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Tajo del Canalizo 1 parte

Andrés Rodríguez González Enero 13th, 2024

Tajo del Canalizo 1 parte

En el siguiente enlace podemos ver un nuevo video de YouTube donde se muestra un recorrido desde la Cañada de Enmedio al Tajo del Canalizo.

En ese recorrido veremos la belleza solitaria de la Cañada de Las Ánimas, los Hoyos de la Caridad marcados por los restos de neveros, los pinsapos más altos de la Sierra de Las Nieves, la sinuosa vereda hacia el Tajo del Canalizo hasta llegar a los pies del impresionante Tajo del mismo nombre y su gigantesco Pinsapo  

 

https://youtu.be/holQUH4KBqw

Paisajes de la Serranía de Ronda: Cortijo de la Viborilla.

Andrés Rodríguez González Enero 19th, 2017

Paisajes de la Serranía de Ronda
Cortijo de la Viborilla.

Entre la Sierra Hidalga y la Sierra de Las Nieves existen una serie de “cortijos” que son impresionantes. No por parecerse a los cortijos andaluces del Valle del Guadalquivir, sino por todo lo contrario. Estos no están rodeados de fértiles tierras sino de esterilidad y rocas desnudas. Cortijos son el nombre con el que se les conoce, pero son actualmente una ruina con cuatro paredes que apenas se levantan del suelo, al lado suelen tener una menguada fuente, algún moribundo o fallecido árbol y una pequeña “era”, testimonio de que los escasísimos suelos con poca pendiente entre rocas eran cultivados. Cuando estaban habitados, sus condiciones no debían ser mucho mejores, la dureza del clima con frecuentes y duras nevadas, la incomunicación a la que estaban sometidos sus habitantes, con veredas maltrechas y empinadas, la escasez de agua con menguados nacimientos  y, a veces, alejadas fuentes, debían hacer muy duras las condiciones de vida. La pobreza de estos terrenos áridos, de calizas y margocalizas, con fuertes pendientes, contrasta con los suelos de la otra ladera de Sierra Hidalga, la que mira a Ronda, de suelos fértiles y con horizontes bien desarrollados. En los terrenos que hoy nos ocupan la mayoría de la superficie está cubierta por piedras y rocas que carecen de suelos, entre los escarpes rocosos serpentean pequeños torrentes que vierten sus escasas aguas hacia la cabecera del río Guadalevín o su principal valedor, el arroyo Carboneras que recoje aguas de las Cañadas del Cuerno y de Enmedio del Pinsapar de Ronda y de La Fuenfría.

El agua está presente en épocas de lluvias pero en verano, gran parte de la primavera y bien avanzado el otoño, aquellos terrenos bien pueden confundirse con una zona desértica o un predesierto de Almería. En determinados lugares, el agua filtrada en el suelo o la caída en forma de nieve, aflora al exterior cuando las arcillas impermeabilizan el terreno, y lo hace en forma de escasas fuentes; cerca de ellas, si el escaso suelo lo permitía, a veces existen restos de pequeñas albercas y lo que debieron ser pequeños huertos. Y entre los minúsculos llanos con un poco de tomo de suelo, se adivina, con mucha imaginación, que eran los dedicados a los cultivos de cereales, cultivos casi artesanales que debían hacerse con arado romano y mulo o burro como toda ayuda, en un intento de arañar algo productivo a la tierra esteril.
Siempre que visito estos cortijos, la Sardina Baja y Alta, el Hoyoncillo, Malillo, Cobatillas, Colmenarejo… tanto si entro por Manaderos como si lo hago por Lifa o por el arroyo Carboneras junto al Refugio de Quejigales, pienso en la dureza de la vida de los aparceros que por aquí sobrevivían.  Y digo bien, sobrevivir, por que vivir aquí no es vivir. Veo a los pastores cuidando rebaños de los señoritos de Ronda, pensando cómo justificar ante ellos no poder pagar la aparcería por la sequía, la enfermedad o la espantá de los rebaños por los truenos y tormentas, veo a los muchachos mal vestidos y peor calzados, ocupados todo el santo día en buscar la oveja o la cabra “paria” que no aparece, en evitar que las cabras invadan el huerto o se coman los cultivos de cereales; pienso en las muchachas ayudando a la madre en sus múltiples obligaciones, tal vez soñando con un hombre que les saque de allí para llevarles a una vida mejor; pero sobretodo, pienso en las mujeres que aquí vivieron, aquí parieron, lloraron a sus hijos muertos al nacer o picados por víboras, despeñados en algún tajo; tal vez soñando con que alguno de sus hijos pudiera irse a Ronda como “aprendiz” de algún oficio o alguna de sus hijas a casa de los señoritos a “servir”. Imagino mujeres duras, descalzas por darles sus zapatillas a las hijas, temerosas por el futuro de sus hijos y a la vez valientes para vivir el día a día. Y sobre todo pienso en las mujeres que vivieron en el cortijo de La Viborilla. ¿Y por qué en éste? Porque desde aquí se ve Ronda, que representaría el paraíso prometido, el lugar donde se iba un par de veces al año. Donde vivían parientes y quizás, algún novio que trabajaba en una tienda de la calle La Bola, un mozo que le prometío una vida mejor cuando viniera de “la mili”, y que no pudo cumplir su promesa porque antes el amor fue truncado por una suegra que le arreglo el matrimonio con alguna vecina, una “casi suegra” que le jodio la vida y, a la vez, le dio los sueños de la vida que nunca vivirá.


