Cárabo
Andrés Rodríguez González Julio 6th, 2008
Fauna
Cárabo Europeo. Strix aluco.
El más extendido y conocido de todos los búhos junto con el Mochuelo Común. Es una rapaz de mediano tamaño, más bien grande, con forma compacta y con cabeza grande y ancha, desprovista de orejas. Los ojos son muy grandes y de mirar fijo y frío. Los agujeros de los oídos son grandes pero asimétricos. El derecho más grande y de forma diferente que el izquierdo. Las alas son cortas y muy anchas. La cola, redondeada y las palas y pies cubiertos de plumas.
La notable variación en el plumaje de las razas o subespecies europeas hace a veces complicado establecer un determinado patrón para cada una. Existen tres formas o fases diferentes de plumaje. Una pardo rojiza, otra marrón y una tercera gris. En la Península Ibérica es más común la forma pardo rojiza y en el Norte no escasean ejemplares de la variedad gris.
Las partes superiores, dorso de las alas y espalda, así como la cabeza son pardo rojizo, marrón o grises, pero siempre profusamente rayadas de negro o marrón oscuro. Las alas son marrones o grises con franjas y puntos negros. En el dorso de las alas se aprecian bien unos puntos blancos y la cola está irregularmente franjeada de oscuro. La “cara” está muy bien determinado y, como el plumaje del cuerpo, es también muy variable en color, siendo pardo claro o gris y teniendo el pico casi oculto por unas plumas finas como cerdas, negras en el extremo. Los ojos de lejos parecen negros, observados de cerca son marrón oscuro con un ligero tinte morado. La “cara” está dividida por una raya negra que parte de la frente y llega hasta la base del pico. Además tiene un borde negro y estrecho a cada lado, que da lugar a la formación de una como corbata de lazo de color marrón rojizo inmediatamente encima del pecho. Este es pardo rojizo o grisáceo, densamente rayado de negro o marrón muy oscuro. Los pies están emplumados hasta los dedos y tienen unas rayas muy finas rojizas. El pico es de color hueso con el extremo amarillo.
El Cárabo Europeo es una especie estrictamente nocturna que puede, sin embargo, ser visto de día en vuelo solamente si ha sido espantado de su posadero. Este es generalmente la rama de un árbol, en la que permanece inmóvil durante todo el día. Para pasar desapercibido suele estar cubierto por las hojas y entonces el mimetismo es perfecto. Con frecuencia se posa en la mitad final de una rama a condición de que la vegetación sea abundante. Es un ave de bosques y zonas bien arboladas. Tiene un posadero durante el día y otro para la noche. Este último no está generalmente en el lugar del nido, sino a prudente distancia. Caza sus presas de noche, pero en ocasiones se le ve también de día, sobre todo en el interior de bosques umbrios. La mayoría de las presas son capturadas en el suelo. Sus presas son fundamentalmente micromamíferos como Musaraña, Ratón de campo y Topillos, pero los pájaros, los insectos, reptiles y ranas no están ausentes de su dieta. Con frecuencia ataca a los arrendajos, mirlos comunes zorzales.
La voz del Cárabo Europeo más conocida es el típico «¡¡uuh!!» seguido, después de un corto intervalo, de un ¡¡úuhúuh-úuh!!» que a veces emite sin inflexión alguna por lo que un «¡¡húuuuuuuu!!» largo y muy sonoro, al comenzar a oscurecer, inicia su serie de gritos. Su voz puede ser escuchada normalmente durante todo el año, con mayor regularidad los meses de enero, febrero, marzo, abril y mayo.
El lugar favorito para anidar es el agujero de un viejo árbol, con preferencia que la cavidad tenga dos aberturas en distinta dirección. Para efectuar la puesta no coloca ninguna clase de material. Pero como en el fondo de los agujeros hay abundante serrín y restos de la madera podrida del propio árbol, con el uso y el peso de la hembra incubando, pronto se forma una concavidad que tiene toda la apariencia de un nido construido previamente. La puesta consiste en 3 ó 4 huevos de color blanco, muy esféricos y de cáscara lisa con alguna rugosidad esparcida por la superficie. También se han obtenido puestas completas de sólo un huevo y de 2 y 5 no son raras. El período normal de incubación dura 28 días. Mientras la hembra incuba, el macho permanece casi siempre posado en las cercanías. Su presencia puede ser descubierta por un atento observador a causa del gran coro de chillidos de alarma que inician los pequeños pájaros cuando descubren al Cárabo. Si una persona se acerca, levanta el vuelo inmediatamente, actitud que contrasta mucho con la que adopta en invierno, época en la que permite la aproximación a pocos metros. Durante la incubación el macho aporta las presas, casi siempre en cantidad excesiva para el consumo que la hembra puede hacer de ellas. Parece como si no calculara bien el período de incubación y pensara que ya los pequeños cárabos habían nacido. Por eso el nido del Cárabo despide frecuentemente un olor insoportable. Allí se pudren muchos ratones y musarañas. Si un intruso se aproxima de noche al nido puede ser atacado por la pareja, en especial por el macho. No todos los cárabos son agresivos, pero algunos extreman su fiereza atacando al hombre y produciéndole heridas en la cabeza y cuello con las afiladas uñas si no se extreman las precauciones.
Al nacer los pollos están cubiertos totalmente de un plumón blanco apretado, corto y sedoso. También cubre los tarsos y los dedos de los pies hasta la base de las uñas.
Estos pollos son alimentados durante la noche dos o tres veces solamente por la hembra con las presas aportadas por el macho. Pero aquella a las tres semanas ya caza también y con frecuencia los jóvenes cárabos, aún no aptos para el vuelo, salen del agujero y se encaraman en la rama más próxima, ocultándose durante el día. No vuelan bien hasta pasado el mes de vida, normalmente puede estimarse que lo hacen a los 35 días. Sin embargo, el plumaje no está completo, ni mucho menos hasta los 45 días, teniendo considerable cantidad de plumón todavía. La presencia de estos cárabos juveniles puede ser detectada en un bosque, oyendo su inconfundible grito que emiten constantemente durante todo el verano, siempre de noche. Solamente está ausente de las islas Baleares.
El ejemplar de la fotografía cayó por la chimenea de la casa de Antonio Ordoñez, el famoso torero, hace muchos años, aún vivía el maestro; tuve la ocasión de fotografiarlo al ser localizado en el suelo de la vivienda donde permanecía muy debil. La historia tiene un final feliz, el animal se recupero pasados unos días y fue soltado.
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