Archive for the tag 'rapaces de la Serrania de Ronda'

Aguila pescadora

Andrés Rodríguez González Abril 9th, 2009

Aguila pescadora (Pandion haliaetus)
Ave rapaz grande, de color marrón oscuro en las partes superiores, exceptuando la cabeza que es blanca con una especie de antifaz oscuro, el color oscuro del dorso contrasta con la parte ventral que es blanquecino. Sus alas son desproporcionadamente grandes y estrechas. Las garras son de color marfil. Los ojos amarillos y el pico muy afilado. La hembra y los jóvenes poseen una banda pectoral pálida. Muy característico es el antifaz oscuro que empieza en el pico y se une al dorso pasando por la zona ocular. Píleo manchado de pardo-oscuro de forma variable. En algunos momentos su vuelo puede parecerse al de una gaviota. El águila pescadora mide entre 52 y 60 centímetros de alto, con una envergadura que oscila de 152-167 cm. Posee unas plumas alargadas en la nuca que forman una cresta que se eriza con frecuencia.
Se halla distribuida por todos los continentes, exceptuando la Antártida. En España continental desapareció como reproductor a principios de la década de los 80 del pasado siglo XX, aunque la población se ha recuperado, aún se la considera en estado crítico. Los núcleos españoles más abundantes son las Islas Canarias y Baleares. Durante la época migradora pueden observarse ejemplares en cualquier zona de España, especialmente las que pueden ser aptas para la pesca (marismas, embalses, ríos, etc.), llegando a invernar en algunas zonas favorables de Extremadura, delta del Ebro y sur de España (costa y embalses gaditanos y costa de Huelva).
En la comarca se han observado ejemplares invernantes no reproductores en el Embalse de Los Hurones, cerca de Ubrique, también se la ha visto también en el Embalse de Zahara, en el Parque Natural Sierras de Grazalema.

Los ejemplares del norte de Europa son migrantes transaharianos. Pasan el invierno en Africa tropical, aunque cada vez más ejemplares invernan en la península Ibérica. Durante la migración, el paso por la península Ibérica es frecuente, aunque no hay concentraciones tan importantes como otras rapaces en el estrecho de Gibraltar, debido a que puede migrar directamente sobre el mar sin depender de las corrientes térmicas. La mayoría de las águilas pescadoras europeas inverna en países como Sierra Leona y Senegal. Las aves adultas cruzan el Mediterráneo, y las más jóvenes siguen la costa en un recorrido más largo, pero que les permite tomar algún descanso.
El águila pescadora está estrechamente ligada a los hábitats acuáticos con abundancia de presas, con aguas poco profundas, claras y no contaminadas. Los reproductores españoles, suelen utilizar hábitats marinos, nidificando en acantilados tranquilos, construyendo el nido sobre rocas. Se alimenta exclusivamente de peces vivos. La captura de otras presas es excepcional y accidental. Los peces más pequeños suelen medir unos 10 cm. y los mayores unos 60 cm. y pesan entre 100 y 600 g. Las especies más depredadas son las que se mueven cerca de la superficie.
Durante el vuelo de pesca, se cierne a poca distancia del agua. Una vez localizada la presa se lanzan sobre ella desde el aire en picado. En el último momento adelantan las garras las cuales se sumergen en el agua. También puede pescar desde posaderos.
La madurez sexual se alcanza a los 3 años y la primera reproducción tiene lugar entre los 3 y 5 años. En el Mediterráneo la edad media de la primera reproducción es de 4,3 años para los machos y 5,1 años para las hembras.
La esperanza de vida media de un águila pescadora es de 20-25 años.
Las fotografías que ilustran esta información son de Juan Tebar.


Cernicalo Primilla

Andrés Rodríguez González Marzo 11th, 2009


FAUNA DE LA SERRANÍA

Cernicalo Primilla (Falco naumanni)

 Es una pequeña rapaz que llega a la península ibérica los primeros dias de marzo, procede del desierto del Sahara, donde dicen es llamado por los tuaregs “Lágrima de los cielos”, allí pasa el otoño e inviernos ya que encuentra sus mejores manjares, insectos de tamaño grande, cazados en el suelo o aire; en especial saltamontes; pero también puede comer pequeños mamíferos, reptiles y anfibios.

Se extiende sobre todo por el sur, centro y oeste del país. Ya en la Península ocupa huecos y cavidades de edificios viejos, tejados y acantilados, aunque prefiere la proximidad del hombre. No construye nido. En la Serranía es frecuente encontrarlo en cortijos abandonados . Como cada vez son más los cortijos en ruinas, tiene problemas para encontrar lugares adecuados para anidar, por eso se han colocado unas vasijas de barro por Silvema, dentro del programa de protección de esta especie, son nidales.

El cernícalo primilla es una rapaz termófila, al que no gusta el frío ni la lluvia. Es una especie típicamente estival.

