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Calendario natural de julio 2013: Merinos, aves e insectos voladores.

Andrés Rodríguez González Julio 13th, 2013

Calendario natural de julio 2013

Merinos, abejarucos e insectos voladores.

Ahora que los tribunales de justicia han dictaminado que la promotora de Los Merinos debe seguir pagando al Ayuntamiento de Ronda según los acuerdos establecidos entre ambos, la promotora, en vista de le han parado las obras y de lo poco o nada que vendieron cuando aquella aberración estaba aún en marcha, se niega a abonar las cantidades estipuladas. Recordar una vez más que se pretendían hacer campos de golf, hoteles, escuelas de equitación, chalet de superlujo…etc, y todo sobre un acuífero situado debajo de unos terrenos calizos absolutamente agrietados. Un “genio” que una vez hubo por el Ayuntamiento de Ronda hablaba de llevar agua para consumo a Los Merinos, unas veces era agua de la depuradora de Ronda (que no tiene tratamiento terciario y por lo tanto solo sirve para arrojarla al río una vez depurada), otras veces era el agua de la Cañada de Puya, que son los pozos que suministran a la ciudad de Ronda la que se iba a llevar hasta Los Merinos ya que “a Ronda le sobra agua” según las palabras textuales del “genio” antes nombrado, no decía nada sobre quién pagaría la factura del agua llevada contracorriente, ni el precio que esa agua tendría para los usuarios. En definitiva, no se construyó nada porque no se vendió nada, la justicia ha paralizado las construcciones y ahora, la promotora se niega a abonar al Ayuntamiento las compensaciones económicas que se establecieron en los acuerdos económicos entre ambas partes; pero para la gente que esperaba sacar tajada ante la llegada del dinero a raudales (“los Reyes Magos” venían con Los Merinos, decían algunos), la culpa la tienen, como siempre, los ecologistas y pajariteros. Parece mentira que una cosa tan manida siga siendo utilizada para justificar las sinvergonzonerías que se han hecho en este país. Y lo que de verdad preocupa a los ecologistas es la destrucción del hábitat natural por parte de la administración, como ha denunciado en un comunicado el Grupo de Trabajo del Valle del Genal, al decir que los trabajos que está realizando en estos momentos la Diputación de Málaga en el nacimiento del río de las Súas, en Júzcar, han ocasionado la destrucción del hábitat de un insecto que no se conocía antes en Andalucía y que actualmente se está estudiando como posible especie nueva para la ciencia.

Y mientras la Naturaleza sigue su curso, las abundantes hierbas producto de unas lluvias inusuales se han secado aumentando considerablemente los peligros que los incendios forestales puedan traer a nuestros campos, junto a los recortes en la extinción que ah llevado a cabo los gobiernos autónomico y nacional. Los abejarucos siguen buscando los insectos voladores formando bandadas sobre los campos de cultivo que se llenan de sus peculiares graznidos y piruetas voladoras, aunque la culpa de que las abejas disminuyan paulatinamente no son suyas sino de los insecticidas que se arrojan en los campos, las golondrinas y vencejos siguen volando hasta algo más tarde que los abejarucos para aprovechar la cena que les proporcionan los mosquitos y otros insectos, como los enjambres de hormigas sexuadas que aprovechan los últimos rayos solares para practicar sus ardores amorosos, aunque a la mayoría, en ellos, pierdan la vida. Pero muchos mueren para que unos pocos vivan, es la vida misma basada en la selección de los más fuertes.

Para ilustrar, una de las aves más significativas de la Serranía de Ronda, el Martín Pescador, fotografiada por Gonzalo Astete.

Libélula

Andrés Rodríguez González Agosto 13th, 2008

Estos insectos pertenecen al Ordén Odonatos. Existen aproximadamente 4.900 especies de libélulas. Su alimento principal son  mosquitos, moscas, abejas, mariposas e incluso comen insectos voladores de su misma especie, las atrapan en el aire, haciendo gala de una visión excelente, gracias a la peculiar estructura de sus ojos con alrededor de 30.000 facetas dispuestas de tal forma que le permiten aproximadamente 360º de campo visual. Su presencia Indica siempre agua cercana, como ríos, lagos, estanques e incluso charcos, pues es ahí donde la hembra deposita sus huevos, sus ninfas se desarrollan en el agua.
Poseen dos pares de alas que actúan por separado, cuando necesitan volar lento, el primer par bate un poco antes que el segundo; cuando quieren volar ligero y planeado, los dos pares de alas baten al mismo tiempo.
Realizan grandes emigraciones pero si su ruta pasa por algún gran espacio de agua (lagos o mar), buscarán una alternativa, pues jamás corren el riesgo de pasar largas jornadas volando sobre una zona en la que se pueden perder. Recientemente un grupo de científicos de Estados Unidos estudió la migración de las libélulas adosándoles microtrasmisores y pudo así revelar detalles de ésta. El equipo encontró que los insectos pueden viajar hasta 137 kilómetros en un día. De acuerdo a los expertos, los insectos han estado presentes en esta tierra por mucho más tiempo que los pájaros, de modo que se podría sospechar que han estado migrando por mucho más tiempo que las aves.
La libélula común, Anax junius, es una de las mayores y más rápidas, alcanzando una velocidad de hasta 85 km. por hora.
El ciclo de vida de las libélulas, desde la fase de huevo hasta la muerte en edad adulta, abarca entre seis meses hasta seis o siete años. Pasan la mayor parte de su vida como larvas bajo el agua respirando a través de agallas, se alimentan de otros invertebrados o incluso de vertebrados, como renacuajos o peces. En la fase adulta (voladoras) las especies mayores pueden llegar a vivir hasta cuatro meses.


Las libélulas no pican nunca a los seres humanos.
Se ha descubierto recientemente que las libélulas emplean la ilusión óptica para acechar a otros insectos que invaden su territorio. Se pueden mover de tal forma que se proyectan a sí mismas como un objeto estático mientras atacan con rapidez a sus víctimas.
En el pasado existieron especies mucho mayores. De hecho, la mayor - encontrada como fósil  de nombre científico Meganeura monyi , data del Carbonífero, tenía una envergadura de alas de entre 70-75 cm.
Los caballitos del diablo también llamados señoritas (del suborden Zygoptera), son a menudo confundidos con las libélulas. Sin embargo, ambos insectos son diferentes: éstos mantienen las alas juntas, pegadas al cuerpo, cuando están en reposo, mientras que las libélulas las mantienen separadas horizontalmente o ligeramente inclinadas hacia abajo y hacia adelante. Sus ojos también difieren, mientras que los de los caballitos del diablo están separados, los de las libélulas están prácticamente juntos. Ambos son miembros del orden Odonata y poseen ciclos vitales similares.

La libélula fotografiada buscaba, como yo, la frescura bajo un pinsapo una calurosa tarde de verano.