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PLANTAS DE LA SERRANÍA DE RONDA: Pino resinero y pino carrasco.

Andrés Rodríguez González Enero 30th, 2017

PLANTAS DE LA SERRANÍA DE RONDA.
El pino resinero y el pino carrasco son dos de los pinos más utilizados en las repoblaciones, por lo tanto suelen aparecer juntos pero es fácil identificarlos. Ambos pueden verse en la repoblación del comienzo de carril de Quejigales. En general el resinero suele tener muchas piñas que son de pedúnculo (unión con el tallo) corto de forma piramidal largas o muy largas, el carrasco tiene un pedúnculo largo y grueso. Veamos algunas características más de ellos.

Pino resinero, pino rodeno, pino negral, pino marítimo. Pinus pinaster
Árbol de hasta 25 m, ocasionalmente mayor. Cuando vegeta en suelos pobres o muy erosionados no suele pasar de los 10 o 12 m. En los troncos gruesos la corteza es variable; en los ejemplares que viven en ambiente de fuerte aridez tienen una corteza gruesa, con profundas grietas longitudinales y placas espesas de color pardo-negruzco, frente a los que vegetan en zonas de clima húmedo, que tienen la corteza menos gruesa, con grietas poco profundas y placas más pequeñas y más grisáceas. En cualquier caso, desde una cierta distancia, la corteza de los troncos se ve negruzca. Las acículas se disponen en parejas; en general son largas, de 12 a 25 cm de longitud, gruesas, las más anchas, rígidas y punzantes entre nuestros pinos.
Las flores o conos se producen a comienzos de primavera. Los masculinos se reúnen en grupos numerosos; tienen aproximadamente de 1,2 a 2 cm de longitud, son amarillos y muy vistosos. Los conos femeninos, tienen aspecto de piñas diminutas, de alrededor de 6 mm, poco evidentes, y de color violáceo.
Las piñas tienen un pedúnculo corto y poco apreciable, algo torcido. Son grandes, de entre 8 y 24 cm de longitud; cuando están cerradas se ven claramente alargadas, simétricas, con las apófisis elevadas, piramidales y los ombligos salientes y pinchudos; cuando se abren, además de estos caracteres, se puede apreciar el interior de las escamas, en su cara dorsal, de color pardo muy oscuro, casi negro. Tardan dos años en completar su desarrollo y dispersan las semillas a lo largo de varios meses, entre el final del otoño y la primavera del tercer año.
Es natural del Oeste de la región mediterránea, desde Francia, España, Portugal, Marruecos, Argelia y Túnez. Se ha utilizado mucho por el hombre desde comienzos del siglo XX y su área natural ha quedado desdibujada y superpuesta con repoblaciones forestales. En la Península Ibérica ocupa de forma natural los sistemas Central, Ibérico, sierras béticas y sierras costeras del Mediterráneo. Se encuentra en altitudes que van desde el nivel de mar, como los pequeños restos que quedan en las proximidades de Marbella, hasta casi los 2000 m en Sierra Nevada.
Es una especie adaptada al clima mediterráneo, siempre que no sean muy intensos ni los fríos invernales ni la sequía del verano. Puede vivir tanto en suelos fértiles como en los muy pobres, aunque en este último caso pueden quedar con tallas de 2 ó 3 m, como en algunas sierras dolomíticas de la Serranía de Ronda.
Sus principales intereses fueron la obtención de resina, de pez y la producción de madera. De la resina se extraen dos productos principales: el aguarrás y la colofonia. Los procedimientos para la obtención de resina han cambiado a lo largo de los tiempos, desde los primitivos sistemas que terminaban con la muerte del pino, hasta los de hoy en día, menos agresivos. Todavía hoy se ven pinos en los que se abrieron caras de resinación por el método Hugues, - cortes longitudinales de unos 15 cm de ancho - muy extendido a lo largo del siglo XX. La pez es una brea que se ha utilizado para impermeabilizar cascos de barcos, redes de pesca, ánforas y toneles, pellejos y botas de vino, etc. En la actualidad la producción de pez casi ha desaparecido y la de resina está en crisis.
La madera tiene una valoración entre media y alta según los crecimientos. Se emplea sobre todo para la fabricación de cajas de embalar, palets, postes. En el pasado se utilizó para hacer vigas.

