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LA CHUMBERA Y LAS COCHINILLAS. Opuntia ficus-indica y Dactylopius opuntiae.

Andrés Rodríguez González Marzo 3rd, 2021

LA CHUMBERA Y LAS COCHINILLAS. Opuntia ficus-indica  y  Dactylopius opuntiae.

La planta de la chumbera fue introducida en la Península hace unos 500 años y hoy día es una planta habitual en nuestra tierra, de ella se obtienen los apreciados “higos chumbos” y también es usada para delimitar fincas, o de protección de diversas especies de mamíferos, aves y pequeños roedores que se protegen bajo sus palas.

La chumbera u Opuntia ficus-indica, la más difundida, es una planta altamente resistente a la falta de agua, previene la desertización, actúa como hábitat, su tallo son sus mismas hojas (también llamadas Tunas) y su flor es muy hermosa.

Existe una cochinilla llamada Dactylopius coccus, que es un insecto hemíptero, chinches, perteneciente a la familia Dactylopidae. Se le conoce también con el nombre cochinilla del carmín, grana cochinilla, cochinilla grana y la rueda de la muerte. Se usaban antes como tinte de tejidos, actualmente se usan para color de cosméticos como lápices de labios.

Pero hay  otra especie de cochinilla, del mismo género pero de distinta especie, la Dactylopius opuntiae, que es plaga de la opuntia y llega a matar a la planta. Es un problema grave que comenzó hace unos años en el sureste de la península y no existen formas conocidas de control, ni siquiera con plaguicidas químicos.

Estos insectos, son totalmente inofensivos para el ser humano, pero si molestos, se alimentan de la sabia de la planta a la que poco a poco va debilitando y, tras la muerte de ésta, se va desplazando a otras cercanas. Así, poco a poco va diezmando las chumberas. Los primeros síntomas son pequeñas manchas blancas y algodonosas sobre las palas o “pencas”. Esas manchas se extienden porque la cochinilla va succionando la savia hasta desacar y matar la planta

La acción combinada de estos dos tipos de cochinillas, junto con el abandono de las labores agrícolas tradicionales y la eliminación de las chumberas como setos vivos, delimitadores de caminos y fincas, están llevando a la desaparición masiva de estas plantas de los tradicionales paisajes del interior y zonas  costeras.

En Andalucía, de unos años a esta parte, la cochinilla se ha cebado con nuestras chumberas, esquilmando en algunas regiones casi el cien por cien de su población.

Según noticias publicadas en diversos medios, esta plaga se localizó por primera vez en la península en Murcia, en el año 2007; desde esa fecha y desde ese lugar su expansión ha sido imparable y amenaza con destrozar todas las chumberas de Andalucía.

Tan sólo lavados intensos de las palas a base de jabones naturales (tipo lagarto) y friegas con estropajo parece tener cierto éxito contra las cochinillas.

Al cabo de los años en algunos lugares se han regenerado de forma natural las chumberas pero no en todos los sitios que existían antes, en todo caso las pérdidas de extensión y en producción han sido considerables.

Bibliografía

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