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NATURALISTAS EN LA SERRANÍA DE RONDA: Luis Ceballos y Fernández de Córdoba

Andrés Rodríguez González Enero 4th, 2019

NATURALISTAS EN LA SERRANÍA DE RONDA

Luis Ceballos y Fernández de Córdoba

“El gran Ingeniero de Montes español y la Serranía de Ronda”

Mi amigo Ernesto Fernández Sanmartín es persona ocurrente y de rico anecdotario además de experto senderista y botánico paisajista. En las excursiones que cada año hacemos por el pinsapar de la Sierra de Las Nieves, suele contar entre otras muchas, la siguiente anécdota:

Cuando modificaron el nombre del Mirador del Caucón para dedicar ese lugar al insigne personaje del presente capítulo, quisieron que asistiera al acto D. Luis Ceballos. Ya bastante mayor  y de salud delicada  por su edad, declino la invitación con una contestación bastante escéptica, dijo:

- ¿Bosques de Pinsapos? Pero ¿Todavía existen?

Luis Ceballos y Fernández de Córdoba, fue Ingeniero de Montes y está considerado unos de los primeros y principales Naturalistas de nuestro país.

Nació en San Lorenzo de El Escorial el 31 de julio de 1896, muere el 31 de julio de 1896. Hijo de Luis Ceballos Medrano, ingeniero de Montes y profesor de Topografía y Geodesia de la Escuela Especial San Lorenzo de Ingenieros de Montes.

Su hermano mayor, Gonzalo, llegaría a ser un prestigioso entomólogo.

En 1914 ingresó en Escuela de Montes y en 1920 termina la carrera de Ingeniero de Montes en Madrid. Entre 1924 y 1928 trabaja en la Unión Resinera Española, Luego, entra en el IFIE (Instituto Forestal de Investigaciones y Experiencias) y comienza su verdadera especialidad, la de botánico y dendrólogo. Entre 1928-1932 trabaja con Manuel Martín Bolaños, en la zona de Cádiz y Málaga y en Marruecos,  y fue una continuación de los estudios sobre el Abies pinsapo Boiss. Los resultados de esos trabajos fueron la publicación en 1928 en “Conferencias y Reseñas Científicas de la Real Sociedad Española de Historia Natural” y de modo más extenso en el Boletín del Instituto Forestal de Investigaciones y Experiencias.

Su contacto con la naturaleza norteafricana fue breve. Dejando aparte el período de nueve meses en que fue movilizado para prestar servicio militar en Yebala (1921-1922), se limitó a la visita que hizo en la primavera de 1928 a las masas boscosas del monte Magó, en las proximidades del Xauen. Con Manuel Martín Bolaños publica un trabajo sobre el abeto de Marruecos  y otras investigaciones relacionadas con la Serranía de Ronda y la Sierra de Grazalema. En 1932, en colaboración con Carlos Vicioso, sale a la luz un trabajo de 285 páginas prólogo de Joaquín María Casteillarnau, titulado “Notas sobre la flora malagueña”. Fruto de sus investigaciones en las provincias de Málaga y Cádiz son dos de sus obras maestras, el “Estudio sobre la vegetación forestal de la provincia de Cádiz. Mapa forestal de esta provincia”,  publicado en 1930, con Manuel Martín Bolaños  y el “Estudio sobre la vegetación y la flora forestal de la provincia de Málaga y Mapa forestal de esta provincia”, en1933, con Carlos Vicioso.

En años sucesivos, recorre España haciendo estudios  publicándo sobre bosques y matorrales.

En 1939, junto con Ximenez de Embún realiza el Plan General de Repoblación Forestal de España, que fue la base para la gran labor repobladora de la posguerra. Comienza 1940 siendo nombrado profesor de Botánica y Geografía Botánica en la Escuela Especial de Ingenieros de Montes. En 1941 diseña Los jardines de la Ciudad Universitaria Madrileña y el arboreto de la Escuela de Ingenieros de Montes. Estuvo en la sierra de Gúdar (Teruel), y en 1941 aparece el fruto de este trabajo sobre el Pinus uncinata Ram. Entre 1940 y 1945 fue consejero del Patrimonio Forestal del Estado.

