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FAUNA DE LA SERRANIA DE RONDA Sanguijuela

Andrés Rodríguez González Julio 28th, 2019

FAUNA DE LA SERRANIA DE RONDA

Sanguijuela. Hirudo medicinalis

El uso de sanguijuelas con fines  terapéuticos ha sido frecuente desde las antiguas civilizaciones hasta principios del siglo XX, como un tratamiento para diversas dolencias. Ha caído en desuso como consecuencia de los avances científicos, pero actualmente, se vuelve a aplicar.

En las antiguas civilizaciones, Egipto, Mesopotamia, Grecia y Roma Clásicas, las sanguijuelas se colocaban en numerosas zonas del cuerpo para que chuparan” la sangre en la creencia de que podrían curar numerosas enfermedades, creían que sacaban del cuerpo los vapores del demonio, pero en realidad era una forma de reducir hematomas, inflamaciones y tumefacciones.

Durante la Edad Media, los peregrinos que recorrían el Camino de Santiago realizaban paradas en su largo viaje con el fin de tomar baños de agua en ríos y charcas, en muchas ocasiones poblados de sanguijuelas, de este modo aliviaban los edemas ocasionados por tanto caminar. En aquel tiempo pensaban que el descanso era el que proporcionaba alivio, pero no sabían que estaban realizando con las sanguijuelas una prevención de la enfermedad tromboembólica, motivada por una sustancia producida en las glándulas salivales de la sanguijuela que no fue descubierta hasta 1884. Posteriormente en 1904, esta sustancia se denominó hirudina.

En la antigüedad se consideraba que era necesario evacuar fluidos corporales por medio de la sangría terapéutica, acompañada de otros evacuantes particulares como ventosas, escarificaciones y cauterios. Las sanguijuelas eran consideradas el tercer evacuante. Esta terapia con sanguijuelas procedía de la medicina ancestral y fue posteriormente incorporada a la medicina técnica. Para esta terapéutica evacuante el instrumento utilizado es un pequeño gusano, la sanguijuela, que estaba presente en la mayoría de charcas, ríos y arroyos y era de fácil obtención.

Las sanguijuelas actúan en el organismo extrayendo la sangre al exterior en las zonas del cuerpo en donde son aplicadas, de esta forma disminuían la tumefacción de una zona en particular, aunque si su aplicación era generalizada, la acción se ejercía en todo el organismo. Pensaban que las sanguijuelas ejercían una acción profunda por el hecho de que al ser seres vivientes estaban dotados de una mayor cercanía a la sangre que se quería eliminar. Además afirmaban que la sangre evacuada por las sanguijuelas era más rica en espíritus y calor que la extraída con ventosas, aunque no tanto como la extraída con la flebotomía.

En cuanto a la técnica de aplicación de las sanguijuelas, Avicena recomienda lavar la zona con una solución de nitrato de potasa, posteriormente deberá frotarse la zona fuertemente para que la sangre acuda y se abran los poros y a continuación aplicar la sanguijuela. Todos los autores medievales coinciden en que las sanguijuelas que se han de utilizar se mantendrán en un frasco de agua dulce en el que permanecerán en ayunas al menos un día antes y previo a su uso se les comprimirá el vientre para que expulsen su contenido además de limpiarlas con un paño para retirar la viscosidad.

Para facilitar la mordedura recomendaban aplicar un poco de sangre de cordero o ave, un poco de barro de donde proceden o pequeñas escarificaciones en la piel del enfermo. El animal se puede colocar bien con la mano o con ayuda de una caña, y una vez adherida se dejará que actúe en la zona hasta que esté bien llena de sangre y caiga. También está recogida en los textos medievales la forma de actuar para que se desprendan. En caso de que la sanguijuela no se desprenda por sí misma o bien se quiera interrumpir la succión se puede utilizar una crin de caballo y deslizarla sobre la piel hasta que el animal se desprenda. También es útil aplicar sobre la cabeza adherida ceniza, sal, vinagre o aloe. Los cuidados posteriores que se recogen en los textos medievales son lavar la zona con vino puro y miel. Algunos autores precisan que para finalizar la terapia se aplique una ventosa. Como lo más frecuente es que la zona siga sangrando se aplicarán remedios como la sangre de drago o las agallas quemadas para inhibir la hemorragia.

En la España moderna los profesionales más característicos de la práctica empírica de la medicina, fueron los barberos sangradores. Su quehacer estuvo asociado a la vigencia de una técnica delegada de la medicina: la sangría, y aunque esta práctica tenía sus defensores y detractores en cuanto a su eficacia, los sangradores alcanzaron cierto reconocimiento social a pesar de su ambigua posición entre los profesionales titulados médicos y cirujanos y otros empíricos sin formación cuyos métodos lindaban con las supersticiones. El barbero sangrador era profesional independiente y estaba autorizado previo examen a sajar, sacar dientes y muelas, sangrar, aplicar ventosas y sanguijuelas. En todo hospital importante formaban parte de la plantilla junto a médicos, enfermeros y boticarios.

