Pita

Andrés Rodríguez González Noviembre 3rd, 2007

Pita. 

Agave americana, se trata de una planta robusta con una raíz de la que salen numerosas hojas carnosas y que carece casi totalmente de tallo hasta el punto que las hojas parecen salir directamente del suelo. Estas son muy gruesas y carnosas, tienen numerosas espinas en forma de gancho en el borde y una grande en la punta de la hoja de color negro y muy peligrosa. La planta necesita muchos años para florecer, a veces más de diez, cuando lo hace, produce un tallo leñoso de más de cinco metros de altura que se ramifica de la mitad hacia arriba produciendo numerosas flores en su terminación. Las flores son muy grandes de color amarillo verdoso, florece de junio a agosto. Una vez que ha florecido, la planta muere.

Procede de Mexico. Se cultiva en las zonas costeras ya que requiere clima templado aunque también se ha asilvestrado, prefiere suelos pedregosos y bordes de caminos. En Ronda aparece en numerosos lugares, destacan las existentes en la pared del Tajo y en el Camino Viejo de Montejaque, cerca de la Ermita.

Su nombre Agave procede del griego agaue, “admirable”, en España se ha utilizado para la obtención de fibras para fabricar tejidos bastos y cuerdas. En Almería se hace escaleras con sus tallos secos. Las hojas troceadas se han utilizado para alimentar el ganado. En diversos lugares de Andalucía se ha usado para lavar la ropa negra de luto ya que jabón corriente deja cercos.

Según los primeros botánicos españoles que viajaron a América, los indios usaron sus hojas como tejas, sus tallos como vigas, de las hojas sacaban hebras de hilo para alpargatas y tejidos, de las puntas de las hojas obtenían alfileres, de los líquidos que producen las hojas sacaba licores que mezclaban con trozos de melocotón y otros frutos, (parece por la descripción que los aztecas conocían la sangría), también obtenían un vinagre disolviendo ese líquido el agua y dejándolo fermentar al sol. El líquido tomado directamente provocaba “el menstruo” a las mujeres, mueve la orina y evita  las úlceras en los riñones y vejiga. Tantas eran sus propiedades que el naturalista Francisco Hernández escribio “Si los hombres viviesen con la moderación y la templanza que es justo, sola esa planta bastaría para proveerles de las cosas más necesarias de la vida humana…”.

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