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PACO MARÍN BUSTAMANTE, GENIO, AMIGO Y MAESTRO.

Andrés Rodríguez González Agosto 16th, 2018

PACO MARÍN BUSTAMANTE, GENIO, AMIGO Y MAESTRO.

 

Para el libro sobre Naturalistas Históricos de la Serranía se Ronda que estoy elaborando y para recordar el quinto año de la muerte de Paco Marín, del abundante material que tengo sobre mi amigo Paco, he seleccionado siete textos y nueve dibujos. No ha sido fácil seleccionar, de sus muchos trabajos sólo tengo en depósito una parte pequeña. Y digo en “deposito” por que creo que las producciones de los genios son legado de la Humanidad, son de todos.

 Es poco el material seleccionado para la ingente obra que Paco ha dejado, pero he pretendido que en ese material quede la huella de su extraordinaria personalidad y del impacto que a mí me dejó la parte de su vida que tuve la suerte de compartir y su muerte.

El dolor que me causó su muerte sólo puede compensarse con unas buenas “defensas” como las que yo tengo y, entre ellas, con recordar lo mucho que me aportó intelectualmente, en conocimiento de la biología de la Serranía y su calidad humana.

 

Homenaje de ARACA a Paco Marín

Este año LA ASOCIACIÓN RONDEÑA DE AMIGOS DE LOS CAMINOS ANDALUCES A.R.A.C.A. reunida en el Centro de Educación y Congresos La Algaba de Ronda el día 14 de Marzo de 2.009,  ha decidido otorgar el “Premio a la Defensa de los Caminos Públicos” a D. Francisco Marín Bustamante, conocido popularmente como “Paco Marín”, al considerar que en esta persona se reunen una gran cantidad de valores que lo hacen merecedor de ello.

Por citar algunas, es amigo, poeta, pintor, artista, biólogo, profesor, persona sensible ante cualquier manifestación de la Naturaleza, … cualquiera de esas facetas podría hacerle merecedor de esta distinción, pero en Paco se unen todas ellas. Ha sabido como nadie captar las imágenes de la Serranía de Ronda en todo su esplendor y belleza. Su pincel y el objetivo de su cámara son los ojos a través de los cuales la Serranía alcanza su proyección más importante. Presume de ser hijo de Arriate, hermoso pueblo de la Serranía.

Una vez terminado el acto se firmó un diploma acreditativo y se hizo entrega a Paco de un ejemplar del magnífico libro “Viaje a Andalucía. Historia Natural del Reino de Granada (1.804–1.809)” de Simón de Rojas Clemente y Rubio. Edición, transcripción, estudio e índices de Antonio Gil Albarracín.

Paco ha sido profesor 35 años del Instituto “Pérez de Guzmán”, ha sido maestro de casi todos los estudiantes de Ronda y de los pueblos de la Serranía. Con el paso de los años, el Centro se fue convirtiendo en su casa y todos los que en él trabajaban en su familia,  cada vez se fueron estrechando más esos lazos afectivos hacia las personas con las que convivía en el “Pérez”. Esa ha sido una de las características de la personalidad de Paco.

Para él la vida es un camino, que todos lo hacemos de forma distinta, con nuestros aciertos y errores, perfecciones e imperfecciones, si consideramos también que la vida debe ser un camino de perfección, que mejor lugar para llevarlo a cabo que en el Centro donde tantas personas conviven durante la mayor parte del tiempo, que mejor fuente de enriquecimiento personal y mutuo, que mejor sitio para dar y recibir afecto. Por  ello y muchas cosas siempre se ha sentido afortunado por dedicarse a la enseñanza, una profesión, que a los enseñantes les permite dar a raudales esas cosas tan importantes en la existencia como son la compañía, la amistad, la sabiduría y el amor de los demás.

Como profesor de Ciencias Naturales ha tratado de trasmitir sus conocimientos sobre el Universo del que formamos parte, en todas sus facetas y mostrando esas múltiples conexiones que integran la realidad para dar esa visión global y orientadora que ilumine su concepción del Cosmos y de la Vida. A la vez ha tratado de trasmitir esa admiración y amor por la Naturaleza y despertar la emoción que podemos sentir ante su contemplación. Siempre ha dado importancia fundamental al contacto directo con la Naturaleza, contacto que, como a Paco gusta citar, Giner de Los Ríos en su tratado sobre el Paisaje “favorece la expansión de la fantasía, el ennoblecimiento de las mociones, la dilatación del horizonte intelectual la dignidad de nuestras gentes y el amor a las cosas morales”.

