Rutas de Bandoleros. La “Agarra” de Pasos Largos

Andrés Rodríguez González Noviembre 9th, 2007

 

Loco, inadaptado social, valiente, osado, inconsciente… Muchos adjetivos se han usado para describir la extraña personalidad del bandolero. Quizás, si contamos algunos hechos significativos de su vida, y mostramos con las rutas los lugares donde ocurrieron, el internauta pueda hacer sus propias conjeturas acerca de Pasos Largos, el último bandolero de la Serranía de Ronda.

            Hechos como los que derivaron en los asesinatos en el cortijo de El Chopo, que ya contaremos en otra ruta. El enfrentamiento en el Cerro de El Mures, será la ruta propuesta ahora.

            El Cerro Mures es un magnífico picacho calizo que parece actuar como el cierre natural de la Depresión de Ronda por el oeste; por sus proximidades y aprovechando el curso del arroyo de El Cupil y el cañón esculpido por él, discurre la carretera de Ronda a Sevilla, antiguo camino de herradura testigo de correrías de bandoleros y diligencias.             Para llegar hasta él andando, partirnos de la ciudad de Ronda, un buen punto puede ser el Hotel Reina Victoria; nada más iniciar la bajada hacia el barrio de La Dehesa aparecen en nuestro camino unos miradores sobre el magnífico cortado del Tajo de Ronda que queda a nuestra izquierda, pronto quedan las últimas casas atrás y entramos en un camino que desciende entre el precipicio y unos pinares. Llegamos a un ancho carril que hemos de tomar a la derecha para poco después abandonarlo por la izquierda junto a unas casas, donde continuamos en descenso hasta llegar a la carretera de Ronda a Benaojan, que hemos de seguir un trecho que pronto abandonamos, justo antes del puente; para tomar, por la derecha, un camino que nos llevará a la unión del río Guadalevín con el río Guadalcobacin que en ese punto dan origen al Guadiaro.
            Muy pronto el camino alcanza la vía del tren que hemos de cruzar y tomar el camino central de los tres que encontrarnos, camino por el que ascendemos entre campos de cultivo primero y de matorral después, cuando la calidad del suelo y las fuertes pendientes impiden el uso agrícola que se da a la zona más baja. En otros tiempos este lugar que ahora atravesamos fue famoso por la gran cantidad de tórtolas que en él se cazaban.

            Cuando estamos cerca de un solitario y ruinoso edificio, de nombre Cortijo Grande abandonamos el camino principal para tomar una estrecha vereda por la derecha, el camino ahora se torna dificultoso por lo empinado y las piedras que presenta, las paredes del Cerro Mures aparecen por la derecha y por la izquierda comienzan a cerrarnos la, ahora, estrecha vereda, rocas calizas con curiosas formas producto de la erosión. Continuamos ascendiendo hasta llegar al Boquete del Mures, un estrecho puerto de montaña, atrás, a nuestras espaldas, queda una vista panorámica extraordinaria de la ciudad de Ronda, delante y tras cruzar la carretera encontraríamos el tremendo sumidero de la Cueva del Hundidero, pero este no es nuestro objetivo.
            Cuando coronemos el puerto y veamos la carretera y los amplios campos que aparecen podemos dejar la vereda y ascender por la derecha en un terreno con ciertas dificultades entre las agrietadas rocas calizas y los matorrales hasta la parte más alta del Cerro Mures.

            Antiguo baluarte de buitres que anidaban en sus paredes, conserva algunas oquedades y grutas interesantes y un precioso bosquete de matorrales formados por cornicabras. La vista que se divisa es espectacular y justo debajo de unos de esos murallones rocosos que como si fueran paredes de un castillo rodean el cerro, en un lugar no localizado con exactitud pero allí donde la pared presenta una oquedad en forma cóncava y que se denomina en algunos mapas “La Agarrá de Pasos Largos” ocurrió el hecho que a continuación relataré y que, para mí, muestra ese rasgo especial del carácter del personaje que le hace difícil de catalogar. (Para conocer mejor la historia se puede consultar el libro “Bandoleros en la Serranía de Ronda” de mi buen amigo Isidro García Ciguenza).

            El bandolero Pasos Largos, en sus recorridos huyendo de los guardias civiles o quizás por que se entendiera con la mujer de un cabrero, había cogido afición a pasar una o dos tardes a la semana en un chozo situado en la ladera del Cerro Mures; la mujer, junto a la guardia civil idearon una trampa para capturarlo, consistía en que la cabrera echaría en el café una planta llamada adormidera y cuando el bandolero se quedara profundamente dormido los civiles podrían capturarlo sin dificultad. Después del café, efectivamente Pasos Largos se quedó postrado somnoliento, pero cuando llegaron los guardias el bandolero despertó y perforó con sus manos la pajaza del chozo consiguiendo huir entablando un tiroteo en el que resultó herido en un tobillo y acabó cayendo entre los barrancos rocosos.

            Las heridas causadas por la bala y las contusiones de la caída obligaron al bandolero a entregarse en Ronda al día siguiente. Hasta aquí la historia según se la contaron al autor del libro, pero la leyenda dice que al sentirse descubierto por la guardia civil en el chozo, inició con su característica habilidad, una rápida huida que hacia imposible su captura y cuando ya estaba alejado de la choza se dio cuanta de que se había dejado una talega con dinero en el interior y regresó a por ella, sorprendiendo a los guardias con sus disparos, recogió el dinero e inició una nueva huida pero esta vez sin suerte ya que fue herido. En el resto la historia y la leyenda coinciden.

Trackback URI | Comments RSS

Leave a Reply