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Fauna de la Serranía de Ronda: Salamandra

Andrés Rodríguez González Octubre 21st, 2015

Fauna de la Serranía de Ronda
Salamandra
Su nombre científico es Salamandra salamandra
Es un anfibio con cola, (urodelo), tiene aspecto grande y torpe robusto pero apenas mide entre entre 12 y 23 cm. incluida la cola. La cabeza es casi tan ancha como larga, algo aplanada y normalmente con el morro redondeado, pudiendo algunos ejemplares tenerlo algo puntiagudo. En ella tiene unos abultamientos grandes y bien señalados llamados “glándulas parótidas”. Los ojos son grandes y saltones y el iris de color pardo oscuro. Las patas son cortas y gruesas y poseen unos dedos deprimidos. La cola también es corta, de sección redondeada, y su longitud no sobrepasa la de la cabeza y el cuerpo juntos.
La piel de la espalda y los costados es lisa y brillante, de color negro con manchas irregulares amarillas, esa coloración puede variar bastante según las zonas donde habite, desde que el amarillo no se aprecie hasta otras donde predomina e incluso puede aparecer en forma de frangas.
Los adultos son de costumbres nocturnas y terrestres, se mueven más al anochecer y al amanecer, pero si el tiempos es lluvioso se ven más de día. Comienza su actividad anual con las primeras lluvias del otoño tras pasar el verano en un periodo de inactividad. Se desplaza con lentitud, y durante el día, permanece oculto bajo piedras, agujeros, bajo hojarasca, líquenes, troncos. Normalmente se mueve en un radio de entre 10 y 20 metros..
Existen 5 subespecies de salamandra común en la Península Ibérica, diferenciándose entre ellas por el tamaño, coloración, diseño, etc.
Las salamandras suelen vivir en libertad normalmente hasta unos 20 años, si bien en cautividad pueden durar hasta 50 años.
Su hábitat es principalmente forestal, se le encuentra en bosques de ribera y laderas sombrías, cerca de los cursos de agua, huertas, pastizales, pinares, etc., rehuyendo de terrenos secos. La fotografía es de un ejemplar localizado en una fuente situada en la Meseta de Quejigales donde prácticamente vive todas las fuentes que existen allí. Como el ejmplar se encontraba dentro del agua la calidad de la foto no es mucha.

Vive en suelos espesos cubiertos de hojas o líquenes, ocultándose durante el día bajo piedras, troncos caídos, agujeros, entre la maleza, etc. En general les gustan los lugares húmedos. Puede adaptarse a vivir desde el nivel del mar hasta los 1.800 metros.
Se reproduce durante el otoño cuando las salamandras, apenas llega esta estación entran en celo, apareándose en tierra durante la noche. El macho sigue a la hembra y se coloca sobre ella, se desliza hacia abajo, y comienza a rozar su hocico con la garganta de la hembra, para, una vez fecundada, la pareja se separe.
Dependiendo de la zona, desde diciembre a febrero, la madre puede dar a luz hasta 86 larvas, pero normalmente las puestas son de unas 30 o 40 larvas envueltas en una membrana de la que se sueltan rápidamente. Las larvas son de aspecto robusto con la cabeza muy ancha y desde que nacen, ya poseen las 4 patas desarrolladas y nadan a la perfección. Son depositadas en pequeños charcos de manantiales o zonas encharcadas, observándose el mayor número de larvas en el agua entre los meses de enero y febrero. La cresta dorsocaudal (cresta que presentan en la espalda y parte superior de la cola) nace en la mitad del cuerpo, y la punta de la cola es redondeada. Su color es color grisáceo, con manchas pardas y reflejos metálicos, y el vientre blanquecino. Al ir creciendo, las manchas oscuras se hacen más notables y aparecen manchas blancas muy características en la base de las patas que al acercarse la metamorfosis se vuelven amarillas. Pasados 3 ó 4 meses, desaparecen las branquias y aparecen ya las manchas amarillas, para completar el desarrollo larvario a los 5 meses, abandonando el agua al medir aproximadamente 6 cm, y ya con el aspecto y coloración de los adultos. Tras la metamorfosis, los juveniles son idénticos a los adultos, realizando largos desplazamientos desde los regatos donde nacieron, alcanzando la madurez sexual a los 3 ó 4 años.
Come principalmente presas a base de pequeños gusanos, lombrices de tierra, caracoles, insectos, y arácnidos siempre que sean pequeños, de unas medidas comprendidas entre 4 y 20 milímetros,
Al ser capturada y manipulada, segrega un líquido blanco y espeso que en contacto con la boca, ojos o nariz, produce irritación.
Entre los animales que se alimentan de esta la salamandra, está la Culebra de collar, Culebra viperina, Víboras, Turón y Nutria.

