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EL ESPARTO EN LOS RECUERDOS DE ANTONIO ASTETE

Andrés Rodríguez González Diciembre 27th, 2022

Antonio Astete es padre y abuelo de dos excelentes naturalistas de la Serranía de Ronda, ambos de nombre Gonzalo. Los tres son de generaciones diferentes, abuelo, padre e hijo, unidos por muchos virtudes y valores, entre otros su amor a la Naturaleza, su inteligencia natural y su sabiduría adquirida siempre con el factor común del trabajo.

Antonio aprendío a escribir con un maestro de campo siendo niño pastor en la Sierra de Lijar, Algodonales. Ha escrito un Cuaderno de la Serranía de Ronda donde recoge sus recuerdos familiares desde la niñez hasta que se hizo hombre, con las experiencias de su vida de pastor. Ahora y a petición escribe de su puño y letra su conocimiento y usos de una materia prima amplíamente utilizada en la Serranía en otros tiempos: El Esparto.

Su hijo y nieto, Gonzalo y Gonzalo, son amigos entrañables a los que me une un profundo afecto nacido de nuestras aficiones comunes y bien cimentado por muchas horas de campo juntos.

PLANTAS DE LA SERRANÍA DE RONDA: Esparto.

Andrés Rodríguez González Agosto 30th, 2017

PLANTAS DE LA SERRANÍA DE RONDA
Esparto, atocha, atochin, alfa, ariza, atochón, espartera, limpiasantos.

Macrochloa tenacissima

Es un endemismo ibero-norteafricano.

Planta herbácea, del grupo de las Gramíneas, perenne, que forma un penacho de hojas muy denso. Tiene hojas envainadas, con vaina recia y dura que presenta frecuentemente margen algodonoso, ásperas por el envés a causa de la gran cantidad de sílice presente en su epidermis, estrechas y largas pudiendo llegar a alcanzar más de un metro de largo. Se enrollan sobre sí mismas.

Tallos floridos fuertes y rígidos de hasta 1.5m. Las espigas son de entre 15-60 cm de largas, densas, a veces con fascículos de pelos en los nudos del raquis, con numerosas espiguillas de hasta 8 cm, con pedúnculos tomentosos y gruesos de hasta 10 mm de longitud, formadas por una sola flor.
Fruto de hasta 10 mm, de forma alargada, cuyo peso oscila entre 3-4 mg.

Florece y fructifica de marzo a mayo.

Vive en terrenos secos sobre suelos pobres, calcáreos, de media y baja montaña desde nivel del mar hasta los 1500 m  que se denominan espartales y atochares. Posee una amplia tolerancia a la sequía y a las elevadas temperaturas. Abundante en zonas semiáridas donde la precipitación anual es inferior a 350 mm. No soporta el excesivo riego y los terrenos encharcados.
Pocas veces se habla de los cultivos no destinados al consumo directo como alimento, pero hay unos cuantos como el algodón, tabaco, cáñamo, lino… esparto. Un cultivo que en España gozó de un momento relativamente bueno, pero desde la mitad del siglo XX, su uso ha ido decayendo por la incorporación de nuevos materiales de fibras plásticas.
Se ha usado desde hace más de 5000 años según restos arqueológicos, sus hojas han sido tejidas para elaborar todo tipo de cordelería y cestería: esteras, cestos, cinchos para elaboración del queso, cubiertas de garrafas (para mantener el agua fresca), alforjas, espuertas, serones, cuerdas, hiscales y las tradicionales alpargatas.  Hay lugares de España como Murcia, donde se llaman “esparteñas”. La cuerda de esparto es otro de los usos que siguen vigentes hoy.  Gracias a la resistencia de sus fibras, se ha utilizado desde la popular escoba para barrer hasta en cordelería naval. Un uso curioso en España hasta la aparición de materiales más modernos fue en las bateas mejilloneras en las costas gallegas. También sus hojas han sido usadas en la industria papelera. La dureza de su fibra le viene de su rusticidad, ya que se adapta para limitar su consumo de agua hasta épocas del año más lluviosas. Consigue reabsorber todos los pigmentos fotosintéticos, sus hojas se enrrollan, protegiéndose de la alta radiación y reduciendo su evaporación al máximo. También influye en este proceso que todas sus hojas nacen de un único punto  o pie ayudando a la planta a conservar mejor la poca humedad existente en la base.
La recolección se realiza durante prácticamente los últimos 4 meses del año, preferiblemente cuando no haya lluvias. Recolectarlo es duro y requiere de útiles adecuados y manos expertas. Para la extracción de las hojas de esparto se usaba un palo en el que se enrollaban las hojas y, al tirar, se sacaban las más tiernas de toda la mata, pero no suelen obtenerse muchas así. También se hacía arrancando las hojas del pie, respetando así el tallo de la planta en el que volverán a salir hojas. Este ciclo puede estar en producción durante 40 años. Después se podía trabajar verde o seco, aunque los elementos realizados con las hojas verdes eran de peor calidad. Para utilizar el esparto seco se debía dejar reposar en agua durante 15 días y después se podía machacar o no, con un mazo redondo. El esparto machacado era de mayor calidad
El secado se hacía naturalmente al sol y dependiendo del color final del mismo, había que dejarlo desde unos días, hasta 3 o 4 semanas con el fin de blanquearlo. Otra forma era el esparto cocido. Se dejaba en agua macerando durante 2 o 3 semanas y posteriormente se procedía al secado anteriormente citado. De esta última forma se conseguía separar la fibra para poder hilarlo posteriormente.

