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El terrible verano en incendios de 2012

Andrés Rodríguez González Septiembre 6th, 2012

El terrible verano en incendios de 2012

Muchos y graves han sido los incendios ocurridos en el Estado Español durante este verano, hasta el punto de haber convertido 2012 en el peor año de incendios en muchas décadas. Las causas, bajo el punto de vista del ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, son variadas: La ausencia de lluvias, las altas temperaturas y los fuertes vientos,  junto a los provocados por actividades humanas.

En total, más de 165.000 hectáreas quemadas a lo largo del verano, en un análisis de una temporada que todavía no ha terminado. Es de sobra conocido y reconocido por la parte oficial y la de los ecologistas que del total de los incendios, únicamente el cinco por ciento se produce por causas naturales, el resto son provocados o por negligencia o por acciones delictivas o por pirómanos. Es decir las actividades humanas son la causa fundamental de los incendios forestales, favorecidos por las tres condiciones ambientales antes citadas. Es frecuente que los incendios se inicien por la noche, cuando los medios aéreos no pueden actuar, en diferentes focos a la vez o en terrenos conflictivos con problemas de especulación, de negación de permisos o donde existan previsiones de construcción de comunicaciones, como ha sido el caso del Corredor Ferroviario de Levante. Pero también tenemos que tener en cuenta que la política de recortes ha llegado, como no, a la protección de nuestros bosques. Hay menos dinero para tareas de prevención y de vigilancia. El mejor antídoto contra los fuegos es mantener los campos limpios de matorral y eso solo se puede conseguir teniendo una cabaña ganadera (sobre todo de ovejas) extensa en pastoreo con una presión ganadera controlada, (la actual normativa potencia el número de cabezas de ganado en lugar de la calidad en la producción de corderos), es decir ovejas en el campo de nuevo pero de forma racional, sin que causen erosión, a su vez los pastores son los mejores vigilantes que se pueden tener. Pero esta medida equivale a un cambio de mentalidad en la sociedad, la vuelta de personas al campo, favorecer la producción nacional de corderos en lugar de la importación y  dar facilidades a los pastores para que se establezcan de nuevo en los Parques Nacionales y Naturales. Justo lo contrario de lo que se ha hecho hasta ahora.

Un hábito muy hispano es  hacer cargar las frustraciones contra los montes, para algunos parece como si quemar el monte purificara sus resentimientos, sus cabreos contra la sociedad. En absoluto lo estoy justificando, estoy diciendo que la gente está muy cabreada y lo paga con los bosques. Contra esto las dos únicas cosas que caben son, por una parte incrementar considerablemente las penas de cárcel, evitando la reducción de condenas de privación de libertad y evitar los jurados populares que suelen ser muy comprensivos con los que queman los montes, y por otra parte tener un sistema de detección y actuación inmediata de los focos de fuego. Y esto último solo lo puede hacer el Ministerio de Defensa y el Interior. Por una parte existen sofisticados medios de vigilancia que deben ponerse al servicio de la actividad contra incendios y en verano se deben transformar los  ejércitos y sus medios en personal contra incendios. No solo una Unidad Militar de Emergencia (UME) que a pesar de su buen hacer es muy corta en efectivos y medios, también deberían actuar los medios aéreos y marítimos, por ejemplo, si los aviones “Hercules” de transporte estuvieran preparados para llevar agua en caso de emergencia y un portaviones hubiera actuado como base logística en el incendio del Parque Nacional de Garajonay, en las Islas Canarias, se hubiera evitado la catástrofe ecológica que ha supuesto ese incendio.  Mencionar aquí la vergüenza que supone para la administración de las islas no tener ni un solo hidroavión de su propiedad y haber perdido un bosque único en el mundo.

Esas medidas de privación de libertad con largas condenas también deberían aplicarse a los pirómanos, si los consideramos enfermos lo mismo que si se les considera delincuentes, no están en condiciones de convivir con el resto de la sociedad y causar problemas como los que originan. En el caso de incendios provocados por negligencias, si causan muertes también deberían aplicarles la máxima pena posible.

El incendio de Ojen, por su gravedad (8.500 hectáreas) y cercanía al Parque Natural Sierra de Las Nieves ha impresionado especialmente en la comarca de la Serranía de Ronda. Nos he hecho recordar el terrible incendio del año 1991 que quemó más de 10.000 hectáreas. A raíz del incendio de Ojen. Ecologistas en Acción de Málaga ha realizado las siguientes consideraciones.

- Calificar como incendios intencionados y buscar culpables no es de nuestra incumbencia, es un asunto judicial y requiere medios y presunción de inocencia.

- Los problemas de fondo con los incendios son conocidos: Que la urbanizaciones legales o ilegales diseminadas en el territorio y en medio de bosques son peligrosas en un clima mediterráneo, como lo está demostrando el actual y otros habidos en otras tierras. El cambio climático es que los climas se hacen más extremos y los riesgos aumentan en calidad y cantidad (invierno muy seco y verano con extremos). Hay que mantener el monte en condiciones para evitar no tanto los incendios, que es muy difícil, cuanto minimizar los estragos: carga ganadera compatible, trabajos de mantenimiento de cortafuegos y limpieza adecuados.

Las especies que más arden son las no naturales de la zona (llamadas alóctonas, por ejemplo los pinos) y que en las sucesivas reforestaciones necesarias han de prevalecer las frondosas sobre los pinos no autóctonos (plantas naturales de una zona).

- Los pueblos, que son concentraciones de gente, deben estar especialmente preparados para los veranos secos mediterráneos en contexto de cambio climático. Es decir, Ojen, por ejemplo, antes de necesitar ser desalojado debería tener una corona de seguridad ante incendios tan esperables como éste, con medidas adecuadas (cortafuegos, retenes, limpieza, urbanismo compacto, etc.).

- Tratar de echar ahora la culpa a los pirómanos es una manera “populista” de obviar todos estos temas que son los que en el futuro prevalecerán. No podemos impedir del todo las negligencias, las “locuras”, las venganzas y los accidentes, pero sí podemos minimizar los daños con las medidas adoptadas y que corresponden las autoridades públicas.

- Mejores dotaciones y mejor formación del voluntariado.

- Legislación más estricta contra la venta de madera e intereses urbanísticos.

La diferencia entre las fotos no requiere comentario alguno. La fotografía del Pinsapar de Grazalema con Arco Iris ha sido tomada por un artista, Juan Tebar, que amablemente la ha cedido para www.laserranianatural.com. Las otras dos son imágenes del incendio de Ojen.