Son recordadas esas salidas al campo con sus alumnos en las que junto a su labor de profesor actuaba también la propia Naturaleza como maestra con sus infinitos mensajes que calaban en lo más hondo de los estudiantes. Son recordadas esas puestas de sol con esa infinidad de luces y colores vistiendo las sierras y el cielo, esos mares de nieblas cubriendo los valles que traían a la memoria aquellos mares que hace millones de años cubrían nuestra tierra. Sus alumnos tienen aún presente la visión de Ronda y su entorno desde la Virgen de la Cabeza, ese lugar en el que se dan cita en la inmensidad del tiempo la historia del planeta y la historia de la humanidad. Y la contemplación de las centenarias encinas recortando sus siluetas sobre el infinito cielo donde tras el ocaso comenzaban a brillar las estrellas. Alli aprendieron, abrazados en sus troncos, a  reflexionar sobre la unidad del Cosmos del Universo del que procedemos, a que estamos unidos y del que viene toda laVida.

Se recuerdan tantas noches que salían del Centro para encontrarse con los Cometas, oyendo el canto del Buho Real y los grillos para recibir todo ese mensaje de Paz, Inmensidad, Alegría, Ilusión y Amor.

Hoy Paco piensa que es necesario seguir adelante, pero tal vez haya que volver la mirada hacia atrás y recuperar las luces de esos valores universales que la evolución de la humanidad, la sociedad y la persona dejó en parte olvidadas al borde del camino.

A continuación dio comienzo una asamblea de socios. En ella se decidió hacer cuantas gestiones están a nuestro alcance para que se reconozca la figura de Paco Marín. También se recordó que ya es la cuarta entrega del premio anual en Defensa de los Caminos  y como es tradicional regalamos el libro de Simón de Rojas. En el año 2.006, D. Julian de Zulueta cuando recibió el libro de Simón de Rojas en su casa dijo: “Este es un libro para esta casa”. En el año 2.007 resultó premiado Centro de Educación y Congresos “La Algaba”, representado por D. Juan Terroba, que calíficó el libro que se otorga como premio de “Un libro fundamental para La Algaba”. En el año 2.008, el premiado fue D. Francisco Moreno, que mostró su júbilo por recibir el libro de Simón de Rojas con las palabras “una joya como las maravillas arqueológicas que a veces se encuentran en la Serranía”.

El acto estuvo presidido por el Presidente de la Asociación Agustin Rubira Tobaruela y levanto acta el Secretario, Andrés Rodríguez González que firma esta información.

 

Palabras de Paco como agradecimiento en el acto de  la comida de jubilación.

Palabras de Francisco Marín Bustamante,  (Paco Marín) con motivo de la comida de jubilación promovida por el Instituto “Pérez de Guzman”.

Gracias por esta prueba de sincera amistad y afecto, me hacéis muy feliz al veros aquí a todos reunidos en torno a mi persona, no merezco tanto.

La importancia que para mi tiene este acto en el que celebramos mi jubilación hace necesario el dirigiros unas palabras sobre nuestra trascendental tarea de la que yo ahora comienzo una nueva etapa. Perdonad si me extiendo demasiado, por mis imperfecciones lingüísticas y por si peco de inmodestia.

Yo cambiaría la palabra jubilación que tiene connotaciones de punto y final y de falta de continuidad por la de júbilo. Júbilo por haber realizado una de las más hermosas labores al servicio de los demás, clave en el desarrollo integral de las personas y júbilo también por seguir realizándola aunque en otros ámbitos distintos al oficial.

Hace 35 años que llegue a nuestro Centro, el Instituto “Pérez de Guzmán” que entonces acogía a casi todos los estudiantes de Ronda y de los pueblos de la Serranía, desde entonces he realizado mi labor en nuestras aulas salvo un año que por disposiciones oficiales emigre a África. Con el paso de los años, el Centro se fue convirtiendo en mi casa y todos los que en él trabajamos en mi familia,  cada vez se fueron estrechando esos lazos de amor, esa saludable dependencia afectiva hacia las personas que convivíamos en nuestro querido Centro.