La lección inaugural en la Escuela Especial de Ingenieros de Montes del curso 1945-46 fue a su cargo, disertando respecto a tres coníferas mediterráneas muy especiales para él: Cedro, ciprés y pinsapo.

El 12 de diciembre de 1945, con 49 años, Luis Ceballos leyó su discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales: Los matorrales españoles y su significación. Hasta 1951, redactó junto a Francisco Ortuño varios trabajos sobre la flora canaria y es coautor en 1955 del libro Elementos de Historia Natural, publicado por la Escuela. En septiembre de 1956 es nombrado doctor Honoris Causa por la Universidad Técnica de Lisboa. En 1958 realiza una actividad por la que los que nos interesa el mundo de los árboles le estaremos eternamente agradecidos, contribuye a que el Museo del Prado de Madrid, por necesidades de espacio, no se anexione el colindante Jardín Botánico, al que muchas personas consideran un recinto indigno y obsoleto y que él eleva a categoría de Cátedra. En 1959 le es concedida la Gran Cruz del Mérito Agrícola, y en 1964, la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio. Entre 1961 y 1966 (año de su jubilación) fue consejero del Consejo Superior de Montes. Antes de jubilarse quiso hacer un Mapa Forestal de cada provincia pero debido a sus posibilidades físicas, emprendió lo que fue su obra magna: el Mapa Forestal de España.

En 1965 ingresa en la Real Academia Española de la Lengua y diserta sobre La flora del Quijote.

Antes de jubilarse quiso hacer un Mapa Forestal de cada provincia, pero, comprendiendo que esta obra sobrepasaría sus posibilidades físicas, emprendió lo que fue su obra magna: el Mapa Forestal de España.

El 15 de noviembre sufrió la paralización del brazo derecho, y pese a ello escribió el discurso que pensaba pronunciar el 25 de enero en su recepción como miembro de honor del Instituto de Ingenieros Civiles, pero el 7 de enero, una hemiplejia le dejó sin habla.

Otras obras interesantes de D. Luis Ceballos fueron:

• Notas sobre el aspecto botánico-forestal de las serranías de Ronda y Grazalema, 1928. (Coautor con Manuel Martín Bolaños.

• El pinsapo y el abeto de Marruecos, 1928. (Coautor con Manuel  Marín Bolaños).

• El abeto de Marruecos. Una excursión al monte Magó, 1928. (Coautor con Manuel Martín Bolaños).

• Notas botánicas sobre algunos aspectos de la flora forestal de Cadiz, 1929. (Coautor con Manuel Martín Bolaños).

• Notas sobre flora gaditana. Descripción de una notable asociación de plantas ripícolas, 1929.

• Notas sobre flora gaditana. Contribución al estudio de la composición botánica de los pastizales de monte, 1930. (Coautor con Manuel Martín Bolaños).

• Estudio sobre la vegetación forestal de la provincia de Cádiz. Mapa forestal de esta provincia, 1930. (Coautor con Manuel Martín Bolaños).

• Estudio sobre la vegetación y la flora forestal de la provincia de Málaga y Mapa forestal de esta provincia, 1933. (Coautor con Carlos Vicioso).

• Notas sobre los sabinares de Juniperus thurifera L., con especial referencia a los montes de Soria, 1934.

• Regresión del encinar (Quercetum ilicis) en los terrenos graníticos próximos a Ávi-la, 1935.

• Regresión y óptimo de la vegetación en los montes españoles. Significación de los pinares, 1938.

• Síntesis de los aspectos de la vegetación en los montes españoles, 1944.

• La Fitosociología como auxiliar de la téc-nica forestal, 1948.

• La laurisilva canaria.

• Notas sobre flora canadiense, 1947. (Coautor con Francisco Ortuño).