El llamado cazador de sanguijuelas es la persona que se dedica a recoger estos gusanos en charcas y arroyos, bien a mano o paseándose con las piernas descubiertas para recoger las adheridas a su piel para luego venderlas. Era un hecho la existencia de un mercado de sanguijuelas que proveían de estos anélidos a boticas, hospitales y profesionales para realizar la terapia.

La sanguijuela es un gusano perteneciente al grupo de los anélidos y dentro de éste a la clase hirudíneas. Las sanguijuelas son animales invertebrados y hermafroditas, se caracterizan por presentar una enorme diversidad morfológica. Existen más de 600 especies diferentes, entre las que se incluyen terrestres, marinas y de agua dulce. Son parásitos exteriores temporales, se alimentan de sangre de animales superiores y ocasionalmente del hombre.

Su distribución geográfica es amplia; H. medicinalis tiene una ubicación paleártica, es decir que, además de encontrarse en Europa, se ubica en Asia y el norte de África. En Europa se localiza desde el oeste y sur hasta las montañas Urales y en los países que bordean el noreste del Mediterráneo.

La Hirudo medicinalis, tiene su hábitat natural en agua dulce. Posee un cuerpo aplanado dorsoventral formado por 34 segmentos y dos ventosas, una anterior en cuyo centro se abre la boca y otra posterior. Dentro de la boca posee tres mandíbulas dentadas triangulares, armada con 100 dientes, que al adherirse a la piel del animal o de la persona, produce una incisión trirradial a través de la cual va chupando la sangre y llenando su aparato digestivo, compuesto de 11 bolsas laterales que se extienden de un extremo a otro de todo el cuerpo.

Cuando está repleto de sangre, después de 15 a 30 minutos, y que su peso se ha multiplicado por diez, se desprende de su huésped e inicia su lento proceso digestivo, que puede durar meses. Este es el motivo por el que la sanguijuela tiene un ciclo de alimentación bastante largo, ya que suele alimentarse una vez cada 3-4 meses, incluso se ha llegado a describir hasta un ciclo de 6 meses.

Lo más destacable del uso de la sanguijuela son los componentes presentes en su saliva y que son inoculadas en la herida que producen con su mordedura. Estos componentes son:

-Anticoagulante: la hirudina, el anticoagulante natural más potente conocido, es un inhibidor específico de la trombina y potente inhibidor de la agregación plaquetaria. Es tal la potencia de esta sustancia, que actúa en el intestino de la sanguijuela impidiendo la coagulación de la sangre almacenada para su lento proceso digestivo. El efecto terapéutico se debe al sangrado continuo que tiene lugar una vez que la sanguijuela se desprende del huésped.

-Vasodilatador: produce que las venas cercanas al corte trirradial se dilaten y proporcionen a la sanguijuela un mejor caudal de sangre. Una sustancia similar a la histamina es la encargada de prolongar la hemorragia.

-Anestésico: la mordedura es indolora ya que la sanguijuela inocula un anestésico local para evitar que el huésped sienta la mordedura.

-Antimicrobiano: la hialuronidasa tiene efecto antibacteriano sobre Streptococcus sp ya que destruye el ácido hialurónico de la superficie de la bacteria. Favorece además el flujo de sangre y fluidos de las áreas afectadas porque facilita el rompimiento del ácido hialurónico, material de adhesión del tejido conectivo.

-Enzimas proteolíticas: Liberadas éstas por la sanguijuela en el lecho de la herida, las cuales digieren el tejido necrótico que luego es injerido mediante los apéndices bucales. El desbridamiento por estas enzimas es químico y mecánico. En este proceso numerosos microorganismos son injeridos, digeridos y destruidos luego en el intestino de la sanguijuela.