Si consideramos la Vida un camino, es verdad que todos lo hacemos de forma distinta, con nuestros aciertos y errores, perfecciones  imperfecciones, si consideramos también que la vida debe ser un camino de perfección, que mejor lugar para llevarlo a cabo que en el Centro donde tantas personas convivimos durante la mayor parte del tiempo, que mejor fuente de enriquecimiento personal y mutuo, que mejor sitio para dar y recibir amor. Por  ello y muchas cosas más me he sentido afortunado por dedicarme a la enseñanza, una profesión, que como ya digo, nos puede, si tenemos las puertas del corazón abiertas, dar a raudales esas cosas tan importantes en la existencia como son la compañía, la amistad, la sabiduría y el amor de los demás a la vez que la honda satisfacción de corresponder a ello dándonos plenamente.

Así he pretendido pasar por el Instituto y así quiero seguir aunque sea en otros lugares y con otras personas aunque sin olvidar el centro y a vosotros y por ello quiero pediros que no me consideréis como un jubilado sino como un compañero en activo y miembro de hecho de nuestra gran familia para poder seguir dando y recibiendo amor y enseñanzas.

Como profesor de Ciencias Naturales he tratado de trasmitir mis conocimientos sobre el Universo del que formamos parte, en todas sus facetas y mostrando esas múltiples conexiones que integran la realidad para dar esa visión global y orientadora que ilumine su concepción del Cosmos y de la Vida. A la vez he tratado de trasmitir esa admiración y amor por la Naturaleza y despertar la emoción que podemos sentir ante su contemplación. Siempre he dado importancia fundamental al contacto directo con la Naturaleza, contacto que, como diria Giner de Los Rios en su tratado sobre el Paisaje “favorece la expansión de la fantasía, el ennoblecimiento de las mociones, la dilatación del horizonte intelectual la dignidad de nuestras gentes y el amor a las cosas morales”.

Viene a mi recuerdo esas salidas al campo con mis alumnos en las que junto a mi labor de profesor actuaba también la propia Naturaleza como maestra con sus infinitos mensajes que calaban en lo más hondo de los estudiantes. Recuerdo esas puestas de sol con esa infinidad de luces y colores vistiendo las sierras y el cielo.

 Esos mares de nieblas cubriendo os valles que traían a la memoria aquellos mares que hace millones de años cubrían nuestra tierra.

La visión de Ronda y su entorno desde la Virgen de la Cabeza, ese lugar en el que se dan cita en la inmensidad del tiempo la historia del planeta y la historia de la humanidad.

La contemplación de las centenarias encinas recortando sus siluetas sobre el infinito cielo donde tras el ocaso comenzaban a brillar las estrellas y apoyados y abrazados en sus troncos reflexionado sobre la unidad del Cosmos del Universo del que procedemos, a que estamos unidos y del que viene toda la Vida.

Recuerdo tantas noches que salimos del Centro para encontrarnos con los Cometas, esos mensajeros del cielo y allí en los hermosos campos de la Serranía, envueltos en los aromas del tomillo y la lavanda, oyendo el canto del Buho Real y los grillos recibimos todo ese mensaje de Paz, Inmensidad, Alegría, Ilusión y Amor.

Tantos y tantos momentos en que caminamos juntos por los senderos de nuestra tierra.

Mi labor la he desarrollado en unos tiempos serenos, en un ambiente sin las dificultades que hoy existen en la enseñanza.

Hay que seguir adelante, pero tal vez haya que volver la mirada hacia atrás y recuperar las luces de esos valores universales que la evolución de la humanidad, la sociedad y la persona dejó en parte olvidadas al borde del camino.

Me gustaría recordar y homenajear a todos esos compañeros que convivieron con nosotros todos esos años en nuestro Centro, compartiendo las tareas pedagógicas, una sana convivencia y sincera amistad, esos amigos que ya partieron pero con la seguridad de que su luz y energía nos envían su Amor.

 

Paco Marin, genio.

¡Qué difícil es expresar con palabras los sentimientos puros¡.

Cuando hace unos años la Muerte vino a tantear a Paco y no le pudo convencer para que la acompañara, escribí un artículo en aquellas horas de difícil negociación sabiendo que Paco se quedaría en el mundo de los vivos.

