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FAUNA DE LA SERRANIA DE RONDA: CURRUCA RABILARGA

Andrés Rodríguez González Noviembre 28th, 2020

FAUNA DE LA SERRANIA DE RONDA

CURRUCA RABILARGA Sylvia undata


Es una de las aves de tamaño más pequeño de todas las que habitan en la Serranía de Ronda. Sólo tiene trece centímetros de largo. La curruca rabilarga es muy similar a la Curruca casrrasqueña.

Las currucas son “pájaros pequeños difíciles de ver”, para su localización lo más práctico para identificarlas es familiarizarse con el cántico y el hábitat de cada especie, ya que suele ser muy característico de cada una de ellas.

Su plumaje en general oscuro, cola larga y normalmente levantada. Su parte dorsal (nuestra espalda) y la cabeza son de color gris pizarra, el vientre marrón rojizo. Las patas anaranjadas y el anillo ocular rojizo. El macho posee unos bigotes de color blanco que destacan en la cabeza. Las hembras tienen un plumaje más discreto en el que destacan los tintes rosáceos en las partes bajas y la garganta.

Su coloración y hábitos de vida la hacen ser muy discreta y pasar desapercibida. Y por supuesto bastante difícil de fotografiar, además realiza vuelos muy cortos y a baja altura entre los matorrales donde vive y como todas las currucas tiene gran actividad. Por todo esto y la calidad de la foto obtenida por José María Canca Guerra, le agradezco su cesión para éste blog. 

Inicia la reproducción a finales de abril. Hace una sola puesta de entre tres a seis huevos.  Fabrica un nido grande considerando el tamaño de la especie, lo construyen en lugares muy cercanos al suelo. 

Su alimentación es principalmente insectívora, aunque también incluye frutos y semillas en su dieta. Es muy territorial durante el periodo de cría, como la mayoría de currucas.

Vive entre los matorrales espesos y en zonas con arbustos más abiertas, siempre en altitudes medias y altas. A veces también es posible observarla en zonas arboladas, principalmente en encinares adehesados.

Esta especie es residente durante todo el año en la provincia y alcanza densidades elevadas en la Serranía de Ronda, especialmente en las zonas de montaña, 


Bibliografía

https://www.malaga.es/

Paisaje de tarde de verano en jardín.

Andrés Rodríguez González Julio 19th, 2017

Paisaje de tarde de verano en jardín
Paisaje es vida, actividad, cambios y también muerte.

Los nervios eran evidentes en el albaricoquero del vecino que sirve de sombra a mis gallinas. Las currucas que pasan parte del día esperando a que maduren las moras para comerlas de cena, no han parado durante la tarde de chasquear con su sonido de alarma que abulta más que el volumen del pequeño pájaro.
Los gorriones en un continuo ir y venir de un árbol a otro, desde el membrillo al albaricoque, desde al azufaifo al pinsapo y al olivar vecino. En medio de sonidos de alarma continuos y pequeños vuelos aparentemente sin rumbo que provocaban que otros gorriones se sumaran a la actividad frenética.
Las tórtolas turcas, animales simples y tontorrones (al menos para mí) vigilaban de lejos encaramadas en la parte más alta del ciprés.
Y los abejarucos, que habitualmente a estas horas utilizan las zonas a la sombra para capturar insectos voladores y las abejas que regresan a sus colmenas, vuelan más altos que días pasados.
Hasta las gallinas, cacareaban sin poner huevos y se mostraban nerviosas e irritadas.
Mientras, el pinsapo aparentemente ajeno a lo que está pasando el jardín, ¿Hace la señal de victoria con dos piñas? No, simplemente han crecido así por capricho. Y los caprichosos colores de los gladiolos afloran a sus pies ignorantes de que el pinsapo no quiere adornos.

En la Naturaleza nada ocurre por capricho, todo tiene su por qué. En este caso, después de permanecer un largo rato bajo las ramas del albaricoque, descubrí las razones del nerviosismo general. Una culebra de escalera de pequeño tamaño se movía lenta pero decidida entre las ramas buscando algún pollo de gorrión despistado para engullirlo.
Al contrario puede ocurrir en la especie humana, que no todo tiene que tener un por qué, a veces se hacen cosas por capricho, sin que tengan una justificación clara.
Preguntaban al director de cine Carlos Saura sobre las razones psicológicas de la presencia de “patas de gallo” en la nevera de su película “CRÍA CUERVOS” cuando la estrenó. Los periodistas, quizás influidos por la moda de la psicología argentina, entonces muy valorada, trataban de indagar en traumas de la infancia del director, en sus represiones sexuales y hasta en posibles instintos agresivos. Recuerdo la respuesta cortante, escueta y malhumorada de Carlos Saura ante el bombardeo psicológico de los periodistas:
-    He puesto las patas de gallo en la nevera por que recordaba que en mi niñez siempre teníamos algunas en casa para hacer caldos. Ah y porqué me da la gana.
¿Será una característica de los humanos tener que sacar conclusiones de todo? ¿Ó es que eso nos hace más inteligentes a nuestros propios ojos? ¿Ó es que somos así de complicados?.