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NATURALISTAS EN LA SERRANÍA DE RONDA: Pablo Prolongo.

Andrés Rodríguez González Diciembre 26th, 2020

NATURALISTAS EN LA SERRANÍA DE RONDA

Pablo Prolongo. 

Nació en Málaga el 28 de Mayo de 1.806 y murió en nuestra ciudad el 13 de Junio de 1.885. Hijo de Juan Prolongo y Francisca García, una familia acomodada dedicada al comercio.

Hace sus estudios en el Seminario de Málaga hasta 1823, cuando entró como aprendiz en la farmacia de Félix Haenseler. Dos años después se desplaza a Madrid donde realiza estudia en la Universidad Central. En 1828, obtuvo el título de Bachiller en Artes, siguiendo al mismo tiempo cursos de Botánica, Zoología y Mineralogía en el Museo de Historia Natural. También realiza estudios de Química.  En 1830 alcanza el grado de Bachiller en Farmacia y poco después obtiene el título de Licenciado. Regresa de Madrid en 1832, durante esos años, recomendado por Félix Haenseler,  es habitual su presencia en el Jardín Botánico de Madrid y en el Museo de Historia Natural y establece sólidos contactos con Simón de Rojas Clemente Rubio y a Mariano Lagasca.

Una vez regresa a la ciudad de Málaga, establece una Botica en la calle Salinas esquina a la de San Bernardo el Viejo, donde se crea un prestigioso núcleo de conocimiento científico con el que contactan importantes botánicos europeos, como De Candolle y su alumno Boissier. En el año 1.839, E. Boissier vino a España, para realizar su trabajo de herborización del sur de la Península, es acompañado en Málaga por Pablo Prolongo y Félix Haenseler, con toda seguridad, le informaron de sus amplias herborizaciones en la provincia  y en todo el sur de Andalucía, incluido Gibraltar. Otros científicos importantes con los que Prolongo mantuvo contactos fueron Willkomm y Kelaart. Por dos veces Prolongo opositó a profesor de la Universidad Central de Madrid sin éxito.

En 1849 fue nombrado socio de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid. En 1853 fue nombrado socio de mérito de la Sociedad Económica Amigos del País de Málaga. En 1862 obtuvo el grado de Doctor en Ciencias, después ocupó la Cátedra de Física en el Instituto General y Técnico de Málaga. En el año 1.872 se produjo un hito importantísimo en el que Prolongo participo activamente, fue la fundación en compañía de D. Domingo Orueta y Aguirre de “La Sociedad Malagueña de Ciencias Físicas y Naturales”, una institución en la que abundaban los farmacéuticos, que suplió durante muchos años la falta de cultura científica de nuestra ciudad, a falta de Universidad, que  fue creada en Málaga en 1.972. Fue nombrado presidente honorario perpetuo de la Sociedad Malagueña de Ciencias en 1874, posteriormente, en 1884, fue elegido su presidente. En 1.878 fundó el “Colegio Oficial de Farmacéutico de Málaga”.

Además de investigaciones botánicas de conocimiento puramente científico, realizó múltiples estudios de botánica aplicada y otros que demuestran sus preocupaciones sociales para conseguir mejorar la calidad de vida de sus paisanos. Por ejemplo, en 1850 estudio la microscopia de los parásitos de la vid en la Axarquía, en 1854, durante la epidemia de cólera que arrasó la ciudad de Málaga, aporto soluciones eficaces y económicas al problema de la desinfección y en 1884 dirigió la comisión nombrada al efecto por la Sociedad Malagueña de Ciencias. Cuando en el año 1.878, la Filoxera invadió las vidas malagueñas, descubrió la causa de la enfermedad y propuso soluciones para atajarla, pero la mala gestión de los viticultores, derivada de su avarición, impidió que la plaga fuera atajada. Pablo Prolongo fue el primero en preparar cloroformo en Málaga, lo que suponía abandonar el peligroso éter en la anestesia. Prueba de su calidad humana es que cuidó los últimos años de su vida de su maestro y mentor, Felix Haenseler, aquejado de una dura y cruel enfermedad.

En 1868 uno de los incendios provocados durante la llamada “Revolución Gloriosa” arrasó su farmacia y domicilio por de 1.868, destruyendo también su biblioteca, y, sin duda, trabajos científicos no publicados.  Trasladó la farmacia a la calle Puerta del Mar nº 2, esquina a calle Martínez. Establecimiento que mantuvo abierto hasta 1882, cuando comenzó a padecer una enfermedad que le impedía caminar.

D. Pablo Prolongo falleció en la ciudad de Málaga el 13 de Junio de 1.885.

Obras de Pablo Prolongo.- Historia de los copos de azufre que salen mezclados con las aguas del manantial de Carratraca (Sulfuraria Caratraquensis), Málaga, 1874; Aguas de los Pozos de Málaga, Málaga, 1875; Monstruosidades del género Citrus y caracteres de este fruto, Málaga, 1875; con M. Casado, R. Larios y F. Mitjana, Dictamen de la Comisión sobre el proyecto de un jardín de aclimatación (ms), Málaga, 1878; con A. Prolongo, D. de Orueta L. Parody, A. Álvarez de Linera y E. J. Navarro, Propuestas para un plan higiénico contra el cólera, Las Noticias (Málaga), 1884.

Bibliografía

ALCOBENDAS, MIGUEL, Málaga, personajes en su historia. Málaga, Arguval, 1986.

CUEVAS, CRISTÓBAL, Diccionarios de escritores de Málaga y su provincia. Madrid, Ed. Castalia, 2002.

LAZA PALACIOS, MODESTO, El laboratorio de Celestina, Málaga, edita Instituto de Cultura de la Exma. Diputación de Málaga, 1958.

PÉREZ-RUBIN, JUAN, “El naturalista y farmacéutico germano-español Felix Haenseler Jeger (1780-1841) en la Málaga de su época”, Acta Botánica Malacitana tomo 37, 2012, pp. 141-162

RICO VÁZQUEZ, CARMEN, “Modesto Laza Palacios”, Revista Gibralfaro, nº 72, Mayo-Junio 2011.

http://dbe.rah.es/biografias/27278/pablo-prolongo-garcia

https://icofma.es/

NATURALISTAS EN LA SERRANÍA DE RONDA Isidro García Cigüenza

Andrés Rodríguez González Febrero 11th, 2020

NATURALISTAS EN LA SERRANÍA DE RONDA

Isidro García Cigüenza

“Isidro el maestro y su burra Molinera”

¿Por qué motivo te pusieron tus padres ese nombre?

Porque nací precisamente el día de San Isidro Labrador. En mi familia era la costumbre de mirar el calendario y poner a los hijos la onomástica que correspondía. ¡Menos mal que no fui a nacer el día de Santa Ana!

¿Cuál es tu fecha y lugar de nacimiento? Describe brevemente tu hogar de la niñez y el ambiente en que creciste.

Si digo mi fecha de nacimiento, así, sin más, no tendría demasiada gracia la cosa. Siguiendo la costumbre inveterada de la Serranía responderé como me respondió aquel a quien le pregunté cual era la duración de la vida de los burros: “un vallao dura tres años; un perro, lo que tres vallaos, un burro, lo que tres perros y un hombre, lo que tres burros, siempre chispa más o menos –me dijo, para que lo adivinara. Así, y siguiendo con la chanza. diré que en el comienzo de los años sesenta, yo contaba con ocho años, y en los setenta, con dieciocho. ¿En qué año nací?

Me parieron –mi madre y la partera que la atendió- en un pueblo de la Riojilla burgalesa: Belorado. Mis padres eran labradores, complementando el oficio con el cuidado y engorde para su consumo y venta de gallinas, conejos, cerdos, vacas, ovejas, patos y demás ganadería doméstica. Éramos seis hermanos (yo casi el más pequeño) y mi casa, con tanta gente, generaba un ambiente de permanente actividad, colaboración y acontecimientos  sorprendentes, por lo inesperados.

Cuenta algo de tu padre (su nombre, fecha y lugar de nacimiento, sus padres, etc.). Y algunos recuerdos  especiales de él.

Mi padre, Lorenzo,  pertenecía a esa casta de castellanos viejos, en los que el amor al trabajo, la formalidad en el trato, la lealtad con los amigos y el ahorro fueron fundamentales. Por encima de todo estaba su oficio de agricultor que conocía, sufría y disfrutaba con auténtica pasión. La adquisición de tierras, su mejoría y puesta en producción a partir de las herramientas, abonos y maquinaria que fueron surgiendo a lo largo del tiempo fue siempre la meta de su vida.

Y algo de tu madre.

Mi madre, Concha, era el paradigma  de una mujer con una familia numerosa sobre la que recaían el cuidado, educación y porvenir de sus hijos. Luchadora por lo suyo y generosa con los demás antepuso siempre el bienestar de los que la rodeábamos al propio. De los ahorrillos que sacaba con la venta de la leche, de los lechoncillos,  de los huevos y demás… es como fue sacando el dinero suficiente para, como se solía decir, darnos carrera a los que decidimos salir a buscarnos la vida fuera del domicilio familiar. Su visión ecléctica de los sucesos y situaciones por los que fue pasando:  república, guerra civil, guerra mundial, dictadura, democracia… le hizo adoptar una filosofía de vida muy primaria, pero funcional: “hay que saber la aguja variar”, nos decía.  La verdad es que nunca supe si, políticamente era de derechas o de izquierdas, si republicana o monárquica, si religiosa o atea. Sin embargo, a mí personalmente, me imbuyó, con su carácter abierto, el amor al terruño, al mundo de las letras, al gusto por la estética y la creación artística. Eso y una visión muy particular de la dignidad: “En la calle  hay que dar más envidia que pena”, me decía cuando me veía salir de la casa un tanto decaído.

¿Influyeron mucho en ti?

Absolutamente. Es verdad que mi vida y oficio difiere totalmente del de ellos. Pero el carácter, amén de los valores y principios morales  que me sustentan son enteramente los suyos.  No hace muchos días, por poner un ejemplo sencillo, cuando realizaba a pie y del ronzal de mi burra Molinera,  una mis travesías por tierras andaluzas, estando preparándome para pasar la noche en  un campo desierto  y un tanto inhóspito me di cuenta de lo familiar y afectuoso que me resultaba dormir en  el suelo: su olor me traía sensaciones infantiles familiares, procedentes sin duda del amor que mis padres y hermanos mayores me inculcaron siempre por la tierra, fuera esta silvestre, cultivable, dócil o agresiva.

¿Qué clase de dificultades o tragedias afrontó su familia durante tu infancia?

No, gracias a Dios, como suele decirse, desgracias no tuvimos ninguna, como no fuera un pedrisco que arruinó un año toda nuestra cosecha de cereal. Dificultades…, las propias de una casa donde el trabajo (con tanto quehacer) era abrumador. Sin embargo, la bendición que supone pertenecer a una familia numerosa, dirigida por una madre amorosa  y la vigilancia férrea y ejemplar de mi única hermana (la mayor de todos) convirtió el sacrificio y el trabajo  diarios en algo habitual y lúdico al mismo tiempo.  Se trataba de vivir intensamente y de una forma absolutamente natural. Suelo contar la anécdota de que yo nací de entre las patas de nuestra vaca Blanquilla. Y es que, embarazada de mí y a punto de dar a luz, mi madre prefirió atender el parto de la becerra que venía de camino, que al suyo propio. Y es que en mi casa, tan apreciado era el nacimiento de un ser vivo que nos habría de aportar leche y alimento para todos, que, como digo,  el propio.

Describa algún aspecto que le llama la atención sobre cada uno de tus hermanos.

¡Ufff! Recientemente y a propósito del fallecimiento de mi madre, llevé a cabo la realización de un Obituario, donde cada hermano hablábamos de nuestros propios recuerdos, sensaciones y sentimientos, a partir de sucesos, formas de vida y trabajos comunes. Leyéndolo, parece como si, a partir de las impresiones particulares que cada uno manifiesta, hubiésemos vivido en familias distintas, aunque con un denominador común: el trabajo. Las distintas edades que teníamos cada uno nos llevó en su momento a asumir responsabilidades  también distintas. Así, y llevándolo a puros términos económicos, el valor añadido aportado por los más mayores a la herencia común, supera en más de mil veces las que pudimos aportar los más pequeños. Mi gratitud hacia ellos es tan inconmensurable que, hasta hace pocos años, mis vacaciones veraniegas las dediqué por entero a ayudarles en sus tareas y obligaciones agrícolas. Con todo, y por encima de todo, mi hermana “Agus”, ocupa el lugar más preferente y emotivo de mis relaciones fraternales. A ella, a su constancia, paciencia y fe en mi, le debo lo que tengo y lo que soy.

¿Qué tradiciones familiares recuerdas?

En el Norte de España, como en el resto supongo, la tradición, el amor al terruño, el afecto hacia el patrimonio común y  las tradiciones de antaño es algo que imprime carácter. Llevo cuarenta años aquí en la Serranía de Ronda y cuando entono una serrana, un fandango o una guajira, es habitual que la remate  “por jotas”. Es un ejemplo. Como dice la copla: “No sé qué tiene la jota, madre, que hace llorar a los viejos y alegra a la gente moza”.  De hecho, tengo dejado a mis hijos el encargo de que cuando me muera, y justo en el momento del entierro, se escuchen dos canciones: la serrana aquella que dice: “El aire de la sierra viene, frío y cortante…” y la jota que comienza con aquello de “Por qué los labradores vienen cantando…” Ellos se lo toman a broma y se ríen de mí, “Haremos lo que nos dé la gana”, apostilla mi mujer.

¿Tenía tu familia una manera particular de celebrar los días festivos?

Los chupinazos de las fiestas de Acción de Gracias, allá por septiembre; el toque a misa mayor de la campana grande de la Iglesia parroquial,;  el otro más sutil y cadencioso del campanil de las monjas  de clausura, cuyo monasterio de Las Clarisas,  se hallaba cerca de mi casa, y tantas otras manifestaciones…,  imponían en nuestras vidas infantiles  el calendario festivo. En esos días los sentidos de la vista, olfato, gusto, oído y tacto parecían agudizarse y, al día de hoy no hay imagen festiva, sabor gastronómico, sensación olfativa o  sonido musical que no se me representen justo cuando llegan esas fechas festivas esté o no esté yo en  mi pueblo de origen

¿A qué escuela asististe? ¿Cómo fue tu experiencia en la escuela?

A la Escuela Nacional de Niños como, en mi pueblo, todo hijo de vecino.  Hechos significativos recuerdo los himnos fascistas  del “Cara al sol” o “Prietas las filas”  que bajo la héjira de la Falange debíamos cantar cada mañana apenas entrábamos. También aquellos “tanques” de leche en polvo que nos repartían en los recreos, fruto –como he sabido después- de la “generosidad americana”; las tardes somnolientas de invierno dentro de las aulas, viendo llover o nevar tras los gigantes ventanales de las aulas; y, por encima de todo, las gozosas salidas a casa, por las tardes, que siempre tenían como colofón el juego de canicas bajo los soportales de la plaza, los resbalones en el barro de las laderas cercanas; o las batallas (a bolazo de nieve meado) que organizábamos los de mi barrio de San Nicolás, contra los del Barrio Alto del Corro por ver quién conquistaba,  las ruinas del Castillo medieval que aún resiste, en pie como sigue,  el paso de los siglos.

¿Cuáles eran tus materias favoritas? ¿Por qué?

Mis materias favoritas eran mis propios compañeros de clase. De las asignaturas, ni me acuerdo. Recuerdo perfectamente las caras, los caracteres, las dotes de mando y travesuras de los treinta y pico que conformábamos la clase. Aunque lo sabíamos todo de todos, aquel microcosmos infantil era lo mejor que teníamos: compañeros de fatigas, de alegrías, de travesuras, de iniciación a la vida, de sentirte importante dentro del grupo… Allí, en el aula, y a través de mensajitos voladores en forma de bolitas de papel o en el patio de  recreos organizábamos las actividades más apasionantes que llevaríamos a cabo a la salida, los domingos por la tarde o durante las vacaciones de verano: pescar en el río, ir en bici al pueblo cercano, echar un partido de fútbol, escondernos en la chopera esperando a nuestras novias o fabricarnos casas de madera donde, apiñados, dábamos buena cuenta de los  cigarrillos y  alguna bebida alcohólica comprados a escote. ¡Eso sin contar –llegado su tiempo de maduración- con los asaltos nocturnos al cerezo de un vecino; al ciruelo –cargadito de ciruelas de “huevo-fraile”- de aquel otro, o, en el más arriesgado de los casos, algunos huevos de gallinas ponedoras la noche de San Juan!

¿Qué materias no te gustaban? ¿Por qué?

Mi problema con las materias que se impartían era que, en vez de aprenderme las lecciones  de memoria, como era preceptivo,  yo siempre le sacaba la punta y no aceptaba, sin más,  lo que en ellas se afirmaba. Así, si era en Lengua Castellana, siempre estuve en contra del análisis gramatical y ello porque seguía la máxima del poeta cuando decía: Fijáos mejor en lo que digo y no en cómo lo digo”. En matemáticas me ocurría una cosa parecida: ¡jamás llegué a comprender  la también  máxima aquella de que “los ceros a la izquierda no cuentan para nada”. Con el tiempo he llegado a entender el porqué de mi disentimiento  y es que yo me ponía en el lugar de la pizarra y lo que para el maestro era la izquierda, yo entendía que debía de ser la derecha, con lo que los ceros sí contaban ¡ya lo creo que contaban! Con todo, lo  que más me enfadaba no eran las materias que se impartían, sino  los propios maestros: desde el que teníamos asignado, hasta el director o el cura que nos daba aquellas clases de religión tan insoportables. Una sola cosa tenían de divertida  su persona y era las travesuras que a que daban pie por nuestra parte y que consistían en meterles bichos en los cajones de su mesa, romperles la regla con la que nos pegaba– simulando su entereza a base de mocos prensados o, directamente, huyendo de él saltando por la ventanas… Únicamente recuerdo un momento feliz de mi estancia allí, y fue en Parvulitos: el día en el que la maestra nos sacó al frontón del patio de recreo para, colocados en círculo, romper la hucha del negrito aquel de barro, donde echábamos nuestros ahorritos, y con destino a las misiones.

¿Tienes algún maestro que influyera especialmente en ti?

Ya en el Instituto, influyó para bien –pues me enseñó justo lo que no se debe hacer- un profesor que tenía la mala costumbre de levantarnos del asiento agarrándonos por las patillas o, de manera totalmente violenta, cortar la animada y secreta conversación que manteníamos con el compañero de pupitre, a base de , por detrás quemarnos algún dedo de la mano con la punta de su cigarrillo encendido. También aproveché –esta vez para bien-, la forma que tuvo de explicarnos lo que era una metáfora: “Entre todos ustedes no reunís ni tan siquiera un átomo de eso que se llama inteligencia” –nos espetó un día.

¿Qué amigos tienes de la escuela?