Escribir entonces, fue fácil, bastó dejar que los recuerdos fluyeran desde mis inicios en la enseñanza rondeña, recién llegado al Martín Rivero, cuando me hablaron de un profesor en el nocturno del Pérez de Guzmán que enseñaba a sus alumnos en el aula con material elaborado por él y en el exterior, con material fabricado por la vida o las estrellas. Ponerme a aprender como si fuera un alumno suyo más fue lo primero; aceptarme él, proporcionarme sus mapas, sus dibujos, sus apuntes, sus charlas, su tiempo… simplemente a cambio de mi interés fue su respuesta, confiada e inmediata a mis continuas preguntas. Desde entonces, en el Bar Cazadores, en mi casa, en alguna de sus varias casas-museo-almacén (de las que llegó a tener tres a la vez), hasta llegar a la relación de vecino para todo de los últimos años, han pasado más de veinticinco años. En ellos no he dejado de aprender de él, de comprenderle, de admirarle. De quererle en definitiva, como solo se quiere cuando se hace sin interés, sin esperar nada, sin recibir nada, sin dar nada. Quizás esa sea la diferencia entre la especie humana y el resto de los seres vivos. Quizás eso sea el verdadero amor.

Ahora me he preguntado como la Muerte pudo vencerle si conservaba sus ilusiones prácticamente intactas, si había vuelto a pintar, a caligrafíar con su preciosa letra, a seguir recopilando, ahora en sistema informático, sus cientos de miles de dibujos, si de nuevo estaba ordenando (una vez más) sus cajas de material de todo tipo. Hace unos meses, en Marzo, la Muerte dio otro paseo por la vida de Paco, volvió a tantear sobre como llevárselo y supo entonces que intelectualmente no podría matarlo nunca, pero, esa gran máquina perfecta que es el corazón,  en este caso el corazón de Paco, estaba muy tocado. Aliada con los años, la Muerte supo que era una cuestión de tiempo esperar que la máquina perfecta deje de serlo, entonces, de un zarpazo nos arrebato el cuerpo de Paco, a pesar de que había vuelto a ilusionarse con una exposición que andaba montando para otoño en el Jardín Botánico de la Concepción de Málaga.

Ahora, no es fácil escribir sobre Francisco Marín Bustamante, “Paco Marín”. Escribir sobre sus genialidades en tantas facetas del Arte como practicó, sobre su concepto de la vida, sus enseñanzas, su sensibilidad, sus virtudes o sus defectos (no sobre maldades que Paco sencillamente no tenía), carece ahora de sentido puesto que todo el mundo que se relacionaba con Paco las conocía. La historia de la Serranía de Ronda y de la Bilogía española le pondrá en un pedestal destacado.

Los que tuvimos la suerte de coincidir en el espacio y en el tiempo con él seguiremos queriendo su recuerdo, pero a algunos como a mí, siento que me toca insistir en que ese recuerdo no se pierda, para ello voy a llamar a las puertas de personas e instituciones hasta conseguir preservar para el futuro su legado, simplemente para que Paco siga vivo. Espero que todos estemos a la altura, superemos egoísmos y personalismos para conseguir lo importante: Que la obra del genio Paco Marín perdure.

Paco Marín amaba la vida, que su recuerdo siga siempre vivo.

 

A  “Paco Marin” y sus muchos valores.

Si Paco Marín hubiera nacido en la época del renacimiento se le hubiera considerado un sabio y un genio. Hasta ese punto cultivaba una infinidad de destrezas y capacidades a las que había que sumar una enorme sensibilidad hacia los temas de Naturaleza en general y una calidad humana excepcional.

Como gran lector que era, se interesaba tanto por temas de historia, de geografía, viajes, culturas perdidas, arquitectura… y un sinfín de inquietudes que le hacían disfrutar. Como calígrafo se interesó por la cultura china hasta el punto de ser capaz de reproducir sus motivos y letras con absoluta perfección, sus colecciones de literatura, de poesía, de revistas diversas forman una parte importante de una gran biblioteca catalogada y ordenada por él mismo cuando se jubiló de la enseñanza; que decir de sus dibujos y cuadros en todos los estilos y modalidades, ninguno de ellos tenía secretos para él, lo mismo practicaba el carboncillo que la acuarela, el óleo que el temple, el lápiz o la tinta china, en todo lograba captar con perfección otra de sus grandes pasiones: El Paisaje. En este punto tuvo la suerte de tener al gran maestro Fernando González Bernáldez como profesor en la Universidad de Sevilla donde curso sus estudios de Licenciatura en Biología. Puestos a comentar otros aspectos de sus extensos conocimientos y aficiones no debemos olvidar sus colecciones de diapositivas y sus montajes de audiovisuales, fue pionero en el uso de la imagen como forma de comunicación y enseñanza produciendo audiovisuales en los que se adelanto a la tecnología actual en muchos años.