Además, en la actualidad, se utiliza más como restauradora de ambientes alterados y degradados y como especie ornamental en el diseño de parques y jardines, debido a que sus escasos requerimientos y amplia tolerancia a sequías y a elevadas temperaturas. Se adapta para vivir en condiciones extremas de temperatura, desde los -15ºC (las plantas jóvenes son más susceptibles a las heladas) hasta calores dignos de desierto. Crece a pleno sol.
Las semillas suelen tener un poder germinativo no muy alto. No más de la mitad de las semillas germinan y posteriormente, de las que germinan, en campo tampoco aguantan un alto porcentaje, debido principalmente a que las durísimas condiciones de clima a las que son sometidas las aguantan bien las plantas adultas. Las jóvenes son mucho más sensibles y llegan a buen término muy pocas. Una vez establecida, se puede recolectar esparto durante decenios. Es una planta muy longeva que puede estar en “producción” más de 40 años.
Ahora mismo con la quema de residuos agrícolas y forestales cada vez más en duda y controlado resultaría difícil quemar un campo de esparto, pero sí es cierto que quemándola al final de su ciclo, la planta rebrota de sus cenizas y volvería a entrar en otro ciclo de producción renovado.
La madrileña estación de Atocha, debe su nombre a la virgen del mismo nombre y esta, a su vez, a encontrarse en una ermita en el Prado de Atocha, es decir en un terreno donde la especie dominante era la planta Esparto.

Bibliografía
www.agromatica.es
www.asturnatura.com

Esparto y Cuchilleja

Andrés Rodríguez González Abril 28th, 2012

Plantas de la Serranía de Ronda: Dos matorrales característicos del Tajo de Ronda.
Esparto
Con ese nombre se conocen popularmente tanto el esparto o atocha, de nombre científico (Stipa tenacissima), y el esparto basto también llamado Esparto de Áragón, también denominado Albardín  (Lygeum spartum).
Es una planta herbácea de la familia de las Gramíneas, igual que el trigo, la cebada y avena. Son fáciles de distinguir en el terreno, tienen hojas largas y finas y espigas en forma de penacho. Su tallo tiene hasta un metro de longitud, en su base posee numerosas hojas estrechas y largas que se enrollan sobre sí mismas hasta el punto de parecer cilíndricas. Sus hojas se siegan con cuidado para no destruir la planta que puede dar muchas más hojas en sucesivos años.