En la actualidad se comenzó a reutilizar las sanguijuela por los efectos medicinales de su saliva en 1960, por parte de dos cirujanos eslovenos que describieron su aplicación para prevenir la congestión venosa en los trozos de piel trasplantados. En la década de los años 70, un grupo de cirujanos franceses, pioneros en cirugía reconstructiva, demostraron su utilidad en la supervivencia de trozos de piel y en reimplantes digitales. Posteriormente en 1985, Joseph Upton, cirujano plástico de Harvard, utilizó las sanguijuelas en el reimplante de una oreja en un niño pequeño. Las orejas han sido muy difíciles de trasplantar con éxito debido a la coagulación de los vasos sanguíneos en minutos durante el procedimiento. En 1999 se solicitó con urgencia desde el Hospital Sotero del Río en Santiago de Chile, a través de los medios de comunicación, sanguijuelas para favorecer el reimplante al que fue sometido un niño de dos años, que sufrió la amputación de su brazo en una centrífuga. En el Congreso Europeo de Reumatología celebrado en Estocolmo el año 2002, I. G. Salikhov y sus colegas de la universidad médica estatal de Kazan presentaron sus hallazgos sobre la hirudoterapia para la tratar la osteoartritis y la artritis reumatoide. Esta fue aplicada entre una y cinco veces en cada paciente en la región muscular dolorida alrededor de la articulación. En todos los pacientes a los que habían realizado terapia con sanguijuelas la mejoría clínica fue satisfactoria con la desaparición o disminución del dolor y un menor grado de rigidez matutina. Además se halló un aumento en la capacidad de movimiento de las articulaciones. En 2003 se publicó en la revista Española de Cirugía Oral y Maxilofacial el caso clínico de una mujer que se le reconstruyó la cavidad oral mediante colgajos nasogenianos invertidos para el labio superior y reconstrucción del labio inferior con injerto libre lateral del muslo. Dada la congestión del injerto en las horas posteriores a la intervención se aplicaron 7 sanguijuelas con un intervalo de 12 horas entre cada aplicación, obteniéndose una mejoría paulatina de la congestión venosa.12

El Hospital Continuum Centre for Healt and Healing de Nueva York fue el primero en aplicar la terapia con sanguijuelas contra la artritis degenerativa, que produce fuertes y constantes dolores a unos 20 millones de personas en ese país. Según un estudio publicado en 2003 la investigadora Arya Nielsen afirma que esta terapia reduce la rigidez de las articulaciones y calma el dolor de manera más efectiva que los antiinflamatorios tradicionales, al igual que se constató en el congreso de Reumatología de Estocolmo en 2002.13

Además de los usos anteriormente descritos, se indica su uso en heridas necróticas desbridantes no cicatrizantes de piel y tejidos blandos, incluyendo úlceras por presión. Como se ha indicado anteriormente realiza un efecto desbridante y estimula la proliferación celular ya que favorece la formación del tejido de granulación y epitelial.

En España, actualmente su uso no está muy extendido, es el Hospital Universitario Juan XXIII de Tarragona uno de los pioneros, concretamente en el servicio de Cirugía Maxilofacial y en pacientes tratados con injertos microvascularizados.

Una de las complicaciones de las sanguijuelas es la parasitación externa o interna. Cuando había muchos animales de tiro en el campo y se usaban fuentes y ríos sin tratamiento de las aguas como suministro habitual de agua para consumo era realtivamente frecuente la parasitación por sanguijuelas, siendo especialmente graves los casos graves de infestación por sanguijuelas en laringe, llegando a presentar un grave deterioro físico las personas que parasitadas. Actualmente la infestación se provoca al bañarse en ríos o charcas y en ocasiones al ingerir agua contaminada por estos parásitos. Las complicaciones más graves son las anemias severas por hemorragia.

La mayor utilización de sanguijuelas fue a mediados del siglo XIX sobre todo en Francia e Inglaterra. De 1825 a 1840 fueron importadas más de 50 millones de sanguijuelas anualmente. Con el avance de la medicina científica su uso fue decayendo y a partir de la década de 1960 va resurgiendo nuevamente su uso.

A finales del siglo XIX poblaban los ríos y charcas millones de sanguijuelas. Como consecuencia de la contaminación y destrucción de su hábitat fueron desapareciendo y en algunos países actualmente están protegidas. Hoy en día es necesario criarlas en granjas especializadas. Una firma francesa es una de las empresas relevantes en la cría de sanguijuelas y lleva dedicada a esta labor desde hace 150 años, obteniendo autorización en el año 2004 de la FDA, agencia estadounidense para el control de medicamentos, que aprobó la comercialización de sanguijuelas, como el primer tratamiento médico con “dispositivo vivo-

Según se recoge en la enciclopedia Wilkipedia, para la retirada de las sanguijuelas es válida la utilización del zumo de limón, alcohol, mentol, alcanfor, y otros productos irritantes que las hace desprenderse.

En el tercer milenio en que nos encontramos parece inverosímil que una terapia ancestral como el uso de sanguijuelas haya sido retomada para tratamientos específicos, comprobándose su efectividad, es curioso también que la forma de utilización en la actualidad sea similar a la explicada en textos medievales.

Bibliografía

http://scielo.isciii.es