Con el hilo conductor de la Naturaleza en sus múltiples facetas y el perfecto conocimiento de la Serranía de Ronda en sus aspectos biológicos, geológicos y etnográficos, desarrollo una extensa labor educativa, formativa y de protección del Medio Ambiente. De su labor nacieron muchos biólogos de profesión, muchos naturalistas de afición y muchos ecologistas de sentimientos.

Sus rincones favoritos eran todos en su Serranía de Ronda, desde el Arroyo de La Ventilla de su pueblo, Arriate, el Pinsapar de la Sierra de Las Nieves, el alcornocal del Pantanillo, los Montes de Cortes o Acinipo donde solía llevar s sus alumnos a ver las puestas de sol o el paso de algún cometa o simplemente a dar una clase en las noches estrelladas o a ver una tormenta. Nunca fue afín a ningún sistema educativo de los que tantos hemos vivido en este país, practico siempre el más elemental y eficaz, el método directo: Sus palabras siempre eran las mismas.  Si quieres que los alumnos vean una constelación de estrellas, sácalos al campo y que miren el cielo, si quieres que comprendan el funcionamiento de un ecosistema no se lo expliques en la pizarra, sacalos al campo y que vean las interacciones entre los seres vivos y el medio donde habitan. Con esas premisas no es de extrañar que pudiera presumir de una de las escasas cosas de las que lo hacia, ser uno de los pocos profesores de enseñanza media al que habían suspendido la fase de prácticas después de aprobar sus oposiciones.

Paco siempre fue especial y peculiar, diferente a todos los niños que estudiaban bachillerato en El Castillo, él se dio cuenta al día que aburrido de que no le dejaran en paz mirando bichos y plantas en los recreos se empeñaron en que jugara al futbol, le dieron tal pelotazo en la boca que abandono para siempre esa faceta de la vida. En su casa también sabían que era especial, único e irrepetible, y así siguió toda su vida, a su aire, solo aunque rodeado de amigos, sabia buscar su espacio para captar una imagen única, un atardecer especial o una luz entre la tormenta.

Como ser humano es una pérdida irreparable por su valía y multitud de valores.

Descanse en paz el maestro por excelencia que ha dado esta tierra, comparable sin duda a su admirado Francisco Giner de los Ríos.

 

 En el acto de petición Hijo Adoptivo de Ronda para Paco Marin  el día 25 de octubre 2013, le dedique estás palabras al compañero.

Nada más enterarme del fallecimiento de Paco, elaboré un escrito de carácter intimista, lo que uno dice al amigo a quien se ha perdido para siempre. Ese escrito fue leído en el homenaje que le tributaron en su pueblo, Arriate. Fue un escrito para mi amigo Paco.

Unos días después de que Paco se fuera, a petición del periódico donde escribo, La Voz de Ronda, elaboré un material que pretendía fuera de carácter más  informativo. Era un escrito para que los demás conocieran un poco más a Paco.

Hoy quiero escribir al Paco Biólogo y compañero en las tareas educativas.

El gran Ecólogo Paisajista español, su maestro por encima de los demás, Fernando González Bernáldez, Catedrático de Ecología en la Universidad de Sevilla y en la Autónoma de Madrid, le tenía un especial afecto, ya que, según sus palabras, ambos eran mejores dibujantes que biólogos. Otro insigne biólogo, su amigo y compañero de estudios Baltasar Cabezudo, Catedrático de Botánica de la UMA, ha escrito “Paco Marín estará siempre vivo en cada uno de los árboles de su Serranía. La mayoría de tus compañeros biólogos nos dedicamos a aprender, tú te dedicaste a enseñar”. 

Paco captaba como nadie la Naturaleza en sus múltiples facetas, tenía las mayores dotes de observación que se pueda imaginar, podía capturar con una cámara de fotos o reproducir con sus pinceles los colores de un atardecer de otoño de Ronda, la Sierra de Las Nieves, la Laguna de Alberca, el Arroyo de La Ventilla o cualquiera de los paisajes en los que se extasiaba, que eran todos los de la Serranía. Imitaba el canto de los cárabos, búhos, autillos, mochuelos y resto de fauna nocturna para conseguir que se posaran junto a él para charlar de sus cosas. Como dice Baltasar Cabezudo, tenía una característica única que los demás biólogos no tenemos,  siempre estaba  ENSEÑANDO.

