarios malagueños no quedo tan solo ahí, fue necesario que le enviarán piñas masculinas y femeninas obtenidas en la Sierra de las Nieves en la época de crecimiento y que de no ser por ellos, hubiera sido imposible obtenernas por parte del autor de la descripción de la nueva especie. A principios de octubre parte a Cádiz  desde donde marcha a Sevilla, viaja a Madrid donde conoce a Lagasca para después dirigirse a su país.

Sus descripciones son un modelo de rigor científico, un ejemplo de literatura histórica y de calidad literaria. Recoge gran cantidad de anécdotas ligadas a lo extraño que resultaba en los pueblos andaluces la presencia de un extranjero que se pudiera dedicar sólo a estudiar y recolectar plantas. A veces le confundieron con espía, otras por buscador de oro, hasta una familia de Trevelez le confundió con un pariente que, quince años antes, había emigrado a América. Pocos autores extranjeros han descrito una corrida de toros en la plaza de Ronda tan bien documentada, la vida de la ciudad en fiestas, el folklore popular, la vida en las posadas, su relación con los lugareños con tanta perfección, detalles y cariño como Boissier.

La descripción de la corrida de toros a la que asistió en Ronda es fiel reflejo de su caracter. Después de analizar con detenimiento la plaza y el público asistente se centra en el propio espectáculo, los atuendos y la lidia, utiliza expresiones en castellano cuando son necesarias y termina, como buen extranjero, con las siguientes palabras: “En Ronda teníamos como matador de toros al célebre Montes, la primera espada de España y la gloria de la tauromaquia; su fama había contribuido poderosamente a atraer a la corrida una afluencia considerable de gente y aquella tarde acabó con todos los toros que tenía que lidiar con una rara destreza y con el fragor de unos aplausos frenéticos. Seis toros y una docena de caballos perecieron en esta función que duró más de tres horas, el público se retiró, cada uno discutiendo, tomando partido por el mérito de uno u otro combatiente. Ni un solo torero fue herido, casi podría decir que lo sentí por lo odioso y cobarde que encontraba este combate tan desigual entre un grupo de hombres aguerridos y avezados que apenas se exponen, y un desgraciado animal irresistiblemente condenado a muerte y torturado a fuego lento.”

La descripción del descubrimiento del pinsapo es el punto central de toda la obra de Boissier. Acompañado por Prolongo y Haenseler en septiembre  sube a la Sierra de La Nieve pasando por Cartama, Casarabonela, Alozaina y Yunquera, desde allí se encaminan al Convento de Nuestra Señora de Las Nieves. Por las descripciones que hace se puede deducir que la vegetación arbórea estaba bastante esquilmada por el pastoreo y, tal vez, por las talas realizadas, años atrás, para alimentar los altos hornos de galena antimonial de las minas de S. Eulogio, muy próximas al convento.

Sin duda es mejor utilizar sus propias palabras para describir el momento en que localiza su objetivo: “El guía nos mostró desde lejos el primer pinsapo. Dando gritos de alegría corrimos llenos de emoción, pero, desgraciadamente, el árbol no tenía fruto. Un segundo, un tercer, me dan falsas esperanzas sucesivamente. Al fin, soy lo bastante afortunado como para encontrar uno, cuyas ramas superiores están cargadas de piñas tiesas. Nos apresuramos a trepar para cogerlas, y ya no nos queda duda sobre el género de este árbol singular. Era, ciertamente, un Abies, vecino de nuestro abeto blanco. El principal objetivo de mi excursión estaba logrado…”.

Su experiencia botánica en Andalucía se tradujo en la publicación de cinco obras

-          Elenchus plantarum novarum minus que cognjitarum, guas in itinerare Hispanicolegit (Ginebra, 1838)

-          Voyage  botanique dans la midi d’ Espagne pendant l’ annnèe 1837 (París, 1839-1845).

-          Diagnoses plantarum orientalium novarum (Ginebra, Leipzig, Paris, Como, 1842-1859).

En colaboración con Reuter

-          Diagnoses plantarum Hispanicum, praesertim in Castella Nova lectarum (Ginebra, 842) y Pugillus plantarum novarum Africae Borealis  Hispaniae que Australis (Ginebra 1852). Donde se relaciona la flora andaluza y la norteafricana.

Algunas especies andaluzas descritas por Boissier, aparecen  por primera vez en

-          Podromus systematis naturalis regni vegetavilis (Paris, 1824-1874) de A. P. de Candolle

Sin duda, la aportación más importante de Boissier al conocimiento botánico fue “Voyage botanique dans la midi de l´Espagne pendans l´ annne 1.837” publicado en París en un formato de dos volúmenes, espléndida obra de gran belleza, acompañada de geniales láminas dibujadas por M. Heyland, donde se la que muestra con rigor y detalle los acontecimientos de su viaje. El primer libro es un catálogo con 1.900 plantas de las cuales 236 especies y variedades se dieron a conocer por primera vez para la ciencia. (10)

 

Bibliografía:

(1) García Guardia, G . “Flores Silvestres de Andalucía”. Editorial Rueda 1.988.

(2) Pezzi Ceretto, M. Estudio preliminar del “Viaje Botánico al sur de España durante el año 1.937, de Charles EdmondBoissier. Edita Fundación Caja de Granada y Universidad de Málaga. 1.995.

