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FAUNA DE LA SERRANIA DE RONDA Langosta Egipcia, Saltamontes egipcio Anacridium aegyptium

Andrés Rodríguez González Septiembre 21st, 2016

FAUNA DE LA SERRANIA DE RONDA
Langosta Egipcia, Saltamontes, cigarrón. Anacridium aegyptium

Es un insecto ortóptero de la familia Acrididae, muy común en el sur de España y norte de África, es fácil de ver en el campo y sobre todo en huertos y jardines donde existe alimento y menos peligros para ellos.
Es un insecto grande, el tamaño de las hembras adultas puede alcanzar los 9 cm, los machos son de menor tamaño. Es fácilmente identificable por los ojos con rayas verticales claras y oscuras. Cuando es pequeño las alas prácticamente no se han desarrollado y puede presentar colores muy variados desde un verde fuerte a un marrón anaranjado.
Esta langosta es propia de lugares cálidos, vegetariana, vive en árboles y arbustos, es frecuente y fácil de ver durante la mayor parte del año. El invierno lo pasa en estado ya adulto. La langosta egipcia, lleva por lo general una vida solitaria. Cuando se ven en peligro huyen a saltos y también regurjitan un líquido marrón semipegajoso para repeler a otros insectos pero totalmente inofensivo para el hombre.
Se relaciona con sus congéneres sólo cuando llega la época de apareamiento, en la que el macho, siempre de menor tamaño que la hembra, buscará una pareja para procrear. La puesta de huevos se realiza en el suelo, donde la hembra construye un nido en forma de vaina que recubre con una sustancia espumosa, ésta, al endurecerse, forma una saco protector hasta que salen las crías o ninfas (entre 100 y 200 por puesta) que antes de convertirse en adultos sufren siete mudas. Las ninfas tienen un aspecto bastante distinto al de los adultos, su color suele ser de un verde intenso que sirve de camuflaje en la maleza. Ese color y aspecto será el que presenten hasta que cambien al estado de adulto o imago, que es como se denomina científicamente al individuo completamente desarrollado. Para llegar a ese punto pasaran por 7 fases, entre cada una de las cuales el saltamontes debe mudar forzosamente su piel externa para poder crecer. Esto es así porque el exoesqueleto de los insectos funciona como un armazón protector, para ello internamente se produce una secreción que ablanda la cutícula y favorece su rotura. Ese instante llega cuando la ninfa duplica su peso respecto a la última muda, independientemente de cual sea su edad, por lo que los más comilones suelen llegar antes a la madurez. Es un momento traumático el tener que desembarazarse del esqueleto que le protege ya que quedan expuestas a los enemigos como roedores, erizos, cernícalos y otras aves que pueden devorarlas, pero rápidamente se hincha bombeando sangre para aumentar de tamaño, segrega una nueva cutícula y se pone al sol para que se le endurezca.
Las nubes de langosta, de la familia Acrididae, son frecuentes en el norte de África, cuando los grupos son numerosos ocasionan grandes problemas en los cultivos ya que son muy voraces. La explosión demográfica hace que la propia langosta cambie de hábitos e incluso de coloración y aspecto físico. Adoptan un comportamiento gregario, en el que millones de individuos se desplazan a más de 100 km/h con ayuda del viento, avanzando en una jornada más de 3.000 km. El lugar en el que se posan queda devastado, ya que a veces los grupos pueden ser de hasta 80 millones de insectos. Poco a poco, la inmensa mayoría de ellas morirá y el resto volverá a transformarse en apacibles animales solitarios.
Los nativos de las tribus subsaharianas comen langostas para la ingesta de proteínas, y con razón, pues comparado con un bistec tienen un 150% más de proteínas, en muchos países constituyen un alimento muy apreciado.

En la Biblia existen referencias a estos animales: Éxodo 10,12 «Yavé, entonces, dijo a Moisés “Extiende tu mano sobre la tierra de Egipto para que venga la langosta y devore toda la hierba del campo, todo lo que quedó después del granizo.”» Éxodo 10,13 «Moisés extendió su bastón sobre el país de Egipto, y envió Yavé un viento del oriente todo aquel día y aquella noche.» Y, aunque Moisés no siguió al pie de la letra las instrucciones de su dios, ya que extendió su cayado en vez de la mano, sucedió los que se narra en Éxodo 10,14 «Al amanecer, el viento del oriente había traído las langostas que invadieron Egipto y se desparramaron por todas las tierras en tal cantidad que nunca habían visto tantas, ni jamás volverán a verlas. Ocultaron la luz del sol y cubrieron todas las tierras»
Esta cita bíblica es la descripción de un sorprendente fenómeno migratorio animal que aún sigue provocando estragos hoy en día. El causante del mismo es un grupo de saltamontes que comúnmente se denomina langostas, de los que existe una gran variedad de especies distribuidas por todo el planeta. Uno de sus máximos exponentes, por tamaño, es la gran langosta egipcia, ampliamente difundida por la región mediterránea y de color marrón grisáceo en su etapa adulta. Es posible que la langosta egipcia no fuese la causante de la octava plaga bíblica, ya que la costumbre gregaria es más frecuente en otras especies cercanas, como la langosta marroquí (Dociostaurus maroccanus).
Afortunadamente, nuestras latitudes no son propensas a estos eventos migratorios y sólo esporádicamente nos llegan enjambres desde África, pero el avance de la desertización y el cambio climático al que actualmente estamos sujetos bien podría empeorar esta situación. A las Islas Canarias han llegado transportadas por el viento desde el desierto del Sahara algunas plagas.

Bibliografía
observandolanaturaleza.blogspot.com
www.almabiologica.com