Resulta una delicia acudir hoy al llamado  “Día de los Quintos”, esa fiesta que celebramos  cada cierto tiempo los del mismo pueblo y la misma edad; y revivir en amor y compaña las sensaciones y recuerdos de los que hablo. ¡Aún es posible , volverlos a disfrutar  y ello, a pesar de  que muchos de aquellos amigos se muestran ausentes o no es posible dar con ellos! ¡Qué caminos y qué destinos tan distintos hemos cogido cada uno! ¡Cómo han cambiado nuestras fisonomías: pero, si más que a nosotros mismos, me parece estar viendo a los padres de cada uno, cuando éramos niños! ¡Por cierto que, en la última celebración, se me acercó una muchacha, que, casada, vive en Alemania y me dio un par de sonoros besos,:  “¿No te acuerdas, Isidro? ¡Si jugábamos  mucho a los médicos y a ver qué escondíamos cada uno debajo de los pantalones y de las braguitas!” “¡Si nos hicimos hasta novios!”. ¡A fuer de sincero diré que, revivir esas historias  me provoca sonrojo todavía!

-¿Desde entonces hasta tu llegada como maestro a Andalucía, qué épocas más señaladas describirías?

La juventud, es decir desde los 10 a los 18 años, la pasé enjaulado. Dentro de una jaula de oro, es verdad, pero, a fin de cuentas, encerrado entre barrotes. En Castilla, como en el resto del país, y allá por los años 60 la única manera de seguir estudiando y buscarte un porvenir fuera del pueblo (de seis hermanos que, solamente dos eran necesarios para llevar la agricultura) era yéndote a un internado de curas o frailes. Además de una salida económicamente viable para nuestros padres, existía la creencia de que cada familia numerosa debía de aportar uno o dos de sus miembros al servicio de Dios y de su Iglesia. Eran los famosos reclutamientos que realizaban las distintas órdenes religiosas por los pueblos “reclutando” niños y llevándoselos –con la disculpa de darles estudios- a los lugares más insospechados. A mí me tocó a Valladolid y con la Orden de los Marianistas (los mismos que –hipócritamente- detentan la propiedad del Colegio El Pilar, en el Barrio de Salamanca de Madrid, y de donde salieron muchos de los dirigentes políticos y financieros de la España de décadas posteriores).

Después de tener que descubrir, y aún reivindicar, el derecho a ser joven y libre, y a vivir al margen de adoctrinamientos religiosos, es como conseguí escapar de allí, aún a pesar, como digo, de haber estado allí muy a gusto (hasta que la situación se volvió insostenible, evidentemente).

Sea como fuere, mi vocación de maestro estaba definida y sería lo que me daría fuerzas para continuar superando los avatares que me quedaban por pasar: fase agnóstica en cuanto al sistema filosófico y de creencias se refiere; fase de concienciación política (coincidente con el final del franquismo), compromiso social (a partir de las distintas situaciones laborales por las que pasé); conciencia internacional (como respuesta a  mis viajes al extranjero en busca de mejora profesional y salarial). ¡Y eureka! ¡Maravilla de las maravillas! Fue precisamente en una de estas experiencias, en Ginebra (Suiza), donde descubriría la magistral obra de “El Emilio”, de Jean Jacques Rousseau, así como la de los padres-madres de la Pedagogía Moderna),  que me orientarían, personalmente a cerca de la didáctica naturalista y libertaria que adoptaría  yo de allí en adelante.

¿Dónde ejerciste de maestro por primera vez?

A raíz de sacar las oposiciones de magisterio, allí en Bilbao (apoyado siempre por mi hermana, a la que, como decía, tanto quiero y tanto debo…) fui destinado primero al pueblo costero de  Lekeitio y, a continuación, al agrícola de Guizaburuaga, ya en el interior y próximo a Markina y Guernika. Mi experiencia en ambos lugares fue del todo excepcional. Primero por la toma de conciencia profesional de que, al estar en zona plenamente euskaldún, (no quería convertirme en un maestro nacional,  colonizador y al servicio de intereses centralistas); a continuación por hallarme en medio de una situación política y social de lo más tenebroso y contradictorio (los años en que policías y etarras morían y mataban de la forma más inhumana imaginable); y por fin, con unos alumnos con los que vivir la experiencia pedagógica de la inmersión cultural, la investigación y el desarrollo lúdico-personal (en aquellos momentos ya pertenecía al MCEP (Movimiento Cooperativo para una Escuela Popular).  Con la perspectiva que dan los años, puedo afirmar que me siento orgulloso de la actitud llevada a cabo, que dio como fruto un afecto, respeto  y admiración mutuas, tanto  por parte de padres y alumnos hacia mi trabajo, como por la mía propia hacia su interés y participación positivas).

El vivir en el pueblo, El Colmenar-Estación de Gaucín (Málaga) ¿Ha influido en que tu vida sea absolutamente diferente a si hubieras vivido en otro sitio?

Cuando, por falta  de alumnos suficientes para mantener abierta aquella escuelita (unitaria por cierto y en la que los niños de infantil llegaban sin saber nada de castellano) me vi en la tesitura, muy a pesar mío,  de tener que moverme de localidad. Es aquí, y en connivencia con mi compañera María,  decidimos venirnos a Andalucía y más concretamente a Granada, donde se hallaba un grupo de profesores, seguidores de la Pedagógía Freinet, y que trabajaban modélicamente todos los métodos que éste y otros educadores (Montessori, Pestalozi, Sumerhill… etc.) habían puesto en vigor: la imprenta, el texto libre, la investigación del medio, la asamblea, etc., etc. Sin embargo, no fue posible obtener ese destino y, bien al contrario, me mandaron a la punta más occidental de la provincia de Málaga, a la Serranía de Ronda. El cambio fue bestial.

¿Te sientes maestro vocacional?

No sé exactamente lo que significa “vocacional” , pero sí puedo afirmar que me he dedicado a mi profesión (lo mismo que lo haría un buen agricultor, un carpintero o una doctora) en cuerpo y alma. Que he procurado no traicionar los principios que me enseñaron mis maestros pedagógicos y que he intentado mejorar, ahora con mi experiencia y la participación activa de los niños, aquellos métodos y maneras. Y prueba de lo que digo es que al día de hoy (en que llevo teóricamente unos cuantos años jubilado) jamás he dejado de practicar mi profesión, intentando continuar mi labor  en otros ámbitos educativos (además de los estrictamente escolares).  La herramienta didáctica  y persuasiva de que me valgo ahora, es una burrita, (sí, una burra de la raza asnal…) que me acompaña en todos mis quehaceres y proyectos e ilusiones. ¡Su compañía y el diálogo permanente que mantengo con ella, es la mejor manera que he encontrado de seguir manteniendo, también con los niños,  un diálogo  igual de constructivo y alegre!

¿Cuáles considera que son tus fortalezas o virtudes?

Mi fortaleza principal, tanto en cuanto a mi persona, como en lo referente a mi forma y manera de relacionarme con los demás, es la lealtad. Lealtad que significa conocimiento de mí mismo, del entorno donde vivo y  conocimiento de los demás. También, respeto, compromiso y fidelidad para con todos ellos.

¿Cómo lo demuestras en la práctica?

En la práctica lo vengo demostrando  con mi permanencia ininterrumpida, y  durante casi cuarenta años, en el mismo lugar donde fui destinado como maestro, aquí en Andalucía. Este lugar, como podía haber sido cualquier otro, ha sido el objetivo principal de mi trabajo durante todos estos años. En consecuencia, conmigo han estudiado padres, hijos y, en la actualidad, hasta nietos de la mayoría de sus habitantes. Podemos decir así, que tanto ellos como yo, hemos seguido pasito a paso y día a día nuestra trayectoria personal.

¿Es que no  tuviste ocasión de irte a tu tierra o cambiar de destino?

Ahí entra, precisamente,  lo que te decía de la “Lealtad”. Lealtad hacia las personas, haciéndome responsable de su desarrollo intelectual y moral hasta el final de mis días; hacia el territorio: no dejando de profundizar en su conocimiento, amén de implicarme en la tarea dar a conocer a sus propios vecinos la riqueza patrimonial que guarda; y con respecto a mí mismo, de llevar a cabo aquellas enseñanzas Rusonianas (del pedagogo Rousseau), en lo que respecta a que la verdadera educación es la que se puede ejercer en un medio rural, rodeado de una naturaleza virginal y sorprendente, y con recursos didácticos  abundantes e instructivos, como es el caso que nos ocupa aquí en la Serranía y, más aún en esta aldea que se llama Estación de Gaucín.

En tu magisterio en el pueblo ¿Cuáles fueron algunos de los desafíos que has tenido que enfrentar?

El principal desafío “al que me he tenido que enfrentar” –como tú dices- ha sido al de mis propias creencias y sobreentendidos. Hoy sé que para aproximarte a la impartición de una buena educación de aquellos que tienes como alumnos, el primer obstáculo con el que te las tienes que ver eres tú mismo, tus complejos de superioridad y esa misión profético-didáctica que das por hecho tienes asignada. Nada más equivocado. La educación, la verdadera pedagogía de la educación, empieza por la imperiosa necesidad de desnudarte ideológicamente; de, cuando llegas a tu destino,  sentirte en la necesidad de arroparte con la mentalidad, recursos y soluciones que los propios individuos con los que tienes que trabajar, han generado a lo largo de cientos de años y de la experiencia de las generaciones que les preceden.  Ellos y su entorno ya tienen conformados sus propias indagaciones y recursos, su propia forma de solucionar y salir airoso frente a las vicisitudes de la vida. Es ahí, en sus conocimientos, afectos íntimos y hasta carencias donde tiene sus raíces, donde radica, el principio de todo hecho educativo.  Fíjate que, en este mundo rural en el que vivo, ¡y después de cuarenta años de permanencia en él! no he llegado a entrar en el corazón, y en el cerebro,  de muchos de sus habitantes (muchos de los cuales han sido o siguen siendo arrieros)  hasta que me han visto  asido del ronzal de una burra, en precario  y necesitado de su ayuda. Ha sido en ese momento,  en el que me he visto obligado a abandonar por completo, como decía, mi status de profesor, de director, de sabelotodo, cuando ha comenzado la interacción entre nosotros: ellos, ahora como maestros míos,  dándome consejos y maneras para poder llevar y gobernar la bestia como es debido, y yo mostrándome dispuesto a seguir  sus lecciones  y enseñanzas.

-¡Pero habrás tenido que seguir las directrices  que, como funcionario, te marcaba  la administración educativa: Asignaturas,  Libro de texto, exámenes, etc., etc.!

-¡Qué remedio! Pero gracias a mi propia voluntad y a la independencia –o indiferencia-  que me aportaba el propio sistema educativo es como he podido ir indagando primero, hallando recursos propios en el territorio, después;  y dando la importancia que se merecían  la moral y  la cultura que subyacía en los vecinos del lugar es como he salvado ese inconveniente.

Durante todos estos años no he parado en hallar métodos didácticos como conjugar las enseñanzas debidas a las enseñanzas impartidas. Con los alumnos hemos indagado en maneras cómo aproximarnos al Entorno mediante multitud de investigaciones medioambientales; cómo acercarnos al Lenguaje, mediante el análisis de nuestro propio Habla, de nuestra riqueza lingüística y literaria; cómo a las Matemáticas, a partir de la comprensión de los procesos numéricos, del cálculo mental; de la Química, a partir de la transformación cerámica, a partir de las tierras, óxidos y carbonatos que nos ofrece el entorno; de la Geología, a partir de las lecciones que de manera magistral nos impartía  nuestro propio paisaje; de Ciudadanía, mediante el análisis y reflexión del comportamiento de las personas más significativas de nuestra localidad, etc. ¡Eso sin contar con mis propias investigaciones y publicaciones en torno a diversos temas históricos, etnográficos y culturales propios de la Serranía y comarcas aledañas: Bandoleros, Arrieros, Brujas-sabias; Moriscos, Juegos Infantiles, Romances serranos, Camino Romántico, etc. etc.

Con quien o quienes ha sido más difícil trabajar en el magisterio, ¿Padres? ¿Alumnos?, ¿Compañeros?, ¿Administración educativa? ¿administración local?

Sin duda, con los propios compañeros profesores. Y no con todos, sino con los que por haber nacido aquí o cerca, veían que mi labor no se ajustaba a sus criterios y maneras… Sin duda, celos. Unos celos que me llevaban en ocasiones a situaciones ridículas, como aquél compañero que me reprochó el venir aquí a reírme de la forma de hablar de la gente cuando, en clase,  lo que hicimos fue reunir el vocabulario peculiar de la zona, analizar su significado, origen, influencia en la ortografía y aplicarlo a contextos expresivos. Estos “celosos” de lo suyo, que a veces de manera muy agresiva se opusieron a nuestro trabajo, solicitaron en su día su traslado a zonas más populosas como puede serlo la Costa del Sol próxima… Aquí sigo yo, sin embargo,  profundizando y dando el mérito que merecen a la gente y cultura serranas. Lealtad y Fidelidad, esos son los principios que me enseñaron mis padres y  en que se basa mi comportamiento y forma de vida.

¿ Y tu cónyuge?

Mi cónyuge, como tú la llamas, es mi compañera del alma. Del alma y del cuerpo… evidentemente. Se trata de María Guillén Aguilera, empresaria ceramista y miembro activo del Movimiento de emancipación de la mujer rural. Promotora del asociacionismo para favorecer el emprendimiento empresarial femenino, y un montón de compromisos más. Lo dejó todo (cosa que provoca en mi cierto sonrojo y hasta vergüenza) por venirse a vivir juntos. Y, cuando digo “todo” me refiero a su puesto de trabajo en Madrid ( como funcionaria del Ministerio de la Marina), sus estudios (con la carrera de Magisterio ya concluida), su familia, amigas y forma de vida urbana (¡ahí es nada, Madrid!). Ambos encontramos, además del “amor”, supongo” un nexo común: y era nuestra afición por el modelado en cerámica  y el dibujo artístico.  Andaluza de nacimiento (concretamente de la Alpujarra almeriense) encontró su sitio aquí, en la Serranía, poniendo en pie un taller de cerámica con el que daba satisfacción a las muchas necesidades que había en la Comarca con respecto a ese material, y se fue haciendo “famosa”. Entrecomillo lo de famosa porque, si, cuando llegamos, ella era conocida por “María, la del maestro Isidro, hoy es el día en que a mí me conocen  por “Isidro, el de la ceramista María”.

¿Cómo la describirías?

De los tesoros que uno tiene en su casa, no es conveniente hablar mucho no sea que te los roben, ya me entiendes… ¡ja, ja, ja!  En realidad, y para describirla puntualmente, tendría que utilizar adjetivos que sólo me atrevería a decir a su oído. Con todo, y como digo, “obras son amores…” Aquí seguimos, juntos, llevando cada uno adelante su particular sueño y coincidiendo en la colaboración,  respeto y admiración de los proyectos de cada cual. Proyectos, curiosamente, en los que no necesariamente participamos al mismo tiempo, ni llevamos a cabo juntos. Incluso, algunos, con algo de “retintín” por la otra parte…

Cuenta algunas anécdotas de tu cónyuge

Sólo contaré una que viene a redundar en lo dicho anteriormente  con respecto a mi compromiso pedagógico y la actitud de ella para conmigo. Al día siguiente de casarnos, allí  en Madrid, era domingo y, sin pensárnoslo y de mutuo acuerdo  emprendimos un rápido viaje en autobús hasta Guizaburuaga, donde –como ya he señalado- impartía yo clases en una escuela Unitaria. No hicimos viaje especial, ni nada parecido. De la noche de novios…, directamente a la escuela, para abrirla al día siguiente, lunes, a las 9 en punto con toda normalidad y como si nada. ¿Y por qué? –me preguntarás- Pues muy sencillo, porque al ser Unitaria y  estar yo solo para todas las edades y cursos no había quien me reemplazara o sustituyera. ¿Cómo iba a permitir que aquellos niños se quedaran sin clase, por mor de un asunto estrictamente personal ? Buscando un símil un tanto rural y basto me pregunto: ¿dejaría un ganadero sin comer ni beber a su ganado el día después de su boda, y siguientes, por irse de viaje de novios con su recién tomada esposa, y sin nadie que le sustituyera en su ausencia? Todavía me sigue preguntando ella… que para cuándo el viaje de novios pendiente…

¿Cuántos hijos tienes?

La collerita: Pablo y Andrea. Hijos, por cierto que han vivido de primera mano y en primera persona los avatares profesionales tanto de su padre, como míos propios. Siempre procuré que mis intereses no interfirieran en los suyos y tanto fue así que al día de hoy, no sé si hice bien: ninguno de los dos ha seguido el camino emprendido,  ni por su padre, ni por su madre.

Si pudieras pasar un día con alguna persona famosa, ¿quién escogerías y qué harías durante ese tiempo con él o ella?

Ese momento y esa persona ya los viví en una ocasión. Nos hallábamos de viaje de estudios con los alumnos en La Rioja. Se trataba de una de aquellas “Escuelas viajeras” tan beneficiosas que organizaban las distintas Comunidades Autónomas para dar a conocer su patrimonio. Fue en un museíto de Mineralogía en el pueblo de Arnedo. Las explicaciones las estaba dando una muchachita de la forma rutinaria como se acostumbra. Llegado un momento de la visita apareció el creador y alma del museo: un anciano, antiguo empleado de una empresa eléctrica. ¡Su manera de explicar, su pasión por lo que contaba, su conocimiento del alma infantil, su generosidad, en fin, fueron tan impactantes que, sin apenas darme cuenta, me sorprendí a mí mismo derramando lágrimas de satisfacción y asombro.  Acababa de ver “in situ” la esencia de la Pedagogía ¡y en boca de un aficionado, de un espontáneo vocacional!

¿Qué cosas te causan temor?

Sólo diré una cosa: la desidia educativa en que nos vemos imbuidos. Desidia que se concreta en la manipulación política de quienes la dirigen y legislan; en la falta de investigación y apoyo al profesorado implicado en un ímprobo esfuerzo por ponerla a punto…, en la ignominia que se causa a los niños y niñas (agentes pacientes de todo el proceso( ¿Cómo se explica que en las bibliotecas escolares no exista ninguna balda dedicada a exponer los trabajos escolares de los propios niños? ¿Qué no se promocione o, al menos, tenga en cuenta su propia producción? Sus dibujos, sus textos libres, sus trabajos investigativos… (salvo alguna rarísima excepción, potenciada en su mayoría por estúpidos concursos discriminatorios y selectivos, por cierto).

Haz un epitafio para tu tumba:

“Aquí yace uno de tantos”

Isidro, tu has trabajado muchos años por la cultura de las Serranías andaluzas en diversos campos, Etnobotánica, Fiestas populares, Leyendas, Bandoleros, Brujas… Sin embargo a nivel popular, eres más conocido ahora que sales en rutas con tu burra que antes ¿Qué explicación das a semejante realidad?