En la Naturaleza forma matorrales con grupos amplios de plantas denominados espartales, atochares y albardinales. Tanto un esparto como el otro forman parte de la vegetación característica de los ambientes esteparios ibéricos. El término de esparto se suele utilizar para nombrar las hojas; mientras que a la planta en general se le denomina Atocha o Espartera.  Es decir se trata de una planta de climas secos y áridos típica del sudeste español, en la Serranía se encuentra en laderas pedregosas y erosionadas de exposición sur y este, es decir más secas y soleadas. Es fácil de encontrar en las cercanías del Puerto de La Muela, en el camino de ascenso hacía La Dehesa y en las laderas soleadas de la Virgen de la Cabeza.
Ha sido una planta muy utilizada desde la antigüedad, ya os fenicios y cartagineses la comercializaban desde el año 500 a.C. por lo menos. La comarca de Cartagena se denominaba Campus Spartarius por ésta planta. Se habla de ella en textos de Estrabón o Plinio, que hablaban del esparto en la segunda guerra púnica. Algunos estudios arqueológicos afirman que el esparto se utilizaba ya en la prehistoria de la comunidad autónoma murciana, fueron los romanos lo que impulsaron esta industria, localizada en el Norte de las provincias de Almería y Granada, Murcia y Albacete. En España se ha utilizado ampliamente en la primitiva industria en cordeles, aparejos de naves, capazos, espuertas y útiles agrarios. Hasta bien entrado el siglo XX esta planta tenía una gran utilidad, empleándose también en la fabricación de utensilios de labranza, trilla, labores del hogar y aperos para animales domésticos. Otras fibras vegetales que se han usado para cestos, alpargatas y otros objetos son el  cáñamo, el yute o la pita. Con caña y palmito se fabrican escobas, jaulas para pequeños animales y una gran variedad de cestería. Actualmente el Esparto ha perdido mucho de su uso tradicional, siendo sustituido por la goma y el plástico o las fibras sintéticas.
La actividad del esparto fue adquiriendo gran importancia a nivel nacional, hasta el punto de que Carlos III prohibió su importación. Pero tras su muerte, adquirió un gran valor en el mercado exterior, especialmente en Inglaterra, país muy consumidor de esta materia. A mediados del siglo XIX ya era una industria floreciente y la materia prima abundaba en los montes de algunas comarcas de la Región, por lo que comenzó una época de desarrollo.
Los trabajadores del campo cortaban el esparto y después lo vendían por peso en fardos, por kilos o arrobas. Al principio se trabajaba tal y como se recogía del campo, y se trenzaba para hacer cestos y capazos que después servían para la recolección de frutos y verduras o para el transporte de otras materias. Posteriormente comenzaron a picarlo o machacarlo, para que su textura fuese más suave. Así, unos mazos mecánicos picaban el esparto obteniendo una materia mucho más fácil de trenzar, con lo que se podían realizar trabajos más atractivos y estéticos. Esta tarea también se llevaba a cabo de forma manual, como es una planta recia de hojas con puntas duras y bordes cortantes, era frecuente que las manos de los trabajadores padecieran cortes e infecciones. Aún susbsisten pequeños artesanos en Ronda que continúan la tradición, habitualmente personas mayores.
Las pleiterías eran los talleres donde se trenzaba el esparto para hacer tiras de diez o doce ramales que constituían la pleita o empleita. En muchos lugares, esta dura tarea la realizaban exclusivamente las mujeres, las llamadas pleiteras.
En la construcción, se usa para armar la Escayola, dotándola de una gran resistencia a tracción, sobre todo en la formación de sujeciones de placas de escayola con fibra de vidrio para la realización de falsos techos.

