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Vid y Parra

Andrés Rodríguez González Septiembre 21st, 2008

Arboles, arbustos y matas de la Serranía de Ronda.
Vid y Parra.
Las especies más importantes para la agricultura son vitis labrusca, vitis rupestres, vitis riparia y vitis vinífera que es la vid común o europea.
La vid es un arbusto leñoso, y como tal, puede tener una vida muy longeva, llegando incluso a sobrepasar el centenar de años, aunque tarda entre 3 y 5 en madurar. Hasta entonces es incapaz de producir frutos, es planta que requiere grandes cuidados, sobre todo en sus primeros años para que crezca sana y vigorosa. Tiene que soportar tanto el frío del invierno como las épocas de sequía, por eso no puede vivir en regiones con temperaturas extremas: ni a demasiada altitud, ni cerca de los polos o desiertos.


El cultivo de la vid ha condicionado la evolución de la humanidad a lo largo de los años. Como necesita cuidados prácticamente durante todo el año, favoreció el sedentarismo entre sus primeros explotadores, y con ello contribuyó a la formación de poblaciones. Su importancia se ve reflejada en las referencias que, con el predominio de las distintas civilizaciones, nos han ido quedando a través del tiempo. Las primeras surgieron ya en el Antiguo Egipto con representaciones gráficas del vino o la vid sobre papiros funerarios. Los griegos, 1.000 años antes de Cristo, exportaron la vid, junto con su cultura y sus costumbres, allá donde se extendía su área de influencia. De esta forma se originó, en todo el Mediterráneo occidental, una tradición vitivinícola que llega hasta nuestros días, y que alcanza su máxima expresión en Francia, Italia y España. Ellos fueron los primeros en venerar a un Dios de la vid y el vino, Dionisos, que más tarde, en el imperio construido por los romanos, cambiaría su nombre en Baco. La vid viajó con los romanos por todos sus dominios. Después, el cristianismo tomó el vino como uno de sus símbolos más significativos y propagó el cultivo de la vid en toda su zona de influencia, transportando la variedad europea hasta América en uno de los primeros viajes de Colón.
La vid permanece aletargada durante todo el invierno a la espera de que el tiempo mejore para recobrar sus funciones vitales. Es en ese momento, en marzo, cuando comienza el proceso conocido como el ‘lloro’ de la vid. Pronto empiezan a surgir los frutos, al principio verdes y muy pequeños por su gran carga de clorofila. Las características de la uva dependen de la variedad a la que pertenece y de las condiciones ambientales en que se desarrolla. La mezcla de ácidos que contiene y la cantidad de cada uno de ellos, que van a definir el producto final, serán distintas según la humedad, la luz y la temperatura de cada zona.Cuando el verde de la uva se va perdiendo y comienza a cambiar de color, se le llama “envero”. Si se trata de alguna variedad de tinta, pasará a rojo, y si es variedad blanca, a amarillo. Los ácidos que en ese momento predominan en el fruto irán cediendo terreno a los azúcares debido al proceso de maduración, gracias a lo cual tomará ese característico gusto dulzón. La vendimia es la costumbre centenaria forma parte de la vida de muchos pueblos, cuya principal fuente de riqueza ha sido tradicionalmente el cultivo de la vid y la cosecha de la uva. En ellos se ha vivido la época de recolección como una fiesta que recompensa los esfuerzos realizados durante todo un año.  Decidir el momento adecuado en que debe comenzar la vendimia es muy importante, repercutirá sustancialmente en la calidad de los vinos que se extraen de la uva. Con una recolección temprana, serán más afrutados y ligeros en alcohol; en cambio, retrasándola, se obtendrá mayor grado alcohólico.

De la familia de las vitáceas, la parra virgen es una especie trepadora, similar a la hiedra, muy típica en los países de clima mediterráneo. Muy apreciada por la sombra que ofrece, su principal atractivo es su fruto: la uva. Si nos gusta la uva dulce, podremos plantar parra de uva moscatel, una de las preferidas por los que aprecian la fruta. Puede alcanzar los 15 metros de altura, con ramas largamente trepadoras. La parra se adhiere a todo tipo de soportes, ya sea paredes o troncos de árboles, por medio de unas prolongaciones que se enrollan fácilmente y de unas ventosas adherentes. Las hojas muestran un largo peciolo y están compuestas por 5 foliolos que surgen del mismo punto. Se adapta a cualquier tipo de suelo, preferiblemente bien abonado y húmedo. Tiene un crecimiento muy intenso, ya que una sola planta puede llegar a cubrir una pared de una casa de 10 metros de altura. Esta planta es de hoja caduca y adquiere un tono rojizo en otoño muy decorativo para el jardín. Cuanto más sol recibe, más bellas son sus hojas en otoño. Las flores aparecen a principios del verano, pero son pequeñas y de poco valor ornamental. La uva madura en otoño y es en este periodo cuando se recolecta. La uva de la parra se utiliza fundamentalmente como uva de mesa, para postres. Los mejores vinos proceden de la uva de la vid.

El cultivo de vides se ha extendido por la Serranía de Ronda con excelentes resultados, ha sustituido a los apreciados caldos que fueron eliminados por la plaga de la Filoxera.