Imagen de Josep Cuatrecasas del año 1930, cuando vino a realizar una visita a los pinsapos.

PASEOS CON IMÁGENES POR LA SERRANÍA DE RONDA. PASEO 01.- DESDE EL REFUGIO DE QUEJIGALES A EL TAJO DEL CANALIZO.

Andrés Rodríguez González Mayo 30th, 2016

PASEOS CON IMÁGENES POR LA SERRANÍA DE RONDA
Con este paseo abro un nuevo periodo en mi conocimiento y disfrute de la Serranía de Ronda. Pretendo mostrar con imágenes comentadas algunos de los paisajes que más me impresionan de la Serranía. Busco, como siempre, que con la fascinación de su belleza se conserven los valores medioambientales de esta singular comarca. La Serranía de Ronda fue catalogada por el geólogo Durr como “País de contrastes”, espero con la serie que ahora comienza demostrar la certeza de dicha definición.
PASEO 01.- DESDE EL REFUGIO DE QUEJIGALES A EL TAJO DEL CANALIZO. Este recorrido fue realizado con los amigos del Seminario Minero-Clandestino de la provincia de Málaga. Un día de primavera espléndida después de abundantes lluvias. Tres años después de publicar el libro “Vegetación y Flora forestal de la provincia de Cádiz”, 1930, con Martín Bolaños; pero ahora acompañado por Carlos Vicioso, Luis Ceballos publica otra maravilla de igual título pero de la provincia de Málaga. Muchos años después, cuando fueron a dedicar uno de los miradores del pinsapar de Yunquera a D. Luis Ceballos y le comunicaron tal iniciativa, D. Luis, ya muy mayor, comentó: ¡Ah, ¿pero todavía existen los pinsapos?. Hasta tal punto había visto deteriorados su bosques cuando preparó el libro antes citado. Esta anécdota, una de las muchas con las que deleita los paseos del Seminario Minero-Clandestino una de sus “alma mater” Ernesto Fernández Sanmartín, me hizo pensar sobre la recuperación del pinsapar en los últimos años de su existencia y como, si las cosas siguen como están, los bosques gozarán de buena salud. Otra de las pruebas que demuestran esta realidad es el recorrido que realizamos, paseo que tuvo su inicio y final en el Refugio de Quejigales y que nos adentró en mi pinsapar preferido.
Iniciamos el paseo en la antigua Área Recreativa en un carril que discurre en suave ascenso por un pinar de repoblación teniendo siempre a nuestra derecha el arroyo Carboneras, una de las cabeceras del río Guadalevín, el río del famoso Tajo de Ronda. Atrás, también a nuestra derecha queda el inicio de la vereda a la Cañada de El Cuerno, el camino se bifurca en dos, volvemos a tomar el de la derecha que nos lleva hasta el monolito de piedra con una placa conmemorativa en el lugar donde estuvo la choza del guarda del pinsapar Francisco Molina.
Los buitres son cada vez más frecuentes en la zona desde que se ha empezado a usar un aguadero en las proximidades del Refugio.

Utilizan como dormideros y posaderos los cortados rocosos existentes en la divisoria de aguas entre la Cañada de El Cuerno y la de Enmedio y también los troncos secos de los viejos pinsapos que por allí, son abundantes.

El carril termina, afortunadamente, en una zona de fuertes pendientes donde la debilidad de las rocas y los movimientos de tierra han ocasionado una intensa erosión. El camino es ahora una vereda con agua y fango, flanqueada de espinos majoletos fuertemente parasitados por muérdago.
Se trata de una zona con abundante pastizan muy usada por los rumiantes del parque además de las cabras y ovejas domésticas. Los primeros pinsapos aparecen, junto a troncos viejos que apenas mantienen alguna rama viva, los jóvenes intentan volver a colonizar los terrenos que una vez fueron suyos, buscan la protección del matorral espinoso para evitar el diente de la cabra.