Es mucho lo que debe la botánica, y especialmente la Flora Forestal a D. Luis Ceballos. Fue él en impulsor del conocimiento, defensa y regeneración de los bosques en España. Hasta su llegada los trabajos sobre bosques españoles se pueden resumir con no muchas palabras. La Ingeniería de Montes nace en 1859 y, en sus inicios en nuestro país, estuvo muy asociada a la Comisión de Estadística que tenía como objetivo promulgar una Ley de Medición del Territorio. Desde el año anterior, la Comisión de Estadística estaba reorganizándose, incorporando nuevos miembros, proceso que culminó en 1861 pasando a denominarse junta General de Estadística. El nuevo impulso ocasionó un replanteo de los trabajos bajo una visión mucho más amplia que comprendía, entre otros, mapa geográfico, geológico, forestal e itinerarios. Se inician los trabajos denominados Avance del Mapa Forestal por parte de Francisco García Martino, que aportó los conocimientos sobre cartografía forestal que había adquirido en la Escuela de Tharandt y le sirvieron para realizar los primeros planos dasográficos. Además, él ya había hecho el levantamiento de planos de la misma naturaleza en Río Tinto, entre 1855-56.

Se realizan trabajos por las brigadas de reconocimiento desde 1853, que son unidos a la información recogida durante la campaña para la elaboración de la Clasificación General de los Montes Públicos de 1859, además de noticias suministradas desde los distintos distritos forestales. En 1860, cuando se iniciaron los trabajos, se preveía que durasen cinco años. Una de las pocas publicaciones de la junta de Estadística fue el plano de rodales de la Garganta, de los propios de El Espinar. En el lustro de 1860 a 1865, año en el que fue suspendida la actividad de la Junta de Estadística, se había realizado el trabajo de 28 provincias. Los planos de Martino son el comienzo de la era moderna de la cartografía forestal española.El 10 de junio de 1868, se creó la Comisión del Mapa Forestal de España. En julio de  1869 se creó la Dirección General de Estadística, de la cual se mantenía segregada la cartografía forestal. Tras diecinueve años de trabajos intensos, y sin apenas alguna publicación forestal emanada de los mismos, en marzo de 1887 se disuelve la Comisión del Mapa. El 5 de noviembre de 1866 se creó la Comisión de la Flora Forestal Española en la que participa un conocido ingeniero que realizó trabajos en la Serranía de Ronda, Máximo Laguna. La disolución de la Comisión del Mapa supuso el final de la cartografía forestal bajo un contexto científico, y hubo que esperar medio siglo para que se reiniciara la labor cartográfica forestal de nuevo. No obstante, el vacío dejado no fue total debido a los continuos mapas, bocetos y croquis asociados a los proyectos técnicos de los Ingenieros de Montes

La creación del Instituto Forestal recondujo las líneas de investigación y, entre ellas, volvió a ver la luz la cartografía forestal. La Sección de la Flora y Mapa Forestal del Instituto se planteó un ambicioso programa científico relativo a la recuperación de la cartografía forestal.

A finales de 1927 se comenzó a diseñar el plan de trabajos de la Sección de Flora Forestal y Mapa del Instituto Forestal de Investigaciones y Experiencias. Se comenzó por la provincia de Cádiz por que se habían elaborado diversos trabajos previos como el Catálogo de Montes,  descripciones y estudios geográficos como los de Gavala y algunas publicaciones sobre vegetación ya disponibles, pero sobre todo, los argumentos que primaron fueron las condiciones naturales de la provincia, en el prólogo de la edición original se refleja textualmente “una región sin duda, de las de más variada flora de España, que poseé en su zona montañosa la masa de alcornocal más extensa de Andalucía y el más valioso bosque de pinsapo, sin contar sus variadísimas asociaciones vegetales, del mayor interés botánico y selvícola”.

La finalidad del trabajo emprendido era eminentemente práctica “…marcando orientaciones para el mejor aprovechamiento futuro del terreno forestal”.

Los intensos trabajos de Luis Ceballos y Manuel Martín Bolaños duraron tres años, entre 1928 y 1930, les hicieron recorrer con intensidad toda la provincia, recopilando gran número de datos y observaciones que les permitieron realizar varias publicaciones y el Estudio sobre la Vegetación Forestal de la Provincia de Cádiz, que se editó como complemento al mapa forestal. Lo que nacio como un complemento al mapa fue ampliado con las muchas observaciones y datos recopilado hasta convertirse en un exhaustivo y completo trabajo. Una referencia en todos los trabajos posteriores sobre vegetación no sólo de la provincia de Cádiz, también de Andalucía.