Bibliografía
http://www.faunaiberica.org

Vibora

Andrés Rodríguez González Noviembre 25th, 2010

FAUNA DE LA SERRANIA DE RONDA

VIBORA
El animal más venenoso de Europa.
Los viperinos, víboras o áspides, científicamente Viperinae, son una subfamilia de serpientes, es decir Reptiles, que junto con los Crótalos, forman la familia de los vipéridos. Las víboras viven por todo el mundo, a excepción de Australia y Madagarcar, son muy frecuentes en África. En España viven tres especies, la víbora Áspid, la víbora de Seoane  y la víbora Hocicuda.
Las víboras tienen dos colmillos largos y huecos en la parte anterior de la mandíbula superior, es decir cerca de la zona exterior de la boca, una disposición del aparato venenoso que les proporciona una gran facilidad para la inoculación del veneno. Estos colmillos se retraen hacia el paladar cuando la boca está cerrada, sin embargo cuando ésta se abre se ponen rápidamente en posición para atacar a la presa. Su veneno es el más potente de entre todos los animales de Europa. Se tienen datos históricos que aseguran que durante las Guerras Púnicas se lanzaban a los buques enemigos en el curso de las batallas navales, hasta el siglo XVII, el uso de su veneno para eliminar enemigos fue frecuente.
La cabeza triangular y ancha de las víboras es muy identificativa, está cubierta de escamas y los ojos tienen la pupila vertical. Las víboras se distinguen bien del resto de culebras por ser más pequeñas, no suelen llegar a medir un metro de largo, su cabeza tiene una forma peculiar, amplia y aplanada, en forma de “V”, tienen un dibujo en forma de zig-zag en el dorso,  las pupilas están rasgadas verticalmente, tienen la nariz levantada en forma de cuerno, los colmillos son móviles y están situados delante de la boca y tienen la cola corta y cónica. La mayoría de las víboras alumbran a sus crías en el interior del cuerpo, es decir, son ovovivíparas.
Según algunos autores, en España se producen unas 1.000 mordeduras al año de las que entre 3 a 5 son mortales, los datos parecen ser exagerados, otros autores hablan de tan solo unas cincuenta mordeduras al año. En otros tiempos, cuando había más gente trabajando en el campo quizás las mordeduras fueran más frecuentes. Las señales de la mordedura pueden ser dos pequeños puntos espaciados entre sí de 6 a 10 milímetros. En los minutos que siguen al mordisco se produce una inflamación localizada. El dolor puede ser muy intenso pero también puede pasar desapercibido; aumenta cuando aparece el edema. Los efectos generales pueden aparecer durante las horas posteriores a la mordedura. La persona se suele mostrar angustiada, intranquila y con el pulso acelerado. Otros síntomas además del dolor intenso en la extremidad afectada son náuseas, vómitos, dolores abdominales, diarrea, obnubilación y dolor de cabeza. De forma muy excepcional y en accidentes muy graves se pueden presentar síntomas típicos de un shock anafiláctico. Las mordeduras más graves son, sobre todo, aquellas que afectan a niños menores de 5 años, así como las mordeduras en la cara, cuello y tronco. El grado de envenenamiento y, por consiguiente de gravedad, se evalúa por signos clínicos y datos biológicos.
En caso de mordedura de una víbora: Es necesario mantener la calma. Si en la primera media hora no aparecen síntomas locales inflamatorios, la posibilidad de inoculación de veneno es muy escasa. Hay que mantener el paciente en reposo e impedir cualquier movimiento, ya que la actividad muscular aumenta la difusión del veneno y en consecuencia su acción tóxica. Mantener la extremidad afectada a un nivel más bajo que el resto del cuerpo, para dificultar la difusión sanguínea del veneno. Lavar con agua y jabón y aplicar un antiséptico que no deje pigmentación para poder detectar cambios posteriores en la coloración de la piel. Se debe cubrir la herida con una gasa estéril pero sin aplicar pomadas ni cremas ya que no aportan ningún beneficio. Hay que aplicar bolsas de agua fría en la extremidad afectada, separadas de la piel mediante una toalla. Nunca se ha de poner el hielo directamente en contacto con la piel. Puede ser útil la administración de algún analgésico (paracetamol) para calmar el dolor. Hay que trasladar al paciente inmediatamente al hospital.
Medidas que hay que evitar:  No deben hacerse incisiones alrededor de la herida ya que se podría facilitar la penetración del veneno y provocar un riesgo de infección. No se debe de succionar el veneno con la boca, porque la presencia de pequeñas heridas, caries, etc., puede hacer que el veneno se absorba (se llama envenenamiento del salvador). Nunca se ha de quemar la herida. No se ha de aplicar lejía, ni permanganato potásico, ni barro, ni hierbas en la herida. No se han de aplicar torniquetes ya que comprimen demasiado, empeoran la sintomatología local y pueden llegar a producir isquemia de la extremidad. Además, cuando el torniquete se retira, el veneno pasa directamente a la circulación sanguínea y provoca un shock. No se han de suministrar bebidas alcohólicas. No se ha de aplicar suero antiofídico alrededor de la herida, porque aumenta el edema y la isquemia. No se ha de administrar fibrinógeno, en lugar de suero antiofídico, porque se impide la formación del coágulo.


En la Serranía de Ronda es relativamente frecuente la presencia de la Víbora Hocicuda. La foto que se muestra es de Juan Tebar.