El conocimiento e investigación del patrimonio de estos territorios, ha supuesto para mí un recurso didáctico, un material  esencial con el que llegar al alma, inteligencia  e intereses de los alumnos con los que trabajo. Pero no se trata de algo individual, sino fruto de la aportación colectiva, tanto de ellos mismos como de sus familias y vecinos. No se trata nada más que de, en distintas fases y niveles de complejidad, hallar en lo que nos rodea la poesía, la ciencia, el arte, la armonía, la solidaridad y el conocimiento necesarios para nuestra feliz convivencia. Convivencia con los de nuestra especie y con los demás seres y elementos que compone la Naturaleza.

Dentro de esta tarea, como te decía antes e insisto ahora,  hemos llevado a cabo una serie de materiales didácticos (muchos de ellos de excelente calidad: Cómo aprender química a través de la cerámica; Taller de transformaciones alimenticias; Taller de arquitectura a base de Adobes; Nuestros ecosistemas; Habla y Literatura en nuestras comarcas; Álbumes de cromos de Minerales, animales y plantas; El arte en la Naturaleza, etc. etc.) tienen el objetivo de,  a partir de lo cercano, llegar bien lejos. Una metodología investigativa que prepara a los alumnos a ser pioneros en el emprendimiento y la creatividad  allí donde vayan y en el campo a que se dediquen.

Sin embargo, hay un factor que me preocupa  especialmente: el del asentamiento de la población en su propio territorio. El éxodo rural y la invasión de modos de vida ajenos está despoblando y aculturizando  hasta límites insoportables el territorio rural en el que nos hallamos.  Por eso le doy vueltas y más vueltas a una idea que me obsesiona: crear una alternativa, económicamente sostenible y satisfactoria, para la gente que aún permanece en él. Y la he encontrado en un proyecto global que afecta a todos los niveles socioeconómicos: una alternativa al Camino de Santiago, aquí en el Sur, y en torno a una idea fantástica: el Camino Romántico que transcurre por toda la cordillera Penibética, desde la Bahía de Cádiz hasta Granada, pasando por Almería, Sevilla, Jaén,  Málaga, Córdoba, etc. etc. En esta ocasión se trata de retomar la filosofía romántica  a partir de las antiguas -nuevas- impresiones viajeras  para  llegar caminando hasta la Alhambra, el nuevo santuario de la sensibilidad  que nos trasmitió el mundo islámico nazarí del que  somos herederos. Una experiencia sensorial en la línea del acercamiento a la sociedad islámica, de la que tan necesitados estamos hoy en día. Molinera, mi burrita,  con quien hago el camino frecuentemente, lo contaría, sin duda,  de forma más acertada que yo mismo.

NATURALISTA EN LA SERRANÍA DE RONDA: CAYETANO ARROYO.

Andrés Rodríguez González Diciembre 19th, 2019

 CAYETANO ARROYO.

“Una filosofía de vida basada en la Naturaleza”.

Debemos a su hermana Mamen y a su amiga María José Castaño los datos y la redacción de la biografía de Cayetano. Yo me ha limitado a darle forma para que forme parte del estilo del resto del libro. Pienso que es mejor así, creo que el texto refleja el enorme cariño que Cayetano inspira en estas dos personas que tanto le quieren y tan bien le conocieron. Muchas gracias a ambas.

Nace en Ronda un 15 de diciembre de 1953, en el seno de una familia humilde donde su madre era costurera y una vez casada dedicada a su casa y a la educación de sus hijos. Su padre era pintor decorador como su abuelo paterno, considerado un buen pintor. Sin duda de ahí le viene su pronta iniciación en la pintura. Ya desde pequeño se le veía hacer grandes cuadros a carboncillo lápiz y oleos. Cayetano era el mayor de 4 hermanos y desde siempre fue un niño de comportamiento excelente, lo que llamamos “un niño muy bueno” al que le encantaba la pintura. Su  madre siempre decía es “un niño muy especial”.

Su vida transcurrió en Ronda. De carácter tímido, tenía excelentes amigos con los que  se relacionaba bien, sin que ello impidiera que se desarrollara una persona intimista que gustaba de estar en su mundo interior y cultivar una enorme espiritualidad. Desde muy joven, y hasta los últimos días de su vida, se interesó por ayudar a los demás preocupándose por sus problemas, o llevando comida a las familias más desfavorecidas,  también ayudaba con sus propias manos a construir sus casas, o económicamente. Pero, siempre con una característica que nunca rompió, desde el anonimato. A Cayetano Arroyo se le puede considerar como el precursor de los Servicios Sociales en la Serranía de Ronda, y no sólo en la ciudad de Ronda, también desarrollaba su labor altruista en cualquier punto de la comarca de la Serranía de Ronda en su sentido más amplio, es decir, ayudaba a cualquiera que lo necesitaba.

Estudió en Ronda en lo que se llamó popularmente “el Patronato Militar”, más tarde se fue a Antequera para examinarse de Reválida. Siempre tuvo excelentes notas y comportamiento. A los 18 años se fue a estudiar a Sevilla decidió  estudiar,  como era presumible, Bellas Artes en Santa Isabel la Católica, donde permaneció 5 años obteniendo buenas notas que le permitieron disfrutar de y becas con las que pudo cursar sus estudios.

De vuelta a Ronda impartió clases de Dibujo en el IES Pérez de Guzmán, tanto en el turno diurno como en el nocturno. Allí empezó  a tener contacto con el mundo educativo y con excelente profesores. Fue un maestro singular coincidiendo con su buen amigo Paco Marín, profesor de Biología, y Juan Miguel  López del Castillo, profesor de Matemáticas, por sólo destacar algunos excelentes pedagogos de un elenco de profesores que marcaron una época. No sólo eran compañeros de trabajo, fueron un grupo de amigos que trabajaban juntos en una profesión que vivian con pasión; verdaderos compañeros que se querían y admiraban mutuamente. Incluso coincidió en las labores docentes con Don Valeriano García que había sido profesor suyo en el Bachillerato.

También  impartió  clases de Dibujo en el Patronato Militar “Virgen de la Paz”  de Ronda.  El método que empleaba  en las clases era muy particular e innovador:  clases amenas que acababan en charlas muy interesante sobre la Vida y el significado de ésta, planteando a sus alumnos los interrogantes  “¿qué somos?”  “¿de dónde venimos? ¿a dónde vamos? Y siempre haciendo hincapié en el respeto por la Naturaleza. Un verdadero revolucionario pedagógico, un Maestro de verdad. Cayetano decía: “En la Madre Naturaleza está todas las respuestas a nuestras necesidades” aconsejando a sus alumnos observar y cuidar lo que tenemos porque ahí está todo. Solía ir con sus alumnos a plantar pinos en la zona de fuera del recinto del  Patronato Militar “Virgen de la Paz”, y gracias a ello hoy en día hay un gran Pinar en ese lugar. Todos sus alumnos le recuerdan con cariño, que por otra parte es la máxima aspiración que un maestro debe tener.

Participó activamente en la conservación del Medio Ambiente en nuestra Serranía así como en la concienciación del cuidado de la Naturaleza. Esta es una de las a faceta más bonita de Cayetano, para nadie pasaba desapercibido, todo el mundo lo quería y admiraba… todo el mundo hablaba bien de él.

Apoyó de los orígenes la celebración de la Semana Internacional del Cine Científico,  luchó porque se mantuviera y que los niños y mayores se interesaran por el certamen. Animó a sus alumnos a asistir a las proyecciones dando ejemplo con su “fiel” asistencia desde los comienzos allá por 1978. En 1991 el director, en aquel año, del Cine Científico hace una dedicatoria en unas de sus publicaciones.

En 1990 se le detecta un cáncer, es operado sin éxito. La forma en la que llevó su enfermedad fue un ejemplo para todos, desde  la humildad y hasta el último instante escribiendo y dibujando. Nos deja el 5 de marzo de 1991 a la pronta edad de 37 años. Para despedirse de sus seres queridos y de su Ronda amada dejó escritas las siguientes palabras:

Cayetano Arroyo Flores, nací a la vida el día 5 de Marzo de 1991.

Quiero agradecerle al pueblo de Ronda todos los desvelos y atenciones que han tenido conmigo.

Me daría por satisfecho con que todos comprendierais que la muerte no existe, eso lo puedo asegurar, es simplemente un tránsito hacia LA LUZ y nuestro verdadero SER.

Lo más importante es SERVIR y DARSE a los demás, porque morir, es no hacer nada de esto.

No lloréis por mí, llorar por aquellas incomprensiones que aún os alejan de los demás, vuestros verdaderos hermanos.

Esté donde esté, estaré en cada uno de vosotros, un saludo y adelante.

En julio de 2015 se le rinde homenaje en el certamen de Natura Ronda organizado por la Delegación de Medio Ambiente del Excmo. Ayuntamiento de Ronda y por el Patronato de Turismo.

A su extensa producción artística (pinturas y dibujos) se unen sus publicaciones. En 1983 saca a la luz su primer libro Diálogos con AbulBeka publicado por la editorial Sirio (Málaga), que  nace con este libro, y estraducido al alemán y al francés. A esta exitosa obra le siguen: Yo Soy Tú Mismo (1984), Yo soy cuando Comprendo (1985), AbulBeka II (1986), El lenguaje de la Vida (1988), Oraciones hacia el Interior de Fuera (1989), Más allá de mí mismo también soy yo (1990). Su legado póstumo literario son cuatro obras que se publican:   Vívete (1992), Nosotros (1993), En la Imaginación (1994) donde aparecen sus últimos dibujos, y Hacia el despertar por la muerte (1993) donde redacta su enfermedad y su vinculo natural con la muerte.

Cayetano Arroyo fue hombre que dejó  huella allá donde iba, dejándonos un  legado de  gran importancia que debe ser compartido y divulgado.

Más información sobre su obra en  http://www.cayetanoarroyo.com

NATURALISTAS EN LA SERRANÍA DE RONDA: MODESTO LAZA PALACIOS

Andrés Rodríguez González Octubre 27th, 2019

MODESTO LAZA PALACIOS

A finales de la década de los setenta cuando el botánico rondeño Daniel Montilla encontró una farmacia a nombre de Modesto Laza Palacios en la Calle Larios de Málaga; Daniel realizaba una tesis doctoral sobre la Flora de las Sierras Occidentales Rondeñas y le llamó la atención el nombre ya que M. Laza Palacios era autor de un artículo titulado “Algunas observaciones geobotánicas en la Serranía de Ronda” publicado en 1.936 y, por lo tanto, del máximo interés para Montilla. Intrigado por esta coincidencia, llamó por teléfono a la farmacia y pregunto por el Sr. Laza, su sorpresa fue mayúscula cuando localizó al autor del artículo del año 1.936. Efectivamente, se trataba de Modesto Laza Palacios. A partir de ahí se entablo una relación de profesor-alumno entre el joven doctorando y el venerable anciano.

Por méritos propios Modesto Laza forma parte de la élite intelectual que la provincia ha dado al conocimiento botánico con sus investigaciones geobotánicas sobre la flora y vegetación de las sierras Tejeda y Almijara, algunos enclaves de la Serranía de Ronda y otros lugares de la provincia. Pero sus inquietudes le llevaron a participar en otros campos, como el farmacéutico y la literatura. Es de resaltar que por un breve espacio de tiempo, intervino también en la política local al proclamarse la II República en 1931, cuando resulta elegido concejal del Ayuntamiento de Málaga.

Modesto Laza Palacios nació en Vélez Málaga el 24 de marzo de 1901, pero vivió practicamente toda su vida en Málaga capital ya que siendo aún muy niño, quedó huérfano de ambos progenitores. Esta circunstancia motivó que se trasladase a Málaga capital, a casa de su tío Enrique Laza Herrera, hermano de su padre, sin hijos y farmacéutico de profesión. Laza Palacios estudia con brillantes notas el Bachillerato en el Instituto General y Técnico de Málaga. Concluidos estos primeros estudios, sin duda influido por el ambiente en que se desenvolvía su tío Enrique, investigador y miembro de la Sociedad Malagueña de Ciencias, se traslada a Granada, donde inicia la carrera de Farmacia, licenciatura que concluirá en la Universidad de Madrid.

A partir de 1923, el joven Modesto decide realizar un proceso de ampliación de sus estudios universitarios con la realización de cursos que le especializan en las técnicas de laboratorio de análisis clínicos, técnicas que puso en marcha con gran prestigio en Málaga al hacerse cargo de la farmacia de su tío. Pero sus inquietudes científicas le hicieron recibir también otros cursos especializados sobre temas relacionados con la síntesis orgánica, la microbiología, la bacteriología y las técnicas microanalíticas.

A partir del año 1930, comienzan sus estudios de ecología botánica en la flora y vegetación de las sierras Tejeda y Almijara y la Serranía de Ronda. Emplea una metodología fitosociológica absolutamente novedosa llamada de “Huguet del Villar», así llamada por haber sido iniciada por el eminente investigador en ecología botánica Emilio Huguet del Villar (1871-1951).

Una vez proclamada en España la II República, su preocupación social y política le lleva a presentar su candidatura en las elecciones municipales de abril de 1931, formando parte de la lista del Partido Republicano Radical Socialista de Alejandro Lerroux, en las que resulta elegido concejal, en representación del distrito 32 de Málaga.

Durante el periodo inmediatamente anterior a la Guerra Civil de 1936, prepara su doctorado, pero la lectura de su Tesis Doctoral queda interrumpida con la llegada de la guerra. Concluida la contienda en 1939, es represaliado sufriendo prisión en Burgos y destierro en Valladolid. En 1940 es puesto definitivamente en libertad y puede presentar su tesis doctoral en la Universidad de Madrid que obtiene, por unanimidad, la calificación de ‘sobresaliente’.

A partir de entonces se establece definitivamente en Málaga, se dedica al laboratorio y farmacia de su tío que por motivos de salud, se retira de sus labores farmacéuticas.

Las investigaciones realizadas por Laza Palacios son variadas y abundantes, van desde estudios estrictamente botánicos a los de crítica literaria y trabajos periodísticos vinculados a temas malagueños. Es digo de resaltar su interés y esfuerzo en la salvaguarda de instituciones y entornos particulares de Málaga y su provincia.

Entre sus trabajos botánicos destaca por su importancia, la publicación de “Algunas observaciones geobotánicas en la Serranía de Ronda”, que vió la luz en el Boletín de la Sociedad Española de Historia Natural, 1936 y que representa un primer avance para el conocimiento de la composición florística de la comunidad de los pinsapares.

De ese trabajo extraigo un párrafo que define a la perfección el espíritu conservacionista y las dotes de observación de nuestro personaje con especial incidencia en el sobrepastoreo que fue el origen del estado de absoluto deterioro que encontró Laza en 1.935 en la foresta de La Nava de S. Luis; los pinsapos eran  eliminados por los rebaños y  una oruga parásita; a pesar de todo el autor muestra cierto optimismo sobre la regeneración si se protegiera el pinsapar “por la gran vitalidad y capacidad de resistencia que da muestras este bosque”.

La Nava de S. Luis ha sido rebautizada en la actualidad como La Nava de Los Pinsapos. Dedicada tradicionalmente al pastoreo de ovejas y cabras, los dueños actuales han realizado una magnífica gestión en los últimos treinta años, han conseguido hacer compatible la explotación sostenible del medio con la conservación. Esa magnífica gestión tiene continuidad se ve complementada actualmente con el apoyo técnico de sus herederos que redundará, sin duda, en una mejor explotación de la finca si cabe.

Otro trabajo suyo es Notas geobotánicas de la provincia de Málaga, publicado ese mismo boletín y el mismo año.

En 1940 hace su discurso de entrada en la Real Academia de Farmacia, con el título de Flórula farmacéutica malacitana, publicado en los “Anales” de dicha institución, y constituye un trabajo de extraordinario interés científico. Su calidad queda contrastada al ser intensamente citado por el profesor leridano Pio Font i Quer (1888-1964), (a quien Laza consideraba uno de sus maestros), en su Dioscórides renovado(1961).

En 1942 son publicados dos trabajos dignos de mencionarse: Notas sobre un herbario de plantas andaluzas de don Simón Rojas Clemente y Estudios sobre la flora andaluza. En el primero, Laza Palacios pone de manifiesto el origen del herbario elaborado por el botánico Simón de Rojas Clemente y Rubio (1777-1827) y llama la atención sobre el conjunto de pliegos que llevan la anotación “Ex collecione D. Clemente”, y, en el segundo, una continuación del ensayo anterior, realiza un estudio sobre 545 pliegos de plantas andaluzas y marroquíes recolectadas por Schousboe, Cabrera, Haenseler, Prolongo y Muñoz Capilla, entre otros estudiosos, que se hallaban archivados en el herbario de la Sociedad Malagueña de Ciencias.

En su artículo “Estudios sobre la flora y la vegetación de las Sierras Tejeda y Almijara. Publicado en Anales del Jardin Botanico de Madrid. Tomo VI-Volumen II: (217-395) en al año 1946 hace mención al terrible estado de conservación de los Tejos con las siguientes palabras: “En la actualidad son tan escasos que yo solamente he podido ver y fotografiar uno protegido por una profunda grieta rocosa lo bastante ancha para que a su fondo pueda descender un hombre. El ejemplar en cuestión no alcanza la talla arbórea y parecía, por el diámetro de su tronco y escaso espesor de su corteza, joven.

Modesto Laza publica Pau y la flora malacitana, en el que recoge especies, variedades y formas nuevas que  el ilustre botánico Carlos Pau Español (1857-1937) había descrito de la flora malagueña, muchas de las cuales procedentes del intercambio de pliegos que Modesto mantuvo con éste todavía en vida.

A 1946 corresponden dos trabajos suyos, el titulado Apuntes para el estudio de la farmacopea popular malagueña, aparecido en la Revista Médica de Málaga, y Estudios sobre la flora y la vegetación de las sierras Tejeda y Almijara, publicado en los «Anales del Jardín Botánico de Madrid». Estos estudios representan un extraordinario esfuerzo de síntesis de la flora de esta zona malagueña, pues constituyen un espléndido catálogo de 541 especies, entre las que define y cataloga cinco nuevas para la ciencia en general, además de citar y confirmar la existencia de siete nuevos taxones para la provincia de Málaga; incluyen también una síntesis fitosociológica del territorio.

En la década de los cincuenta, Laza Palacios se encuentra en una época muy prolífica, ya que de esta época son las publicaciones que se realizaron en la revista «Farmacia Nueva» con los títulos de Miscelánea botánica retrospectiva y Una publicación importante, referida esta última a la edición por el Instituto de España de la obra La materia médica de Dioscórides, traducida y comentada por el médico y humanista Andrés Laguna y Segovia (1499-1559).

Su pasión por los temas malagueños tiene su inicio en 1950 cuando dirige la tesis doctoral de Manuel Sánchez Garro bajo el título de Una farmacia malagueña del siglo XVIII, trabajo que supone también el inicio de sus incursiones en la literatura en las que destaca por su fino estilo literario . Nombrado académico correspondiente de la Real Academia de Farmacia, el insigne botánico malagueño intensifica sus trabajos sobre crítica literaria e historia, trabajando siempre en temas relacionados con su especialidad.