Pino carrasco, pino de Alepo. Pinus halepensis
Esta especie arbórea llega a alcanzar los 12 m cuando habita en la zonas  semiáridas, hasta algo más de 20 en las estaciones algo más húmedos. Su fisonomía general es muy variable según las condiciones de desarrollo, pero el porte más característico es el de un árbol de copa ancha, baja, con muchas ramas y con el follaje poco denso y de color verde claro. La corteza de los troncos gruesos suele ser de color oscuro y agrietada y la de las ramas de aspecto liso y color gris claro, a veces brillante. Las acículas se reunen en parejas, son comparativamente cortas  de 6-8 cm de longitud, finas, flexibles y de color verde claro. Los conos maduran en primavera y se encuentran distribuidos por toda la copa. Los masculinos miden 1-1,5 cm, son amarillos y se reúnen en grupos numerosos y llamativos. En cambio, los femeninos son más difíciles de ver, tienen aspecto de piñas diminutas, de alrededor de 6 mm de longitud y color púrpura oscuro antes de la polinización. Luego, después de recibir el polen, se alargan un poco y toman colores pardos.
Las piñas maduran en el otoño del año siguiente a la floración. Están unidas a la ramilla por un pedúnculo que, en comparación con el de otros pinos, es largo sobre 1 cm de longitud, grueso y algo curvado. Cuando están cerradas tienen forma cónica y alargada, entre 6 a 12 cm de longitud, y con las caras exteriores casi lisas. Las piñas abiertas tienen un aspecto globoso, y se aprecia la parte interior de las escamas de color castaño. Al llegar a la maduración van cambiando de color, desde el pardo-amarillento al castaño oscuro. Las piñas, ya sean abiertas o cerradas, permanecen muchos años en el árbol y se van tornando grises.
Es natural de la región mediterránea, más abundante en la parte occidental, especialmente en la Península Ibérica, Marruecos y Argelia, y más raro desde el sur de Francia e Italia y hacia el extremo oriental del Mediterráneo.
En la Península crece de modo natural en las mitades este y sur, en altitudes que van desde el nivel del mar hasta los 1000 (llegando a 1600) m. Es especialmente abundante en Cataluña y Levante.
Se desarrolla en territorios con clima mediterráneo, especialmente en los que se presenta un periodo de aridez prolongado e intenso. Crece mejor en regiones de temperaturas invernales suaves, con heladas leves o sin ellas, como ocurre en las cercanías del mar, pero puede soportar fríos como los del centro del valle del Ebro o la comarca de Baza, en Granada. Aparece con más frecuencia en suelos calizos; pero también se encuentra en los silíceos e incluso en los yesosos. También puede vivir en los sustratos pobres, someros y pedregosos, donde otras especies crecerían poco y mal.
Tiene una producción de piñas muy regular y presenta un significativo porcentaje de piñas serotinas, lo que le confiere una buena capacidad de regeneración de la especie tras los incendios.
La madera del pino carrasco es de un color blanco amarillento, a veces con la parte central pardo oscura. Está muy poco considerada por varias razones: por un lado, la dificultad de encontrar árboles con el tronco recto y bien desarrollado, con pocas ramas gruesas; y por otro la abundancia de resina que la hace dificultosa para trabajar. Se ha empleado con mucha frecuencia para hacer cajas, estacas y palets, pero sobre todo para leña. Antiguamente se utilizó para traviesas de ferrocarril. En los tiempos en los que la resina era un producto valioso, también se obtenía de esta especie. El principal valor en la actualidad es su carácter protector frente a la erosión, y su papel regulador de avenidas en zonas de altitudes medias y bajas, en ambientes de clima mediterráneo, donde es característica la torrencialidad de las precipitaciones.

Bibliografía.
www.arbolesibericos.es