En todo el volumen se dejan notar las continuas referencias a la presión humana sobre el medio forestal. Es necesario tener en cuenta  que el aquellos años más de la mitad de la población se dedicaba al sector agrícola  y ganadero, por ello, acciones como la tala de bosques para obtención de leña, el carboneo, el pastoreo abusivo, los incendios forestales, la caza mayor y otras causaban una enorme presión en los montes, presión que no decreció hasta que en los años sesenta cuando la emigración masiva y el uso de combustibles fósiles, liberaron de esa presión a la foresta de los campos andaluces.

A pesar de que tanto el “Estudio de la vegetación forestal…” de Cádiz primero y Málaga después se pueden considerar libros de juventud de Ceballos y sus coautores, sorprenden por la madurez y el sentido común de sus planteamientos, por sus conocimientos técnicos, sus elaborados textos, su defensa del Medio Ambiente y, sobre todo, destacan por la meticulosidad y el trabajo bien hecho. En definitiva, se pueden definir como dos obras científicas de calidad excepcional.

Poco antes de la Guerra Civil aparece el personaje clave de Luis Ceballos en el mundo de la ingeniería forestal. Irrumpe con dos obras maestras en las que está presente la comarca de la Serranía de Ronda. Bajo su dirección colaboran Manuel Martín Bolaños y el ayudante Carlos Vicioso. Luis Ceballos publicó el Mapa Forestal de la provincia de Cádiz (1931), y el Mapa Forestal de la provincia de Málaga (1933), a los que se sumaron el de Canarias (1951) y el de Lérida (1954). Carlos Vicioso publica dos trabajos con Luis Ceballos que incluyen la Serranía de Ronda, son “Materiales para el estudio de la flora malagueña”, en 1932, y el “Estudio sobre la vegetación y la flora forestal de la provincia de Málaga”, 1933.

Manuel Martín Bolaños, al organizarse en 1927 el Instituto Forestal, y en él la Sección de Flora y Mapa Forestal, pasa a integrarse en la misma, colaborando con Luis Ceballos en la confección del Mapa Forestal de la Provincia de Cádiz y en la redacción de la Memoria correspondiente. Estos trabajos dieron lugar a un estudio detallado de la Serranía de Ronda y sus pinsapares, que, para ampliar el conocimiento de su significación, la realización por parte de ambos jóvenes investigadores de excursiones a las montañas de Gomara, Montes Magó, en Chefchauen, Marruecos. Con motivo de los referidos estudios se establecieron una temporada Luis Ceballos y los dos colaboradores en Ronda. Manuel Martín Bolaños  fue un personaje de conocimientos e inquietudes muy amplias, además de un magnífico investigador en temas de vegetación y un gran viajero. Como muestra de la universalidad de sus inquietudes es el hecho de que en el primer lustro de los años treinta ideara y desarrollara un sistema para evitar el descarrilamiento de los ferrocarriles, que debió ser sumamente parecido al luego empleado en el Talgo. Este invento fue plasmado en una maqueta a escala y ensayado hacia 1935 o 1936, no pudiendo precisar si en las Minas de Riotinto o en el Estadio del Onuba, club de fútbol de Huelva, que así se llamaba entonces.

D. Luis Ceballos siempre tuvo presente la importancia capital de los bosques en España y su regeneración, cosa que, a veces le llevó a desencuentros con otros ingenieros  y con la administración del dictador. Sirva como ejemplo una frase que D. Luis solía utilizar a veces, “El bosque es una población vegetal y no un ejército de árboles”.

Por fin, en 1966, poco antes de morir, Luis Ceballos publica su obra cumbre, el Mapa Forestal de España, de contenido exclusivamente cartográfico.

El 3 de noviembre de 2016 se conmemoraron el centenario de su nacimiento y los 20 años de la creación del Arboleto Luis Ceballos en El Escorial.