En 1955, Laza Palacios da comienzo a la publicación de una serie de estudios en la revista «Farmacia Nueva» que van a constituirse en el germen de la que posteriormente será su más renombrada obra literaria, El laboratorio de la Celestina, en la analiza todos los términos de la inmortal obra referentes a plantas que son utilizadas para la preparación de pócimas y ungüentos mágicos. De esta publicación parte la relación epistolar que mantiene con el pintor Picasso a través del poeta barcelonés Jaime Sabartés Gual (1881-1968), ya que su libro, editado con el patrocinio de la Diputación Provincial de Málaga, ve la luz con una reproducción a color del famoso cuadro La Celestina en la sobrecubierta.

Otras publicaciones significativas de esta etapa son La hidrofilia hispánica, en la que hace una especial referencia a las virtudes de las aguas de Carratraca (Málaga), y Los fármacos afrodisíacos en un autor castizo del siglo XV, en la que continúa un tema ya tratado con anterioridad en otro trabajo publicado en la revista «Gibralfaro» con el título de El ungüento de las brujas, en el cual, tras una recopilación de datos sobre dicho famoso y oculto ungüento, deduce su fórmula y realiza un comentario crítico y científico sobre las plantas utilizadas en la elaboración de dicho producto; todo ello, enmarcado en un fino estilo literario.

Esta incursión en el mundo mágico y literario la hace simultánea con sus investigaciones científicas y sus preocupaciones por los temas malagueños como la protección de la finca La Concepción, entonces abandonada. Lo que nos da una idea de la enorme capacidad de trabajo creativo por parte de Modesto Laza.

En 1956, publica “Vegetación rupícola y formaciones frutescentes de altura en la provincia de Málaga” en los «Anales de la Real Academia de Farmacia”, una obra de gran interés para la geografía botánica, ya que en ella tipifica algunas de las comunidades florísticas más características de nuestra provincia.

En el libro “Málaga y su flora ornamental” publicado por la Caja de Ahorros Provincial de Málaga se publica una conferencia pronunciada por Modesto Laza en el Ateneo de Madrid proponiendo la recuperación y conservación de La Concepción. En ella esboza una semblanza de destacados personajes malagueños, así como de ilustres extranjeros afincados aquí atraídos por las excelencias de Málaga,  además realiza un recorrido histórico de la provincia, ensalza su clima y da a conocer las maravillas de la ciudad, de tal modo que la flora ornamental de Málaga aparece al final de su conferencia casi como un tema forzoso.

Enamorado del tema malagueño, se dedicó en especial a la historia de Málaga y sus vinos, lo que pone de manifiesto en 1970, cuando pone el prólogo a la obra Postales Malagueñas. Álbum con Poesía, de la poeta Julia Romero Porras.

También escribe artículos para varias revistas malagueñas, entre cuyos títulos cabe destacar «Don Carlos Pan Español», en el Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural (1941), «Los Medicamentos de nuestros abuelos», en Farmacia Nueva (1954) o «Nuestro Parque», en Jábega (1972), entre otros.

A Modesto Laza Palacios se debe en gran parte que la finca de La Concepción sea actualmente el maravilloso jardín que es. A él y a otros muchos que trabajaron por esa noble causa, les muesto mi reconocimiento más sincero.

Como reconocimiento a su ingente labor fue nombrado Profesor Honorario de Botánica de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Granada, a la que había donado con anterioridad un valiosísimo herbario con más de 3.000 mil pliegos, fruto del trabajo que él había realizado por las sierras andaluzas y de los intercambios que mantuvo con renombradas figuras botánicas nacionales y extranjeras. En 1963 fue nombrado presidente de Sociedad Malagueña de Ciencias, de la que lo fue hasta su fallecimiento. En 1965 resultó elegido académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo de Málaga, y, en 1978, fue nombrado presidente de honor del III Simposio Nacional de Botánica Criptogámica celebrado en Madrid.

Por último, es de justicia recordar recordarse el gran empeño y la decidida defensa de Laza Palacios en favor de la creación de una universidad para Málaga, Universidad que, convertida en realidad a comienzos de la década de los años 70 y agradecida a este hombre por tan noble anhelo, le concedió a título póstumo, en 1982, la Medalla de Oro que sólo otorga a personajes muy distinguidos.

Su fallecimiento ocurió en 1981, tras una larga y penosa enfermedad que lo tenía apartado casi por completo de toda actividad cultural. Su muerte dejaba un importante vacío en el mundo de la investigación geobotánica de muy difícil relevo por la extraordinaria capacidad humana, científica y cultural que Modesto Laza Palacios poseía, y de la que, hasta el último momento, supo dar cumplida muestra

Bibliografía

ALCOBENDAS, Miguel (1986): Personajes en su historia. 2.ª ed., Ed. Arguval, Málaga

CUEVAS, Cristóbal (2002): Diccionarios de escritores de Málaga y su provincia.1.ª ed., Ed. Castalia Bibliografía, Madrid.

GARCÍA DE LA LEÑA, CECILIO. Disertación en recomendación y defensa del famoso vino malagueño Pero-Ximen y modo de formarlo. Reimpresión de la edición de Málaga, Luis de Carreras, 1792. Palabras preliminares de Modesto Laza Palacios.

http://cementeriosanmiguel.malaga.eu/

http://dbe.rah.es/biografias/

http://www.fortunecity.es/metal/canje/112/nabusimake6.html

LAZA  PALACIOS, Modesto (1936): Algunas observaciones geobotánicas en la Serranía de Ronda”. Boletín de la Sociedad Española de Historia Natural. Tomo XXXVI

LAZA PALACIOS (1946) Estudios sobre la flora y la vegetación de las Sierras de Tejeda y Almijara.

LAZA PALACIOS, M. 1946. Estudios sobre la flora y la vegetación de las sierras de Tejeda y la Almijara. Anal. Inst. Bot. A.J. Cavanilles, 6(2): 217-370.

LAZA PALACIOS, MODESTO. El laboratorio de Celestina. Málaga. 1958.

RICO VÁZQUEZ, Carmen. Modesto Laza Palacios. Revista Gibralfaro nº 72 Mayo-Junio 2011

Naturalistras históricos en la Serranía de Ronda: Félix Haenseler

Andrés Rodríguez González Marzo 8th, 2019

Naturalistas históricos en la Serranía de Ronda: Félix Haenseler 

Félix Haenseler nació en el pueblo alemán de Durach, Baviera en diciembre de 1780, falleció en Málaga a los 61 años de edad.

Era hijo de Anna-Maria y Johann-Balthasar. En el instituto local estudió lenguas clásicas y humanidades, así como los principios básicos de ciencias naturales, física y química. Ingresó como soldado en el regimiento de suizos. Se estima que llega a Málaga sobre 1803. En 1808 ya conocía al botánico Simón de Rojas Clemente, que fue quien le orientó en sus estudios botánicos hasta lograr hacer de él un aventajado discípulo y después colaborador en sus estudios. Sus  primeros pasos en el mundo de la Botánica los dió en el  jardín del convento de San Felipe Neri, formación que completo con numerosas excursiones por la provincia

En 1811, durante la ocupación francesa de Málaga, Haenseler estableció un contacto que derivo en  amistad, con el nombrado por el ejército napoleónico, gobernador Málaga, el botánico Francisco Zea, que tenía a Clemente como secretario. Haenseler trabajaba en ese momento como oficial en la botica conocida popularmente como “de la Espartería”, propiedad de José Santaella, ubicada en la Puerta de Esparteros. Un trabajo que le permite ampliar sus conocimientos en historia natural y farmacia. Formación que se complementa con la ayuda de su hermano que dibuja sus estudios de peces.

A través de su correspondencia se sabe que en 1814 y 1815 colabora con el gran agrónomo D. Mariano Lagasca a quien consideraba “el mejor hombre que he conocido”. Lagasca le dedicó en 1816 el género Haenselera. Por esa correspondencia conocemos que su herbario personal ascendía a “unas 4.000 plantas”, incluyendo especies de gran parte de Europa y que sus conocimientos de idiomas le habían permitido traducir “una obra botánica del alemán”. A través de otra correspondencia, custodiada en el Archivo del Real Jardín Botánico de Madrid, datada entre enero de 1815 y octubre de1820, se ha constatado la estrecha colaboración que mantuvo con Lagasca en esas fechas. En esa correspondencia hacen referencia a  líquenes y a intercambios  mutuos de ejemplares botánicos como plantas, semillas, raíces tuberosas, bulbos y cereales. Haenseler también le comenta múltiples cuestiones de interés científico, como la marcha de sus estudios zoológicos y análisis de aguas de la región, sus herborizaciones del primer viaje por la Sierra Tejeda, libros sobre botánica disponibles en Málaga, además de información sobre diferentes colegas extranjeros con los que mantenía variados intercambios científicos entre ellos con  De Candolle, que fue maestro de botánica de Boissier.  Un hecho fundamental para el descubrimiento científico del pinsapo que comentaremos más adelante.

El interés de Haenseler por el análisis de las aguas minerales malagueñas se remonta al menos a 1815, cuando le comenta a Lagasca su retorno de Carratraca  y su interés por ampliar esos trabajos en los baños de Periana.

De 1817 data su primera publicación conocida: “Ensayo para un análisis de las aguas de Carratraca (Málaga), en diciembre de ese año le envia a Lagasca seis ejemplares de su trabajo. La obra termina con una relación de las plantas encontradas en las cercanías de esa localidad, un total de 37 fanerógamas y 26 criptógamas, incluyendo una nueva especie dedicada a su amigo Clemente a la que da el nombre de Linaria clemente. Según sus propias palabras “habita en la falda de la sierra encima de la iglesia”.

En ese año ya se había examinado en Madrid y era “licenciado y profesor de farmacia y botánica”. En 1817 falleció el farmacéutico titular de aquella botica malagueña donde trabajaba Félix Haenseler, el establecimiento fue heredado por la viuda y, tras la muerte temprana de ésta, a una pariente suya de nombre Antonia García con la que se casó Haenseler. Tras conseguir la ciudadanía española fue nombrado Subdelegado de farmacia para la provincia de Málaga y examinador de los candidatos a boticarios. Siguió con sus investigaciones sobre plantas y algas acompañado en éstas últimas por el investigador gaditano Cabrera.

Al año siguiente, entró en su botica como aprendiz, el joven Pablo Prolongo, que se convirtió en su discípulo y heredaría finalmente la mayor parte de su legado científico. Sigue en contacto con investigadores extranjeros a los que envia plantas, algas, líquenes, etc recolectados por él. Así Carl Agardh, investigador sueco de algas le dedicó una especie nueva localizada en uno de los ejemplares que Haenseler le había enviado y que el experto bautizó con el nombre de Conferva haenselerii.

La primera constancia de sus investigaciones zoológicas data de diciembre de 1814, cuando empezó a contar con la ayuda de su hermano como dibujante de peces del natural y taxidermista de aves. También es este campo intercambio información y ejemplares con expertos europeos. Fue ampliando su biblioteca zoológica, tarea muy complicada en aquellos tiempos. Sobre sus excursiones por el litoral malagueño quedó constancia en una de sus cartas a Lagasca: “Yo de mi parte no omito de colectar, particularmente de la mar he recogido cosas muy preciosas, de lo que le participaré a su tiempo de todo. La semana pasada dormí en una cueva a tres leguas de aquí en las orillas de la mar, y a media noche por poco me anegué, por fin no fue más que mojarme un poco”.

La ictiología marina fue su principal especialidad zoológica, en particular durante la primera etapa, antes de que su vida entrara en una fase crítica. A esa materia se dedicó durante mucho tiempo y, según Willkomm, consiguió “describir algunas especies nuevas”. Sus aportaciones en novedades de peces costeros, permitieron la temprana publicación, en 1817, del folleto anónimo “Lista de los peces del mar de Andalucía”, tras las investigaciones previas fruto de la colaboración con el citado Cabrera.

La correspondencia conservada de éste, con Clemente y Lagasca, demuestra el interés y preparación de Haenseler en esa especialidad. En 1820 reconocía tener suficiente bibliografía relativa a peces, aves e incluso cuadrúpedos, pero sus conocimientos en entomología eran bastante limitados. Con el fraile agustino Muñoz Capilla, que había estado de misionero en Filipinas, mantenía correspondencia desde años atrás, le escribía, en 1817, describiendo sus colecciones naturalísticas y actividades, e interesándose por la malacología filipina y los peces fluviales de Córdoba: “Ahora sí le estimaré mucho algunas de esas conchitas que Usted dice que posee de las islas Filipinas. Tengo una porción de estos mares, así como insectos, y trabajo ahora con especialidad en la ichtiología malacitana, para lo que he formado ya también una especie de tratado elemental por si acaso en tiempos más felices se puede dar a la luz. Tengo ya dibujados al natural una gran porción, y aun rellenos o preparados. Por esto desearía me dijera Usted que casta de peces se hallan en ese río [Guadalquivir], aunque no sean más que los nombres vulgares, porque al fin puede ser que se forme la ichtiologia bética”. En junio el agustino le había enviado una relación con descripciones de peces locales, Haenseler le ayudaba en la identificación taxonómica y le recomendaba bibliografía.

En los años 1825 y 1826, Cabrera hace referencia en su correspondencia a las investigaciones sobre peces de Haenseler, realizadas en a costa malagueña y gaditana.

Lamentablemente Haenseler sufrió una grave crisis personal, motivada por el alcoholismo que le llevó al abandono de sus investigaciones ictiológicas, botánicas y químicas; se le agrió el carácter y terminó cerrando su establecimiento farmacéutico en la capital. La dependencia alcohólica de Haenseler había comenzado al menos desde Un problema que había comenzado al menos desde finales de 1821. Vino acompañada de una grave penuria económica que le había llevado a vender parte de su biblioteca. Suponemos que trasladó entonces su residencia a Estepona, donde permaneció “cerca de nueve años”, según Boissier, y fue regente en una farmacia. En esa etapa de declive se centró en el estudio y traducción de libros técnicos, que finalmente no pudo publicar por falta de medios. De su estancia durante más de ocho años en Estepona procede el descubrimiento en estas montañas de un cuadrúpedo nuevo para Europa, el meloncillo (Viverra ichneumon).

A finales de 1826 había recuperado el interés por la “ictiografía malacitana”, como hemos visto, y otras investigaciones naturalísticas, a juzgar por dos cartas que envió a Clemente, contestando a sus preguntas sobre diferentes cuestiones y resumiéndole sus estudios realizados en las comarcas de la Serranía de Ronda y de la Axarquía (Sierras de Tejeda y Almijara, actual parque natural). Comenta recientes hallazgos petrográficos, mineralógicos y botánicos en el sector occidental, junto con nuevas descripciones relativas a la sierra de Tejeda y cercanías de Nerja. Sobre la capital únicamente aporta una rápida valoración sobre las experiencias locales de aclimatación de la cochinilla y su compromiso en visitar a dos conocidos de su maestro. Por último, varias noticias sobre naturalistas extranjeros: menciona el hallazgo del esqueleto de un gran reptil en Alhaurín, avisa de la presencia de la Stapelia hirsuta en cabo de Gata y comenta los libros de Agardh y De Candolle, que les citan a él y a Lagasca.

Félix Hänseler elabora un breve informe sobre los resultados de su análisis preliminar de la sal de la Laguna de Fuente de Piedra unas notas sobre curiosos ensayos de germinación de semillas de algunas especies.

El profesor de botánica Edmond C. Boissier (1810-1885), llamado De Candolle, con quien mantenía correspondencia Haenseler, aconsejó al descubridor científico del pinsapo, que se pusiera en contacto con nuestro personaje en Málaga. En la colección de Haenseler vio por primera vez ramas secas de pinsapo, por lo que redoblo el interés que traía en ver e identificar ese extraño árbol existente en la Serranía de Ronda. En agradecimiento a la sinformaciones recibidas, Boissier dedicó a Haenseler en 1838 un género de plantas y varias especies. Ese mismo año divulgó, por primera vez, sus investigaciones sobre el pinsapo malagueño, en una conferencia impartida en la Sociedad de Física de Ginebra  el día 15 de febrero de1838), un resumen se publicó rápidamente (Description d’une nouvelle espèce du Sapin du midi d’Espagne), con dos reimpresiones como Notice Abies Pinsapo. En los primeros párrafos reconocía internacionalmente que le debía a Hänseler (es el único de sus “amigos de Málaga” que citaba dicho año) la primera información contundente sobre la existencia del pinsapo. Se extiende en su gratitud hacia los malagueños en los dos tomos de su posterior Voyage botanique dans le midi de l’Espagne pendant l’année 1837; en el prefacio, fechado en abril de 1845, amplia el reconocimiento a sus colegas Haenseler y Prolongo; minimiza sensiblemente la información recibida localmente sobre el pinsapo, aunque reconoce que Prolongo le envió a su regreso a Suiza más información y, finalmente, al describir el pinsapo y presentar las artísticas láminas que ilustran la obra, confiesa la imprescindible ayuda de ambos en el asunto pendiente de las flores masculinas y femeninas, asunto que resolvieron en 1838 los colaboradores malagueños, Haenseler y Prolongo.

González Bueno en 2010 menciona la colaboración de Haenseler enviándole al ginebrino observaciones termométricas del período 1836-183987, e identifica a un tercer eficaz ayudante local del suizo: el canónigo malagueño Salvador López “que herborizó, en el Desierto de las Nieves, en las cercanías de Yunquera, los materiales que permitieron a Boissier describir su Senecio lopezii”.

Los últimos años de herborizaciones intensas de Haenseler fueron 1838 y 1839, que realizó en solitario o acompañado por Prolongo. Durante los últimos años de su vida se centró, principalmente, en la composición de un voluminoso manuscrito: “Nueva análisis de las aguas de Carratraca e indicación sucinta geo-orictognóstica de sus cercanías y de su flórula”.

Sus últimas investigaciones fueron auspiciadas por el médico de aquellos baños hasta que, en 1840, fue destinado a los de Alhama, esa situación junto con el empeoramiento de la salud de Haenseler le obligó a clausurar su farmacia y regresara a la capital malagueña. Fue acogido en la casa de Prolongo y permaneció a su cuidado, hasta que por agravarse su enfermedad le ingresó en el Hospital de la Caridad, donde falleció el día 12 de agosto de 1841. Una información discordante con el correspondiente certificado de defunción, que indicaba que fue al día siguiente cuando murió de parálisis (“perlesía”), no dejó testamento y fue enterrado seguidamente en el Campo Santo.

Durante esa fase terminal de su vida donó a Prolongo sus libros, manuscritos y herbario, aunque no los tenía en su poder. Tras su muerte el heredero buscó toda esa documentación científica. Encontró el herbario, en un lamentable estado, en el palomar de la casa de un familiar del difunto. Solo se localizaron una pequeña parte de sus manuscritos y libros,  desgraciadamente se había perdido la correspondencia personal con sus colegas españoles y extranjeros. Entre sus escritos salvados se encontraban: un manual de estequiometría, sus dos análisis inéditos de las aguas medicinales de Carratraca y de las fuentes de la Hedionda, y algunos otros textos breves.

