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FAUNA DE LA SERRANIA DE RONDA: BABOSAS

Andrés Rodríguez González Agosto 19th, 2021

FAUNA DE LA SERRANIA DE RONDA

BABOSAS

Las especies más comunes son la babosa gris pequeña (Deroceras laeve), la babosa gris grande (Deroceras reticulatum) y la babosa negra (Arion hortensis).

Las babosas son un grupo de animales que pertenecen al filo Mollusca, clase gasterópoda que se caracteriza fundamentalmente por carecer de concha externa protectora. Tienen muchas similitudes con los caracoles, prácticamente la única diferencia entre ellos es la presencia de concha en los caracoles y la ausencia de esta en las babosas.

De acuerdo a los registros fósiles, estos animales aparecieron en el período Cámbrico de la Era Paleozoica y han logrado sobreponerse y sobrevivir a los diferentes cambios que ha experimentado el planeta desde entonces.

Las babosas tienen cuerpos alargados, viscosos, sin concha y de un color que puede variar del marrón al negro. Tienen dos pares de tentáculos en la cabeza y un manto propio de las babosas en el dorso. Aunque depende de la especie, los adultos suelen tener de 30 a 150 mm de largo. Las babosas necesitan un ambiente húmedo para sobrevivir, reproducirse y moverse. El 90% de la población de babosas suele encontrarse casi siempre en el suelo. La mayoría de las babosas son hermafroditas, lo que significa que un solo individuo posee los dos órganos reproductores, tanto el masculino como el femenino. Siguiendo con la reproducción, esta es de tipo sexual, a pesar de que las babosas son hermafroditas. La fecundación es interna, generalmente con ayuda del espermatóforo. Son ovíparos y su desarrollo es directo. Una vez que dos babosas se han apareado, ponen huevos en el suelo o bajo los restos vegetales en grupos de 15  a 50. La oviposición puede tener lugar 3 veces al año. En condiciones desfavorables pueden sobrevivir durante un largo periodo de tiempo hasta que mejoren las condiciones. Generalmente tienen dos generaciones al año, sin embargo, en un verano húmedo puede haber más generaciones.

De hábitos nocturnos debido a que son muy sensibles al sol.

Son unos animales llenos de curiosidades, se pueden definir las babosas como caracoles sin concha externa, pero es necesario hacer la salvedad que algunas, como la babosa leopardo,  originaria de Europa meridional y occidental, tienen su concha en el interior. Otras las llevan de forma muy extraña, como la babosa Ibycus rachelae que vive solo en el estado de Sabah, en Borneo. Esta «semibabosa» tiene una concha pequeña y parcialmente visible en la mitad de su cuerpo, demasiado pequeña para que el animal se refugie en su interior. Debido a que tienen una protección escasa o inexistente, las babosas utilizan como método de defensa sus mucosidades, que al ser tocadas con la boca, entumecen las fauces de los depredadores potenciales, evitando así ser comidas.

Las babosas, como muchas especies de caracoles, sintetizan una especie de sustancia pegajosa que tiene como función lubricar el sustrato para que la babosa pueda deslizarse sin problemas sobre él. Esta sustancia también cumple una función importante durante el proceso de reproducción.

La baba de babosa tiene una consistencia que no es ni líquido ni sólido. Se solidifica cuando las babosas están en reposo, pero se licúa cuando se aplica presión, en otras palabras, cuando la babosa empieza a moverse. Sus propiedades pegajosas y flexibles ayudaron a desarrollar un nuevo adhesivo quirúrgico. La mucosidad de la babosa también puede ayudar a encontrar el camino de vuelta, se limitan a seguir el rastro dejado y solidificado.

La baba de la babosa también incita al romance. Todas las babosas son hermafroditas y pueden fertilizarse a sí mismas, pero también pueden aparearse. Liberando feromonas en su baba, las babosas indican que están preparadas para aparearse. Algunas tienen unos espectaculares rituales de cortejo. Como las babosas leopardo que realiza increíbles acrobacias. La pareja cuelga boca abajo de una «cuerda» de baba, entrelazando sus cuerpos. A continuación, sacan sus largos penes azules desde la parte de atrás de sus cabezas y también los entrelazan, abriéndolos y transfiriendo espermatóforos.

Además, esa «semibabosa» que hemos mencionado dispara a sus parejas potenciales unos afilados «dardos de amor» de carbonato de calcio llenos de hormonas desde un receptáculo de dardos que se encuentra entre su pene y su vagina, lo que posiblemente mejora sus probabilidades de reproducirse. Podemos bromear y decir que Cupido sacó de ahí su idea.

Estos animales ocasionalmente pueden ser considerados plagas en los cultivos, aunque en la mayoría de los casos son totalmente inofensivos. Se alimentan del tejido de la planta que hay tanto en la superficie del suelo como del tejido subterráneo y pueden devorar el equivalente a la mitad de su peso corporal en cuestión de 24 horas.

Los mayores daños se producen en condiciones cálidas y humedad ya que son las idóneas para que las babosas se alimenten. Los daños causados por las babosas se pueden extender en cultivos jóvenes, donde vacían las semillas, arrancan las hojas y se alimentan de las raíces y de los cotiledones emergentes, pero también puden ocasionar problemas en cultivos de mayor edad, donde el daño que producen en las flores, tubérculos y raíces supone una reducción considerable de la calidad. Y como es lógico el daño causado a las plantas sirve de  entrada para muchos tipos de enfermedades, a lo que es necesario añadir que la secreción mucosa, fundamentalmente en flores y hortalizas, también se traduce en pérdida de la calidad.

Bibliografía

https://www.nationalgeographic.es/

https://www.biobestgroup.com/