Pero Paco tenía muchos otros valores que le hacían especialmente único como Biólogo de Campo:Era Tolerante con todo (excepto con la mala educación y los maltratadores del Medio Ambiente), Nunca tenía Prisa, Flexible,  Transigente, Comprensivo,  Paciente, Curioso, Observador, Atemporal,  Universal, Con Visión Espacial de las cosas. Y sobre todo, fue siempre inmensamente GENEROSO.

Practicaba un único deporte, Vivir.  Paco era LA VIDA  que tantas veces enseñó a sus alumnos.

Para mí fue un orgullo compartir con él una afición por encima de nuestras coincidencias: a ambos nos encantan las hormigas, poca gente sabe que tuvo un hormiguero natural viviendo varios años en su coche. Hormigas a las que él daba de comer y observaba horas enteras en sus idas y venidas entre periódicos viejos, trozos de rocas y minerales, los inevitables yesos, ramas y cortezas, flores frescas y chuchurías, cardos de todos los tamaños y formas, cereales silvestres, frutos secos y un sinfín de restos biológicos que, homogeneizados por una gruesa capa de polvo, formaban una verdadera selva que debería ser extraordinariamente difícil atravesar a las pobres y minúsculas hormigas. Podemos imaginar la disyuntiva de Paco, si las hormigas habían elegido su coche para vivir, no podía echarlas, pero lo que tampoco estaba dispuesto a hacer era limpiar el coche, eso nunca, tampoco dejarlas morir de hambre en aquel laberinto andante; por lo tanto, lo mejor era darles de comer los restos de su único vicio, los pasteles. Estaba convencido que el hormiguero nació a partir de una reina fecundada que había anidado en una rama de alcornoque que Paco cogió un día en La Nava de S. Luis y como tantas cosas, quedo depositada en aquel almacén-laboratorio-museo-zoco de Medina Marroquí, que era su coche.

Paco, como la VIDA misma, tenía sus contradicciones, era a la vez Creacionista y Evolucionista. Nos gustaba hablar de un investigador que los dos admiramos profundamente,  Edward O. Wilson, considerado como el Evolucionista más importante después de Darwin. Hablábamos de los animales Eusociales, que según Wilson, son aquellos que viven en grupos con muchas generaciones diferentes y realizan trabajos altruistas dentro de la división del trabajo. La especie humana es considerada como la más Eusocial de todas. Paco no solo era altruista, iba más allá, era extraordinariamente Generoso, con todo lo que tenía y con todas las personas que le rodeaban. Como una prueba de ello el regalo que nos ofrecio generosamente siempre: SU SABIDAURIA. Por eso, no exagero al considerar que Paco Marín estaba un peldaño más elevado evolutivamente que el resto de los mortales.

Paco se fue, pero debemos ser positivos y los que tuvimos la suerte de coincidir con él en la inmensidad del Espacio y el Tiempo, debemos sentirnos agradecidos por ello.

Siempre estarás en mi corazón. Andrés Rodríguez González, amigo de Paco Marín.

 

Solicitud de nombramiento de D. Francisco Marín Bustamante comop Hijo Adoptivo de la Ciudad de Ronda

 

 

Francisco Marín Bustamante nunca fue una persona “usual”, por lo tanto se pretende que esta petición tampoco lo sea.

Una personalidad única, especial, con una visión de la vida diferente pero con una característica común como persona, profesor de Instituto y artista en multitud de facetas diferentes: Su GENEROSIDAD.