(3) Clemente  Rubio, Simón de Rojas. “Viaje a Andalucía. Historia Natural del Reino de Granada. 1.801-1.809”. Editado por Antonio Gil Albarracin en el año 2.002. GBG Editora. Almería.

(4) Calera González, A. y D. Montilla Castillo. “El Pinsapar”. Educa nº 27 pag. 27-32. 1991.

(5) El Naturalista y Farmaceútico germano-español Feliz HaenselerJeger (1.780-1.841) en la Málaga de su época. Juan Pérez-Rubin. Acta Botánica Malacitana 37. 141-162

(6)  Garrido Domínguez, A. “Rondando Ronda y sus viajeros”. Edita Colectivo Cultural Giner de los Ríos”. Ronda 2.004.

(7) Jiménez, F. “El viaje botánico a Andalucía de Edmond Boissier”. Jábega nº 41 pág. 65-75. 1.983.

(8) Equipo Arrayán. Artículos publicados en la revista “Ronda y La Serranía” nº 15, 21 y 22.

(9) Barbey, A. “A través de los bosques de Pinsapos de Andalucía”. Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. Sevilla 1.996. Traducido del original  editado en París en 1.931.

(10) Viaje Botánico al sur de España durante el año 1837. Charles Edmond Boissier. Edita Fundación Caja de Granada Universidad de Málaga. Colección Sierra Nevada y la Alpujarra Nº 13. 1.995

PLANTAS DE LA SERRANIA DE RONDA Azucena amarilla, Azafrán dorado Sternbergia lutea

Andrés Rodríguez González Septiembre 30th, 2017

PLANTAS DE LA SERRANIA DE RONDA
Azucena amarilla, Azafrán dorado
Sternbergia lutea

Bulbo de la Familia Amarilidáceas, que tiene su origen en la Región Mediterránea. Pequeña planta herbácea bulbosa de un palmo de altura como máximo. Crece en determinados lugares de la zona de Grazalema aunque se naturaliza fácilmente en jardines formando pequeñas orlas de color amarillo vivo de gran belleza. A menudo confundida con un crocus amarillo de otoño.

Tiene hojas estrechas y obtusas, canaliculadas y presentes a la vez que las flores, con un escapo erecto sosteniendo una flor única solitaria de color amarillo oro en forma de embudo. Florece a finales del verano o principio de otoño. Cuando se las ve en las laderas soleadas de los alrededores del pueblo de Grazalema es el anuncio de que el otoño está muy cercano.
Se pueden plantar los bulbos apenas cubiertos de tierra, antes de las primeras lluvias de otoño, en un lugar caluroso y siempre soleado ya que no florecen a la sombra. No requiere un suelo especial; puede crecer incluso sobre una pared seca, que le da el drenaje perfecto que necesita. Las hojas se secan en verano. Si crece en grupos demasiado apiñados se pueden dividir sin problemas pero siempre que estén en fase de bulbos. Puede que no aparezcan flores el primer año. También se pueden cultivar desde semillas pero es más complicado y florecen más tarde.

Bibliografía
http://fichas.infojardin.com
Experiencia personal

Cabañuelas agosto 2016

Andrés Rodríguez González Agosto 1st, 2016

Cabañuelas agosto 2016
Ni en agosto caminar, ni en diciembre navegar.
El mes por excelencia de verano será, según las cabañuelas de mi pueblo, Garbayuela, aplicadas a la Serranía de Ronda, un tanto atípico.
Si bien tendremos días de mucho calor, que harán bueno el refrán que sirve de título “Ni en agosto caminar…”, también alternarán con inestabilidad atmosférica, con presencia de vientos que refrescarán el ambiente dando una sensación térmica de menos calor del que en realidad hace. Hacia final de mes la temperatura bajará anunciando un otoño que aún tardará en llegar.
Agosto es el mes durante el que maduran muchas frutas y hortalizas, también en él se toman datos para elaborar las previsiones durante el año hidrológico que coincide con el año escolar, comienza en septiembre y termina en agosto del año próximo.

El cálculo de las Cabañuelas que yo aplico me lo enseño mi amigo Eloy de mi pueblo, y se basa en observaciones (atmósfera, comportamiento aves e insectos, vientos…) durante los 24 días primeros del mes. No dejan de ser una aproximación desarrollada por la cultura popular desde tiempos remotos, en los que acertar con las labores del campo suponía tener buenas cosechas o pasar hambrunas si se fallaba. No es un cálculo científico, para eso ya están los satélites, que hacen previsiones bastante acertadas a tres días vistas y buenas incluso para quince días. A nivel local es mucho más difícil la previsión porque pueden depender de factores muy localizados, como corrientes de aire en capas altas de la atmósfera y más en un lugar como la Serranía de Ronda, con influencias del Atlántico y el Mediterráneo, además de elevadas montañas y la cercanía a Grazalema, el pueblo de España donde más llueve.
Pero todo eso, de otra forma ya lo expresó Eloy al termiar de explicarme las Cabañuelas cuando me dijo “Lo dicho me enseñó mi abuelo y luego dijo mi abuela, llueve cuando quiere y cuando quiere lo deja”.
Pues eso.

Next »