Poco a poco son cada vez más frecuentes los pinsapos, junto a un gran tronco de nuestro abeto el camino gira bruscamente a la derecha para iniciar el ascenso por la Cañada de Las Ánimas, en ese momento debemos abandonar la vereda y continuar por una vereda apenas marcada hasta el borde del precipicio que nos muestra una vista impresionante.
Estamos en Los Coloraos.
El Peñón de Ronda y más cerca el Canalizo son unas imponentes masas de caliza del período Jurásico (entre los 200 a 145 millones de años de antigüedad) que, en este lugar, “cabalgan” sobre

materiales más modernos, las margocalizas rojizas del Cretácico (de entre 145 a 66 millones de años), el responsable del tal curiosidad geológica fue el Plegamiento Alpino.


A la izquierda de la vereda tenemos una población vallada de Atropa baetica, el Tabaco gordo, una curiosidad botánica digna de total protección.

Hemos de tener cuidado en no perder la débil vereda, el contraste entre la pequeñez de las herbáceas, representadas aquí por esta bella orquídea contrasta con la inmensidad de los gigantescos pinsapos que aquí, alcanzan las mayores alturas de la sierra y, yo diría que hasta de toda la península ibérica.


Descendemos por una húmeda umbría entre paredes rocosas llenas de musgo para encontrar, en el mismo camino una nueva población de Tabaco gordo, que se desarrolla sobre la tierra y las rocas que ha arranca un viejo pinsapo al derrumbarse.

La oquedad rocosa que encontramos a la derecha es la Cueva del Manigero, en el mismo camino encontramos una delicada planta, la Onphalodes linifolia.
Muy cerca, a la izquierda del camino encontramos la base del impresionante Tajo de El Canalizo.

En sus paredes, a cierta altura que les salva de las cabras, encontramos otra de las joyas botánicas de la Sierra de Las Nieves, el Sarcocapnos baetica, popularmente “Zapaticos de la Reina”, delicada planta de especial belleza, en peligro de extinción.
Entre el gigantesco pinsapo que vemos en las cercanías y la pared rocosa desciende una vereda que nos llevaría en caso de seguirla, hasta la zona del Convento de Las Nieves, regresamos al camino que abandonamos antes para subir a la sombra de pinsapos de enormes troncos hasta encontrar el Pilar del Canalizo donde reponemos fuerzas y decidimos sobre la vuelta.

La subida a lo alto del Canalizo es fácil, arriba encontramos un lapiaz, algún pinsapo y esplendidas vistas sobre el bosque que hemos atravesado, las sierras Hidalga y Blanquilla con el pico de El Viento y en el horizonte, en días claros, hasta las Llanuras de Antequera.




Decidimos regresar por la Meseta de Quejigales. Para ello continuamos el camino en ascenso hasta Los Ventisqueros, allí encontramos la vereda que viene de los pinsapares de Yunquera, cambiamos de dirección bruscamente a la derecha, hacia el sur, pasamos junto a la Sima de Enamorados y entre disquisiciones sobre los nombres de los picos montañosos llegamos al Puerto del Oso.

Como Zulueta opinaba la mayoría de nosotros se muestra de acuerdo que el llamado actualmente “Torrecilla” debería llamarse en realidad el “Cerro de Las Plazoletas” y Enamorados, por su forma tal vez su nombre original fue el de “Torrecilla”. Zulueta achaca el cambio de nombre a un error cometido por los ingenieros que hicieron los primeros planos de la zona.

Unos decidimos bajar por la Cañada de El Cuerno y otros por la senda de los 1.500.

Ya en grupo descendemos por el pinar de repoblación.



En uno de los pinos encontramos un crecimiento tumoral en una de las ramas, conocido popularmente como “Escoba de brujas” una enfermedad causada, según Pepe Mayorga, por un Phytoplasma, una forma intermedia entre Virus y Bacterias.
Pasamos el arroyo Carboneras
para llegar al Área Recreativa de Quejigales donde terminamos este Paseo intenso, agradable, por hermosos paisajes con un recorrido total de 13,6 Kms.

Ruta al Peñón de Los Enamorados

Andrés Rodríguez González Enero 18th, 2008

RECORRIDO DE QUEJIGALES AL PEÑÓN DE ENAMORADOS.

