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Campos de golf y el 92

Andrés Rodríguez González Enero 15th, 2008

2.- Campos de Golf en el 92
Artículo publicado en el libro Los eventos consuetudinarios que acontecen en Ronda.
Por Andrés Rodríguez González
 En el año 1.992 publique en la revista nº 3 del Centro Andaluz un artículo titulado “Campos de Golf y Encinares” en el que trataba de poner sobre aviso del enorme peligro que supone la construcción de los Campos de Golf, años despues y una vez que el problema vuelve a surgir con fuerza, debo de nuevo salir a la palestra para volver a escribir en contra de esta actividad económica; intentaré demostrar que diferentes motivos, ecológicos, de ubicación y climáticos desaconsejan la instalación de estos campos en los escasos encinares que aún quedan en la comarca.

 

Vista aérea de parte de los viales de Los Merinos, a la izquierda se ve parte del circuito de velocidad de Ascari.
 Los campos de golf pueden ser de diferentes dimensiones, los más frecuentes son de  18 hoyos que requieren una extensión de terreno entre las 55 y 80 hectáreas. En Ronda, en 1.992 se preveia la construcción de cuatro campos, uno de 18 y 3 de 9 hoyos lo que la hubiera convertido en uno de los complejos golfísticos más grandes de España. Los proyectos se paralizaron por falta de demanda y por que la sequia de principios de los noventa asustó a los responsables de la administración, no era de recibo perforar buscando agua en Río Verde, junto a el Parque Natural Sierra de Las Nieves y derrochar agua en Majaco, en el otro extremo del mismo Parque Natural. Los tiempos han cambiado, la Costa está saturada, ya no caben más construcciones ni más campos de golf, la sequia se ha olvidado y Ronda vende mucho.
El golf está pensado para la élite social. En ningún momento voy a hablar del golf como deporte puesto que los campos de golf, no están concebidos como para practicar un deporte, son un atractivo más para vender parcelas, en el caso rondeño se han acompañado, además, por un nuevo señuelo, un circuito de velocidad, después vendrá el hotel de lujo, al que seguirá la venta de suelo y el cambio de uso, todo ello debidamente adornado de palabreria conservacionista y presuntamente defensora del medio, si ello no basta para justificar el proceso especulativo se recurre a la excusa de la creación de puestos de trabajo. El objetivo siempre es el mismo, una zona que se adquirio como agrícola, se cambia de uso y pasa a valer 100.000 veces su precio anterior. Negocio redondo.
 Las cuotas de inscripción en un club de golf pueden llegar a 15 millones de las antiguas pesetas, además de elitista en cuestiones de dinero, suelen ser sectarios e incluso racistas, no todo el mundo que puede pertener a esos carísimos club son admitidos, en los años 90, diecinueve clubs  de Estados Unidos no admitian socios negros.
 La Costa del Sol es la zona que cuenta con más instalaciones de este tipo de nuestro pais, sin embargo los campos de golf construidos para la práctica de ese deporte brillan por su ausencia, todos cuentan con urbanizaciones, hoteles  e instalaciones de recreo alrededor, los campos en si no resultan rentables económicamente ya que son caros de mantener y construir. Los promotores, ante la ausencia de terreno en la Costa han vuelto a poner su  mirada en la Serranía de Ronda, el primer paso es buscar una finca agrícola de gran extensión que venda bien, un encinar es el sitio ideal, evidentemente resulta más atractivo que uno de los muchos pedregales que existen en la carretera de S. Pedro. Una vez adquirido el terreno el paso siguiente consiste en conseguir que la administración local recalifique los terrenos y de agrícola pase a urbanizable, enseguida comienzan los movimientos de tierra, Miguel Medina que fue director de Montecastillo de Jerez, en la revista Andalucía Golf nº 42 decia defendiendo la construción de campos de golf ”…lo único que es recomendable es terminar los movimientos lo más rapidamente posible”. En los movientos de tierras son destuidos muchos de los árboles existentes, modificando el terreno y eliminando gran cantidad de animales que vivian adaptados al encinar, es conveniente para los promotores que los grupos conservacionistas no deterioren con largas campañas la falsa imagen del golf como actividad que cuida la naturaleza y conserva el paisaje, además con los movimientos de tierra se da la  impresión ante los futuros clientes, de que la construcción es inminente. Seguidamente se construye la urbanización de lujo que tendrá las mejores vistas y la próximidad al campo de golf, las urbanizaciones más modesta y de peor calidad, destinadas fundamentalmente a pequeños inversores de la comarca, la mayoria no saben que no tendrán acceso al campo de golf ni al club social; sólo cuando casi todas las parcelas están vendidas y la inversión es muy rentable, se terminan las zonas comunes y el famoso campo de golf.