Paisaje Serranía
Andrés Rodríguez González Diciembre 14th, 2007
El paisaje de la Serranía.
La división en provincias realizada en 1833 hizo que una comarca natural con una unidad indiscutible como la Serranía de Ronda fuera dividida entre las provincias de Cádiz y Málaga, igual ocurrió con Las Alpujarras y en otras comarcas divididas, incluso, entre comunidades autónomas. La Comarca objeto de estudio se encuentra situada entre el Campo de Gibraltar, la Costa del Sol Occidental, la Hoya de Málaga, la Depresión de Antequera y las Sierras de Ubrique y Grazalema, dentro de lo que administrativamente es provincia de Málaga. Tiene una superficie de 1.456 Km2. En el libro “La Serranía de Ronda. Una cuestión de todos” editado por el Centro de Desarrollo Rural de la Serranía de Ronda, publicado en 1994, a efectos de agrupar los diferentes pueblos de la comarca, consideran a ésta dividida en cuatro subzonas. Para el objetivo del libro, marcar las bases para un desarrollo rural, parece interesante hacerlo así, sin embargo, y tomando criterios ecológicos y la influencia humana, en la Serranía se pueden encontrar otras zonas muy claramente diferenciadas que se van a considerar como las unidades de paisaje Serían las siguientes: Meseta de Ronda, Sierras Blancas, Sierras Pardas, Valle del Genal y Montes de Cortes. A unas conclusiones semejantes llegaron D. Montilla y G. Sierra en el capítulo titulado: “Las unidades del paisaje de la Serranía de Ronda” dentro del libro Recuerdos de Ronda y su Ecología. Descritas brevemente las características de las diferentes unidades de paisaje de la comarca serian las siguientes:
A.- Meseta de Ronda. Es una planicie situada entre los 700 y los 1.000 m de altitud donde predominan los materiales sedimentarios como areniscas, arcillas y conglomerados. El relieve es llano, la erosión ha provocado el encajonamiento de los ríos horadando cañones conocidos popularmente como “Tajos”, como el Arroyo de La Ventilla o el conocido Tajo de Ronda, el clima predominante presenta precipitaciones de unos 600 l/m con escasas nevadas inviernos fríos y veranos calurosos, es el clima más continental de la Serranía. Los ríos son irregulares en su caudal, aumentando cuando las precipitaciones en las sierras que rodean a la Meseta son más abundantes, lo que ocurre en otoño e invierno, bajando considerablemente en verano. Ríos importantes son el Guadalevín, el Guadalcobacín que en su confluencia con el anterior forman el Guadiaro, también importante por su interés en sus valores ecológicos es en Arroyo de La Ventilla. La vegetación potencial sería un encinar y alcornocal con presencia de quejigos en zonas más húmedas, actualmente la intervención humana ha provocado su adehesamiento cuando no su desaparición siendo sustituidas las formaciones de Quercus por tierras de labor, olivares, pastos y zonas urbanizadas. En las riberas de los ríos se desarrolla un bosque en galería de olmos, álamos, chopos, mimbres y otros vegetales característicos. La presión ganadera ha provocado la degradación del encinar hacia matorrales como tomillo, romero retama, esparto, almoradux, mejorana, y matagallo entre otras.