A veces puede ser confundido con el cernícalo vulgar pero el primilla tiene sus uñas blancas  y el cernícalo vulgar las tiene negras. Las hembras y jóvenes de ambas especies sólo se distinguen por el color de las uñas, pero los machos, además de este carácter, son más pequeños y más esbeltos que los del Cernícalo Vulgar, careciendo de marcas oscuras en el dorso y con la cabeza y cola más azuladas. El rasgo que mejor le distingue del Cernícalo Vulgar es la voz, pues su grito es muy diferente al de éste.

Suelen criar en colonías en núcleos habitados, a veces de muchos individuos. En cuanto llegan de Africa forman parejas, muy unidas, y copulan varias veces al día durante dos meses, hasta que ponen. En ocasiones también anida en acantilados y en árboles.

La puesta, de abril a junio, de 4 a 5 huevos redondeados, rosa-cremoso oscuro con marcas rojizas claras; incubación de unos 28 días por ambos padres, aunque el mayor trabajo lo realiza la hembra; los pollos, alimentados primero por el macho y después por ambos progenitores, pueden volar sobre los 29 días.

El viaje otoñal hasta Africa comienza en agosto, prolongándose hasta octubre la marcha.

Es característico que los machos de segundo año presentan un plumaje de transición diferente al que luego tendrán de adultos.

Entre sus enemigos, las chovas y la falta de huecos para anidar, ya que a veces, tiene que defender su espacio contra otros como por ejemplo las palomas.

 

Las fotografías son de Juan Luis Muñoz.

Lechuza

Andrés Rodríguez González Septiembre 19th, 2008

Lechuza  (Tyto alba)
Es una rapaz nocturna de tamaño mediano  que se reconoce con facilidad debido a su color blanco, a su cara en forma de corazón y a su vuelo rápido y silencioso. A diferencia de otras especies no tiene “orejas”. Sus ojos son de color negro y el pico, poco visible, de color marfil. Las extremidades inferiores son largas y poseen los tarsos emplumados. Las uñas son de color oscuro. Aunque en el campo las partes ventrales son aparentemente blancas, en realidad la coloración de los individuos varía desde el blanco puro hasta el color grisaceo moteado. Estas diferencias pueden deberse a la edad, al sexo y a la subespecie a la que pertenece.


La Lechuza Común es una especie de espacios abiertos. Llanos, campos de cultivo y barbechos, son sus áreas de campeo.  Para descansar y criar elige agujeros amplios, bien sean naturales o creados por el hombre. Así, podemos encontrarla en grietas y oquedades de barrancos y roquedos, a veces en agujeros de árboles y muy frecuentemente en iglesias, casas viejas y graneros.
Es una especie muy ligada a las zonas humanizadas pues en éstas contienen oquedades cercanas a áreas abiertas provistas de abundantes presas como los ratones. La Lechuza Común puede encontrarse en toda la península Ibérica, así como en las islas. Los ejemplares reproductores ibéricos se comportan de modo sedentario y se suponen pertenecientes a Tyto alba alba (de color general blanco y levemente moteados). Durante los inviernos más duros, se unen a nuestra población ejemplares procedentes del norte de Europa pertenecientes a la subespecie guttata (más oscura y con grandes motas en las partes ventrales).
La imposibilidad para adjudicar una subespecie a muchos ejemplares debido a su coloración intermedia, así como la existencia de pollos extremadamente oscuros en puestas de progenitores claros hacen pensar en la existencia de  hibridación entre ambas subespecies.


Es una especie que mantiene un territorio fijo durante todo el año. El tamaño de dicho territorio depende de la cantidad de sitios de descanso y de la disponibilidad de presas. La mayoría de los adultos permanecen emparejados en invierno.
Tiene dos fases de actividad, la primera poco después de la puesta de sol, y la otra antes del amanecer. La caza la realizan desde algún posadero o bien mediante  vuelos bajos por su territorio. La mayoría de las presas las consigue en el suelo. A menudo siguen rutas regulares, por los límites de los bosques, riberas, setos entre cultivos y franjas de vegetación entre cultivos donde encuentran la mayor densidad de roedores. Su vuelo es completamente silencioso.
Su alimentación se basa principalmente en topillos y ratones, puede complementar su dieta con pequeñas aves. Puede especializarse en otras presas si son abundantes, por ejemplo ranas o gorriones que capturan en dormideros nocturnos.
La puesta la hacen más por la disponibilidad de presas que por el momento del año, casi siempre se realiza sobre una capa de egagrópilas hacia los meses de marzo-abril, llevándose a cabo a veces una segunda y tercera puesta más tarde. Ésta consta de 4 a 7 huevos blancos elípticos, puestos con intervalos de 2 o 3 días, que sólo incuba la hembra y lo hace desde el primer huevo. Los huevos eclosionan a los 32-34 días, y los pollos estarán recubiertos de un primer plumón los primeros 15 días, siendo sustituido por otro más largo. A esta edad ya tragan las presas enteras y a los 50-60 días están completamente desarrollados.
Dado que existe una diferencia de edad de 2-3 días entre los pollos, el canibalismo entre hermanos es frecuente si la comida escasea.
Quizás debido a que son animales que habitan la noche son muchas las supersticiones que existen sobre las rapaces nocturnas. El Buho real (Bubo buho) y la Lechuza común (Tyto alba) son las dos especies sobre las que más fantasias se han creado, dependiendo siempre de la zona geográfica y de las diferentes culturas.
A la lechuza se la ha relacionado con la noche, el frío, la muerte y la videncia en el Antiguo Egipto. En el simbolismo cristiano se consideraba que era una animal con temor a la luz y, por lo tanto, podía actuar como emisaría o agente del diablo. Para los ermitaños era símbolo de soledad. En la cultura popular, por su canto, se la relacionaba con historias de fantasmas.
Afortunadamente, ya no se les ve como animales malignos, sino como una especie que elimina gran cantidad de ratones y, por lo tanto, es importante su conservación.