Cuchilleja, Adelfilla
De nombre científico Bupleurum gibraltarium, sinónimo de Bupleurum verticale.
En el año 1785, el científico francés Lamark, conocido injustamente únicamente como el impulsor del error biológico de que “la función crea el órgano” , describió en base a ejemplares obtenidos en Gibraltar este curioso matorral, tan solo dos años después el español Gomez Ortega, localizo en Fuente del Fresno ejemplares del mismo matorral que describió con el nombre más apropiado de Bupleurum verticale, sin embargo es necesario seguir las reglas botánicas y adoptar el nombre más antiguo. Ello ha generado nombres tan erróneos como darle el nombre de Teucrium asiaticum a una planta que vive exclusivamente en Mallorca y Menorca.
Esta planta recibe muchos nombres vulgares como adelfilla, adelfilla de Gibraltar, cluigida, clujía, colleja, crujía, crujía mayor, crujiera, cuchilleja, junciana, juncos, limonera, revientabuey de monte.
Pertenece a la amplia familia de las Umbeliferas, son plantas por lo general herbáceas, con tallos estriados y hojas compuestas de base abrazadora sin estípulas. Inflorescencias en umbelas compuestas, cabezuelas (rodeadas parcialmente de brácteas) o umbelas simples. Tienen flores pequeñas, hermafroditas o rara vez unisexuales, en general pentámeras y actinomorfas. Su fruto es de tipo diesquizocarpo, formado por dos mericarpos  unidos, que en la madurez se separan,  dejando ver un carpóforo delgado al que están sujetos de forma apical.   El fruto maduro es muy importante para determinar los géneros y las especies. Son unos 300 géneros y 3000 especies. Habitan en todo el mundo pero están mejor desarrolladas en las regiones templadas del hemisferio norte y, en menor grado, en las montañas tropicales.
La Cuchilleja o revientabuey es un arbusto siempre verde ramificado solo en la base, puede llegar a medir unos dos metros como máximo, tiene tallos largos y rectos desprovistos de hojas en la parte superior, las hojas son rígidos y coriáceas, ligeramente en forma de lanza un poco retorcidas en la base lo que les da una posición casi vertical. En la terminación de las ramitas se disponen una o más inflorescencias en forma de parasol. La planta es muy resinosa, casi pringosa, desprende un olor fuerte y penetrante.
Es frecuente en los cortados del Tajo y paredes verticales, también en las trincheras de las carreteras.

Del Puerto del Viento a El Burgo por Los Empedraos, La Añoreta y el Boquete de Roque.

Andrés Rodríguez González Febrero 23rd, 2012

Del Puerto del Viento a El Burgo por Los Empedraos, La Añoreta y el Boquete de Roque.

Nos desplazamos en coche hasta el Puerto del Viento. En los Llanos de las Margaritas, poco antes de las rampas que coronan el puerto, encontramos a la izquierda las ruinas del cortijo de La Breña. Un lugar con historia ya que fue el lugar donde el juez y los notables de Ronda esperaron a que sacaran el cadáver de Pasos Largos, una vez muerto en la Cueva de Sopalmito, situada en la vertiente de Sierra Blanquilla que da al sur, hacia Lifa. Dejamos los coches en el mirador situado en lo alto del puerto.
Estamos a unos 10 Km. del cruce de la circunvalación de Ronda. A nuestra izquierda queda el Cancho La Pepa, que uno de los senderistas llamaba “el Cancho de los Rojos”, sin duda por alusión a la Guerra Civil española, de aquella funesta época quedan también restos de trincheras en las laderas del Cancho. El Puerto del Viento tiene 1.190 metros de altitud, el frío y el viento son compañeros habituales de viaje en estas tierras. Descendemos un tramo de 1,2 km por alguna de las estrechas veredas del ganado dejando la carretera a la izquierda. No conviene ir por la carretera ya que es estrecha y el arcén no existe, llegamos junto a un puente de la carretera, lo pasamos, a la izquierda  encontramos la cancela de entrada al Cortijo del Nogal y una alambrada, desde hace pocos años se intenta repoblar esta zona con desigual éxito.
Avanzamos siempre con la carretera a la izquierda unos 150 metros hasta próxima curva, encontramos entonces unos grandes matorrales de Espino Majoleto; en la carretera, que aún tenemos al lado, se marca el punto kilométrico 13, el viejo camino empieza a hacerse notar, poco a poco dejamos la carretera cada vez más alejada por nuestra izquierda que siga su ruta a El Burgo y suavemente comenzamos a ascender, los primeros 500 metros de camino están muy poco marcados por lo que debemos evitar perderlo, unos grandes bloques de piedras nos servirán de hitos. El camino se hace cada vez más evidente, seguimos ascendiendo, la vereda del comienzo es ya un camino bien marcado con piedras a los lados y vierteaguas para evitar que la erosión de escorrentía destroce el camino, a tramos se conserva el empedrado original, todo esto nos indica que debió ser un camino transitado por pastores, arrieros, bandoleros y todo tipo de gentes que se movían entre el Valle del Guadalhorce y la Serranía de Ronda. Cuando estamos a unos 800 metros de la carretera, justo en el momento que el sendero comienza la parte final de ascenso, a la derecha en dirección a las grandes paredes de rocas, se encuentra el magnífico pilar de la Fuente de La Alberquilla, sus aguas son limpias y tan frías que las encontramos cubiertas de una gruesa capa de hielo, es de admirar la perfección y las dificultades de la construcción.