Sierras Blancas, Riscos de Cartajima
B.- Sierras Blancas. Rodean prácticamente la Meseta. Predominan las rocas sedimentarias como calizas y dolomías cuya erosión por el agua origina relieves muy característicos de dos tipos, uno subterráneo con presencia de numerosas cuevas algunas muy conocidas como la de Gato y de La Pileta, y profundas simas y sumideros como Sima Gesm y otro relieve, superficial, con cañones, tajos, torcales (Riscos de Cartajima), lapiaces, dolinas, poljes (como los Llanos de Libar o el de Benaoján y otros más pequeños llamados popularmente Navas, Navazos o Navasillos). Las formaciones calizas de las Sierras Blancas son auténticas reservas de agua, actuando como esponjas, que tragan el agua de lluvia y en ciertos casos, ríos enteros como el Gaduares que desaparece en la Cueva del Hundidero para reaparecer por la Cueva del Gato después de un recorrido subterráneo de más de 5 Kms. Posteriormente, esa agua engullida por las calizas va siendo soltada en infinidad de fuentes y nacimientos. Las precipitaciones superan ampliamente a la Meseta, llegando en la cercana Sierra de Grazalema a superar los 2.000 l/m2. Las temperaturas son más bajas que las de la Meseta en invierno por la mayor altitud que presentan. Por encima de los 1.000 m. la vegetación estaría constituida por la formación boscosa de pinsapares, pero no siempre ocurre así, en muchos lugares están sustituidos por matorrales v pastizales, las causas son diversas, pero en la mayoría de los casos están relacionadas con actividades humanas especialmente pastoreo de cabras, carboneo, obtención de pastos, incendios forestales y algunas otras actualmente en desuso, como la extracción de nieve. Por debajo de los 1.000 m. la vegetación potencial serían quejigales pero en gran parte han sido sustituidos por encinar o matorral. Muy interesante es la vegetación de alta montaña en el Cerro de La Plazoleta o Meseta de Quejigales, un alto páramo por encima de los 1.600 m. de altitud donde existe una curiosa variedad de Quejigo de alta montaña y otras plantas interesantes como tejo, sabina rastrera, mostajo, enebro rastrero y matorrales almohadillados por adaptación al frío. Lo más característico de esta unidad y lo que le da nombre son las rocas desnudas blancas que se presentan en muchas laderas de montañas, efecto de la fuerte deforestación que lleva a una perdida del suelo, favorecida por las fuertes pendientes y las precipitaciones torrenciales. Son dignas de mencionar la presencia de gargantas a veces espectaculares como Las Buitreras, efecto de la erosión de los ríos sobre las rocas calizas. Entre las Sierras Blancas se pueden destacar las de Libar, de los Pinos, del Hacho, del Oreganal, Blanquilla, de los Merinos, de El Burgo, Sierra Cabrilla, la Sierra de Las Nieves, o de La Nieve, que da nombre al Parque Natural. Las Sierras Blancas son el origen de importantes ríos como el Guadalevín, el Río Verde, Guadalhorce, Guadalteba, Turón y el nacimiento del Genal.
Castaños en el Valle del Genal
C.- Valle del Genal. Los terrenos que ocupa esta unidad de paisaje son los más antiguos de toda la comarca, son rocas metamórficas, el relieve presenta fuertes pendientes con alturas máximas de más de 1.000 m. y las inferiores de 300 m. sobre el nivel del mar. Las lluvias son abundantes, a veces más de 1.000 l/m2 y temperaturas similares a las de la Meseta. La vegetación está representada por quejigos, alcornoques y encinas, el pino de Monterrey ha sido introducido en épocas recientes en muchos terrenos y lo que es más característico, la presencia de abundantes castaños, perfectamente cultivados, introducidos en la antigüedad y que constituyen una importante fuente de ingresos para los habitantes de la zona. También muy interesante es la vegetación de riberas con alisos, mimbres, laurel, acebo, olmos, fresnos y álamos. El Valle del Genal es la zona menos conocida de la comarca y de las mejores conservadas quizás a causa de su aislamiento, la población, diseminada en abundantes y pintorescos pueblos ha sabido conjugar la explotación de los recursos con la conservación del medio. Actualmente el turismo rural es una importante alternativa económica.
