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Vara de S. José, Gamón

Andrés Rodríguez González Junio 9th, 2010

Matorrales de la Serranía de Ronda
GAMÓN, VARA DE SAN JOSÉ
Nombre científico o latino: Asphodelus albus
Es una planta perteneciente a la familia de las Liliaceas. Su nombre proviene del griego y se decía que tapizaban las praderas de los Campos Elíseos y la antesala del infierno.
Es una planta herbácea de hasta 1 m de altura con raíces en forma de tubérculo. Se confunde a menudo con un bulbo, ya que sus raíces son carnosas y engrosadas parecidas a las de los bulbos. Tiene un tallo erecto y lampiño, con hojas basales, lineales y erectas. Sus flores son blancas con tépalos blancos con un nervio verde central, con diámetro de 4cm, formando racimos terminales densos. Produce las flores en primavera. Sus frutos tienen forma de cápsula ovalada.
Se utiliza como tónico, diurético y laxante. La savia de sus raíces se utiliza para el tratamiento de enfermedades de la piel. Su raíz tiene gran cantidad de almidón y se utilizada en la antigüedad para fabricar pan, en la actualidad no se utiliza por la presencia de “asfodelina”. Los tallos se utilizaban para hacer cestos. Por fermentación de los tuberculos se obtiene alcohol. También sirve para alejar los mosquitos.
Para desarrollarse se necesita mucha luz por ello crece mejor a pleno sol. Suele crecer bien en terrenos bien drenados y en suelos desarrollados sobre rocas calizas, se mezcla con otros matorrales en las sierras de la comarca. Se adapta muy bien a la sequía, cada vez se aprecia más en jardinería por los pocos cuidados que requiere, en caso de que se riegue, asegurarse de que el drenaje es perfecto.
Se puede obtener del campo por división de raíces en periodo de reposo vegetativo o bien por semillas en primavera. Las raíces se conservan enterradas durante el invierno sin problemas.

En Ubrique se celebra en la noche del 3 de mayo la “Fiesta de las Cruces”, conocida popularmente entre los lugareños como el “día de los gamones”.
Los ubriqueños recogen los gamones en la sierra días antes de la celebración. Esa noche se engalanan cruces con flores y se encienden candelas en todas las barriadas, siendo el lugar más concurrido la “Plaza de la Verdura”.  Se aprovechan “polletes” en los que se colocan grandes piedras donde “crujir” estos singulares tallos. El ritual de esta tradición centenaria es el siguiente: se colocan los gamones en la base de la hoguera el tiempo suficiente como para que la savia de su raíz bulbosa se caliente. Sin embargo, aún queda la parte más difícil, que requiere una destreza especial. El experto saca el gamón del fuego, comprueba que humea por la punta y se acerca ésta al oído: si el sonido evoca a un globo desinflándose por una minúscula abertura, está listo para “ser explotado”. Al tiempo que saca el gamón de la candela, dedica el “crujío” a la salud de alguna persona, mientras se gira buscando la superficie más cercana contra la cual golpear la planta. Si todo sale bien, la punta del gamón reventará a la primera, provocando un intenso ruido sordo. La gente entonces lo aclama, aunque si por el contrario el gamón pierde su vigor y el reventón es imperceptible, las risas y el cachondeo por parte de los asistentes están aseguradas.

De manera informal, se realizan concursos que otorgan premios al gamón más grade, al igual que todos los años se intenta establecer en cada candela cuál ha sido la “crujía” más fuerte.

El origen de la Fiesta de los Gamones se pierde en la memoria de los ubriqueños, que cuentan que la crujida de gamones era una ocurrencia de los pastores para ahuyentar a los lobos. Sin embargo, otra hipótesis es la que sostiene que cuando en el siglo XIX un destacamento francés ocupó la zona y parte de la población huyó a la sierra, se explotaban con fiereza los gamones contra las piedras a fin de que el enemigo creyera que los del lugar estaban fuertemente armados.
Recientemente ha sido declarada por la Consejería de Turismo, Comercio y Deportes como Fiesta de Interés Turístico de Andalucía.