Como profesor de Instituto desarrolló su actividad docente casi exclusivamente en el Instituto Rondeño Pérez de Guzmán. Nunca fue el típico de un profesor acomodado, de esos que siguen inamoviblemente una programación estricta diseñada un comienzo de curso y poco variada a lo largo de los años. Al contrario, como profesor de Biología y Geología, o de Ciencias Naturales de toda la vida, su ritmo de enseñanza en la materias lo marcaba la “Vida” de la Serranía de Ronda, ya fuera el paso de un cometa, una inundación causada por una tormenta otoñal intensa, un tsunami ocurrido en cualquier región remota o alguno de los varios atentados ecológicos que se han cometido en la Serranía. De Paco dijo su gran maestro, el gran Ecólogo Paisajista español, Fernando González Bernáldez que le tenía un especial afecto, ya que, según sus palabras, ambos eran mejores dibujantes que biólogos. Pero quizás sea más acertada y nos ayude a justificar mejor la petición en curso, sea la opinión vertida por su amigo y compañero de estudios Baltasar Cabezudo, Catedrático de Botánica de la Universidad de Málaga, que ha escrito lo siguiente “Paco Marín estará siempre vivo en cada uno de los árboles de su Serranía. La mayoría de tus compañeros biólogos nos dedicamos a aprender, tú te dedicaste a enseñar”.  Efectivamente, Paco captaba como nadie la Naturaleza en sus múltiples facetas, tenía las mayores dotes de observación que se pueda imaginar, podía capturar con una cámara de fotos o reproducir con sus pinceles como nadie los colores de un atardecer de otoño rondeño, la Sierra de Las Nieves, la Laguna de Alberca, el Arroyo de La Ventilla o cualquiera de los paisajes en los que se deleitaba hasta extasiarse, que eran todos los de la Serranía de Ronda. Si contemplar o estudiar toda la fauna, la flora, el mundo mineral, era para él motivo de gozo, mostraba predilección especialmente por las rapaces nocturnasImitaba el canto de los cárabos, búhos, autillos, mochuelos y resto de fauna nocturna para conseguir que se posaran junto a él para charlar de sus cosas. Tenía una característica única que los demás biólogos no tenemos,  siempre estaba  ENSEÑANDO.

Pero Paco tenía muchos otros valores que le hacían especialmente único como Biólogo de campo: Tolerante con todo (excepto con la mala educación y los maltratadores del Medio Ambiente), Nunca tenía Prisa, Flexible,  Transigente, Comprensivo,  Paciente, Curioso, Observador, Atemporal,  Universal, Con Visión Espacial de las cosas. Y sobre todo la GENEROSIDAD.

Practicaba un único deporte, Vivir.  Paco era como LA VIDA  que tantas veces enseñó a sus alumnos.

Poca gente sabe que compartíamos una afición por encima de nuestras coincidencias: a ambos nos encantan las hormigas, tampoco se sabe que tuvo un hormiguero natural varios años viviendo en su coche. Hormigas a las que él daba de comer y observaba horas enteras en sus idas y venidas entre periódicos viejos, trozos de rocas y minerales, los inevitables yesos, ramas secas, flores frescas y chuchurias, cardos, cereales silvestres, frutos secos y un sinfín de restos biológicos que, homogeneizados por una gruesa capa de polvo, formaban una verdadera selva que debería ser extraordinariamente difícil atravesar a las pobres y minúsculas hormigas. Podemos imaginar su disyuntiva, si las hormigas habían elegido su coche para vivir, no podía echarlas, pero lo que tampoco estaba dispuesto a hacer era limpiar el coche, eso nunca, tampoco dejarlas morir de hambre en aquel laberinto andante; por lo tanto, lo mejor era darles de comer los restos de sus vicios pasteleros. Estaba convencido que el hormiguero nació a partir de una reina fecundada que había anidado en una rama de alcornoque que Paco cogió un día en La Nava de S. Luis y como tantas cosas, quedo depositada en el coche-almacén-laboratorio-museo.

Paco, como la VIDA misma, tenía sus contradicciones, era a la vez Creacionista y Evolucionista. Nos gustaba hablar de un investigador que los dos admiramos,  su nombre es Edward O. Wilson, considerado como el Evolucionista más importante después de Darwin. Hablábamos de los animales Eusociales, que según Wilson, son aquellos que viven en grupos con muchas generaciones diferentes y realizan trabajos altruistas dentro de la división del trabajo. La especie humana es considerada como la más Eusocial de todas. Paco no solo era altruista, iba más allá, era extraordinariamente Generoso, con todo lo que tenía y con todas las personas que le rodeaban.

Nos regalo generosamente su sabiduría, por eso considero que Paco Marín estaba un peldaño más elevado evolutivamente que el resto de los mortales.

Paco se fue, pero debemos ser positivos y los que tuvimos la suerte de coincidir con él en la inmensidad del Espacio y el Tiempo debemos sentirnos agradecidos por ello.