D.- Sierras Bermejas, en esta unidad de paisaje las rocas que marcan claramente las características peculiares de la unidad son las Peridotitas, de origen magmático presentan una coloración rojiza (de ahí su nombre) por minerales de hierro que impregnan toda la unidad. Las precipitaciones son abundantes, de unos 1.000 l/m2, son frecuentes las nieblas. La presencia de metales pesados en las peridotitas y la pobreza del suelo hacen que solo se desarrolle una pobre vegetación de pinares y muy escaso matorral. Es digno de señalar la presencia de pinsapos en las cumbres de Sierra Bermeja. La pobreza del suelo, las fuertes pendientes y la intensa erosión hacen que esta unidad presente escasa actividad humana con ausencia de poblaciones en ella, tan solo el pastoreo, la extracción de madera y en otros tiempos el carboneo y la minería son las actividades mineras reseñables. Los pinares son, periódicamente, pasto de las llamas en enormes incendios como el ocurrido en agosto de 1991 que afectó a unas 10.000 Has. El carácter individualizado y peculiar de las peridotitas ya era reseñado a principios de siglo en un libro fundamental para el conocimiento de la Comarca llamado “Estudio Geológico y Petrográfico de la Serranía de Ronda” de DOMINGO DE ORUETA 1917, que en su página 91 dice textualmente: “…Ahora bien: el alcornoque se desarrolla admirablemente en tierras gnéisicas, pero jamás en las peridóticas, por lo cual se han aprovechado hasta los más pequeños manchones de las primeras para el cultivo de dicho árbol. Resulta así que las laderas de la sierra, sobre todo las que miran al mar, están cubiertas de bosques de pinos o de alcornoques según sea el terreno que las constituye, y como ambos árboles son muy diferentes en su forma y modo de agruparse, puede verse a lo lejos desde una eminencia cualquiera por donde va el contacto entre las peridotitas y los gneises. Y tan rigurosa es la regla que cuando en algunas ocasiones hemos encontrado dos o tres alcornoques en medio de un bosque de pinos, y hemos reconocido el terreno en que crecían, hemos encontrado invariablemente un manchoncillo de gneis, a veces de quince o veinte metros de diámetro nada más, empotrado en medio de la masa peridotítica”. E.- Montes de Cortes. Es una interesante unidad tanto desde el punto de vista botánico como climático y geológico. Las abundantes precipitaciones y la suavidad de las temperaturas hacen que la vegetación sea, en algunos casos, exuberante con presencia de magníficos quejigales, alcornocales y abundante matorral de brezo, mirtos, escobones y madroños entre otros. Igualmente interesante resulta la vegetación de las cumbres con presencia de una rara especie de roble, único en esta parte de Andalucía, el roble melojo, los cursos de agua y la vegetación que les acompaña son conocidos en la zona con el nombre de “canutos”, especies de ribera como los alisos, acebos, durillos, fresnos, álamos, laurel y otros, hacen dignos de conocer y admirar esta unidad paisajística, pero lo más interesante, botánicamente hablando es la presencia de abundantes helechos, algunos, especies únicas… La humedad es abundante con vientos de poniente que originan lluvias de tipo orogénico y los vientos de levante que propician frecuentes nieblas son los responsables del alto grado de humedad de esta zona. La riqueza en pastos y la bondad del clima hicieron que los Montes de Cortes fueran utilizados por pastores de Ronda para el pastoreo de invierno y se desarrollaran en la comarca unos recorridos trashumantes, en verano los rebaños eran llevados a las zonas altas de la Sierra de Las Nieves (actualmente Parque Natural) donde los pastos eran abundantes y se conservaban, en invierno los rebaños eran llevados hasta los Montes de Cortes. Estos movimientos originaron pleitos por la propiedad de los pastos. Contra el Obispado de Málaga, Ronda perdió Tolox y los pastizales de la Meseta de Quejigales pero, en cambio, a Jerez se ganó la zona de Cortes que entonces se denominaba Cortes de Ronda. Aún se conservan montes de propiedad municipal del Ayuntamiento de Ronda que producen un excelente y cotizado corcho, son los denominados “Montes de Propios de Ronda”.