Las fotos que ilustran el texto son de Juan Tebar. Ver muchas más en www.juantebar.com.

Aguila Culebrera

Andrés Rodríguez González Septiembre 19th, 2008

Águila culebrera
Es una rapaz grande que alcanza una envergadura alar máxima de 180 cm.  La gran cabeza, en la que destacan sus grandes ojos amarillos, recuerda algo a las lechuzas. Las alas son largas y anchas. La cola es relativamente larga y recta. Vuelos batidos lentos y profundos. Para cazar se cierne con las patas colgando. Existen ejemplares de coloración variada, desde muy blancas a muy oscuras. En vuelo llaman la atención sus partes inferiores claras. Las oscuras puntas de las alas se destacan netamente de la cara inferior de las alas. Sólo a corta distancia se aprecia el azul pizarra de los pies y del pico.
Su área de distribución es muy amplia, en teoría por toda Europa; en dirección sur termina en el norte de África; hacia el este, en cambio, se extiende hasta muy adentradas las estepas asiáticas, bastante más allá de la India. El águila culebrera precisa de campiñas abiertas y soleadas, con árboles diseminados o monte bajo. En la Europa central fue abundante en época medieval, sus tierras llenas de pastizales y con pocos árboles le eran propicias, pero la aparición de los abonos químicos, la desaparición de los reptiles, los museos de coleccionismo y la sustracción de sus huevos fueron la causa de su extinción casi total.


Se distribuye por toda la Península Ibérica, aunque resulta menos común en el litoral cantábrico y en las extensas llanuras cultivadas de las dos Mesetas. Las culebreras son aves estrictamente migratorias, que pasan los inviernos en las sabanas próximas al ecuador, donde son nativas. Nos abandona en septiembre y vuelve entre marzo y abril para criar. Un escaso número de individuos invernan en el sur peninsular.
En la época de celo el macho hace oír su voz, que suena como un lamento en el territorio de su nido y ejecuta repetidos vuelos en picado.
El nido lo suelen disponer en árboles bajos, en nuestra zona encinas y, más raramente, pinos, en regiones sin árboles o sobre los arbustos que crecen en las grietas de las paredes de rocas escarpadas. Lo construyen ellas mismas. Algunas veces se acomodan en uno de otras aves, que suele resultar pequeño para las grandes dimensiones del águila culebrera.
La hembra incuba en mayo y junio, durante aproximadamente 35 a 40 días, un único huevo blanco, cuya longitud supera los 70 m y, frente a cualquier emergencia, se mantiene casi siempre sobre el nido.
El polluelo permanece entre 60 y 80 días en el nido, siendo abrigado al principio todavía por su madre, mientras el padre procura traer alimento para ambos.
Los jóvenes son de una tonalidad de color mucho más pálida que los adultos, y presentan una cabeza temporalmente casi blanca.
El águila culebrera se alimenta sobre todo de serpientes. Además, según las oportunidades, come lagartos, ranas, aves que viven en el suelo, caracoles o insectos. Las  jóvenes águilas, ya en temprana edad, puede devorar serpientes que pesan mucho más que ellas. La parte de serpiente no deglutida le cuelga del pico durante largo tiempo, siendo igualmente engullida, una vez que la digestión va progresando. Las águilas culebreras se atreven con serpientes de hasta dos metros de longitud, a cuyo alrededor bailotean dando aletazos, de tal manera que la serpiente no encuentra refugio posible frente a los picotazos posiblemente mortales del águila. Después, el águila la agarra por la nuca y la lucha llega a su fin. Normalmente, las águilas vencedoras emprenden el vuelo con la serpiente balanceándose pendiente de su pico, para devorarla en la copa de algún árbol. Si la serpiente es pequeña, se la tragan en vuelo.
La foto que ilustra el texto es de Juan Tebar. Ver en www.juantebar.com.