Bibliografía

CEBALLOS, LUIS y MARTÍN BOLAÑOS, MANUEL, Estudio sobre la vegetación forestal de la provincia de Cádiz. Madrid, 1930. Edición facsímil realizada por la Consejería de Medio Ambiente, Sevilla año 2000

CEBALLOS, LUIS y VICIOSO, CARLOS,  Estudio sobre la vegetación y la flora forestal de la provincia de Málaga, Madrid, edita Instituto Forestal de Investigaciones y Experiencias, 1933.

Otros Naturalistas en la Serranía de Ronda. A. Barbey

Andrés Rodríguez González Julio 10th, 2018

Otros Naturalistas en la Serranía de Ronda.

A. Barbey

 La amputada década de los años 30 del siglo pasado supuso un gran desarrollo en la protección medioambiental de Andalucía en general y particularmente de la Serranía de Ronda.

Historicamente la visita de Barbey se enmarca en el final del reinado de Alfonso XIII y la Dictadura de Primo de Rivera, son “los años veinte” y  la “belle epoque”, un periodo de crecimiento económico en el que se tradujo en Andalucía algunos avances sociales como las comunicaciones, la educación pública o las primeras obras hidráulicas de cierta importancia como el Embalse de Montejaque construido entre 1930 – 1933. Pero con un efecto negativo muy importante, crecen considerablemente las cabañas ganaderas, en nuestra comarca vuelven a aumentar  especialmente las de caprino y ovino, que ramonean intensamente a sus anchas en las zonas montañosas, precisamente en los montes donde se desarrollan los pinsapos. En contraposición, la llegada de Boissier coincidió con uno de los periodos catastróficos en lo social, económico y medioambiental que han asolado España reiteramente.

En los años veinte y comienzos de los treinta se sentaron las bases de las políticas de protección que en las últimas decenas de años de la época actual se tradujeron en la amplia red de Espacios Protegidos que existe en la comarca y en Andalucía. Y no quiero decir con eso que yo me dé por satisfecho con lo que ahora existe; es necesario avanzar más sobre todo con los retos que el cambio climático nos  está planteando, concretamente como afecta a la conservación de nuestra joya botánica por excelencia: El Pinsapo.

En aquella época gloriosa para la protección ambiental de los referidos años treinta se publicaron diversos materiales que reactivaron el interés por la conservación delmedio. Precisamente unos años antes, la comarca de la Serranía de Ronda,  había levantado un gran interés en el ámbito científico y cultural con personajes como Simón de Rojas Clemente Rubio, Lagasca, Cavanilles, Charles E. Boissier, Antonio Laynez,  entre otros. En esos años treinta se publican artículos científicos fundamentales como los de Cuatrecasas y libros muy importantes como los de de Luis Ceballos sobre la vegetación forestal de las provincias de Cádiz y Málaga, para la primera provincia citada, escribió en colaboración con Manuel Martín Bolaños y para la provincia malagueña con Carlos Vicioso.

En 1931 se publica en Paris un libro fundamental titulado “A travers les forêts de Pinsapo d´Andalousie”, tal vez, a causa de que no fue traducido hasta muchos años después, es bastante desconocido incluso para el público iniciado en temas científicos o naturalistas de la Serranía. Es posible que el nombre de su autor A. Barbey,  no nos diga nada, pero si los europeos tuvieran la costumbre  tan española de respetar el apellido de las madres y colocarlo como segundo apellido, este señor desconocido ya sería otra cosa, porque su segundo apellido es “Boissier”. Efectivamente, fue nieto del descubridor científico del pinsapo. Y un nieto orgulloso y apasionado de su abuelo como demuestran las palabras escritas por él al comenzar la redacción de su obra a la que subtitula “Homenaje a mi abuelo”; también las continuas y cariñosas referencias que a su abuelo hace a lo largo de su obra, producto de que emprendiera una especie de viaje homenaje a Boissier que le llevó a los terrenos que su abuelo visitó e incluso a Grazalema, donde nunca llegó el famoso descubridor del pinsapo.

Barbey viene a la Serranía de Ronda siguiendo los pasos de su abuelo, pero no ese el único interés que le atrae, el autor del libro es especialista en Entomología, la ciencia que estudia los insectos; busca entrar en contacto con Manuel Aulló Costilla, director del Laboratorio de Fauna Forestal Española, Piscicultura y Ornitología, padre y primer presidente de la Sociedad Española de Ornitología. A este personaje dedica un insecto que descubre en los bosques de pinsapo, la Dioryctria aulloi, una mariposa parásita de nuestros abetos.

