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Presentación del libro Relatos con Vino de Ronda Historias, quizás ciertas de la Bodegas de Ronda en Málaga.

Andrés Rodríguez González Noviembre 22nd, 2014

A propósito del libro

Relatos con Vino de Ronda. Historias, quizás ciertas de la Bodegas de Ronda.

Palabras de Ernesto Fernández Sanmartín sobre el autor y la obra en la presentación realizada en la Librería Prometeo de Málaga el día 20 de noviembre de 2014.

 

Como prólogo breve debo decir que el presentador de un libro debe convencer a la concurrencia de que lo compre. Veremos si lo consigo.

Conocí a Andrés hace más de treinta años en circunstancias peliagudas, probablemente más para él que para mí. Se trataba de unas oposiciones en las que él era opositor y yo miembro del tribunal (tribunal es el lugar donde se reúnen los tribunos o magistrados de la tribu, fíjense bien).

Fotografía para el relato del Cortijo SAN Juan

Como miembro de un tribunal siempre he tenido presente aquello que se llamaba el remordimiento de conciencia. ¿Habré colaborado al aprobado de alguien que será un mal profesor?, o por el contrario ¿Habré impedido, poco o mucho, que no apruebe alguien que lo será bueno? Pero a veces conocemos más tarde a ese alguien y resulta que hemos acertado. Es el caso de Andrés. Lo poco que yo pude influir me enorgullece y aplaca ese asunto de remordimiento. He dicho “lo poco que yo pude influir” porque lo mucho, sin duda, fue por su parte.

Desde su Garbayuela natal, allá en la comarca de la Siberia Extremeña, se vino a Córdoba donde se licencio en Biología y después de las oposiciones que he citado eligió el Instituto de Ronda porque quiso y porque pudo (como don Álvaro de Bazán). Pero además, en Ronda, Andrés encontró a Pepa. Es posible, o probable, más bien plausible que Pepa encontrase a Andrés. Bueno, se encontraron.

Desde entonces Andrés ha sido lo que se dice un miembro activo de la cultura rondeña. Eso sí con método, pues como él dice con humildad “los que no somos genios tenemos que ser metódicos”.

Así, con método, se preocupa también de todo lo relacionado con la naturaleza, escribe libros, publica artículos, funda asociaciones como “Pasos Largos” y ARACA (Amigos de los Caminos), incluso lo nombran Director del Parque Natural de Grazalema, y ahí se produce, cómo decirlo una cierta incompatibilidad de caracteres. Dimite. “Rara Avis”.

Pero volvamos al libro (que ustedes deberán comprar a la salida). Está dedicado a Paco Marín, excelente persona, gran dibujante, extraordinario profesor y muchas cosas más.

Hay magníficas fotografías, muchas de ellas antiguas. Descripción de bodegas, algunas con nombres tan sonoros como Sangre de Ronda, Descalzos Viejos o Pasos Largos, por las que discurren personajes como el “cura Jeremías” cuyo tamaño le permitía decir del vino: Soy tan grande que el líquido se reparte por todo mi cuerpo y a la cabeza llega muy poco, con lo cual no me afecta,  o el médico Amat que fue colaboracionista cuando la invasión francesa y que decía: Hice mucho dinero con los franceses, lo he gastado en vino, mujeres y juego. El resto lo he despilfarrado,  y el entrañable Tobalo, el manijero o Raimunda que cuando se emborracha era de vino malo pues el bueno,  el de Ronda,  no emborracha nunca, solo pone borroso.  De esta Raimunda es preciso recordar una de sus sentencias: Pa puta y con chancleta, quédate quieta.


Otra ilustración del libro

En el libro nos enteramos de los orígenes íberos del vino de Ronda pasando por los romanos (Acinipo parece significar tierra de vinos), árabes (Guadalevin sería río del vino), judíos y cristianos, con digresiones históricas de la conquista de Ronda por los Católicos Reyes y las pugnas entre los Duques de Arcos y de Medina –Sidonia, para llegar a la francesada, a Primo de Rivera y al Embalse de Montejaque.

Asistimos a la posible conversación entre el Marqués de La Cimada y el botánico Boissier sobre vinicultura, a la del Marqués de Salvatierra con el geólogo Macpherson sobre la batalla de Munda en la que Julio Cesar vencío a Pompeyo en tierras de Ronda. Nos enteramos de profesiones como matutero, manijero, limosnero, cillerero, canutero, arrieros de “las cosas” o de motes como Nicasia “Manoscalia”, Ciriaco “medialeche”,  “saludaberzas” o “abrazafarolas”.

Mención aparte merece la visita de Quevedo para investigar si las recaudaciones de Cervantes fueron como debían ser, las andanzas de Pasos Largos en la Laguna del Juncal o las intrigas de Antonia Niebla la curandera, la sabia, con los Trinitarios Desalzos.

Algo que sorprende en el libro por lo inhabitual es que cuando Andrés describe esos cortijos de nombres tan evocadores como La Sanguijuela, Cortijo de las Monjas, Los Frutales, La Cimada, Huerta del Corchero, añade información geológica, edafológica, botánica, geográfica,…porque su formación científica se lo permite. Sin olvidar los topónimos: la Tormentilla, Cuesta la Viña, Chinchilla, El Hondón, Cordel de los Pescaeros,  y muchísimos más.

Como a mí no me gusta el vino he dejado para el final las cepas, Tempranillo, Cavernet Sauvignon, Merlot, Pinot Noir y muchas más (véase el tratado de don Simón de Rojas Clemente claro) que se plantan a razón de tres mil a cinco mil por hectárea y de las que se recolecta poco más de medio kilo de uvas, las mejores.


Como tampoco soy un crítico literario, quiero terminar apoyándome en dos referencias de prestigio. La primera de Mario Vargas Llosa dice así: “La lectura es lo que te permite hacerte dueño de un lenguaje. Una persona que no lee tiene necesariamente un vocabulario pobre y se expresa mal y por tanto piensa mal porque se piensa en la medida que se habla y viceversa. Dominar el idioma ayuda a pensar con claridad y a poder matizar tu pensamiento”.

La segunda es de Susan Sontag y dice: “La literatura es una de las maneras fundamentales de nutrir la conciencia. Desempeña una función esencial en la creación de la vida interior y en la ampliación y ahondamiento de nuestras simpatías y sensibilidades hacia el lenguaje y hacia otros seres humanos.

Ernesto Fernández Sanmartín.

Málaga 20 noviembre 2014


Foto de Paco Marín a quien va dedicado el libro