Regresamos al viejo sendero, ahora ya muy bien marcado, ascendemos hacia el Puerto de Los Empedrados, en la parte más alta en camino casi se pierde ya que está lleno de aulagas, que por otra parte, es el escaso matorral que ha quedado en la zona después de siglos de duro y erosivo pastoreo. La zona alta del Puerto de Los Empedrados en un canchal de rocas calizas donde quedan las ruinas del ventorrillo, absolutamente ruinoso con dos construcciones, en una de esas míseras cabañas nació el día 4 de mayo de 1.873 el bandolero Pasos Largos”, de nombre Juan José Mingolla Gallardo. La humildad de las casuchas nos indica la dureza de la vida que la familia de Pasos Largos debió llevar en estos estériles terrenos; los restos de las construcciones son de piedra sobrepuesta sin argamasa alguna, al lado, otros restos de construcción indican lo que debían ser las cuadras o zahurdas; a unos cincuenta metros hacia Levante, una pequeña oquedad es conocida como la Cueva de Pasos Largos. Desde la portada del Cortijo del Nogal hemos recorrido 1,7 Kms.

El camino, hasta lo alto del Puerto se conserva relativamente bien, es de construcción medieval según Bartolomé Nieto, aunque no es descartable que se construyera sobre un viejo trazado romano.
Dejamos a nuestra espalda las ruinas del Ventorrillo y debemos andar unos cuatrocientos metros por un camino poco marcado que gira en el descenso hacia la izquierda ligeramente, encontramos una alambrada que la superamos a través de una angarilla de hierro de grandes dimensiones, a nuestros pies se abre un carril bien dibujado, lo tomamos hacia la izquierda, en el suave descenso encontramos una repoblación de pinos parasitada por las orugas “Procesionarias”; estamos en Los llanos de La Añoreta; el camino nos deja en una cancela que atravesamos dejándola de nuevo cerrada. En el camino es frecuente encontrarse bolas de mineral de hierro. Cruzamos la carretera y buscamos el viejo camino que gira a la derecha, al Este. Nos vamos alejando de la carretera que queda a nuestra izquierda, desde el Puerto de los Empedraos hasta la carretera tenemos 2,8 Kms.  El camino, en la otra parte de la carretera, se encuentra al principio poco marcado pero con cuidado no lo perdemos, poco después aparece perfectamente dibujado, entre algunos pinos de repoblación y rebaños de ovejas, lo seguimos, poco después de que por la izquierda se le una otro camino, nos conducirá hasta el Cortijo de La Añoreta, con su pozo y varios pilones de piedra revestidos de cemento, vemos las ruinas de la gran cortijada y el pequeño nuevo cortijo, unos grandes árboles dan sombra, destaca un sauce llorón de enorme tronco, continuamos unos metros hasta encontrar un amplio carril que cruza el nuestro, (si continuáramos por él llegaríamos a los Cortijos de La Vívora Alta y La Vívora Baja), andamos unas pocas decenas de metros a la izquierda a través del amplio carril y giramos a la derecha, nuestras referencias serán una era cuadrada enmarcada por grandes piedras, un olivo y la presencia de algunas encinas pequeñas, apenas hemos circulado nos centenares de metros el camino aparece claro y cuando los primeros pinos están cercanos llegamos al Boquete o Portón de Roque. Desde que cruzamos la carretera hemos hecho algo menos de 2,5 Kms.
El Boquete de Roque es un mirador impresionante sobre el valle donde se asienta el pueblo de El Burgo y las Sierras de Alcaparaín, Blanquilla y Prieta, al fondo a la derecha se ve el pinsapar y la Sierra de Las Nieves, más cerca, en dirección sur, se adivina el encajonado río Turón, por la izquierda, al Este, la Depresión de Antequera. Es además, un punto de contacto importante entre rocas calizas (de tono más claro) y margocalizas (más oscuras y con curiosas forma plegadas). Desde el Boquete de Roque iniciamos un descenso hasta pueblo de El Burgo por el antiguo camino. Es éste una senda que, a tramos, se conserva perfectamente, se ve el empedrado original, los vierteaguas para evitar la erosión fluvial y como buscaron que las pendientes fueran suaves, en todo el trayecto contemplamos un precioso paisaje teniendo siempre delante al pueblo de El Burgo. Al decir de algunos expertos el camino puede estar asentado sobre una Vía Romana. El matorral es típico de zonas degradadas y más cálidas, a base de tomillo, matagallo, aulagas, esparto, hinojos y cuchillejas, jalonado por algunas encinas, acebuches y pinos de repoblación.
Tan solo son de 5 Kms de cómodo descenso. Nos acompañan en la parte de menor pendiente, cultivos de almendros y olivos, además de las siempre presentes aves entre las que destacan los enormes buitres que nos sobrevuelan.  El camino, ya cerca de El Burgo, desemboca en un amplio carril, en pocos centenares de metros llegamos junto a un parque a la entrada del pueblo, la carretera, entre grandes eucaliptos nos permite llegar a un pilón de agua junto a las primeras casas. Un poco más adelante, frente a la gasolinera, encontramos una estatua que nos recuerda que estamos en el pueblo que vio nacer al bandolero Pasos Largos. El último de una estirpe de un modo de vida que nunca volverá.

