Evolución histórica de los pinsapos de la Serranía de Ronda (II)

Andrés Rodríguez González Febrero 8th, 2008

Publicado en Jabega 1992

Autores Andrés Rodríguez, Ana Ayora y Manuel Avilés.

Posición Taxonómica
Diversas pruebas botánicas como la forma de las hojas, los haces conductores y canales resiníferos acreditan la antigüedad y escasa evolución de esta especie que se considera como la más primitiva de las cuatro especies auténticamente mediterráneas.
Un ancestro del pinsapo actual poblaba las Cordilleras Norteafricanas y Béticas durante e Terciario, hace unos veinte millones de años, cuando las Cordilleras Béticas estaban unidas con el continente africano. Su aislamiento comenzó en e Mioceno, hace unos quince millones de años, cuando las Cordilleras Béticas y el Rif marroquí quedaron aislados de la zona argelina. El abeto ancestral quedó dividido en dos poblaciones, en la isla el antecesor del pinsapo y en el continente africano el antecesor del abeto argelino. Hace unos diez a cinco millones de años, en el Plioceno se formó el Estrecho de Gibraltar y es cuando se unen los territorios marroquí y argelino, quedando los pinsapos divididos en dos grupos, unos en el sur andaluz y otros en el Rif marroquí. Al final del último período glacial, hace unos quince mil años, el pinsapo no podía estar en las alturas actuales, de mil a mi ochocientos metros, debió estar en una franja costera que tendría una temperatura de 8 a 9,5 grados centígrados, más baja que la actual. Hace diez mil años, en el Holoceno, con temperaturas similares a las actuales, pudieron los pinsapos alcanzar sus cotas actuales, pero como los cambios de vegetación son más lentos que los climáticos, hace relativamente pocos milenios debió e pinsapar establecerse en las cotas actuales. Para la Ciencia, el descubrimiento del Pinsapo se debe a los farmacéuticos malagueños Félix Haenseler y Pablo Prolongo que en sus herbarios mostraron ramas de Pinsapo al gran botánico Edmond Boissier cuando visitó la ciudad de Málaga en el año 1837, y le acompañaron en una visita a la Sierra de las Nieves. Boissier en 1838 publica la descripción botánica en una revista científica de Ginebra y le da el nombre de Abies pinsapo. Ya en el siglo actual el botánico francés Trabut describió una nueva especie Abíes marocanna, a través de una ramita enviada desde Marruecos por el botánico Joly. En 1927 los botánicos españoles Luis Caballos y Manuel Martín Bolaños, después de un viaje al Atlas marroquí llegan a la conclusión de que el abeto de Marruecos es una variedad del Pinsapo andaluz y no tiene categoría de especie diferente. Esta conclusión es la aceptada en la actualidad, sin embargo el otro abeto próximo, en Argelia, de nombre Abíes numídíca sí es considerado una especie diferente.