Bibliografía

ALCOBENDAS, Miguel (1986): Personajes en su historia. 2.ª ed., Ed. Arguval, Málaga

CUEVAS, Cristóbal (2002): Diccionarios de escritores de Málaga y su provincia.1.ª ed., Ed. Castalia Bibliografía, Madrid.

GARCÍA DE LA LEÑA, CECILIO. Disertación en recomendación y defensa del famoso vino malagueño Pero-Ximen y modo de formarlo. Reimpresión de la edición de Málaga, Luis de Carreras, 1792. Palabras preliminares de Modesto Laza Palacios.

http://cementeriosanmiguel.malaga.eu/

http://dbe.rah.es/biografias/

http://www.fortunecity.es/metal/canje/112/nabusimake6.html

LAZA  PALACIOS, Modesto (1936): Algunas observaciones geobotánicas en la Serranía de Ronda”. Boletín de la Sociedad Española de Historia Natural. Tomo XXXVI

LAZA PALACIOS (1946) Estudios sobre la flora y la vegetación de las Sierras de Tejeda y Almijara.

LAZA PALACIOS, M. 1946. Estudios sobre la flora y la vegetación de las sierras de Tejeda y la Almijara. Anal. Inst. Bot. A.J. Cavanilles, 6(2): 217-370.

LAZA PALACIOS, MODESTO. El laboratorio de Celestina. Málaga. 1958.

PÉREZ-RUBIN, Juan (2012): El naturalista y farmacéutico germano-español Felix Haenseler Jeger (1780-1841) en la Málaga de su época. Acta Botánica Malacitana 37. 141-162

RICO VÁZQUEZ, Carmen. Modesto Laza Palacios. Revista Gibralfaro nº 72 Mayo-Junio 2011

NATURALISTAS EN LA SERRANÍA DE RONDA. Capítulo XIV. Francisco Molina. Frasquito el guarda “El guarda del pinsapar de la Sierra de las Nieves”.

Andrés Rodríguez González Febrero 14th, 2019

NATURALISTAS EN LA SERRANÍA DE RONDA.

Francisco Molina. Frasquito el guarda

“El  guarda del pinsapar de la Sierra de las Nieves”.

Promovido y organizado por la Asociación Senderista Pasos Largos, el seis de marzo 1997 se realizó un homenaje a Francisco Molina, popularmente conocido como Frasquito el guarda, un personaje fundamental en la conservación del pinsapar de los Montes de Propios de la Sierra de La Nieve, núcleo matriz del Parque Natural Sierra de Las Nieves.

¿Quien fue nuestro personaje?

“…Después de unas lomas entre 1.200 y 1.300 m. alt. y ya en la Sierra de La Nieve, entramos en la consocietas de Abies pinsapo casi tocando con la casita de Molina y choza, situadas junto a la fuente del Pinar. Aquí tiene Frasquito el entusiasta guardador del pinsapar un reducido albergue que él se ha construido para protegerse de las  inclemencias de la Naturaleza durante el desempeño de su misión (Depende de Guardería Forestal del Cuerpo de Montes. Hace ya tiempo que una sociedad y elementos culturales de Málaga se interesan por que el pinsapar sea declarado Parque Nacional. Pero nada se ha conseguido todavía).

Es Francisco un hombre franco, cordial y entendido, muy amante de sus pinsapos como admirador de su mérito; nos atendió admirablemente y debo advertir que no hay necesidad de recomendación para ello, pues le basta saber que uno se interesa por los pinsapos para que le sirva y atienda y le colme de atenciones. Molina conocía muy bien a Gros a quien había acompañado años atrás en la búsqueda de Atropa baetica por estas sierras…”.

Con estas palabras describía José Cuatrecasas en 1930 su encuentro con Frasquito Molina,  nuestro personaje,  en un artículo titulado  “Una visita al pinsapar de Sierra de la Nieve”,  publicado en el Butleti del Institució Catalana d´Historia Natural, 2ª serie; Barcelona.

Otros autores y viajeros también conocieron y estimaron la compañía de Frasquito.

En Mayo de 1.917 Fernando de los Ríos hizo una excursión de Málaga a Ronda con su amigo Pablo de Azcarate quien tuvo el acierto de tomar notas detalladas del itinerario, notas  que  fueron  publicadas  en  la revista Javega en 1.981. El autor hace una pequeña introducción en la que entre otras cosas dice:  “Hace algún tiempo encontré entre mis papeles  un  viejo cuaderno con mis notas sobre la excursión que hice  acompañando a Fernando de los Ríos en el mes de Mayo de 1.917, por lo que estoy tentado a llamar “su” Serranía de Ronda; tal era la emoción y el amor con que contemplaba aquellas lomas y barrancos y conversaba con aquellos solemnes y sentenciosos campesinos”.

El relato contiene  jugosos contenidos, desde la descripción de las tres horas de camino que tardaron entre Fuengirola y Marbella o el resumen detallado del presupuesto anual de Parauta (12.560 pts).

Tomamos textualmente la descripción de la subida al Torrecilla que realizaron el día 27 de Mayo. Dice así: “Excursión a la sierra de Tolox para subir a la Torrecilla, lo más alto de la Serranía: 1.918 metros (según Orueta), y a la vuelta ver el pinsapal. Salimos del cortijo a las siete de la mañana; es necesario llevar un buen guía; los caminos son terribles; no viéndolo no se creería que por ellos se pueda ir a caballo. Desde el primer alto intentamos ver cabras monteses sin conseguirlo. Después, a la izquierda vista de  Ronda. Se atraviesan una especie de hoyas que recuerdan a los puertos de Peña Ubiña en la montaña de León. Por allí encontramos al guarda del pinsapar, un viejo muy templado y famoso que nos acompañó todo el día, y algún pastor de los rebaños de ovejas que por allí abundan”.

Efectivamente Frasquito era un entusiasta guarda del pinsapar, estimado por los botánicos por su amabilidad, atención, dedicación y entendimiento del tema; pero también por la gente del pueblo en Ronda. Según cuentan sus familiares más directos, dos ancianos sobrinos José y Miguel Molina González, Frasquito recogía leña para traerla al asilo de ancianos de Ronda, ciudad en la que vivía (Calle Real 11) y donde bajaba una vez a la semana.

Frasquito Molina García tenía 11 hermanos, él hacía el cuarto de mayor edad, estuvo de guarda unos 50 años sí contamos los anteriores y posteriores a la Guerra Civil. Con su caballo de nombre “Picuo” y su perro setter ingles llamado “Yanqui” cuidaba el pinsapar bajo las ordenes del ingeniero jefe D. Eladio Caro. Persona querida y respetada por todos desde  los bandoleros Flores Arrocha y Pasos Largos con los que convivió en la zona, los botánicos y viajeros que pasaron por el pinsapar de Ronda y la gente del pueblo llano, buena prueba de ello es que lo mantuvieron en su puesto una vez superado el terrible drama de la Guerra Civil española.

Aún se conserva la “Fuente  de Molina” (fuente del Pinar), junto a la que tenía la choza; en un enorme pinsapo seco se construyó un asiento a modo de mirador y las raíces descarnadas de otro servían para  casa a su perro “Yanqui”. La fuente no está lejos del actual refugio de Quejigales, junto al camino que conduce al pinsapar de la “cañada de Las Animas”.

Un hermano de Frasquito, de nombre Cristóbal, fue el primer guarda de la Alameda de Ronda, a éste le siguió en el cargo su hijo.

Gracias a la amabilidad de sus dos sobrinos, nonagenarios pero con buena memoria y salud, hemos podido recopilar algunos de  estos datos. Desde aquí nuestro agradecimiento.

Las fotos antiguas las ha cedido para su publicación Rafael Flores, a quien agradezco el detalle. También que me haya permitido usar el texto anterior que elaboramos los dos y utilizamos como memoria informativa para pedir a la Delegación Provincial de Medio Ambiente la realización de un homenaje y colocación de una placa conmemorativa a Francisco Molina.

Bibliografía

CUATRECASAS ARUMI, JOSEP, “Una vista al Pinsapar de la Sierra de La Nieve”, Butleti Institucío Catalana d´Historia Natural 2ª Serie 10,  1930, Pp. 65- 67.

FLORES DOMINGUEZ, RAFAEL y RODRIGUEZ GONZALEZ ANDRÉS, La Sierra de las Nieves. Guía del Excursionista, Ronda, Editorial La Serranía, 2005.

NATURALISTAS EN LA SERRANÍA DE RONDA: Luis Ceballos y Fernández de Córdoba

Andrés Rodríguez González Enero 4th, 2019

NATURALISTAS EN LA SERRANÍA DE RONDA

Luis Ceballos y Fernández de Córdoba

“El gran Ingeniero de Montes español y la Serranía de Ronda”

Mi amigo Ernesto Fernández Sanmartín es persona ocurrente y de rico anecdotario además de experto senderista y botánico paisajista. En las excursiones que cada año hacemos por el pinsapar de la Sierra de Las Nieves, suele contar entre otras muchas, la siguiente anécdota:

Cuando modificaron el nombre del Mirador del Caucón para dedicar ese lugar al insigne personaje del presente capítulo, quisieron que asistiera al acto D. Luis Ceballos. Ya bastante mayor  y de salud delicada  por su edad, declino la invitación con una contestación bastante escéptica, dijo:

- ¿Bosques de Pinsapos? Pero ¿Todavía existen?

Luis Ceballos y Fernández de Córdoba, fue Ingeniero de Montes y está considerado unos de los primeros y principales Naturalistas de nuestro país.

Nació en San Lorenzo de El Escorial el 31 de julio de 1896, muere el 31 de julio de 1896. Hijo de Luis Ceballos Medrano, ingeniero de Montes y profesor de Topografía y Geodesia de la Escuela Especial San Lorenzo de Ingenieros de Montes.

Su hermano mayor, Gonzalo, llegaría a ser un prestigioso entomólogo.

En 1914 ingresó en Escuela de Montes y en 1920 termina la carrera de Ingeniero de Montes en Madrid. Entre 1924 y 1928 trabaja en la Unión Resinera Española, Luego, entra en el IFIE (Instituto Forestal de Investigaciones y Experiencias) y comienza su verdadera especialidad, la de botánico y dendrólogo. Entre 1928-1932 trabaja con Manuel Martín Bolaños, en la zona de Cádiz y Málaga y en Marruecos,  y fue una continuación de los estudios sobre el Abies pinsapo Boiss. Los resultados de esos trabajos fueron la publicación en 1928 en “Conferencias y Reseñas Científicas de la Real Sociedad Española de Historia Natural” y de modo más extenso en el Boletín del Instituto Forestal de Investigaciones y Experiencias.

Su contacto con la naturaleza norteafricana fue breve. Dejando aparte el período de nueve meses en que fue movilizado para prestar servicio militar en Yebala (1921-1922), se limitó a la visita que hizo en la primavera de 1928 a las masas boscosas del monte Magó, en las proximidades del Xauen. Con Manuel Martín Bolaños publica un trabajo sobre el abeto de Marruecos  y otras investigaciones relacionadas con la Serranía de Ronda y la Sierra de Grazalema. En 1932, en colaboración con Carlos Vicioso, sale a la luz un trabajo de 285 páginas prólogo de Joaquín María Casteillarnau, titulado “Notas sobre la flora malagueña”. Fruto de sus investigaciones en las provincias de Málaga y Cádiz son dos de sus obras maestras, el “Estudio sobre la vegetación forestal de la provincia de Cádiz. Mapa forestal de esta provincia”,  publicado en 1930, con Manuel Martín Bolaños  y el “Estudio sobre la vegetación y la flora forestal de la provincia de Málaga y Mapa forestal de esta provincia”, en1933, con Carlos Vicioso.

En años sucesivos, recorre España haciendo estudios  publicándo sobre bosques y matorrales.

En 1939, junto con Ximenez de Embún realiza el Plan General de Repoblación Forestal de España, que fue la base para la gran labor repobladora de la posguerra. Comienza 1940 siendo nombrado profesor de Botánica y Geografía Botánica en la Escuela Especial de Ingenieros de Montes. En 1941 diseña Los jardines de la Ciudad Universitaria Madrileña y el arboreto de la Escuela de Ingenieros de Montes. Estuvo en la sierra de Gúdar (Teruel), y en 1941 aparece el fruto de este trabajo sobre el Pinus uncinata Ram. Entre 1940 y 1945 fue consejero del Patrimonio Forestal del Estado.

La lección inaugural en la Escuela Especial de Ingenieros de Montes del curso 1945-46 fue a su cargo, disertando respecto a tres coníferas mediterráneas muy especiales para él: Cedro, ciprés y pinsapo.

El 12 de diciembre de 1945, con 49 años, Luis Ceballos leyó su discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales: Los matorrales españoles y su significación. Hasta 1951, redactó junto a Francisco Ortuño varios trabajos sobre la flora canaria y es coautor en 1955 del libro Elementos de Historia Natural, publicado por la Escuela. En septiembre de 1956 es nombrado doctor Honoris Causa por la Universidad Técnica de Lisboa. En 1958 realiza una actividad por la que los que nos interesa el mundo de los árboles le estaremos eternamente agradecidos, contribuye a que el Museo del Prado de Madrid, por necesidades de espacio, no se anexione el colindante Jardín Botánico, al que muchas personas consideran un recinto indigno y obsoleto y que él eleva a categoría de Cátedra. En 1959 le es concedida la Gran Cruz del Mérito Agrícola, y en 1964, la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio. Entre 1961 y 1966 (año de su jubilación) fue consejero del Consejo Superior de Montes. Antes de jubilarse quiso hacer un Mapa Forestal de cada provincia pero debido a sus posibilidades físicas, emprendió lo que fue su obra magna: el Mapa Forestal de España.

En 1965 ingresa en la Real Academia Española de la Lengua y diserta sobre La flora del Quijote.

Antes de jubilarse quiso hacer un Mapa Forestal de cada provincia, pero, comprendiendo que esta obra sobrepasaría sus posibilidades físicas, emprendió lo que fue su obra magna: el Mapa Forestal de España.

El 15 de noviembre sufrió la paralización del brazo derecho, y pese a ello escribió el discurso que pensaba pronunciar el 25 de enero en su recepción como miembro de honor del Instituto de Ingenieros Civiles, pero el 7 de enero, una hemiplejia le dejó sin habla.

Otras obras interesantes de D. Luis Ceballos fueron:

• Notas sobre el aspecto botánico-forestal de las serranías de Ronda y Grazalema, 1928. (Coautor con Manuel Martín Bolaños.

• El pinsapo y el abeto de Marruecos, 1928. (Coautor con Manuel  Marín Bolaños).

• El abeto de Marruecos. Una excursión al monte Magó, 1928. (Coautor con Manuel Martín Bolaños).

• Notas botánicas sobre algunos aspectos de la flora forestal de Cadiz, 1929. (Coautor con Manuel Martín Bolaños).

• Notas sobre flora gaditana. Descripción de una notable asociación de plantas ripícolas, 1929.

• Notas sobre flora gaditana. Contribución al estudio de la composición botánica de los pastizales de monte, 1930. (Coautor con Manuel Martín Bolaños).

• Estudio sobre la vegetación forestal de la provincia de Cádiz. Mapa forestal de esta provincia, 1930. (Coautor con Manuel Martín Bolaños).

• Estudio sobre la vegetación y la flora forestal de la provincia de Málaga y Mapa forestal de esta provincia, 1933. (Coautor con Carlos Vicioso).

• Notas sobre los sabinares de Juniperus thurifera L., con especial referencia a los montes de Soria, 1934.

• Regresión del encinar (Quercetum ilicis) en los terrenos graníticos próximos a Ávi-la, 1935.

• Regresión y óptimo de la vegetación en los montes españoles. Significación de los pinares, 1938.

• Síntesis de los aspectos de la vegetación en los montes españoles, 1944.

• La Fitosociología como auxiliar de la téc-nica forestal, 1948.

• La laurisilva canaria.

• Notas sobre flora canadiense, 1947. (Coautor con Francisco Ortuño).

Es mucho lo que debe la botánica, y especialmente la Flora Forestal a D. Luis Ceballos. Fue él en impulsor del conocimiento, defensa y regeneración de los bosques en España. Hasta su llegada los trabajos sobre bosques españoles se pueden resumir con no muchas palabras. La Ingeniería de Montes nace en 1859 y, en sus inicios en nuestro país, estuvo muy asociada a la Comisión de Estadística que tenía como objetivo promulgar una Ley de Medición del Territorio. Desde el año anterior, la Comisión de Estadística estaba reorganizándose, incorporando nuevos miembros, proceso que culminó en 1861 pasando a denominarse junta General de Estadística. El nuevo impulso ocasionó un replanteo de los trabajos bajo una visión mucho más amplia que comprendía, entre otros, mapa geográfico, geológico, forestal e itinerarios. Se inician los trabajos denominados Avance del Mapa Forestal por parte de Francisco García Martino, que aportó los conocimientos sobre cartografía forestal que había adquirido en la Escuela de Tharandt y le sirvieron para realizar los primeros planos dasográficos. Además, él ya había hecho el levantamiento de planos de la misma naturaleza en Río Tinto, entre 1855-56.

Se realizan trabajos por las brigadas de reconocimiento desde 1853, que son unidos a la información recogida durante la campaña para la elaboración de la Clasificación General de los Montes Públicos de 1859, además de noticias suministradas desde los distintos distritos forestales. En 1860, cuando se iniciaron los trabajos, se preveía que durasen cinco años. Una de las pocas publicaciones de la junta de Estadística fue el plano de rodales de la Garganta, de los propios de El Espinar. En el lustro de 1860 a 1865, año en el que fue suspendida la actividad de la Junta de Estadística, se había realizado el trabajo de 28 provincias. Los planos de Martino son el comienzo de la era moderna de la cartografía forestal española.El 10 de junio de 1868, se creó la Comisión del Mapa Forestal de España. En julio de  1869 se creó la Dirección General de Estadística, de la cual se mantenía segregada la cartografía forestal. Tras diecinueve años de trabajos intensos, y sin apenas alguna publicación forestal emanada de los mismos, en marzo de 1887 se disuelve la Comisión del Mapa. El 5 de noviembre de 1866 se creó la Comisión de la Flora Forestal Española en la que participa un conocido ingeniero que realizó trabajos en la Serranía de Ronda, Máximo Laguna. La disolución de la Comisión del Mapa supuso el final de la cartografía forestal bajo un contexto científico, y hubo que esperar medio siglo para que se reiniciara la labor cartográfica forestal de nuevo. No obstante, el vacío dejado no fue total debido a los continuos mapas, bocetos y croquis asociados a los proyectos técnicos de los Ingenieros de Montes

La creación del Instituto Forestal recondujo las líneas de investigación y, entre ellas, volvió a ver la luz la cartografía forestal. La Sección de la Flora y Mapa Forestal del Instituto se planteó un ambicioso programa científico relativo a la recuperación de la cartografía forestal.