Distancia recorrida: 12,51 kilómetros
Altitud min: 606 metros, max: 1.178 metros
Desnivel acumulado subiendo: 511 metros, bajando: 870 metros
Grado de dificultad:  Moderado
Tiempo empleado:   4 horas 17 minutos
La ruta NO es circular.


Los mapas son de Jesús Ripalda

El personaje de la ruta es Pasos Largos.
De su infancia poco se sabe, el pequeño Juan José Mingolla Gallardo, que quizás ya había heredado ese apodo de su abuelo o de su padre, vivió por esos duros y alejados parajes, quizás cuidando con su hermano mayor algunas cabras y oyendo historias y fantasías de los arrieros y viajeros que por el ventorrillo pasaban. Cuando Juan José cuenta con 17 años la familia se va a La Romerosa, un cortijo no alejado de Los Empedrados donde se dedican a la agricultura y la ganadería, pero Pasos Largos nunca mostró el más mínimo interés por estos ni por ningún oficio, tan sólo la caza le interesaba. En 1.895 es llamado a filas para ir a Cuba, poco antes había muerto su padre, en esta triste campaña colonial permanece tres años hasta ser repatriado. Regresa a Ronda enfermo, sin haberse repuesto del desgaste físico de unas fiebres cogidas en la isla caribeña (quizás enfermó también de tuberculosis), y el panorama que encuentra en su casa es bien triste, su hermano mayor ha muerto, el pequeño ha formado una familia y se ha marchado hacia Estepona y Juan José tiene que trabajar duro para subsistir junto a su anciana madre. Cuando muere la madre en 1.901, sólo, sin obligaciones familiares, puede dedicarse a lo único que le interesa, la caza. Ya se había formado plenamente el aspecto y la personalidad que le acompañaría toda la vida, era hombre de pocas palabras, alto, muy delgado, de constitución enjuta, de aspecto “mal encarado”, tosco, jugador de cartas en la taberna de Sibajas situada en la calle de la Bola de Ronda, esquina con Plaza del Socorro, donde llevaba los trofeos que capturaba en sus cacerías, le daban algunas monedas que, inevitablemente, se jugaba a las cartas y perdía. Dentro del panorama rondeño de la época era un tipo que llamaba la atención. ¿Pero quien fue este personaje singular? Quizás un demente, indudablemente un inadaptado social, ¿valiente tal vez, osado, inconsciente?…. Para mi existen varios hechos significativos que indican la personalidad del bandolero, los asesinatos del Los Tribuleros, la aventura en el Cortijo Santiago y la Cancha Cantarranas, el Enfrentamiento en el Cerro del Mures y la propia muerte del bandolero. El primer caso que he citado decidió a Juan José a tirarse al monte, se había aficionado a cazar furtivamente en los alrededores del Cortijo de El Chopo, los aparceros puestos de acuerdo con la Guardía Civil consiguieron que se confiará y fue atrapado, al llevarlo al cuartelillo, por el camino que actualmente pasa por el interior de la finca de los Aguilares, la pareja de civiles le dio una brutal paliza de la que tardó casi un mes en recuperarse en el Hospital de Ronda, Pasos Largos se vengó matando a los dos aparceros, padre e hijo e inicio su vida de bandolerismo, el segundo caso fue un secuestro de un rico propietario de apellido Villarejo, que años después, ya rehabilitado, le dio trabajo, es el primer ejemplo y que yo conozca el único, de Sindrome de Estocolmo que se dio en la Serranía. Otro fue el enfrentamiento a tiros en el Cerro del Mures que