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FAUNA DE LA SERRANÍA DE RONDA: CÁRABO

Andrés Rodríguez González Julio 17th, 2017

FAUNA DE LA SERRANÍA DE RONDA
CÁRABO (Strix aluco)

Ave del Orden Strigiformes, familia Strigidae. Rapaz nocturna del grupo de los Buhos.
En una de las rapaces más frecuentes del continente europeo, donde alcanza densidades elevadas. En nuestro país también resulta común, sobre todo en algunos bosques del norte de la Península, donde se trata de la rapaz nocturna más habitual y extendida. En determinados lugares como el Tajo de Ronda y zonas adyacentes habitan varias parejas, de echo las fotos que acompañan han sido obtenidas por Juan Luis Aguayo en zona urbana cerca del famoso cortado rondeño. De hábitos generalistas y dotado de una gran adaptabilidad a la hora de instalarse y de procurarse alimento, este robusto búho es una de las pocas especies de rapaces que no parecen verse demasiado afectadas por los constantes cambios que provoca el hombre en el medio natural.

Poseen una Longitud de entre 37-43 cm y una envergadura de 81-96 cm
Este búho presenta una voluminosa cabeza en la que destacan unos enormes y globosos ojos negros, lo que, unido a la ausencia de penachos cefálicos “orejas” y a su aspecto rechoncho y robusto, permite diferenciarlo fácilmente del resto de nuestras rapaces nocturnas. Su plumaje resulta extraordinariamente mimético  y presenta una gran variabilidad en cuanto a color, ya que existen ejemplares grisáceos, rojizos y marrones. En todos los casos, el diseño consiste en una compleja mezcla de punteados, barrados y vermiculados, que imitan a la perfección la corteza de los árboles. La cara es de color blancuzco, grisáceo o rojizo, y en ella destacan dos listas blanquecinas a modo de “cejas”.

El sonido más característico de la especie es un ululato lastimero, semejante a una risotada, con secuencias repetidas de notas largas alternadas con notas más cortas, transcribible como houuuuu, ho, ho, ho, houuuuu. La hembra tiene un canto parecido, pero menos insistente y sostenido. El reclamo de llamada consiste en un sonido estridente y repetido, parecido al sonido de alerta, que es un kuuá terminado bruscamente.
Fotos de Juan Luis Aguayo a quien agradezco que me haya permitido su uso.

Bibliografía
www.seo.org

Lechuza

Andrés Rodríguez González Septiembre 19th, 2008

Lechuza  (Tyto alba)
Es una rapaz nocturna de tamaño mediano  que se reconoce con facilidad debido a su color blanco, a su cara en forma de corazón y a su vuelo rápido y silencioso. A diferencia de otras especies no tiene “orejas”. Sus ojos son de color negro y el pico, poco visible, de color marfil. Las extremidades inferiores son largas y poseen los tarsos emplumados. Las uñas son de color oscuro. Aunque en el campo las partes ventrales son aparentemente blancas, en realidad la coloración de los individuos varía desde el blanco puro hasta el color grisaceo moteado. Estas diferencias pueden deberse a la edad, al sexo y a la subespecie a la que pertenece.


La Lechuza Común es una especie de espacios abiertos. Llanos, campos de cultivo y barbechos, son sus áreas de campeo.  Para descansar y criar elige agujeros amplios, bien sean naturales o creados por el hombre. Así, podemos encontrarla en grietas y oquedades de barrancos y roquedos, a veces en agujeros de árboles y muy frecuentemente en iglesias, casas viejas y graneros.
Es una especie muy ligada a las zonas humanizadas pues en éstas contienen oquedades cercanas a áreas abiertas provistas de abundantes presas como los ratones. La Lechuza Común puede encontrarse en toda la península Ibérica, así como en las islas. Los ejemplares reproductores ibéricos se comportan de modo sedentario y se suponen pertenecientes a Tyto alba alba (de color general blanco y levemente moteados). Durante los inviernos más duros, se unen a nuestra población ejemplares procedentes del norte de Europa pertenecientes a la subespecie guttata (más oscura y con grandes motas en las partes ventrales).
La imposibilidad para adjudicar una subespecie a muchos ejemplares debido a su coloración intermedia, así como la existencia de pollos extremadamente oscuros en puestas de progenitores claros hacen pensar en la existencia de  hibridación entre ambas subespecies.


Es una especie que mantiene un territorio fijo durante todo el año. El tamaño de dicho territorio depende de la cantidad de sitios de descanso y de la disponibilidad de presas. La mayoría de los adultos permanecen emparejados en invierno.
Tiene dos fases de actividad, la primera poco después de la puesta de sol, y la otra antes del amanecer. La caza la realizan desde algún posadero o bien mediante  vuelos bajos por su territorio. La mayoría de las presas las consigue en el suelo. A menudo siguen rutas regulares, por los límites de los bosques, riberas, setos entre cultivos y franjas de vegetación entre cultivos donde encuentran la mayor densidad de roedores. Su vuelo es completamente silencioso.
Su alimentación se basa principalmente en topillos y ratones, puede complementar su dieta con pequeñas aves. Puede especializarse en otras presas si son abundantes, por ejemplo ranas o gorriones que capturan en dormideros nocturnos.
La puesta la hacen más por la disponibilidad de presas que por el momento del año, casi siempre se realiza sobre una capa de egagrópilas hacia los meses de marzo-abril, llevándose a cabo a veces una segunda y tercera puesta más tarde. Ésta consta de 4 a 7 huevos blancos elípticos, puestos con intervalos de 2 o 3 días, que sólo incuba la hembra y lo hace desde el primer huevo. Los huevos eclosionan a los 32-34 días, y los pollos estarán recubiertos de un primer plumón los primeros 15 días, siendo sustituido por otro más largo. A esta edad ya tragan las presas enteras y a los 50-60 días están completamente desarrollados.
Dado que existe una diferencia de edad de 2-3 días entre los pollos, el canibalismo entre hermanos es frecuente si la comida escasea.
Quizás debido a que son animales que habitan la noche son muchas las supersticiones que existen sobre las rapaces nocturnas. El Buho real (Bubo buho) y la Lechuza común (Tyto alba) son las dos especies sobre las que más fantasias se han creado, dependiendo siempre de la zona geográfica y de las diferentes culturas.
A la lechuza se la ha relacionado con la noche, el frío, la muerte y la videncia en el Antiguo Egipto. En el simbolismo cristiano se consideraba que era una animal con temor a la luz y, por lo tanto, podía actuar como emisaría o agente del diablo. Para los ermitaños era símbolo de soledad. En la cultura popular, por su canto, se la relacionaba con historias de fantasmas.
Afortunadamente, ya no se les ve como animales malignos, sino como una especie que elimina gran cantidad de ratones y, por lo tanto, es importante su conservación.


Las fotos que ilustran el texto son de Juan Tebar. Ver muchas más en www.juantebar.com.