A finales de 1927 se comenzó a diseñar el plan de trabajos de la Sección de Flora Forestal y Mapa del Instituto Forestal de Investigaciones y Experiencias. Se comenzó por la provincia de Cádiz por que se habían elaborado diversos trabajos previos como el Catálogo de Montes,  descripciones y estudios geográficos como los de Gavala y algunas publicaciones sobre vegetación ya disponibles, pero sobre todo, los argumentos que primaron fueron las condiciones naturales de la provincia, en el prólogo de la edición original se refleja textualmente “una región sin duda, de las de más variada flora de España, que poseé en su zona montañosa la masa de alcornocal más extensa de Andalucía y el más valioso bosque de pinsapo, sin contar sus variadísimas asociaciones vegetales, del mayor interés botánico y selvícola”.

La finalidad del trabajo emprendido era eminentemente práctica “…marcando orientaciones para el mejor aprovechamiento futuro del terreno forestal”.

Los intensos trabajos de Luis Ceballos y Manuel Martín Bolaños duraron tres años, entre 1928 y 1930, les hicieron recorrer con intensidad toda la provincia, recopilando gran número de datos y observaciones que les permitieron realizar varias publicaciones y el Estudio sobre la Vegetación Forestal de la Provincia de Cádiz, que se editó como complemento al mapa forestal. Lo que nacio como un complemento al mapa fue ampliado con las muchas observaciones y datos recopilado hasta convertirse en un exhaustivo y completo trabajo. Una referencia en todos los trabajos posteriores sobre vegetación no sólo de la provincia de Cádiz, también de Andalucía.

En todo el volumen se dejan notar las continuas referencias a la presión humana sobre el medio forestal. Es necesario tener en cuenta  que el aquellos años más de la mitad de la población se dedicaba al sector agrícola  y ganadero, por ello, acciones como la tala de bosques para obtención de leña, el carboneo, el pastoreo abusivo, los incendios forestales, la caza mayor y otras causaban una enorme presión en los montes, presión que no decreció hasta que en los años sesenta cuando la emigración masiva y el uso de combustibles fósiles, liberaron de esa presión a la foresta de los campos andaluces.

A pesar de que tanto el “Estudio de la vegetación forestal…” de Cádiz primero y Málaga después se pueden considerar libros de juventud de Ceballos y sus coautores, sorprenden por la madurez y el sentido común de sus planteamientos, por sus conocimientos técnicos, sus elaborados textos, su defensa del Medio Ambiente y, sobre todo, destacan por la meticulosidad y el trabajo bien hecho. En definitiva, se pueden definir como dos obras científicas de calidad excepcional.

Poco antes de la Guerra Civil aparece el personaje clave de Luis Ceballos en el mundo de la ingeniería forestal. Irrumpe con dos obras maestras en las que está presente la comarca de la Serranía de Ronda. Bajo su dirección colaboran Manuel Martín Bolaños y el ayudante Carlos Vicioso. Luis Ceballos publicó el Mapa Forestal de la provincia de Cádiz (1931), y el Mapa Forestal de la provincia de Málaga (1933), a los que se sumaron el de Canarias (1951) y el de Lérida (1954). Carlos Vicioso publica dos trabajos con Luis Ceballos que incluyen la Serranía de Ronda, son “Materiales para el estudio de la flora malagueña”, en 1932, y el “Estudio sobre la vegetación y la flora forestal de la provincia de Málaga”, 1933.

Manuel Martín Bolaños, al organizarse en 1927 el Instituto Forestal, y en él la Sección de Flora y Mapa Forestal, pasa a integrarse en la misma, colaborando con Luis Ceballos en la confección del Mapa Forestal de la Provincia de Cádiz y en la redacción de la Memoria correspondiente. Estos trabajos dieron lugar a un estudio detallado de la Serranía de Ronda y sus pinsapares, que, para ampliar el conocimiento de su significación, la realización por parte de ambos jóvenes investigadores de excursiones a las montañas de Gomara, Montes Magó, en Chefchauen, Marruecos. Con motivo de los referidos estudios se establecieron una temporada Luis Ceballos y los dos colaboradores en Ronda. Manuel Martín Bolaños  fue un personaje de conocimientos e inquietudes muy amplias, además de un magnífico investigador en temas de vegetación y un gran viajero. Como muestra de la universalidad de sus inquietudes es el hecho de que en el primer lustro de los años treinta ideara y desarrollara un sistema para evitar el descarrilamiento de los ferrocarriles, que debió ser sumamente parecido al luego empleado en el Talgo. Este invento fue plasmado en una maqueta a escala y ensayado hacia 1935 o 1936, no pudiendo precisar si en las Minas de Riotinto o en el Estadio del Onuba, club de fútbol de Huelva, que así se llamaba entonces.

D. Luis Ceballos siempre tuvo presente la importancia capital de los bosques en España y su regeneración, cosa que, a veces le llevó a desencuentros con otros ingenieros  y con la administración del dictador. Sirva como ejemplo una frase que D. Luis solía utilizar a veces, “El bosque es una población vegetal y no un ejército de árboles”.

Por fin, en 1966, poco antes de morir, Luis Ceballos publica su obra cumbre, el Mapa Forestal de España, de contenido exclusivamente cartográfico.

El 3 de noviembre de 2016 se conmemoraron el centenario de su nacimiento y los 20 años de la creación del Arboleto Luis Ceballos en El Escorial.

Bibliografía

CEBALLOS, LUIS y MARTÍN BOLAÑOS, MANUEL, Estudio sobre la vegetación forestal de la provincia de Cádiz. Madrid, 1930. Edición facsímil realizada por la Consejería de Medio Ambiente, Sevilla año 2000

CEBALLOS, LUIS y VICIOSO, CARLOS,  Estudio sobre la vegetación y la flora forestal de la provincia de Málaga, Madrid, edita Instituto Forestal de Investigaciones y Experiencias, 1933.

Naturalistas en la Serranía de Ronda: Domingo de Orueta y Aguirre

Andrés Rodríguez González Diciembre 13th, 2018

Domingo de Orueta y Aguirre

El libro Naturalistas en la Serranía de Ronda se editará en la primavera  de 2019, uno de los personajes que no podía faltar es el que sigue.

Domingo de Orueta y Duarte, siempre consideró sus maestros por excelencia a José MacPherson, del que ya hemos hablado en el capítulo anterior, a su profesor de la escuela de Minas, Lucas Mallada Pueyo (que no será objeto de estudio al no estar vinculado a la comarca) y a su padre Domingo de Orueta y Aguirre, objeto del presente capítulo.

La Serranía de Ronda siempre ha atraido a visitantes ilustres, a viajeros románticos,  turistas, aventureros adinerados o no, pintores paisajistas, investigadores y otros muchos ilustrados. En este último caso, las dificultades que la estructura geológica de la comarca tiene, ha sido un atractivo importante para muchos de ellos. Por sólo citar algunos relacionados con el mundo científico, podemos comentar que en 1.775 el irlandés Bowles viene a España para mejorar las explotaciones de Almadén e inspeccionar la minería del país. Ya retirado, visitó gran parte de la península y en su largo recorrido llegó a Ronda, donde estudió la geología y las explotaciones mineras de la zona. Sus observaciones fueron publicadas en un libro titulado “Historia Natural de España”. En el siglo XIX el francés De Vernuil recorrió la Serranía y recopiló una excelente colección de fósiles, además publicó varios artículos sobre paleontología y sobre la constitución geológica de España y de la Serranía, en particular sobre la comunicación entre el Atlántico y el Mediterráneo.

Domingo de Orueta y Aguirre había nacido en Málaga el día 15 de octubre de 1833. Hijo de Domingo de Orueta y Aguirre (es curioso su mismo nombre), era el menor de tres hermanos. Su padre tenía una situación económica desahogada. Después de emigrar de su casa de origen de Oñati, estableció una casa de comercio en Cádiz en 1813, poco después ante la difícil situación económica de la ciudad decidió probar fortuna en América donde se estableció en 1815, regresando de nuevo a Cádiz en 1821. Ya casado con su prima hermana María del Pilar y con un hijo, a finales de ese mismo año decide trasladar la casa de comercio a Málaga, una ciudad dinámica y en crecimiento. Hombre muy hábil en los negocios establece relaciones con las grandes familias influyentes en la pujanza industrial y comercial de la ciudad. Familias como los Livermore,  Heredia, Larios, Loring fueron algunas de las que destacaron en aquella floreciente Málaga. Con ellas se relacionaban los Orueta y con alguna de ellas emparentaron por matrimonio. Su casa en Málaga estaba establecida en Cortina del Muelle 65, junto a la de los Heredia.

 La casa de comercio de Orueta progreso y los Orueta desarrollaron nuevos negocios que les permitieron una gran prosperidad. El joven Domingo de Orueta  fue enviado a Inglaterra a cursar estudios secundarios en el Clever Green, donde habían estudiado sus hermanos Ricardo y Pedro  Antonio con excelentes resultados. Su formación en el  colegio inglés fue entre los años 1846 y 1850. En 1858 emprende un viaje por Europa acompañado por su amigo Joaquín García de Toledo en un viaje pagado por su abuela María del Pilar. De Francia pasaron a Italia, recorriendo Roma, Nápoles y alrededores, Florencia, Bolonia, Venecia y Milán. En Suiza estuvieron más de un mes recorriéndola entera a pie con mochila. Suiza marcó profundamente  Domingo y le generó una gran afición por la Geología en particular y las Ciencias Naturales en general. Pasaron a Alemania, después Bruselas,  Amberes y Paris desde donde viajaron a Londres. De  regreso a París viajaron a Bayona desde donde viajaron a Madrid en diligencia. En Madrid permanecieron varios días hasta regresar a Sevilla y Cádiz donde os dos amigos se separaron. Domingo regreso a Málaga y Joaquín a Lisboa. Como consecuencia de dicho  viaje Domigo escribió un libro titulado “Descripción de un viaje a Suiza e Italia”.

 En ese viaje se desarrollo su afición científica, con cierto disgusto de su padre que observaba como su hijo no mostraba el menor interés por los negocios familiares. Se dedica a adquirir y leer  libros de Ciencias especialmente. Llegó a tener una biblioteca de 2.200 volúmenes que a su muerte fueron cedidos a la Institución Libre de Enseñanza. Pero  no sólo le interesaba la Geología, también dominaba el mundo clásico de Roma y Grecia, la literatura clásica y el Arte. Y todo ello adquirido de una forma autodidacta.

Domingo se casó en 1861 con Francisca Duarte, hija de un acaudalado hombre de negocios malagueño de ascendencia portuguesa. El día 24 de enero del año siguiente nació su hijo primogénito al que llamaron según la tradición familiar Domingo, Chomin para la familia. En esos tiempos vivían en una casa de la calle Muelle Nuevo. Los negocios familiares marchaban bien y su situación económica era más que desahogada. Domingo de Orueta y Aguirre se integró en la Sociedad Económica de Amigos del País en 1.862. Dos años después nace su segundo hijo que recibió el nombre de Luis. En 1.868 se trasladan a una casa en la calle Cortina del  Muelle donde nace su tercer hijo que recibe el nombre de Ricardo en recuerdo de su  hermano fallecido unos años atrás de un terrible cáncer en la boca. Posteriormente nacen sus hijos Jorge, María y Leonor.

Durante esos años Domingo continuó, de manera autodidacta, su formación científica, a base de lecturas sin descanso de libros, especialmente de Geología y de Paleontología.  Hacía frecuentes excursiones por la provincia y anotaba cuidadosamente sus experiencias en cuadernos de campo. Uno de sus acompañantes habituales era José Mac Pherson, nuestro personaje del capítulo anterior, también geólogo autodidacta con el que hizo numerosos excursiones por las Cordilleras Béticas. Domingo también era aficionado a la Entomología y se ayudaba en sus estudios de insectos de un microscopio adquirido en Londres. Llegó a adquirir un gran dominio en la microscopia, dominio que fue heredado y ampliado por su hijo Chomin que llegó a tener renombre internacional en ese campo. Lo veremos en el capítulo dedicado al personaje. En  1870 descubrió un yacimiento de mineral de Bismuto en la cuenca del río Padrón, en Estepona .  Más adelante su hijo descubrió en ese yacimiento el mineral que lleva el nombre de Oruetita. Fruto de sus investigaciones son las publicaciones sobre la Geología de la Provincia de Málaga que se citan a continuación.

“Algunas consideraciones sobre la geología de las proximidades de Málaga”.

En noviembre de 1873 pronuncia una conferencia en la Sociedad Malagueña de Ciencias que se publicó al año siguiente sobre “Los Barros de Los Tejares”. El estudio también fue publicado en la Sociedad Española de Historia Natural en Madrid en 1877 por su importancia.

El 14 de septiembre de 1874, Orueta y Aguirre pronunció una conferencia en la Sociedad Malagueña de Ciencias titulada “Bosquejo geológico de la parte Suroeste de la provincia de Málaga”.

La última de sus publicaciones se titula “Bosquejo geológico de la región septentrional de la provincia de Málaga”.

En reconocimiento a sus estudios, el Gobierno concedió a Domigo de Orueta y Aguirre la Encomienda de la Orden de Isabel la Católica en 1876. La Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Madrid le nombró Socio Corresponsal en 1877. Persona modesta, nunca hizo ostentación de los reconocimientos recibidos.

En el año 1872 tuvo lugar en Málaga la fundación de la Sociedad Malagueña de Ciencias Físicas y Naturales, más conocida como “Sociedad Malagueña de Ciencias”.  En pleno sexenio revolucionario que tuvo su culminación con la liquidación del reinado de Isabel II, se abre un periodo de liberación ideológica respecto a los valores tradicionales, no solo en España, también en toda Europa a través de la expansión de la industrialización. Sus bases fundamentales están marcadas por los valores de las ciencias empíricas y experimentales y la consideración de la ciencia como único instrumento que puede garantizar el progreso humano.

Una de las figuras más destacadas del periodo fundacional de la Academia fue el malagueño Pablo Prolongo García (1806-1885), importante botánico que colabora con Boissier el descubridor científico del pinsapo.  

La Sociedad Malagueña de Ciencias nace en un periodo de decadencia económica, con sus actividades intentó dar un respuesta científica a los problemas de la sociedad malagueña aplicando postulados “positivistas” de los que Domingo de Orueta Aguirre era firme defensor. (El positivismo es un pensamiento filosófico que afirma que el conocimiento auténtico es el conocimiento científico y que tal conocimiento solamente puede surgir de la afirmación de las hipótesis a través del método científico).

No sólo mostraba preocupación por la Ciencia, también por cuestiones sociales, económicas e industriales. Buena fe de ello dan las actuaciones que llevo a cabo en los siguientes temas: Vacunación contra la viruela en la epidemia de 1874, medidas contra la comercialización de la carne parasitada por triquina, enfermedad de los cítricos de 1884, epidemia de cólera de 1884, informe sobre los terremotos de 1884 y 1855, epidemia de Phyllosera entre 1878 1885. En este último punto el estudio llevado a cabo por la “Sociedad”  hizo hincapié en el impacto que esta epidemia hizo en el sector vitivinícola de Málaga que era de los más activos económicamente de la comarca, Domingo de Orueta a través de observaciones microscópicas identificó que el origen de la enfermedad era el insecto denominado Phyllosera vastratix, y realizaron propuesta para actuar contra el parásito. Por intereses económicos las medidas propuestas por la “Sociedad” no fueron tomadas en consideración y la epidemia siguió su cauce destructivo hasta acabar con casi todos los viñedos malagueños en 1885, una realidad que vino a dar la puntilla a la terrible crisis económica que afecto a Málaga y que se inicio en los años sesenta del siglo diecinueve.

En 1882, Domingo de Orueta, que ejercía la profesión de corredor de comercio sufre un fuerte revés anímico con la muerte de su esposa, Paca, afectada por tisis pulmonar.

Nuestro personaje siguió su labor investigadora centrada en esos momentos con estudios sobre los Terremotos de 1884 1885. Estuvo relacionado con el movimiento Krausiano a través del rondeño Giner de Los Ríos y la Institución Libre de Enseñanza. En 1887 junto a otros malagueños, funda la “Asociación Malagueña para Estudios de la Mujer” que fomentaba la instrucción en la provincia de Málaga sin limitaciones de sexo, edad ni lugar de residencia. Es un ejemplo de sus muchas preocupaciones sociales y su afán de difundir el conocimiento.

Domingo de Orueta y Aguirre murió de forma repentina el día 19 de febrero de 1891. Su muerte causó un gran impacto en la “Sociedad Malagueña de Ciencias” creada por él y en la ciudad de Málaga donde era muy conocido y apreciado.

 

Bibliografía

aunamendi.eusko-ikaskuntza.eus/

Manuel de Orueta González. De Aingerukua a Cortina del Muelle. 282 páginas. 1998 Ediciones Moretón.

www.laserranianatural.com

Abel Chapman y Walter Buck

Andrés Rodríguez González Octubre 25th, 2018

Naturalistas en la Serranía de Ronda: Abel Chapman y Walter Buck

Fueron dos cazadores y naturalistas más preocupados por la vida silvestre que por el aspecto humano aunque sus comentarios sobre las gentes y los paisajes de la España que encontraron son tan interesantes que hacen obligadas unas líneas sobre su paso por la Serranía de Ronda.

