Evolución histórica de los pinsapos de la Serranía de Ronda (III)

Andrés Rodríguez González Febrero 10th, 2008

Publicado en Javega en 1.992

Autores Andrés Rodríguez, Ana Ayora y Manuel Aviles

 

Biología del Pinsapo
El pinsapo pertenece al grupo de las gimnospermas o plan¬tas sin flores, y se encuentra incluido en la familia de la Pináceas, subfamilia Abietoideas. Es un árbol de porte mediano o elevado, que puede alcan¬zar los 25-30 m. de altura. La forma de la copa es cónica, muy perfecta, con ramas desde la misma base del tronco cuando se encuentra suficientemente aislado. La copa es muy densa y oscura, observándose individuos azulados (glaucos) mezclados con la masa principal. Las raíces son gruesas y largas, a veces con un recorrido somero por los suelos pedregosos sobre los que habitan. El tronco es recto y cilíndrico, con la corteza lisa en los pies jóvenes y agrietada en los más viejos, de color pardo grisáceo con tonos blanquecinos. En rodales muy espesos, los troncos pueden presentar grandes tramos sin ramas y bases muy ensanchadas. Las ramas son verticiladas por tres, arrancando casi horizontales del tronco y algo descendentes en el extremo. Los nudos dan dos brotes laterales y otro normalmente hacia abajo. Las hojas son aciculares (en forma de agujas), rígidas y relativamente punzantes, variando entre subcónicas, algo aplanadas o muy agudas, según la edad. Una acícula de pinsapo puede llegar a durar hasta 1 5 años, edad máxima entre todas las gimnospermas, que alcanzan una media de 11 a 13 años. La inserción de las hojas en las ramillas es helicoidal, quedando en una disposición radiada, lo que les permite acumular gotas de lluvia hasta reunir una cantidad de agua equivalente al peso de la propia ramilla, que con sus hojas adopta una forma cilíndrica. La longitud de las hojas varía entre 7 y 1 2 mm. pudiendo llegar en vaguadas y jardines a 20 mm. (Oria de Rueda y Cois, 1991). En los pies jóvenes y en las formas más aplanadas suelen observarse dos bandas claras en el envés de la hoja, que están constituidas por dos hileras de estomas. A veces son cuatro las bandas, y en ocasiones raras es toda la hoja la que presenta el color glauco característico de los pinsapos azulados. En la hoja típica, casi cilíndrica, los estomas no forman bandas diferenciadas sino que se reparten por toda la superficie. Las yemas son ovoides, algo apuntadas, con la base cubierta de resina. La flor masculina se encuentra entre las hojas y es del mismo tamaño que ellas. Su color varía de verde a rojo púrpura cuando maduran, siendo de color pardo después de la polinización. Se encuentran situadas más bien en la parte alta del árbol, agrupadas en los extremos terminales de las ramas. Las flores femeninas o conos femeninos son verdes primero, y pardoverdosas después de la fecundación. Tienen forma cilíndrica oblonga, con una longitud que oscila entre los 3 y 5 cm. de diámetro. Son sentadas y erectas y no muy numerosas, estando situadas en la parte superior de la copa, en ramas cercanas a la guía.
Las plantas son oblongocilíndricas o cilíndricas, con el extremo no agudo. Durante su desarrollo son pardoverdosas y en la madurez pardas. Tienen de 10a 16 cm. de longitud y de 3 a 5 cm. de diámetro. Las escamas tienen forma de cuña en la base, siendo anchas y redondeadas en un extremo. El piñón es triangular, anguloso y con forma de cuña, puede medir de 6 a 8 mrn. de largo, y tiene un ala membranosa ancha de 12 a 16 mm. siendo su peso total de 50 mg.
La floración se produce entre abril y mayo, madurando los piñones entre los meses de septiembre y octubre. Inmediatamente después se desintegra la piña. La fructificación será más abundante cuanto más húmedo haya sido el ciclo meteorológico del año anterior. La regeneración natural será buena siempre y cuando se cumplan las siguientes condiciones: diseminación abundante seguidas de varios años lluviosos con veranos suaves y cortos; suelo poco degradado y con un mínimo de cobertura vegetal, siempre con especies que no presenten agresividad; situación a abrigo de los vientos. Coloniza fácilmente los matorrales bajos cuando no forman rodales, y especialmente los aulagares siempre que sean densos y hayan formado una espesa capa muerta, y por supuesto se hallen acotados al ganado. El número de pinsapos por Ha. que se considera óptimo oscila éntre los 2.000 árboles, cuando tiene unos 20 años de edad, y los 300-500 en las masas adultas.
El problema de la reforestación del pinsapo está aún por resolver. La germinación en vivero es fácil, pero cuando los nuevos plantones se traspasan a la sierra, con pocas excepciones, mueren en el primer o segundo verano, cualquiera que sea la cantidad de sombra, la inclinación de la pendiente o la cantidad de suelo. En vivero o en jardín crece sin dificultad cuando se le proporciona agua suficiente en verano.

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