ya contaré en la siguiente ruta pues se trata de una de los más llamativos recorridos que se pueden hacer desde Ronda. Por último la muerte del bandolero en la Cueva de Sopalmito también está rodeada del misterio y el poco conocimiento que de la vida del bandolero se tiene a pesar de que es bastante reciente, la cueva, se encuentra situada en un lugar no lejano a de donde él mató a sus víctimas, digamos que es otra ladera de la misma montaña llamada genéricamente “Sierra Blanquilla”. Su cadáver fue sacado a lomos de mulo hasta el Cortijo de La Breña. Según la versión oficial murió en un tiroteo con la Guardia Civil el 18 de marzo de 1.934. Según la creencia popular fue traidoramente asesinado, así lo escribe Isidro García en su libro “Bandoleros en la Serranía de Ronda” y asi se lo contó a él, Manuel Torres, de apodo “Galan”, un pastor que sacó el cadaver de la montaña; según Galan,”Pasos Largos” fue asesinado la tarde antes por unos tramperos y ofrecido su cadaver a la guardia civil a cambio de favores en la caza furtiva y la protección de los poderosos. Según la versión del estudioso del personaje, Fernando Ramos, su muerte ocurrió a causa de su enfermedad y su compañero en aquellos momentos le disparó ya fallecido y ofreció su cadáver a la Guardia Civil a cambio de poder seguir ejerciendo la caza furtiva.


PRÓXIMA RUTA: De Ronda a Los Alamillos por el Embalse de Montejaque

Esparto

Andrés Rodríguez González Agosto 29th, 2010

Plantas de la Serranía de Ronda

ESPARTO
El Esparto o Atocha tiene de nombre científico Stipa tenacissima, es una planta de la familia de las gramíneas (la misma del trigo, cebada, avena, maíz, arroz y otras plantas muy importantes en la alimentación humana), es propia de ambientes esteparios y terrenos erosionados de las regiones de clima mediterráneo, en la Península es frecuente en el este, centro y sur. Es una hierba perenne de hasta 1 m de altura que forma cepellones. Aguanta un clima duro en el que se den inviernos fríos y veranos cálidos. El esparto es originario de la región iraní, es decir, de los desiertos ubicados entre el el Mar Negro y el Mar Caspio; se debía extender por todo el Mediterráneo a la Península Ibérica en el periodo Terciario cuando se dio una gran sequía. Vive en los suelos con gran proporción de cal y de sales magnésicas, sólidas y potásicas, con presencia constante de sal, se da bien en zonas próximas a la costa, lo que hace el esparto más flexible y resistente. Antiguamente se cultivaba con fines medicinales para producir Espasmos. En la actualidad su principal valor es ecológico ya que es una especie que impide la erosión de un ecosistema muy frágil como es el estepario mediterráneo..
Sus hojas son en forma de hilo, muy duras y resistentes, se enrollan en forma cilíndrica, se usan como fuente de fibras para la industria papelera. Sus fibras cortas son muy apropiadas para la producción de papeles finos de impresión por su suavidad y elasticidad. Los papeles resultantes muestran buena formación, alta opacidad, volumen específico, buena porosidad y estabilidad dimensional frente a los cambios de humedad. Es la mejor fibra para imprimir.
Son varias plantas gramíneas las que se designan con el nombre vulgar de Esparto, por ejemplo el Esparto Basto de Aragón (Lygeum spartum), también recibe ese nombre las fibras obtenidas de ellas.