Viajeros incansables, exploran y describen paisajes y vida silvestre de la península Ibérica en el siglo XIX. Fueron figuras importantes de la incipiente conservación que se inicia en la época, destacando especialmente en la protección de especies amenazadas como la Capra pirenaica, aves acuáticas, rapaces y la creación de áreas naturales que posteriormente pasaron a ser protegidas como Doñana, en el caso de España. Los temas cinegético y naturalista constituyen el grueso de la obra de Chapman y Buck, pero con todo el aspecto naturalista prima sobre el de la caza, hasta el punto que dejan publicada la siguiente frase en uno de sus libros “El amor a la Naturaleza anula incluso la afición de un cazador de aves…de forma que el naturalista suplanta al cazador”. Fueron además de cazadores y sobre todo Naturalistas. Son cazadores distinguidos que buscan trofeos de caza mayor pero no desprecian ni aves acuáticas y la llamada caza menor. Son innovadores en las técnicas y modalidades de caza creando variedades dentro de ellas, apoyadas en el magnífico conocimiento del comportamiento animal, son pues, pioneros en “Etología “ animal. A pesar de ser excelentes cazadores, no dudan en escribir y reconocer sus “fracasos” cosa bastant rara en un cazador. Son “cazadores conservacionistas” y por ello se preocupan y critican el exceso de piezas cazadas y advierten sobre los peligros de la caza indiscriminada y el exceso de armas de fuego, además de proponer medidas de protección para la caza en las fincas españolas. No solo se preocupan de la fauna cinegérica, también de toda clase de fauna e incluso, de la vegetación. Aunque cazaron prácticamente por toda España fue en Andalucía donde realizaron sus más importantes cacerias y concretamente sus territorios más visitados fueron Sierra Nevada, Doñana, Jerez y sus montes y Arcos de la Frontera y sus alrededores incluidas las montañas de Grazalema. Juntos publicaron dos textos dedicados a España: Wild Spain y Unexplored Spain. El primero fue publicado en Londres en 1893, cuando Buck llevaba un cuarto de siglo residiendo en España, donde se había instalado como vinatero en 1868, y traducido por primera vez al español en 1963, el segundo libro apareció en 1910 y fue traducido al español en 1989. Chapman dedica muchas referencias y hasta capítulos enteros en otras obras como “Art of Wildfowling”,  “Retrospect” o “ Memories”. Chapman había nacido el 4 de octubre de 1851 en  Bishopwearmouth, Reino Unido; falleció el 23 de enero de 1929 con 77 años en Northumberland, también en Inglaterra. En 1871 realizó su primer viaje a España y quedó absolutamente fascinado, posteriormente repitió sus visitas una y a veces dos al año. Walter J. Buck nació el 19 de julio de 1843 en Mendham (Inglaterra). A los 25 años  se establece en Jerez de la Frontera como explorador de vinos, tras asociarse con la firma inglesa Sandeman, pasó también a ser criador de vinos. En el triangulo victoriano andaluz, formado por Gibraltar, Riotinto y Jerez, Buck, fue un elemento importante ya que ejerció como Agente Consular de S. M. Británica. A través de las cartas a su esposa conocemos sus amplísimos recorridos cinegéticos, recorre el Imperio Ruso, el Austro-Hungaro y el Alemán. En Jerez habita con su esposa Anne en el Palacio de Las Cadenas, donde, ademásde una variada fauna (hasta un oso la habitó), era el lugar donde practicaba una generosa hospitalidad cinegética con muchos de sus amigos cazadores entre los que destaca  Chapman y el Marqués de Villavicosa. Buck funda en 1869 la primera Sociedad de Tiro de Pichón que rápidamente se extiende por todo el Reino y de la que llegaría a ser campeón durante tres años. Bien es verdad que desarrollaron una intensa actividad cazadora, que mataron rapaces diurnas y nocturnas, mustélidos, felinos y otras numerosas especies  actualmente protegidas; quiero dejar constancia de su amplísima labor de conservación. Unas muy conocidas como entre 1872 y 1912 ejercieron, junto a otros importantes cazadores, el control de los venados en Doñana, otras bastante menos. Es necesario contemplar que los tiempos en los que vivieron y cazaron en España Chapman y Buck, eran diferentes a los actuales y bien sabido es que “de la mayor  falacia histórica es juzgar el pasado con ideas de presente”, según frase de Lord Acton. Pero no solo en España desarrollaron una intensa labor de protección, también en el norte y centro de Europa y en África. Y por supesto, en su Gran Bretaña natal donde contribuyeron a la ampliación de las primeras normas proteccionistas. Como curiosidad, en 1869 se publico una serie de normativas, sobrias y prácticas, sobre protección de la avifauna marina que anidaba en las costas de las Islas Británicas, recogidas en la llamada Seabird Protection Act, dicha legislación, bastante irreal e inepta es analizada por Chapman que propone su adecuación y concreción. Sabemos, a partir de esas opiniones cuales eran sus pensamientos ecológicos que se pueden concretar en lo siguiente: Por sus criterios liberales, no está de acuerdo n la intervención estatal en temas ecológicos y propone una serie de soluciones proteccionistas muy concretas como la protección de huevos de todas las especies (según él, el coleccionismo ornitológico tan de moda en aquellos tiempos es más nefasto para la conservación de las especies que la propia caza). Niega las causas básicas de la legislación proteccionista como que las aves acuáticas están decreciendo en Europa. Opina que el establecimiento de “Santuarios” o reservas sometidas a regímenes especiales, de iniciativa pública o privada, posiblemente sean para “la salvaguarda de la fauna sean más eficientes que las constricciones legales”. El proteccionismo y ecologismo de Chapman están cargados de sentido común y entusiasmo, pero su liberalismo a ultranza, muy propio de la burguesía inglesa a la que pertenecía, es bastante discutible. En España se les conoce fundamentalmente por sus obras “Wild Spain” y “Unexplored Spain”, escritas conjuntamente; pero en la producción unipersonal de Chapman el tema hispánico se encuentra siempre presente, continuamente aparecen alusiones a nuestro país. Existen tres obras en las que España aparece con profusión. En su libro “Art of Wildfowling” hay un capítulo completo referido a la caza de aves acuáticas en nuestro país en las temporadas1893-4 y 1894-5. En su libro “Retrospect” dedica a España ocho capítulos en los que da para mucho, no sólo recordar aventuras de caza, también para hacer propuestas, informes y reflexiones. Destaca el capítulo VII dedicado al Ibex español donde analiza esta especie como trofeo y también hace propuestas sobre su protección. El capítulo XVII  aporta datos sobre los flamencos de las Marismas, el furtivismo y la desidia y permisividad de los guardas en el cumplimiento de sus funciones. En los capítulos XXI, XXII y XXIII describe sus estancias en el Castillo de Arcos de la Frontera. En su obra póstuma “Memories” rememora con nostalgia su primera estancia en España y justifica que en sus obras trate el tema de la naturaleza hispana y olvide sobre otros aspectos como la historia o la monumentalidad de estas tierras. Chapman considera a España como “su primer amor entre las tierras agrestes”, junto a su colega y amigo Buck evitaron los caminos frecuentes para introducirse en lugares agrestes e inexplorados, vivieron apasionadamente sus aventuras de caza y fundaron las bases de la protección medioambiental en Andalucía y España. Su literatura, aun teniendo las mismas bases de la escrita por otros viajeros del siglo XIX es completamente original en sus planteamientos y estilo. En la visión “romántica y europea”de la España que vieron evitan comparaciones odiosas o racistas con la vida británica más avanzada que conocían y siempre está presente una visión “amorosa” sobre esta tiera que tan bien conocieron, por supuesto tienen una postura respetuosa con los pueblos de España, sin disculpar pero si analizando escuetamente aspectos muy inquietos que encontraron como cuando comentan los hurtos de huevos de los habitantes de Sanlucar en las Marismas o cuando hablan de las condiciones de vida de los guardas de las Marismas “que pueden ser un paraíso para la caza y elcazador de acuáticas, pero no un lugar deseable para criar una extensa familia”. El capítulo XXXV  y XXXVI de “La España Inexplorada” están dedicados a la Serranía de Ronda y como continuación a la Sierra Bermeja. Describen el San Cristobal y la Comarca del Pinsapo que exploraron con salida desde Benamahoma un 20 de marzo con suelo nevado, escriben con verdadera admiración sobre la dureza del trabajo de los labriegos, como le sacan provecho a estas tierras con pendientes extremas, como siembran en cualquier hueco del terreno que lo permita y trillan en eras construidas en tras allanar y empedrar el terreno. Apasionadamente muestran los paisajes que ven.  Describen los muchos pájaros y aves que aquí encuentran deteniéndose las aguilas reales, perdiceras, buitres y los poderosos quebrantahuesos y dedican un amplio texto al pinsapo, a la descripción de los paisajes donde se encuentran y a destrucción a la que se ven sometidos por “hacha, fuego, tempestades y avalanchas”, hasta tal punto encuentran deteriorado el pinsapar que les hace escribir lo siguente: “…Otro ejemplo de la descuidada imprevisión que caracteriza a la raza española. ¡Hace quince años destruyeron el último ibex!, ¡de aquí a quince años destruirán el último pinsapo¡” .  Es apasionante a la vez de triste la descripción del encuentro con una niña semisalvaje que localizan en las montañas de Grazalema, se entremecla la pena, la ternura y el respeto por la jovencita y sus condiciones de vida. En diciembre de 1907 visitaron Sierra Bermeja con el objetivo de buscar cabras monteses. Describen el pinsapar pero las condiciones climáticas con nieblas muy espesas les impidieron cumplir plenamente sus planteamientos iniciales. Describen las escasas aves encontradas y como tumba de un disparo a un buitre situado por lo menos a mil metros de altura. Les llama la atención cazar un animal para ellos desconocido, el Meloncillo. Aconsejo a quien guste la caza que lea con detenimiento las aventuras cinegéticas con corzos que describen en ese capítulo. También unido al capítulo XXXVI aunque nada tiene que ver con Sierra Bermeja, describen un encuentro bastante peligroso que tuvieron con una vaca parida y agresiva en el Puerto de las Palomas.

  Bibliografía La España inexplorada. Abel Chapman y Walter J. Buck.  Edita Junta de Andalucía, Consejería de Obras Públicas y Transportes 1989.

PACO MARÍN BUSTAMANTE, GENIO, AMIGO Y MAESTRO.

Andrés Rodríguez González Agosto 16th, 2018

PACO MARÍN BUSTAMANTE, GENIO, AMIGO Y MAESTRO.

 

Para el libro sobre Naturalistas Históricos de la Serranía se Ronda que estoy elaborando y para recordar el quinto año de la muerte de Paco Marín, del abundante material que tengo sobre mi amigo Paco, he seleccionado siete textos y nueve dibujos. No ha sido fácil seleccionar, de sus muchos trabajos sólo tengo en depósito una parte pequeña. Y digo en “deposito” por que creo que las producciones de los genios son legado de la Humanidad, son de todos.

 Es poco el material seleccionado para la ingente obra que Paco ha dejado, pero he pretendido que en ese material quede la huella de su extraordinaria personalidad y del impacto que a mí me dejó la parte de su vida que tuve la suerte de compartir y su muerte.

El dolor que me causó su muerte sólo puede compensarse con unas buenas “defensas” como las que yo tengo y, entre ellas, con recordar lo mucho que me aportó intelectualmente, en conocimiento de la biología de la Serranía y su calidad humana.

 

Homenaje de ARACA a Paco Marín

Este año LA ASOCIACIÓN RONDEÑA DE AMIGOS DE LOS CAMINOS ANDALUCES A.R.A.C.A. reunida en el Centro de Educación y Congresos La Algaba de Ronda el día 14 de Marzo de 2.009,  ha decidido otorgar el “Premio a la Defensa de los Caminos Públicos” a D. Francisco Marín Bustamante, conocido popularmente como “Paco Marín”, al considerar que en esta persona se reunen una gran cantidad de valores que lo hacen merecedor de ello.

Por citar algunas, es amigo, poeta, pintor, artista, biólogo, profesor, persona sensible ante cualquier manifestación de la Naturaleza, … cualquiera de esas facetas podría hacerle merecedor de esta distinción, pero en Paco se unen todas ellas. Ha sabido como nadie captar las imágenes de la Serranía de Ronda en todo su esplendor y belleza. Su pincel y el objetivo de su cámara son los ojos a través de los cuales la Serranía alcanza su proyección más importante. Presume de ser hijo de Arriate, hermoso pueblo de la Serranía.

Una vez terminado el acto se firmó un diploma acreditativo y se hizo entrega a Paco de un ejemplar del magnífico libro “Viaje a Andalucía. Historia Natural del Reino de Granada (1.804–1.809)” de Simón de Rojas Clemente y Rubio. Edición, transcripción, estudio e índices de Antonio Gil Albarracín.

Paco ha sido profesor 35 años del Instituto “Pérez de Guzmán”, ha sido maestro de casi todos los estudiantes de Ronda y de los pueblos de la Serranía. Con el paso de los años, el Centro se fue convirtiendo en su casa y todos los que en él trabajaban en su familia,  cada vez se fueron estrechando más esos lazos afectivos hacia las personas con las que convivía en el “Pérez”. Esa ha sido una de las características de la personalidad de Paco.

Para él la vida es un camino, que todos lo hacemos de forma distinta, con nuestros aciertos y errores, perfecciones e imperfecciones, si consideramos también que la vida debe ser un camino de perfección, que mejor lugar para llevarlo a cabo que en el Centro donde tantas personas conviven durante la mayor parte del tiempo, que mejor fuente de enriquecimiento personal y mutuo, que mejor sitio para dar y recibir afecto. Por  ello y muchas cosas siempre se ha sentido afortunado por dedicarse a la enseñanza, una profesión, que a los enseñantes les permite dar a raudales esas cosas tan importantes en la existencia como son la compañía, la amistad, la sabiduría y el amor de los demás.

Como profesor de Ciencias Naturales ha tratado de trasmitir sus conocimientos sobre el Universo del que formamos parte, en todas sus facetas y mostrando esas múltiples conexiones que integran la realidad para dar esa visión global y orientadora que ilumine su concepción del Cosmos y de la Vida. A la vez ha tratado de trasmitir esa admiración y amor por la Naturaleza y despertar la emoción que podemos sentir ante su contemplación. Siempre ha dado importancia fundamental al contacto directo con la Naturaleza, contacto que, como a Paco gusta citar, Giner de Los Ríos en su tratado sobre el Paisaje “favorece la expansión de la fantasía, el ennoblecimiento de las mociones, la dilatación del horizonte intelectual la dignidad de nuestras gentes y el amor a las cosas morales”.

Son recordadas esas salidas al campo con sus alumnos en las que junto a su labor de profesor actuaba también la propia Naturaleza como maestra con sus infinitos mensajes que calaban en lo más hondo de los estudiantes. Son recordadas esas puestas de sol con esa infinidad de luces y colores vistiendo las sierras y el cielo, esos mares de nieblas cubriendo los valles que traían a la memoria aquellos mares que hace millones de años cubrían nuestra tierra. Sus alumnos tienen aún presente la visión de Ronda y su entorno desde la Virgen de la Cabeza, ese lugar en el que se dan cita en la inmensidad del tiempo la historia del planeta y la historia de la humanidad. Y la contemplación de las centenarias encinas recortando sus siluetas sobre el infinito cielo donde tras el ocaso comenzaban a brillar las estrellas. Alli aprendieron, abrazados en sus troncos, a  reflexionar sobre la unidad del Cosmos del Universo del que procedemos, a que estamos unidos y del que viene toda laVida.

Se recuerdan tantas noches que salían del Centro para encontrarse con los Cometas, oyendo el canto del Buho Real y los grillos para recibir todo ese mensaje de Paz, Inmensidad, Alegría, Ilusión y Amor.

Hoy Paco piensa que es necesario seguir adelante, pero tal vez haya que volver la mirada hacia atrás y recuperar las luces de esos valores universales que la evolución de la humanidad, la sociedad y la persona dejó en parte olvidadas al borde del camino.

A continuación dio comienzo una asamblea de socios. En ella se decidió hacer cuantas gestiones están a nuestro alcance para que se reconozca la figura de Paco Marín. También se recordó que ya es la cuarta entrega del premio anual en Defensa de los Caminos  y como es tradicional regalamos el libro de Simón de Rojas. En el año 2.006, D. Julian de Zulueta cuando recibió el libro de Simón de Rojas en su casa dijo: “Este es un libro para esta casa”. En el año 2.007 resultó premiado Centro de Educación y Congresos “La Algaba”, representado por D. Juan Terroba, que calíficó el libro que se otorga como premio de “Un libro fundamental para La Algaba”. En el año 2.008, el premiado fue D. Francisco Moreno, que mostró su júbilo por recibir el libro de Simón de Rojas con las palabras “una joya como las maravillas arqueológicas que a veces se encuentran en la Serranía”.

El acto estuvo presidido por el Presidente de la Asociación Agustin Rubira Tobaruela y levanto acta el Secretario, Andrés Rodríguez González que firma esta información.

 

Palabras de Paco como agradecimiento en el acto de  la comida de jubilación.

Palabras de Francisco Marín Bustamante,  (Paco Marín) con motivo de la comida de jubilación promovida por el Instituto “Pérez de Guzman”.

Gracias por esta prueba de sincera amistad y afecto, me hacéis muy feliz al veros aquí a todos reunidos en torno a mi persona, no merezco tanto.

La importancia que para mi tiene este acto en el que celebramos mi jubilación hace necesario el dirigiros unas palabras sobre nuestra trascendental tarea de la que yo ahora comienzo una nueva etapa. Perdonad si me extiendo demasiado, por mis imperfecciones lingüísticas y por si peco de inmodestia.

Yo cambiaría la palabra jubilación que tiene connotaciones de punto y final y de falta de continuidad por la de júbilo. Júbilo por haber realizado una de las más hermosas labores al servicio de los demás, clave en el desarrollo integral de las personas y júbilo también por seguir realizándola aunque en otros ámbitos distintos al oficial.

Hace 35 años que llegue a nuestro Centro, el Instituto “Pérez de Guzmán” que entonces acogía a casi todos los estudiantes de Ronda y de los pueblos de la Serranía, desde entonces he realizado mi labor en nuestras aulas salvo un año que por disposiciones oficiales emigre a África. Con el paso de los años, el Centro se fue convirtiendo en mi casa y todos los que en él trabajamos en mi familia,  cada vez se fueron estrechando esos lazos de amor, esa saludable dependencia afectiva hacia las personas que convivíamos en nuestro querido Centro.

Si consideramos la Vida un camino, es verdad que todos lo hacemos de forma distinta, con nuestros aciertos y errores, perfecciones  imperfecciones, si consideramos también que la vida debe ser un camino de perfección, que mejor lugar para llevarlo a cabo que en el Centro donde tantas personas convivimos durante la mayor parte del tiempo, que mejor fuente de enriquecimiento personal y mutuo, que mejor sitio para dar y recibir amor. Por  ello y muchas cosas más me he sentido afortunado por dedicarme a la enseñanza, una profesión, que como ya digo, nos puede, si tenemos las puertas del corazón abiertas, dar a raudales esas cosas tan importantes en la existencia como son la compañía, la amistad, la sabiduría y el amor de los demás a la vez que la honda satisfacción de corresponder a ello dándonos plenamente.

Así he pretendido pasar por el Instituto y así quiero seguir aunque sea en otros lugares y con otras personas aunque sin olvidar el centro y a vosotros y por ello quiero pediros que no me consideréis como un jubilado sino como un compañero en activo y miembro de hecho de nuestra gran familia para poder seguir dando y recibiendo amor y enseñanzas.

Como profesor de Ciencias Naturales he tratado de trasmitir mis conocimientos sobre el Universo del que formamos parte, en todas sus facetas y mostrando esas múltiples conexiones que integran la realidad para dar esa visión global y orientadora que ilumine su concepción del Cosmos y de la Vida. A la vez he tratado de trasmitir esa admiración y amor por la Naturaleza y despertar la emoción que podemos sentir ante su contemplación. Siempre he dado importancia fundamental al contacto directo con la Naturaleza, contacto que, como diria Giner de Los Rios en su tratado sobre el Paisaje “favorece la expansión de la fantasía, el ennoblecimiento de las mociones, la dilatación del horizonte intelectual la dignidad de nuestras gentes y el amor a las cosas morales”.

Viene a mi recuerdo esas salidas al campo con mis alumnos en las que junto a mi labor de profesor actuaba también la propia Naturaleza como maestra con sus infinitos mensajes que calaban en lo más hondo de los estudiantes. Recuerdo esas puestas de sol con esa infinidad de luces y colores vistiendo las sierras y el cielo.

 Esos mares de nieblas cubriendo os valles que traían a la memoria aquellos mares que hace millones de años cubrían nuestra tierra.