Distribución: Requerimientos climáticos y ecológicos
En la Península Ibérica el pinsapo se da espontáneamente en la Serranía de Ronda, repartido en tres masas boscosas relativamente grandes: Sierra de las Nieves, Sierra del Pinar y Sierra Bermeja. El pinsapar de la Sierra de las Nieves se encuentra situado en los términos municipales de Ronda, Tolox, Yunquera y Parauta, sobre calizas triásicas y estratos cristalinos, ocupando una extensión aproximada de 1.000 Has., en altitudes entre 1.000 y 1.800 m. Según Caballos y Martín Bolaños, en 1 828 este pinsapar ocupaba una extensión en la zona de los montes propios de Ronda de unas 400 Has. Existe un pinsapar joven y vigoroso, que se extiende continuamente, en la finca denominada Nava de San Luis, en la Sierra de Alcor (Marín y cols., 1984). La Sierra de las Nieves es un área protegida que goza desde 1989 de la catalogación como Parque Natural, con una extensión de 16.564 Has. En los terrenos de la Sierra de las Nieves pertenecientes al municipio de Ronda, los pinsapos se extienden por tres cañadas, la del Cuerno, la de Enmedio y la de las Animas, con árboles viejos y poca regeneración, debido sin duda a la intensa presión ganadera que hasta hace pocos años sufría la zona. Los pisos de vegetación en la Sierra de las Nieves están claramente marcados por la altitud. En las zonas más elevadas se encuentran sabinas enanas, por debajo los quejigos de montaña, y más bajo aún está el pinsapar, hasta aproximadamente los 1.000 m. Mucho mejor aspecto, con gran cantidad de árboles jóvenes y de edad intermedia, presentan los bosques de pinsapos en los términos de Tolox, Yunquera y Parauta. Pequeñas manchas de pinsapos y árboles sueltos se encuentran en los términos de Istán, Monda, Tolox y Parauta, algunos a menos altitud, a veces a 500 m. y mezclados con diferente substrato arbóreo, de alcornocales, pinos, quejigos, algarrobos y gran cantidad de matorral. Algunas de estas manchas han sido arrasadas por el incendio de agosto de 1991. Mucho mejor aspecto, con gran cantidad de árboles jóvenes y de edad intermedia, presentan los bosques de pinsapos en los términos de Tolox, Yunquera y Parauta. Pequeñas manchas de pinsapos y árboles sueltos se encuentran en los términos de Istán, Monda, Tolox y Parauta, algunos a menos altitud, a veces a 500 m. y mezclados con diferente substrato arbóreo, de alcornocales, pinos, quejigos, algarrobos y gran cantidad de matorral. Algunas de estas manchas han sido arrasadas por el incendio de agosto de 1991. Otro bosque importante está en la Sierra de Grazalema, sobre calizas liásicas y jurásicas, entre los 1.000 y 1.650 m. de altitud. El bosque principal ocupa unas 200 Has. siendo un bosque muy estable y bien conservado, protegido desde hace más tiempo que el pinsapar de la Sierra de las Nieves. Los terrenos fueron adquiridos por el ICONA en 1975, siendo dos años más tarde (1977) declarada por la UNESCO Reserva de la Biosfera un área de 32 km2 de la Sierra de Grazalema. Desde 1984 cuenta con la catalogación de Parque Natural, con una extensión de 47.000 Has. Existen ejemplares sueltos y pequeños bosques de pinsapos en la Sierra de Lijar en Algodonales, en la Sierra del Labradillo, en la Sierra de la Silla de Benaocaz y Ubrique, en la Sierra de los Pinos en Cortes de la Frontera, en Sierra Margarita y en la ladera sur de la Sierra del Pinar. (Bel y García, 1990). El tercer bosque importante se encuentra situado en Sierra Bermeja, en los términos de Genalguacil, Estepona y Casares. Se asienta sobre rocas peridotíticas, entre los 1.300 y 1.400 m. de altitud, ocupando una extensión de apenas 50 Has. protegidas en el marco del Paraje Natural de los Reales de Sierra Bermeja, cuya extensión tota es de 1.236 Has. En total los pinsapares andaluces ocupan una extensión de unas 1.300 Has. (aunque según otras fuentes esta cifra se sitúa en torno a las 2.400 Has.), en zonas climáticamente pertenecientes a piso mediterráneo húmedo, con precipitaciones que rondan anualmente los 1.000 l/m2, aunque hay puntos, como la Sierra del Pinar en Grazalema, que superan los 2.200 l/m2 (¡más de 2 toneladas de agua por m2!), con un máximo en el año 1963 de 4.373 l/m2. Estos niveles de precipitaciones que necesitan los pinsapos explican su ausencia en Sierra Nevada, donde la cantidad de precipitaciones es bastante menor. En cuanto a las temperaturas requeridas, en ia zona la media anual se aproxima a los 1 2° C, con mínimas de hasta -12° C. El pinsapo es relativamente poco exigente en cuanto al tipo de suelo, las masas más importantes se encuentran sobre calizas mesozoicas en Ronda y Grazalema, pero también se asientan sobre peridotitas, como es el caso de Sierra Bermeja, y sobre gneises, en Istán y Benahavís. Prefiere las umbrías en exposiciones norte, este y noreste, sobre laderas y barrancos a veces con pendientes de 100%. Soporta las más elevadas luminosidades de todos los abetos, la provincia de Cádiz presenta, con 3.150 horas de so al año, el índice heliográfico más alto de toda a Península. Es un árbol que además presenta una e evada resistencia al viento. (Quintero y Salado, 1986). Los bosques de pinsapos en estado más natural son densos, con árboles de troncos rectos y elevados que no dejan pasar los rayos solares, haciendo así que el interior del pinsapar permanezca oscuro y húmedo, con el suelo cubierto de una espesa capa de pequeñas hojas en descomposición y con poca presencia de matorral dada la poca luz existente, abundando sin embargo los musgos y los líquenes, muchos de ellos en los troncos de los árboles.

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