Con las fibras de esparto se fabrican sogas, cestos, alpargatas y estropajos. En la construcción se ha usado para dar consistencia a la escayola. Ha sido parte importante de la economía de muchos pueblos, especialmente en la zona de Almería. El esparto comienza a ser aprovechable a los quince años. Durante los tres primeros años de vida es una planta delicada que se resiente de los fríos excesivos y de los calores. El esparto puede criarse o por siembra o por plantación, en éste caso se arranca una mata entera que se divide en cuatro o seis trozos y se introducen en hoyos previamente preparados. Se hace en otoño, con las primeras lluvias.
Entre los pocos cuidados que requiere el esparto está el de la “escarda” que es limpiar la planta de raigones antiguos. El esparto puede teñirse de varios colores, los más frecuentes son el azul, rojo, negro, morado y amarillo. La mejor época para su recolección es en la segunda mitad de agosto. Para la recolección la herramienta empleada en muchos lugares era la “cogedera”, una especie de clavo de acero. Al mismo tiempo que la cogedera, agarran por las puntas al esparto que se va a arrancar y lo arrollan al palo con una vuelta, después, teriando, arrancan el esparto que queda colgado en el palo.  El esparto arrancado se ata en “manojos”. Cuando han reunido 12-18 manojos se forma un haz. Algunos esparteros golpeaban con una vara las puntas de las fibras de esparto para evitar que se produjeran pinchazos en las manos. El esparto verde pesa más, sin embargo se paga más barato.
Una vez arrancado se orea al sol durante un mes, así, el esparto pierde peso y adquiere su color dorado. Con él se hacen pleitas y trenzados continuos. El siguiente paso al que se somete el esparto es humedecerlo en el río. Después se seca durante 15 días. Del mismo modo tampoco era conveniente que se pasara de seco, porque perdía el color, por eso cada dos o tres días se le daba la vuelta a los manojos que estaban en la era. Una vez que el esparto estaba seco, se acumulaba en los desvanes de las casas. El último proceso de convertir el esparto es el “machacado o picado” que consiste en colocar un manojo de esparto sobre unas piedras planas y se golpeaba varias veces dando vueltas al manojo, a fin de que al trabajarlo no cortase las manos y estuviera suave.


Con el esparto se han hecho varios tipos de cuerdas y sogas. Para recoger alimentos se han hecho los “cenachos”, se han hecho con esparto los contenedores de botijos que se llevaban al campo.  También se han fabricado “esteras” que se ponían en los pisos de las habitaciones durante el invierno ya que el esparto impide que pase el frío y la humedad del suelo. Esas esteras dividian las habitaciones de cortijos y covachas habitadas (aun se conservan en las Cuevas del Moro, en Río Verde). Las esteras igualmente se ponían en las entradas de las casas, a modo de felpudo, para no manchar el interior de la casa con el barro de las calles cuando llueve. Los pastores han hecho el queso mediante “la quesera”. También han hecho una especie de mandilillos para los machos que impedían cubrir a las hembras. Se han hecho con esparto bozales para los perros así como también “jaquimas” para las caballerías, y hasta la  “panera” para guardar el pan también se ha hecho con esparto.
Es muy abundante en la Sierra de Las Nieves donde su extracción estaba regulada mediante contratos.