Se trata de un recorrido de tipo circular de unos 10 Kms.  de longitud en el que se puede tardar un tiempo aproximado de 5 horas en hacerlo muy relajadamente, su grado de dificultad es de tipo medio. Se recomienda su posible realización en primavera o en invierno si este no es muy duro y siempre que no exista niebla, en este caso es muy peligroso por el peligro de perdida.
Las antiguas instalaciones del Refugio Felix Rodríguez de la Fuente fueron transformadas en un Centro de Investigación del parque y actualmente funcionan como Alojamiento Rural y para la guardería del Parque; la zona de acampada adyacente no funciona como tal en estos momentos. Se pueden observar repoblaciones de pinos, algunos cedros y pinsapos.
Iniciamos la ruta por el carril del Sabinal, por nuestra derecha discurre el arroyo de Carboneras, nada más empezar dejamos hacia el este la senda que se dirige a la cañada del Cuerno; pasamos junto a una balsa contraincendios y llega un momento en que el carril se divide en dos, a la izquierda continua hasta El Sabinal, nosotros seguimos por el de la derecha que pasa junto a la fuente del Pinar, popularmente conocida como de “Molina”, a la derecha de la fuente se encuentran las ruinas de la choza de este guarda y una placa de reconocimiento a la labor de Frasquito.
Bajo los tajos rojizos que nos acompañan está la cueva del Pinar, y algo más adelante unos tajos conocidos como La Calerilla, en la hondonada junto al carril se forma  un charco en épocas de lluvias.
El carril termina cuando nos topamos con la zona baja de la cañada de Enmedio, desde ahora seguimos por una marcada senda; podemos comprobar como la erosión está dejando a los pinsapos con las raíces al desnudo, para luchar contra este problema, Medio Ambiente construyó unos diques para impedir la perdida de capa de suelo superficial.

 

Meseta de Quejigales
El pinsapar empieza a ser más espeso, tras encontrar la primera bifurcación señalada con un hito de piedras, tomamos la de la izquierda, ya que la otra se dirige a la cañada de las Animas; desde unos andenes rojizos próximos a la senda se puede ver el cortijo de Majada Vieja; el camino inicia una bajada que nos llevará a los Hoyos de la Caridad.
En esta zona los pinsapos alcanzan una altura y grosor considerable; al fondo vemos la inconfundible silueta del Peñón de los Enamorados y más abajo el Tajo del Canalizo.
Cruzaremos la cañada de Cueva Oscura o del Manijero, que así también se llama; la oquedad o cueva que vemos junto a la senda es la de Cueva Oscura. En las rocas son muy abundantes los mostajos. Pronto llegamos junto al Tajo del Canalizo donde encontramos la fuente del mismo nombre, desde aquí se inicia una fuerte subida por una senda que debemos tener cuidado en no perder, llegamos al Puerto del Canalizo, una vez arriba la senda aparece muy bien marcada y se divide en dos, a la izquierda prosigue hasta rodear el cerro Alto de Yunquera a la derecha sube por el camino de La Lastra, una desforestada cañada, que nos conduce al Llano de la Gotera, muy característico por encontrarse en su centro un solitario pinsapo; desde aquí tenemos a tiro de piedra el Peñón de Enamorados; dejamos la senda que pasa junto al pinsapo y nos encaminamos a nuestro destino; en la zona se ven los restos de dos antiguos neveros.
Cerca ya de Enamorados, encontramos la senda de viene del Puerto del Saucillo a Pilones, cuando estemos bajo el peñón, la mejor manera de subirlo es por detrás, las vistas sobre la zona alta del parque son extraordinarias, en el horizonte aparece la Costa del Sol, Málaga, Sierra Tejeda y Sierra Nevada.
Existe una controversia sobre el nombre del cerro donde estamos; D. Julián de Zulueta defiende la teoría de que en realidad su nombre seria Torrecilla haciendo referencia al aspecto de torre que tiene desde cualquier punto desde donde se mire; el conocido actualmente como Torrecilla seria en realidad el Cerro de La Plazoleta haciendo referencia a que es el montículo más prominente sobre la zona relativamente llana o aplanada que forma  la Meseta de Quejigales.
Bajamos del peñón y tomamos la senda en dirección sur, hacia Pilones, en el camino pasamos junto a la Sima de Enamorados que erróneamente se la ha designado como Sima de las Grajas; cuando estemos cerca al cerro Bernardo encontraremos a la izquierda  la senda que se dirige al Torrecilla, la del frente va para Pilones y nosotros tomamos el camino de la derecha que pasa por el Puerto del Oso, en la dolina junto al
camino existe un  nevero que se reconstruyó en el año 1.997 que ya visitaremos en otra ruta.
Continuamos nuestro recorrido siguiendo en camino que marcha en dirección oeste, pasamos junto a varios vallados que intentan que se regenere la vegetación de la Meseta de Quejigales, fuertemente castigada durante siglos por el pastoreo intensivo. También han colocado pequeños muros de piedra para evitar la erosión en las torrenteras. Cuando el camino se ensancha convirtiendose en carril encontramos unos paneles informativos del Parque, apenas hemos iniciado el descenso, por la derecha se abre un camino, es la Cañada del Cuerno, podemos descender por el camino que zigzaguea entre pinsapos centenarios o bajar por el carril amplio, la Cuesta de Las Lajas, uno y otro nos dejaran en las cercanías del Cortijo de Quejigales.