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FAUNA DE LA SERRANIA DE RONDA: MELONCILLO

Andrés Rodríguez González Febrero 4th, 2021

FAUNA DE LA SERRANIA DE RONDA

MELONCILLO Herpestes ichneumon

La única especie de los herpéstido o mangostas presente en Europa, es uno de los pocos mamíferos carnívoros diurnos. Las mangostas disponen de una forma del cuerpo y unas defensas genéticas que les permiten contrarrestar el veneno de las serpientes, es por eso que son eficientes matadores de culebras.

Siempre se pensó que era una especie africana introducida por los árabes durante la conquista de la península como una animal de compañía que se asilvestró pero estudios recientes han demostrado existe un alto grado de diferencia genética con sus parientes africanos, lo que lleva a pensar que su entrada en la península es anterior a la llegada de los árabes, se calcula que debió cruzar el Estrecho por sí solo a finales del Pleistoceno hace unos 10.000 años.

Su aspecto recuerda al de un mustélido de tamaño mediano. Tiene una cabeza afilada terminada en punta con el hocico de color negro, un cuerpo alargado con patas cortas y cola larga. El color del recio pelo es marrón oscuro en general, alternando tonos crema claros con el pardo castaño que le dan un aspecto escamoso El color es pardusco con finas motas más claras y con los pies. Ojos con pupilas verticales. Orejas redondas y pequeñas. Su peso ronda los tres kilogramos, un poco más en los machos y algo menos en la hembras. Cola con la punta negra. Patas cortas con uñas no retráctiles. El tamaño es de 50-55 cm de cuerpo y cabeza y unos 45 cm de cola. Las huellas son semiplantígradas, marcan cinco dedos y uñas, el meñique más retrasado, y son de unos 5-6 cm de largo por 3-4 cm de ancho.

Especie que utiliza zonas de matorral que tengan bastante cobertura vegetal como arroyos con zarzales y junqueras. Evita las zonas abiertas donde puede ser atacado por de mayor tamaño. Para moverse en zonas de cultivos y olivares suele utilizar las zonas de lindes evitanto también los bosques espesos y los cultivos arbóreos. No suele superar los 1.000 metros de altitud sobre el nivel del mar.

Su periodo de actividad normal coincide con el periodo entre la salida y la puesta del sol. Suele estar activo hasta el atardecer cuando se retira a descansar. La mayor parte del tiempo la pasa buscando alimento.

Consume el alimento que esté disponible en cada momento, incluye la captura de conejos jóvenes, roedores, insectos y pequeñas aves o el consumo de setas, frutos y carroña. Una de sus presas preferidas son los reptiles, especialmente las culebras. Es un animal que vive en grupos familiares de 5 a 6 miembros, pero que también puede vivir en solitario o en parejas. Sus territorios suelen ser de unos tres kilómetros cuadrados.

Los meloncillos pueden reproducirse en cualquier época del año, aunque en la mayoría de los casos el periodo de celo es en primavera y la época de partos a principios de verano. Los partos se pueden alargar hasta septiembre y  suele ser de entre 2 y 4 cachorros. Suele utilizar antiguas tejoneras o madrigueras de conejo como madrigueras de cría y descanso. Las crías permanecen con la madre durante un año. Durante ese tiempo, cuando salen de campeo, van todas andando en fila india detrás de la madre, creando la impresión de un gran animal que se mueve sigiloso entre el matorral, cosa que también le sirve como defensa al suponer sus enemigos que es una único animal de gran tamaño. De ahí que se haya confundido con grandes culebras peludas o con el animal mitológico llamado “Alicante”.

El meloncillo es un carnívoro diurno y eso tiene sus riesgos. Por eso acostumbra a vivir entre lo más espeso del matorral, donde pasa desapercibido. Su juego consiste además en desanimar a sus enemigos aparentando lo que no es. Para ello recorre los senderos en grupo, varios animales corriendo juntos cabeza con cola. De esa forma parece un animal más grande. Como además es bajito, de cola larga, patas cortas y de pelo recio, ya tenemos a la serpiente peluda.

Es capaz de cazar y comer serpientes, incluso las más venenosas. Los meloncillos han desarrollado inmunidad al veneno de las serpientes mediterráneas gracias a una mutación genética.

Dice la gente del campo que cada vez hay más meloncillos y que la culpa la tienen unos señores que se dedican a criarlos y soltarlos. El meloncillo, como el jabalí, depende del matorral, a más matorral por abandono de la agricultura y la ganadería tradicional, más melocillos y jabalíes lo ocupan. El aumento del matorral debido al modo de vida rural son los verdaderos responsables de que haya más meloncillos.

Además del abandono del campo, también le ha favorecido el cambio climático. Desde esas etapas históricas hasta hace unos 25 años, el área de distribución del meloncillo se circunscribía al tercio meridional de la Península, ocupando parte de Andalucía, la mitad sur de la provincia de Badajoz y el sur de la provincia de Ciudad Real, siendo esta las áreas donde se daban las condiciones ambientales adecuadas para su presencia. Sin embargo, en los últimos años se ha extendido su población hacia el norte del país. Así, en 2006 se confirmó la primera reproducción de esta especie en el ámbito de la Comunidad de Madrid, donde actualmente se reproduce de manera estable, principalmente en el suroeste de la Región. Ya está presente también en las provincias de Valladolid y Salamanca, por el norte, y Albacete por el este, y también existe una cita confirmada de un ejemplar en Villablino (León), en plena Cornisa Cantábrica.

Según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), durante el periodo 1973-2005, tanto las temperaturas medias como las máximas y mínimas, han sufrido un incremento considerable.

Para el periodo 1980-2006, Aemet elaboró una serie de temperatura media anual de la España peninsular y Baleares, a partir de los datos de unas 40 estaciones. Esta serie muestra una tendencia creciente de 3,7 ºC/100 años. Los cinco años más cálidos de este periodo han sido (la temperatura media estimada está entre paréntesis): 2006 (15,87 ºC), 1995 (15,81 ºC), 1997 (15,75 ºC), 2003 (15,73 ºC) y 1989 (15,65 ºC), los cinco coincidentes con el periodo de expansión de la especie.

Por ello, todo apunta a que la presencia de esta especie en el territorio está condicionada de manera determinante por las condiciones climáticas, habiéndose desplazado hacia el norte conforme el clima se está haciendo más caluroso y árido.

Además, la rapidez y amplitud del desplazamiento, del orden de 400-500 kilómetros hacia el norte en tan sólo 20 años, constituye un indicio evidente de lo rápido que se está produciendo el cambio climático.

Agradezco a Gonzalo Astete la cesión de la foto para su uso en este medio.

BIBLIOGRAFIA

https://www.malaga.es/

https://www.ecologistasenaccion.org/

https://www.faunaiberica.org/