La visión de Ronda y su entorno desde la Virgen de la Cabeza, ese lugar en el que se dan cita en la inmensidad del tiempo la historia del planeta y la historia de la humanidad.

La contemplación de las centenarias encinas recortando sus siluetas sobre el infinito cielo donde tras el ocaso comenzaban a brillar las estrellas y apoyados y abrazados en sus troncos reflexionado sobre la unidad del Cosmos del Universo del que procedemos, a que estamos unidos y del que viene toda la Vida.

Recuerdo tantas noches que salimos del Centro para encontrarnos con los Cometas, esos mensajeros del cielo y allí en los hermosos campos de la Serranía, envueltos en los aromas del tomillo y la lavanda, oyendo el canto del Buho Real y los grillos recibimos todo ese mensaje de Paz, Inmensidad, Alegría, Ilusión y Amor.

Tantos y tantos momentos en que caminamos juntos por los senderos de nuestra tierra.

Mi labor la he desarrollado en unos tiempos serenos, en un ambiente sin las dificultades que hoy existen en la enseñanza.

Hay que seguir adelante, pero tal vez haya que volver la mirada hacia atrás y recuperar las luces de esos valores universales que la evolución de la humanidad, la sociedad y la persona dejó en parte olvidadas al borde del camino.

Me gustaría recordar y homenajear a todos esos compañeros que convivieron con nosotros todos esos años en nuestro Centro, compartiendo las tareas pedagógicas, una sana convivencia y sincera amistad, esos amigos que ya partieron pero con la seguridad de que su luz y energía nos envían su Amor.

 

Paco Marin, genio.

¡Qué difícil es expresar con palabras los sentimientos puros¡.

Cuando hace unos años la Muerte vino a tantear a Paco y no le pudo convencer para que la acompañara, escribí un artículo en aquellas horas de difícil negociación sabiendo que Paco se quedaría en el mundo de los vivos.

Escribir entonces, fue fácil, bastó dejar que los recuerdos fluyeran desde mis inicios en la enseñanza rondeña, recién llegado al Martín Rivero, cuando me hablaron de un profesor en el nocturno del Pérez de Guzmán que enseñaba a sus alumnos en el aula con material elaborado por él y en el exterior, con material fabricado por la vida o las estrellas. Ponerme a aprender como si fuera un alumno suyo más fue lo primero; aceptarme él, proporcionarme sus mapas, sus dibujos, sus apuntes, sus charlas, su tiempo… simplemente a cambio de mi interés fue su respuesta, confiada e inmediata a mis continuas preguntas. Desde entonces, en el Bar Cazadores, en mi casa, en alguna de sus varias casas-museo-almacén (de las que llegó a tener tres a la vez), hasta llegar a la relación de vecino para todo de los últimos años, han pasado más de veinticinco años. En ellos no he dejado de aprender de él, de comprenderle, de admirarle. De quererle en definitiva, como solo se quiere cuando se hace sin interés, sin esperar nada, sin recibir nada, sin dar nada. Quizás esa sea la diferencia entre la especie humana y el resto de los seres vivos. Quizás eso sea el verdadero amor.

Ahora me he preguntado como la Muerte pudo vencerle si conservaba sus ilusiones prácticamente intactas, si había vuelto a pintar, a caligrafíar con su preciosa letra, a seguir recopilando, ahora en sistema informático, sus cientos de miles de dibujos, si de nuevo estaba ordenando (una vez más) sus cajas de material de todo tipo. Hace unos meses, en Marzo, la Muerte dio otro paseo por la vida de Paco, volvió a tantear sobre como llevárselo y supo entonces que intelectualmente no podría matarlo nunca, pero, esa gran máquina perfecta que es el corazón,  en este caso el corazón de Paco, estaba muy tocado. Aliada con los años, la Muerte supo que era una cuestión de tiempo esperar que la máquina perfecta deje de serlo, entonces, de un zarpazo nos arrebato el cuerpo de Paco, a pesar de que había vuelto a ilusionarse con una exposición que andaba montando para otoño en el Jardín Botánico de la Concepción de Málaga.

Ahora, no es fácil escribir sobre Francisco Marín Bustamante, “Paco Marín”. Escribir sobre sus genialidades en tantas facetas del Arte como practicó, sobre su concepto de la vida, sus enseñanzas, su sensibilidad, sus virtudes o sus defectos (no sobre maldades que Paco sencillamente no tenía), carece ahora de sentido puesto que todo el mundo que se relacionaba con Paco las conocía. La historia de la Serranía de Ronda y de la Bilogía española le pondrá en un pedestal destacado.

Los que tuvimos la suerte de coincidir en el espacio y en el tiempo con él seguiremos queriendo su recuerdo, pero a algunos como a mí, siento que me toca insistir en que ese recuerdo no se pierda, para ello voy a llamar a las puertas de personas e instituciones hasta conseguir preservar para el futuro su legado, simplemente para que Paco siga vivo. Espero que todos estemos a la altura, superemos egoísmos y personalismos para conseguir lo importante: Que la obra del genio Paco Marín perdure.

Paco Marín amaba la vida, que su recuerdo siga siempre vivo.

 

A  “Paco Marin” y sus muchos valores.

Si Paco Marín hubiera nacido en la época del renacimiento se le hubiera considerado un sabio y un genio. Hasta ese punto cultivaba una infinidad de destrezas y capacidades a las que había que sumar una enorme sensibilidad hacia los temas de Naturaleza en general y una calidad humana excepcional.

Como gran lector que era, se interesaba tanto por temas de historia, de geografía, viajes, culturas perdidas, arquitectura… y un sinfín de inquietudes que le hacían disfrutar. Como calígrafo se interesó por la cultura china hasta el punto de ser capaz de reproducir sus motivos y letras con absoluta perfección, sus colecciones de literatura, de poesía, de revistas diversas forman una parte importante de una gran biblioteca catalogada y ordenada por él mismo cuando se jubiló de la enseñanza; que decir de sus dibujos y cuadros en todos los estilos y modalidades, ninguno de ellos tenía secretos para él, lo mismo practicaba el carboncillo que la acuarela, el óleo que el temple, el lápiz o la tinta china, en todo lograba captar con perfección otra de sus grandes pasiones: El Paisaje. En este punto tuvo la suerte de tener al gran maestro Fernando González Bernáldez como profesor en la Universidad de Sevilla donde curso sus estudios de Licenciatura en Biología. Puestos a comentar otros aspectos de sus extensos conocimientos y aficiones no debemos olvidar sus colecciones de diapositivas y sus montajes de audiovisuales, fue pionero en el uso de la imagen como forma de comunicación y enseñanza produciendo audiovisuales en los que se adelanto a la tecnología actual en muchos años.

Con el hilo conductor de la Naturaleza en sus múltiples facetas y el perfecto conocimiento de la Serranía de Ronda en sus aspectos biológicos, geológicos y etnográficos, desarrollo una extensa labor educativa, formativa y de protección del Medio Ambiente. De su labor nacieron muchos biólogos de profesión, muchos naturalistas de afición y muchos ecologistas de sentimientos.

Sus rincones favoritos eran todos en su Serranía de Ronda, desde el Arroyo de La Ventilla de su pueblo, Arriate, el Pinsapar de la Sierra de Las Nieves, el alcornocal del Pantanillo, los Montes de Cortes o Acinipo donde solía llevar s sus alumnos a ver las puestas de sol o el paso de algún cometa o simplemente a dar una clase en las noches estrelladas o a ver una tormenta. Nunca fue afín a ningún sistema educativo de los que tantos hemos vivido en este país, practico siempre el más elemental y eficaz, el método directo: Sus palabras siempre eran las mismas.  Si quieres que los alumnos vean una constelación de estrellas, sácalos al campo y que miren el cielo, si quieres que comprendan el funcionamiento de un ecosistema no se lo expliques en la pizarra, sacalos al campo y que vean las interacciones entre los seres vivos y el medio donde habitan. Con esas premisas no es de extrañar que pudiera presumir de una de las escasas cosas de las que lo hacia, ser uno de los pocos profesores de enseñanza media al que habían suspendido la fase de prácticas después de aprobar sus oposiciones.

Paco siempre fue especial y peculiar, diferente a todos los niños que estudiaban bachillerato en El Castillo, él se dio cuenta al día que aburrido de que no le dejaran en paz mirando bichos y plantas en los recreos se empeñaron en que jugara al futbol, le dieron tal pelotazo en la boca que abandono para siempre esa faceta de la vida. En su casa también sabían que era especial, único e irrepetible, y así siguió toda su vida, a su aire, solo aunque rodeado de amigos, sabia buscar su espacio para captar una imagen única, un atardecer especial o una luz entre la tormenta.

Como ser humano es una pérdida irreparable por su valía y multitud de valores.

Descanse en paz el maestro por excelencia que ha dado esta tierra, comparable sin duda a su admirado Francisco Giner de los Ríos.

 

 En el acto de petición Hijo Adoptivo de Ronda para Paco Marin  el día 25 de octubre 2013, le dedique estás palabras al compañero.

Nada más enterarme del fallecimiento de Paco, elaboré un escrito de carácter intimista, lo que uno dice al amigo a quien se ha perdido para siempre. Ese escrito fue leído en el homenaje que le tributaron en su pueblo, Arriate. Fue un escrito para mi amigo Paco.

Unos días después de que Paco se fuera, a petición del periódico donde escribo, La Voz de Ronda, elaboré un material que pretendía fuera de carácter más  informativo. Era un escrito para que los demás conocieran un poco más a Paco.

Hoy quiero escribir al Paco Biólogo y compañero en las tareas educativas.

El gran Ecólogo Paisajista español, su maestro por encima de los demás, Fernando González Bernáldez, Catedrático de Ecología en la Universidad de Sevilla y en la Autónoma de Madrid, le tenía un especial afecto, ya que, según sus palabras, ambos eran mejores dibujantes que biólogos. Otro insigne biólogo, su amigo y compañero de estudios Baltasar Cabezudo, Catedrático de Botánica de la UMA, ha escrito “Paco Marín estará siempre vivo en cada uno de los árboles de su Serranía. La mayoría de tus compañeros biólogos nos dedicamos a aprender, tú te dedicaste a enseñar”. 

Paco captaba como nadie la Naturaleza en sus múltiples facetas, tenía las mayores dotes de observación que se pueda imaginar, podía capturar con una cámara de fotos o reproducir con sus pinceles los colores de un atardecer de otoño de Ronda, la Sierra de Las Nieves, la Laguna de Alberca, el Arroyo de La Ventilla o cualquiera de los paisajes en los que se extasiaba, que eran todos los de la Serranía. Imitaba el canto de los cárabos, búhos, autillos, mochuelos y resto de fauna nocturna para conseguir que se posaran junto a él para charlar de sus cosas. Como dice Baltasar Cabezudo, tenía una característica única que los demás biólogos no tenemos,  siempre estaba  ENSEÑANDO.

Pero Paco tenía muchos otros valores que le hacían especialmente único como Biólogo de Campo:Era Tolerante con todo (excepto con la mala educación y los maltratadores del Medio Ambiente), Nunca tenía Prisa, Flexible,  Transigente, Comprensivo,  Paciente, Curioso, Observador, Atemporal,  Universal, Con Visión Espacial de las cosas. Y sobre todo, fue siempre inmensamente GENEROSO.

Practicaba un único deporte, Vivir.  Paco era LA VIDA  que tantas veces enseñó a sus alumnos.

Para mí fue un orgullo compartir con él una afición por encima de nuestras coincidencias: a ambos nos encantan las hormigas, poca gente sabe que tuvo un hormiguero natural viviendo varios años en su coche. Hormigas a las que él daba de comer y observaba horas enteras en sus idas y venidas entre periódicos viejos, trozos de rocas y minerales, los inevitables yesos, ramas y cortezas, flores frescas y chuchurías, cardos de todos los tamaños y formas, cereales silvestres, frutos secos y un sinfín de restos biológicos que, homogeneizados por una gruesa capa de polvo, formaban una verdadera selva que debería ser extraordinariamente difícil atravesar a las pobres y minúsculas hormigas. Podemos imaginar la disyuntiva de Paco, si las hormigas habían elegido su coche para vivir, no podía echarlas, pero lo que tampoco estaba dispuesto a hacer era limpiar el coche, eso nunca, tampoco dejarlas morir de hambre en aquel laberinto andante; por lo tanto, lo mejor era darles de comer los restos de su único vicio, los pasteles. Estaba convencido que el hormiguero nació a partir de una reina fecundada que había anidado en una rama de alcornoque que Paco cogió un día en La Nava de S. Luis y como tantas cosas, quedo depositada en aquel almacén-laboratorio-museo-zoco de Medina Marroquí, que era su coche.

Paco, como la VIDA misma, tenía sus contradicciones, era a la vez Creacionista y Evolucionista. Nos gustaba hablar de un investigador que los dos admiramos profundamente,  Edward O. Wilson, considerado como el Evolucionista más importante después de Darwin. Hablábamos de los animales Eusociales, que según Wilson, son aquellos que viven en grupos con muchas generaciones diferentes y realizan trabajos altruistas dentro de la división del trabajo. La especie humana es considerada como la más Eusocial de todas. Paco no solo era altruista, iba más allá, era extraordinariamente Generoso, con todo lo que tenía y con todas las personas que le rodeaban. Como una prueba de ello el regalo que nos ofrecio generosamente siempre: SU SABIDAURIA. Por eso, no exagero al considerar que Paco Marín estaba un peldaño más elevado evolutivamente que el resto de los mortales.

Paco se fue, pero debemos ser positivos y los que tuvimos la suerte de coincidir con él en la inmensidad del Espacio y el Tiempo, debemos sentirnos agradecidos por ello.

Siempre estarás en mi corazón. Andrés Rodríguez González, amigo de Paco Marín.

 

Solicitud de nombramiento de D. Francisco Marín Bustamante comop Hijo Adoptivo de la Ciudad de Ronda

 

 

Francisco Marín Bustamante nunca fue una persona “usual”, por lo tanto se pretende que esta petición tampoco lo sea.

Una personalidad única, especial, con una visión de la vida diferente pero con una característica común como persona, profesor de Instituto y artista en multitud de facetas diferentes: Su GENEROSIDAD.

Como profesor de Instituto desarrolló su actividad docente casi exclusivamente en el Instituto Rondeño Pérez de Guzmán. Nunca fue el típico de un profesor acomodado, de esos que siguen inamoviblemente una programación estricta diseñada un comienzo de curso y poco variada a lo largo de los años. Al contrario, como profesor de Biología y Geología, o de Ciencias Naturales de toda la vida, su ritmo de enseñanza en la materias lo marcaba la “Vida” de la Serranía de Ronda, ya fuera el paso de un cometa, una inundación causada por una tormenta otoñal intensa, un tsunami ocurrido en cualquier región remota o alguno de los varios atentados ecológicos que se han cometido en la Serranía. De Paco dijo su gran maestro, el gran Ecólogo Paisajista español, Fernando González Bernáldez que le tenía un especial afecto, ya que, según sus palabras, ambos eran mejores dibujantes que biólogos. Pero quizás sea más acertada y nos ayude a justificar mejor la petición en curso, sea la opinión vertida por su amigo y compañero de estudios Baltasar Cabezudo, Catedrático de Botánica de la Universidad de Málaga, que ha escrito lo siguiente “Paco Marín estará siempre vivo en cada uno de los árboles de su Serranía. La mayoría de tus compañeros biólogos nos dedicamos a aprender, tú te dedicaste a enseñar”.  Efectivamente, Paco captaba como nadie la Naturaleza en sus múltiples facetas, tenía las mayores dotes de observación que se pueda imaginar, podía capturar con una cámara de fotos o reproducir con sus pinceles como nadie los colores de un atardecer de otoño rondeño, la Sierra de Las Nieves, la Laguna de Alberca, el Arroyo de La Ventilla o cualquiera de los paisajes en los que se deleitaba hasta extasiarse, que eran todos los de la Serranía de Ronda. Si contemplar o estudiar toda la fauna, la flora, el mundo mineral, era para él motivo de gozo, mostraba predilección especialmente por las rapaces nocturnasImitaba el canto de los cárabos, búhos, autillos, mochuelos y resto de fauna nocturna para conseguir que se posaran junto a él para charlar de sus cosas. Tenía una característica única que los demás biólogos no tenemos,  siempre estaba  ENSEÑANDO.

Pero Paco tenía muchos otros valores que le hacían especialmente único como Biólogo de campo: Tolerante con todo (excepto con la mala educación y los maltratadores del Medio Ambiente), Nunca tenía Prisa, Flexible,  Transigente, Comprensivo,  Paciente, Curioso, Observador, Atemporal,  Universal, Con Visión Espacial de las cosas. Y sobre todo la GENEROSIDAD.

Practicaba un único deporte, Vivir.  Paco era como LA VIDA  que tantas veces enseñó a sus alumnos.

Poca gente sabe que compartíamos una afición por encima de nuestras coincidencias: a ambos nos encantan las hormigas, tampoco se sabe que tuvo un hormiguero natural varios años viviendo en su coche. Hormigas a las que él daba de comer y observaba horas enteras en sus idas y venidas entre periódicos viejos, trozos de rocas y minerales, los inevitables yesos, ramas secas, flores frescas y chuchurias, cardos, cereales silvestres, frutos secos y un sinfín de restos biológicos que, homogeneizados por una gruesa capa de polvo, formaban una verdadera selva que debería ser extraordinariamente difícil atravesar a las pobres y minúsculas hormigas. Podemos imaginar su disyuntiva, si las hormigas habían elegido su coche para vivir, no podía echarlas, pero lo que tampoco estaba dispuesto a hacer era limpiar el coche, eso nunca, tampoco dejarlas morir de hambre en aquel laberinto andante; por lo tanto, lo mejor era darles de comer los restos de sus vicios pasteleros. Estaba convencido que el hormiguero nació a partir de una reina fecundada que había anidado en una rama de alcornoque que Paco cogió un día en La Nava de S. Luis y como tantas cosas, quedo depositada en el coche-almacén-laboratorio-museo.

Paco, como la VIDA misma, tenía sus contradicciones, era a la vez Creacionista y Evolucionista. Nos gustaba hablar de un investigador que los dos admiramos,  su nombre es Edward O. Wilson, considerado como el Evolucionista más importante después de Darwin. Hablábamos de los animales Eusociales, que según Wilson, son aquellos que viven en grupos con muchas generaciones diferentes y realizan trabajos altruistas dentro de la división del trabajo. La especie humana es considerada como la más Eusocial de todas. Paco no solo era altruista, iba más allá, era extraordinariamente Generoso, con todo lo que tenía y con todas las personas que le rodeaban.

Nos regalo generosamente su sabiduría, por eso considero que Paco Marín estaba un peldaño más elevado evolutivamente que el resto de los mortales.

Paco se fue, pero debemos ser positivos y los que tuvimos la suerte de coincidir con él en la inmensidad del Espacio y el Tiempo debemos sentirnos agradecidos por ello.

 

 

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