FAUNA DE LA SERRANÍA DE RONDA: Águila Real

Andrés Rodríguez González Febrero 25th, 2014

FAUNA DE LA SERRANÍA DE RONDA

El Águila Real  (Aquila chrysaetos, del latin aquila, “águila” y de dos palabras griegas que significan “dorado” y  ”águila”).

También la llaman “águila caudal”  y en la Serranía de Ronda, los pastores la denominan “Águila chivera”, según el conocido ornitólogo Juan Luis Muñoz, que tan bien me facilita los siguientes datos: En la Serranía hay unas 10 parejas de águila real que crían en los tajos más altos y apartados, en grandes sierras y con territorios a la mayor altura. Su población está en ligera expansión, gracias a sus hábitos carroñeros además de cazadores, y al abandono rural de las montañas. Está ocupando algunos tajos que antes eran del águila perdicera, que se encuentra en disminución. Sus amenazas en la Serranía son las molestias cerca del nido en época de cría, los accidentes con instalaciones eléctricas, principalmente colisiones en parque eólicos y la ingesta de veneno.

Es, sin duda el ave más majestuosa cuando despega las alas volando sobre las montañas con una envergadura de algo más de dos metros, mientras escudriña su territorio en busca de presas, generalmente una liebre, perdiz o conejo. Cuando la localiza se lanza hacia la víctima a una velocidad de 150 kilómetros por hora y cae sobre ella. Ocasionalmente las águilas capturan corderos, aunque normalmente solo los que están débiles por falta de alimento. Comen también carroña, lo que les ha beneficiado considerablemente. A veces atacan a los zorros.

Se identifica muy bien por ser de tonalidad uniformemente oscura, con matiz dorado en la cabeza; poseen un pico pesado y poderoso; las alas son muy largas, llegando a una envergadura de ala a ala de dos y metros y cuarto; la hembra es mayor que el macho. Sus patas están emplumadas hasta el nacimiento de los dedos.

Las águilas reales se emparejan para toda la vida y tienen normalmente dos o tres puntos concretos de nidificación para elegir entre ellos; estos lugares se hallan situados a distintas alturas, variando la distancia entre ellos, que a veces puede ser mínima, escasamente 20 metros. Frecuentemente utilizan estos puntos en rotación. Cada pareja de adultos inicia los vuelos nupciales en el mes de enero. En esta época, ambos sexos vuelan juntos simulando ataques en los que entrechocan las garras. Posteriormente, arreglan uno de los tres o cuatro nidos que poseen en su área de cría. El nido escogido está formado por un gran montón de ramas colocadas en saliente o cornisa de montaña, muy raras veces en un árbol, va aumentando de tamaño al paso de los años. Lo reparan ambos sexos antes de la estación de cría, en noviembre o diciembre,  y a menudo lo engalanan con vegetación fresca. Según van creciendo los pollos el nido se va cubriendo de un montón de huesos y restos de alimentos aportados por los adultos. La puesta es en marzo o abril, dos huevos blancos, a menudo con marcas pardo rojizas; la incubación dura alrededor de 50 días, principalmente por la hembra; los pollos, alimentados por ambos padres, dejan el nido tras unas 12 semanas. Habitualmente uno de los pollos, el más débil suele morir por falta de alimento. Los ejemplares jóvenes tienen la cola blanca en la raíz e incluso algunas zonas blancas en las alas.

En otras épocas se extendía por todo el Hemisferio Norte. En la Península se mantiene en los Pirineos y en otras cordilleras. Las águilas reales peninsulares son animales sedentarios; no obstante los ejemplares más jóvenes recorren enormes distancias durante su primer invierno.

La incubación de los dos huevos se inicia entre marzo y mayo . Sólo incuba la hembra, permaneciendo en el nido incluso después y dura aproximadamente 43 días de que los polluelos han salido del cascarón; hasta que, después de 5 semanas, las plumas rompen a través del plumón de los polluelos. A partir de entonces el pollo (normalmente único; el más débil suele morir si escasea la caza) se queda solo, recibiendo la comida una vez al día en el borde mismo del nido. Cuando han pasado 8 semanas, el aguilucho tiene ya el plumaje completo y a sus 80 días ya vuela. Alcanza la madurez sexual a los 5 o 6 años de vida.

Generalmente se trata de una especie silenciosa, aunque puede emitir un silbido fino y aflautado, tanto en vuelo como cuando está posada.

Las fotos son de Juan Tebar y Juan Luis Muñoz a quienes agradezco su amabilidad al permitirme su publicación.

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