Como otros científicos de la época, Barbey es un hombre de ciencia muy completo, no sólo se preocupa por los insectos, o por la historia de su abuelo en la Serranía, también es un “forestal” importante. Comenta y se nota que le duele, los usos y abusos que del pinsapar se hace en la Andalucía de la época, la escasa consideración que de estos bosques se tiene traducida en un pastoreo excesivo que le obliga a hacer suya un frase de sus compañeros y amigos los científicos españoles Ceballos y Martín Bolaños cuando deja escrito en perfecto idioma español “son muchos los metros cúbicos de madera que las cabras han robado a los pinsapos”. Son las cabras, para Barbey, uno de los principales responsables del deterioro del pinsapar, su falta de continuidad y la ausencia de regeneración del bosque. Pero no sólo las acciones negativas de las cabras le preocupan, también la poda abusiva de ramas de los abetos para fabricar carbón, una práctica habitual y no sólo en los pinsapos, también en encinas y quejigos.  Además, en sus escritos, distingue perfectamente el carboneo anárquico y aniquilador que se realiza en los terrenos comunales de los Montes de Propios del Monte Pinsapar de la Sierra de Las Nieves, del “más regulado” que se practicaba en el pinsapar de Grazalema. Sin duda el que un monte fuera propiedad de la comunidad o de un particular influía poderosamente; desgraciadamente ya se sabe que el  carácter español castiga y esquilma las propiedades comunes  mientras los particulares cuidan lo propio. También analiza las causas naturales que dificultan el crecimiento y la regeneración del pinsapo como la sequía estival y los ataques de insectos, su conclusión es que si no se toman medidas urgentes para atenuar las agresiones humanas contra los pinsapos, estos bosques desaparecerían irremediablemente

Otras aportaciones importantes a resaltar son el aporte de fotografías que Barbey incluye en su libro, algunas han servido para comparar la evolución de los bosques de pinsapos desde su época a la actualidad y también los estudios que realiza sobre los insectos. No debemos  olvidar que Barbey fue un entomólogo de prestigio internacional autor de obras básicas de la materia como el “Traite d´Entomologie Forestière”, un estudio que mereció una mención especial de la Academia de Ciencias de Francia.

En el libro “A través de los Bosques de Pinsapo de Andalucía” despierta una especial emoción  el capítulo dedicado a Boissier y que lleva  por título “Homenaje a mi abuelo”; el autor aporta numerosas referencias personales y detalles enternecedores sobre la vida, el caracter, los viajes y los trabajos de Edmond Charles Boissier. Después Barbey describe los macizos montañosos con pinsapos y las poblaciones de la Sierra de Las Nieves, la Nava de S. Luis y la Sierra del Pinar en un extenso y documentado capítulo para el que, sin duda, le asesoraron Luis Ceballos y Carlos Vicioso.

En las conclusiones de su libro se encuentran propuestas tan contundentes como “el único medio, el más urgente, el más fácilmente realizable para asegurar la salvaguarda del pinsapar es alejar los rebaños casi nómadas de cabras, en cualquier caso más numerosos en las Sierras de Ronda”. También expresa el deseo de “crear, lo antes posible, en las Sierras Andaluzas, reservas forestales…”, y continúa “…es el deseo sincero que formula el nieto de Edmond Boissier, naturalista apasionado de la flora española”.

Sin duda un nieto que sería el orgullo de su abuelo, el gran Boissier y que contribuyo con su difcusión a la posterior llegada de la protección en forma de Espacios Naturales Protegidos para los pinsapares.

 

Bibliografía

A través de los bosques de pinsapo de Andalucía. “A travers les forêts de Pinsapo d´Andalousie”.  A. Barbey

Edita la Agencia de Medio Ambiente de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía.

Traducción de Fernando Díaz del Olmo sobre el libro original editado en Paris y en Gembloux en el año 1931

Sevilla 1996.